RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

lunes, 30 de noviembre de 2020

QUE NOS AMAMOS


 

domingo, 29 de noviembre de 2020

HE DE IR


 

ESCRIBIENDO VBERSOS

ESCRIBIENDO VERSOS



Todas las noches escribo versos para tí

te falto a la promesa de olvidarte,

si agonizaras de amor, yo estaría muriendo contigo

con lástima en los ojos,

con celo en las sienes

parpadeando por tí los últimos

alientos de tu vida, la primera

bienvenida al limbo de la eternidad y allí

gozaríamos incluso la calentura del infierno,

yo estaría amarillo sembrando crisantemos

a la orilla de una nube oscura que nos acogiera.

Vuelvo a la conciencia y me verso en la palabra

inventando muecas de loco para tí,

rodando por la mar, nadando por la tierra,

bebiendo las piedras y las cerezas,

atrincherándome en un solo lago, por tí,

desapareciendo del espejo para una magia

y yendo al sol, a las flores que te nombran

y a los veneros.

El más allá es nuestro refugio,

reino de tener, tiempo y morada,

pasarela donde tú tendrás encajes de tules,

enaguas de seda, mantón de lino,

traje de novia y sementera, por criar espíritus eternos

que te anuncien nevadas y solsticios.

A los versos añado encías de pastel

recién comido, mezclas de uvas con azúcar,

mermelada de fresa y pan de nanas.

Todo para tí, cuando te escribo versos.




Ramón Llanes 

MI TIERRA

MI TIERRA


Mi tierra me dio lo que soy

y me prestó lo que tengo, 

se me pegó útil

a mi vicio de romántico.

Mi tierra es la causa

del cuerpo, la custodia del alma,

la conspiración amorosa 

que recita versos desde la cuna

en mi piel de azufre.

Mi tierra permanece con los puños cerrados

y la furia en la mirada, 

mi tierra no se ausenta de la verdad

ni desfallece. Mi tierra

planifica mi vida,

conduce mis ojos,

enardece mis sentidos

y me ama.


Ramón Llanes

martes, 24 de noviembre de 2020

COMO AYER

 COMO AYER

 

 

         Ha pasado el golpe de efemérides del sábado que la buena voluntad de mucha buena gente dedicó a la mujer. No habrá pasado la admiración de puerta en puerta cerrando halagos y abriendo de nuevo la ingrata coloración de los insultos; no habrá pasado el respeto para dar paso a la insostenible violencia, no habrá pasado, queremos pensar. La dedicatoria solo trataba de fortalecer la complicidad de todos los seres humanos, -con independencia del sexo- para seguir soplando contra la humareda del maltrato, contra los miedos y contra la humillación. Los civilizados unidos en una día concreto para celebrar que existimos gracias a una mujer, para celebrar mil motivos de gozo por el compañerismo, por el amor, por sabernos exaltadores juntos, de la vida.

         Que no vuelvan los días a cerrar sus ojos de crepúsculos con lágrimas por una nueva víctima, que no sea más tiempo, tiempo de mártires; que se pudran el hacha, el fusil y la sinrazón; que los días venideros quemen la malvada voluntad de los malvados; que vuelvan a ser días de esplendores todos los amaneceres.

         No haya hombre que coarte, apunte, hiera o condene a mujer alguna, no haya quien apoye insidias ni intolerancias. Acaben en el desecho los gérmenes de seres capaces de cercenar los futuros y que sea para estos, como peor castigo, la culpa del olvido. Y vuelva a ser siempre día de fervor y pleitesía plena a la mujer, como ayer, como para todos los tiempos que han de llegar con las consignas de la concordia en sus estigmas de verdad.

 

 

         Ramón Llanes

EL DENTISTA

 

 

                        EL  DENTISTA.

 

 

         Simulaba leer la revista del corazón de la mesilla de la sala de espera pero permanecía atento a cualquier desvelo del personal y controlaba las maniobras, -por otro lado naturales-, que se suceden en la consulta. Dos semanas antes se jugaba la vida en un sangriento safari en África trayéndose como recuerdo un rasguño de leona y no pocas heridas en manos y cuerpo, previo pago de una cantidad suculenta como precio de su puesto en la citada cacerí. Sus trofeos siempre se contaban en prensa por la importancia del personaje, jefe del departamento equis, del ministerio equis, en contacto directo con el equis ministro de turno. Y gozaba de su ganada fama de valiente con una pasmosa vanidad. Solo bastaba una simple pregunta por la cicatriz  del pómulo para soltar una rienda de historias con fusil y machete que dejaban sin aliento a la concurrencia. Larga y detallada, hasta el más mínimo matiz recobraba una grandiosidad en sus palabras.

         Aquel día, bien acompañado, doctor eminente, cita para las seis, puntual y miedoso asomó curiosidad a los devaneos amorosos de la Obregón para distraerse del suplicio que le esperaba y ni eso le pudo saciar las ansias de dolor que trajo a las seis menos veinte a la consulta del dentista. Repasar también su dilatada vida de fornido militar en el frente de Gandesa, sus misiones secretísimas en combate, su escondida amante desde los treinta y dos años, su imperturbable carácter en sus negociaciones con los sindicalistas. Un hombre hecho al valor, criado en las adversidades y proclive al rechazo de toda  amargura. Eso mismo le había llevado a ocupar el cargo.

         Ahora era distinto, no tenía razones para demostrar valores ni para ganarse merecimientos ante sus superiores. Eran solo él y un dentista bajito con bigote y cara de buena persona. La enfermera le invita amablemente a entrar y con la misma parsimonia de un condenado a muerte ocupa el sillón del martirio no sin antes atraer la atención del doctor fijándose en una lámina que en la pared representaba un acoso de perros a un jabalí en plena furia de ambos, quizá para dar a entender su aprecio a la violencia y su indiferencia ante el ritual que se estaba preparando. Se sentó y lo demás queda en un olvido de archivo.

         Su próxima aventura africana, cuatro días después del incidente del dentista, se desarrolló en las mismas condiciones de codicia y agresividad altamente conocidas en estos menesteres y volvieron a casa los trofeos conseguidos para poblar más las chimeneas del palacete, pero la muela dichosa ocupaba su lugar en la delicada dentadura doliendo constantemente hasta que al señor equis del ministerio equis se le ocurriera perder los tantos miedos frente al dentista.

 

 

                                            Ramón Llanes

miércoles, 18 de noviembre de 2020

MIS CULPAS

Mis culpas

 

 

         Ante tanto desastre, tanto agobio, tanta pérdida del estado de bienestar, tanta afición a lo bélico, de la sociedad en la que habito y me habita, me suspendo en una reflexión no religiosa ni trascendental para ahondar en las posibles culpas que me salpican por haber contribuido a fabricar este mal simulacro de mundo. Quiero saber si se me asignan responsabilidades por la herencia que dejaré a quienes ahora empiezan a nacer o son ya jóvenes valientes pregonando cambiar todo lo que se mueve. Me asalta la desvergüenza al comprobar que soy un “mindungui” de tres al cuarto, insignificante en la tarea del progreso y la evolución pero “estadísticamente pringao” en todos los males que ha creado y alimentado este suburbio de penalidades que es el escenario donde intento dignificarme.

         Soy el culpable número cuatro mil millones y pico de este fiasco de desorden y abaratamiento de valores; soy aquel que fuera destinado a “figura” y se quedó en “fi”; soy, desagradablemente, quien ha permanecido inmóvil ante hambres, guerras, separatismos, corrupciones, terrorismos, y quien ha admitido en los almuerzos del cotidiano menester, noticias tenebrosas, sin la menor protesta, sin un grito, sin una rebeldía; soy el prohombre insulso que este sistema necesitaba para su consolidación.

            Ahora que lo medito y tomo plena conciencia de mi ineficacia y de mi tolerancia con lo incorrecto, debería sufrir un “ictus” de culpa, caer de mi desdén, cerrar la espita de mis utopías y volverme loco de vergüenza pero ¿ves? admito mis debilidades, cargo con mis culpas, le añado promiscuidad sin denuedo, me trago mis principios y me voy alegremente, volante en mano, a buscar un aire que me limpie esta suciedad que se me ha quedado en el pensamiento por cometer la torpeza de reflexionar sobre cuestiones tan delicadas.

 

 

 

            Ramón Llanes.

CALLEJEROS

CALLEJEROS

 

 

El único credo del nómada es la supervivencia, a costa del dolor, la incertidumbre o la vida, un credo especial que aplasta a estos callejeros que ponen color o música a nuestra ciudad, entretenida en otro menjunje, en su película cotidiana, en su identidad, pero ellos se dejan ver en los espejos del tiempo, entre hambre, desconsuelo o indigencia. Son también azúcar de nuestra sociedad, incluso si les observamos desde un tono más humano caemos en la cuenta que somos nosotros mismos conviviendo, con otra vestimenta.

Los callejeros entienden más de ansias que de política, más de miradas que de consumo, más de sueños que de miedos, más de adivinar cómo es un hombre que se les acerca. Los callejeros que inundan plazas y semáforos están tan prendidos al sentimiento que se juegan la tacha por cualquier palabra de afecto. Nosotros mismos otra vez, con cara de voluntad y con arañazos de tristeza, ellos se nos parecen o son nuestra prolongación. Siempre enseñan, -en idiomas ininteligibles- cómo es el agradecimiento.

Pongamos por caso que algo de simbiosis existe en este galimatías donde se enfrentan confort y desvelo, quizá sea distinta nuestra reacción de mañana al recibir en la ventanilla del coche el gesto amargo de ese otro yo que nos solicita un compromiso y sonríe aunque no le hubiéramos atendido. Minúscula vida.

 

 

Ramón Llanes

lunes, 16 de noviembre de 2020

QUIZÁ

 

 

 

QUIZÁ

 

quizá sea de la vida

el privilegio por habernos encontrado

o quizá todo sea producto

de la delicadeza.

 

Ramón Llanes

sábado, 14 de noviembre de 2020

SUERTE

Suerte

 

         Decido cumplir con mi costumbre de buscar la suerte -esa incómoda tentación del hombre que se mueve por subterfugios desconocidos y que muy pocos, muy pocos conocen-, me engancho con el primer cuponero que se me cruza, le miro la cara en intento de adivinarle la voluntad, (si le noto despeinado paso de largo), le requiero me enseñe los números que lleva, le revuelvo las tiras como si supiera con seguridad el premiado, le hablo del tiempo -para distraerlo y evitar que preste atención a la venta (eso, dicen, produce una conexión extraña con los astros y provoca una imantación especial que atrae un halo de fusión que suspende el movimiento circular del espacio para engranarse en mi petición), le pido un cupón cuya penúltima cifra sea un cero y preferiblemente acabe en ocho, le pago el servicio y me esfumo, como un imbécil.

         Los martes y los viernes sortean millones en un juego que han inventado para toda Europa y al que llaman euromillón ( será porque los millones que tocan son de euros), y la ventanilla es un hervidero de sueños, incluso de proyectos. Allí en realidad se empiezan a gastar los premios que nunca tocan, porque si toca el proyecto es otro, o imagino que será otro, a saber por los comentarios de los libros. Yo no tengo suerte ni para conocer a quienes la han tenido, en mi universo priman los reciclados, los persuasivos, los pasionales, los místicos pero mi agenda de los agraciados está blanca. En la ventanilla ya la cola es un deleite, el personal se distrae con palabrería y reparto. El juego es más que un vicio, crea  emociones, hace volar, hace caer, de todo. Se acaba el martes y los pensamientos vuelven al sol, desnudos de suerte; se acaba el viernes y se extinguen las ideas; antes del fracaso la vida fue una utopía.

         Miserablemente he confeccionado lemas para olvidar la crecida de mi concupiscencia, cada día, cada hora, y emplear la ilusión en otra gama mejor distinguida de mis predilecciones pero me dejo llevar por la inercia del número, donde pongo el mayor compromiso, porque mientras viven en mi bolsillo me aseguran mofa o felicidad y no me atrevo a traicionarme.

 

 

Ramón Llanes  

jueves, 12 de noviembre de 2020

LIBROS

LIBROS

Conversos libros,

serios, comprendidos, exigentes,

promíscuos, lindos,

extraños hombres

entre grandes libros,

historias de todos,

los libros siempre se abren

por la página de la vida

de cada uno.

 

Ramón Llanes.

LOS SERES DE AQUÍ

LOS SERES DE AQUÍ.

 

Dedicado a Calañas

 

 

Los seres que cuidan la vida de aquí

son de génesis definida, nunca sortean el camino

si no es acaso para llegar más pronto,

no miran la distancia si no la meta,

se entusiasman con el olor del aire a calleja y a pan,

viven en un refugio de placeres

que les hace imposible el asentamiento en otros paisajes.

Los seres de aquí, los de la edad tardía y los zagales,

las sabias galanas y las muchachas,

quieren desear en cada instante seguir naciendo

en el mismo lugar,

en calle Chica, Paseo Nuevo, Rincón o la Fuente;

los seres de aquí no miran de soslayo la ermita,

se paran a su paso y se entretienen

y mutuamente se rezan con Ella entre miradas y secretos,

se duermen, sin dolor, en cualquier caballo,

se despiertan borrachos de emociones,

saben contemplar las flores del paso

y abrazar los amigos que han venido del mundo;

los seres de aquí crecen en sentimientos

cada vez que es abril, en cada camino  crecen en afectos,

no cambian por tesoros un minuto en Calañas,

que los seres de aquí están privilegiados

por el honor de la nacencia y nada más acaso les falta

para tomarle el sabor exacto a la vida.

 

                Ramón Llanes. 2019.

viernes, 6 de noviembre de 2020

THARSIS ZONA MALACATE


 

MEDIO SIGLO DE AMISTAD.


 

ESTAMPA DE MELANCOLÍA

ESTAMPA DE MELANCOLÍA


Se mira sus pensamientos

y le arde la esperanza,

se mira sin ser misterio,

tiene la vida en la estampa

y sueña quizá sabiendo

que le pinta quien le ama

un eterno sentimiento,

melancolías del alma.


Ramón Llanes.

jueves, 5 de noviembre de 2020

ELEGÍA POR DIEGO MOGUER MARTÍN

ELEGÍA POR DIEGO MOGUER MARTÍN

 

Y deshacer el destino

para volver a la infancia,

andar las minas queridas,

disfrutar de las nostalgias,

cómplices de los amores

y los pasos sin distancias,

compañeros de aventuras

entre casino y veladas,

traviesos del Pueblo Nuevo

para mirar a la amada,

Paseo de los Aromos,

escuela, pasión, tardanzas,

primeras ensoñaciones

que fueron nuestra alianza.

Y te fuiste, amigo Diego,

como se despide el alba

sin una queja siquiera,

dejándonos la esperanza

de seguir creyendo en ti

y en tu cálida templanza.

Te quiero, amigo, te quiero,

no será la muerte larga

que siempre será tu vida

eterna como tu alma.

 

 

Ramón Llanes. Tharsis 4 Noviembre 2020.

PARA LALI Y DIEGO