EN ESTA
HORA.
Las horas
de mirarte se me acaban
y
quisiera que las horas de mirarte
esta
tarde de sosiego me empezaran
y se
fueran al desdén de los desechos
todo el
lastre de las horas sin mirada,
todo el
limo de los párpados caídos
por la
ausencia, en mi alma solitaria.
Las horas
de tenerte se me cansan
en un
reloj temblón, sin minutero,
que ha
dejado de sonarse la campana
de los
sueños que a nosotros nos traía
y a
nosotros dulcemente nos tocaba,
para
sonar ahora con tristeza
a eso que
en amor se la llaman circunstancias.
Ramón Llanes
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