RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

jueves, 29 de febrero de 2024

SUEÑOS DE LA EDAD TARDÍA

 SUEÑOS DE LA EDAD TARDÍA

 

 

         Huellas en los cansancios, un simulacro de fortaleza y un saber esperar determinan la gestión madura de quienes han cristalizado en el deber un compromiso de orden tendente a un forjado bienestar, a veces no del todo logrado. ¡Y pensar que la felicidad era la meta!. Los geranios permanecían después de la primavera, las hojas caducaban en otoño, los pasos del agua tendían puentes de espumas y la compañía -sustentada por el amor- daba sentido a la obligatoria misión de vivir. Habrás vuelto la vista a millones de besos, a dolencias y a sobresaltos y habrás cortado a tijeretazos las greñas que desencantaron tu romanticismo, habrás olido a ella en las tardes de soledad y tendrás sus labios grabados en toda la capacidad de la memoria.

            El tiempo te ha hecho más débil en la materia, más indeleble en el recuerdo, menos amante en la alcoba. Tus desafíos están en las almohadas celestes del delicado solaz no permitido donde se te hacía la vida con una intensidad amada; los olores, la pasión, la función del deseo y las insatisfacciones perduran en la piel como en la serenidad.

            Estás  ruborizado en el pensamiento, apenas has permanecido amable las últimas horas, te llamaban a rancho de sensibilidades esos ocasos que traían luna llena capaz de ensueños. No querrás hacerte a la idea de envejecer porque nunca has sido viejo y no sabes cómo es esto. Tu primera vez te exalta con el nerviosismo de un recién llegado, no conoces la compostura, las normas, las palabras, nunca habías estado en este trance. Es aquí, no te has perdido.

            Sabes que tienes delante una vida y una experiencia detrás; sabes que no estás en la lista de los vencidos, sabes que reinas en muchos instantes, sabes que no renunciarás a esta locura de seguir arrugando ansiedades, sabes que tú decides en dónde se escriben los sentimientos y a cuántos deseos estás de la partida, sabes que tú eres el orden de tu existencia, tu timón, tu empuje, tu promotor, todo lo aprendiste y ese es tu mejor patrimonio. Ya perteneces al gremio elegido de los sabios. Es tu gloria.

 

 

            Ramón Llanes

LEYENDO A BORGES EN EL HOSPITAL

 LEYENDO A BORGES EN EL HOSPITAL

 

            Las necesidades del guion de la vida nos obligan a veces visitar hospitales que solemos hacer con dosis de agrado y mezcla de resignación, incluso cuando la previsión no presente gravedad ni urgencia, incluso cuando se trate de resolver problemas menores pero que obliguen a permanecer en tal claustro el tiempo lógico preciso para analíticas, electros u otros exámenes.

            El jueves por la tarde el guion me llevó al hospital para asuntos de tal incumbencia, sometido al nervio propio, paciente hasta lo normal y con un libro en las manos a fin de no distraer en exceso el tiempo que tanto bien hace si bien se ocupa. Y absorto en la lectura de Borges, en su relato Funes el memorioso, olvidé prestar atención -extraña paradoja- a la graduación del aire acondicionado hasta el punto de salir dos horas después con un resfriado que me ha llevado en cama unos pocos días, con catarro, malestar, fiebre y todo lo demás previsible en estos casos. Dicen que los hospitales tienen virus en perfectas condiciones para infectar humanos, como el del quirófano, el de las transfusiones, el de los inyectables, etc, pues ruego se añada el virus del frío, a causa de la graduación del aire. Casi que le he cogido más tirria a Borges que al hospital. Es broma. Por cierto, el trato recibido muy cálido -otra extraña paradoja-. Ya se me pasó.

 

 

            Ramón Llanes. 

miércoles, 28 de febrero de 2024

QUÉ SUEÑAN LOS POETAS ANDALUCES DE AHORA

 QUÉ SUEÑAN LOS POETAS ANDALUCES DE AHORA

El Sur, decid, es el martillo que despierta las soledades con palabras y decid poemas sin enredos en los burdeles y en las fábricas de anhelos, que los poetas siguen inventando usos de sonrisas, que los poetas niegan las existencias de los imposibles y se divierten con pájaros inconcebidos y renglones en blanco. Que todo este orbe está cubierto de nombrados y anónimos poetas, de poetisas que piensan y sienten con la lírica en la piel, de recuerdos de quienes dejaron páginas repletas de ardores y de luces que encendieron predecesores en la metáfora. Decid que no falta un calcetín, una barca, un liquen, una esfera, un cieno, una lluvia, una utopía en los versos que escriben y sueñan los poetas andaluces de ahora; decid atardecer y mirada y estaréis sumando rimas; o decid tiempo y sosiego y estaréis leyendo la constante mensajería escrita de los escribidores del Sur que ponen instantes de enigmas en cada canto.
No agotó la lira su tesoro ni la voz poética de los hombres y mujeres que anegan de fantasía las laderas sinuosas de esta supuesta realidad, quebró el suspiro; no pudo el silencio con la palabra ni la debilidad con el sustento. Ahí sueñan a tiempo suelto, entre farras de imágenes y lindezas de arrullos los poetas andaluces de ahora que, sin moldes, versifican los poemarios infinitos que descuelgan las horas para sobrellevar con causa la vida.

Ramón Llanes



AMO MI TIERRA

 


AMO MI TIERRA
 
Amo la tierra de los solitarios y los necios,
de la prolongación de los “sin banderas” y los insulsos,
la tierra del resabio y la templanza,
amo a los cordeles del tendedero
tanto como a la indolencia de las pizarras,
comprendo la utopía del verdugo
y reciclo cada tarde la lista de los sin techo
por si acaso queda uno menos que contar,
me hago de alpargata y junco,
canto en el desierto de mis sordos amados
y oigo la voz de la taberna,
me invento una llovizna al mediodía
para salir a la calle ancha que mis compadres andaluces
pisan con fervor y ética,
me lucro con la soledad, se me escapa el agua,
persigo a los pobres, me aliento en el chubasco,
estoy cumpliendo mi sueño de parecer
cada trimestre un centímetro más andaluz
y reservo la parte de patria que me toca
para enseñarla con altivez
a quienes se me fueron de las manos
con el exilio en la boca
 y continúan amándola.
 
 
Ramón Llanes. 28.2.2024

martes, 27 de febrero de 2024

DOS RÍOS

 DOS RÍOS


 

            Ya no cabe duda de nuestra cercanía, vosotros sois los guardianes perfectos de los embalajes que nos distinguen las muecas del vivir perenne y sois también los tragos dulces y húmedos que el destino o la casualidad pusieran en la vía azul de todos nuestros caminantes sureños; a vosotros, ríos del tiempo, que vinisteis a la gleba del surco, que estuvisteis en el acontecer de nuestras sonrisas, que fuisteis la razón fluvial para nuestra estancia, a vosotros prefiero dedicar la parte de afecto que se esgrime en el ángulo superior de mis neuronas de hombre fértil en esto de andar y emocionarse.

            Cada uno en su lado domesticáis la instancia que los hombres escriben a modo de petición y corréis prestos hasta la mar para llevar consignas y deseos, como el cartero infinito que estuvo siempre antes que las personas. Ahora allá, agua pálida, agua ácida, agua de mecernos los sentimientos desde su alta nacencia, agua de deleite y distendida, los guijos que se quedaron en la senda larga, las piedras que rodaron cauce abajo y el olor a pueblo que os persigue. Habrá una luna guiadora o un sol empujando, habrá puentes que admitan el paso y despidan con los ojos lagrimosos y habrá una historia detrás conservando la decencia, vuestra decencia de ríos pequeños, a medio caudal de agua, a mucho caudal humano.

            Todos sabríamos escribir de otra cosa, de los campos que se adjuntan a la orilla en tanta regla de naturalidad, de los bienes que se regaron, de los metales dejados en el camino, de los cantos pintados, de los recovecos agradecidos, de las señales astrales; todos sabríamos escribir del sentido que le dais a la Onuba singular y milenaria y a las minas custodias, mas teníamos las márgenes cubiertas por vosotros Odiel y Tinto y acaso no supimos desviarnos del sitio romántico creado y nos pusimos a componer este halago a tanta belleza usando a propósito la tanta belleza de nuestras útiles palabras. Y quede vuestro honor resarcido por esta vez.


            Ramón Llanes

lunes, 26 de febrero de 2024

QUÉ SERÁ PROGRESAR

 QUÉ SERÁ PROGRESAR

 

Progresar debe ser una entelequia, una incógnita indescifrable o la asignatura pendiente del mundo; nadie tiene las ideas claras sobre el asunto porque no para todos progresar es la misma cosa; unos entienden el progreso como la colocación de farolas y jardines, los del partido contrario lo entienden como apagar las luces, otro grupo lo entiende como vestir bien y comer poco, los del partido gremial solo piensan en progreso para defender sus propios intereses, los futboleros creen que progreso es un gol de su equipo; y luego están los otros, los que no aceptan el progreso ni se apuran ni se asustan ni se callan, esos que dan la lata por darla, simplemente por molestar a los demás, van en contra de todas las corrientes e incluso por pura soberbia van en contra de sí mismos (es un extraño juego pero ellos no alcanzan más y solo les importa que suene y se comente); otros se posicionan en discutir del todo de todo, de la claridad de las ideas, del color del florero, del precio de las calabazas, de lo que otros digan para tener motivo de contradicción. Si el aire no aguantara las palabras malsonantes ni las mentiras y las devolviera convertidas en piedras se hubiera acabado el circo pero el aire y el papel son meros esclavos de la estulticia de los otros y aguantan lo que se les eche, por desgracia.

Por si no lo entendió permítame comentarle que al digno arte de progresar le impide su fácil desarrollo la funesta manera de politiquear.

 

                Ramón Llanes

domingo, 25 de febrero de 2024

AFECTOS SOBRE LIBROS

 

AFECTOS SOBRE LIBROS

 

                Alguien inventó el libro, se quedó tan pancho pero en realidad estaba metiéndonos en un auténtico lío, quizá el mayor lío de la historia porque a partir de entonces en todas partes del mundo se acogió la idea y empezaron a celebrarse cada año ferias y fiestas dedicadas al libro. Y entonces se puso de moda leer y los libros se convirtieron en formas amables para pasar las horas de soledad y los lectores copiaron las conversaciones y los asuntos que se describían en los libros y a estos les dio por pensar en crear libros y en admirar a  quienes escribían libros y se hicieron bibliotecas para guardar los libros y para que la vida tuviera un alma llena de libros donde poder abrirlos, olerlos y leerlos. Y el mundo se fue haciendo grande y culto y los ciudadanos adquirieron conocimientos a través de los libros y los niños supieron imaginar a través de los libros y los hombres enfermos se curaron por lo aprendido en los libros y se creó la filosofía y se crearon las artes y a través de estas creaciones provenientes de los libros los habitantes comenzaron a ser felices y a tener aspiraciones y a luchar por la dignidad y por la verdad.

                Quien inventara un día cualquiera un cualquier libro cambió la vida, desobedeciendo los cánones de la naturaleza y convirtiéndose en un dios inmenso que creó la mente y el pensamiento hasta un infinito inaccesible e insondable, creó el hombre un mundo en muchos mundos a través de la compostura de los libros. Y de él nacieron las cosas y los espacios y la voluntad y el amor y las esperanzas. No ha bastado, el hombre tan dios que creara los libros tiene pendiente crear libros nuevos que resuelvan los conflictos, las desigualdades, la pobreza y los odios y será entonces cuando la sabiduría se imponga a la soberbia y cuando la bondad se imponga al poder y cuando la felicidad no sea cuestión de cuenta corriente ni de acción de mando y se haga costumbre cotidiana entre los humanos. Y los libros serán cuadernos de apuntes de cuotas de amor como la mejor custodiada verdad.

 

                Ramón Llanes.

AL ATARDECER

  
AL ATARDECER.
 
 
 
 
No hace tanto frío para que te eches cuatro mantas,
no te acostumbres a dormir sola,
no pases por aquel lugar de los encuentros sin pensarme,
no inviertas en olvido los recuerdos,
no hagas como que siempre es de noche,
no me pierdas de vista, me fastidia,
no me tengas a tantos metros de ti, me enfada,
no me acaricies solo en tus sueños,
no pienses que ha pasado la tormenta,
no reines en otro lado ya reinas en mi corazón,
no hace falta que me mires una vez, mírame siempre,
no comprendo, no necesito, no soy, no te olvido,
no tienen prisa los atardeceres, yo tampoco,
no te he visto triste los últimos meses,
no me has creído capaz de saber pisar la tierra,
no has intentado hacerme feliz un siglo,
no te inventes razones para despedirme,
no tiene que ser como tú piensas,
no fui, por ti, a donde te encontrabas,
no me escondo de ti pero sufro si te veo,
no es una realidad esta separación es un mito,
no se debe llorar en carnavales,
no llores ya me encargo de ello,
no me pidas una estrella que te la alcanzo,
no me digas que se te acabó todo el amor,
no me envíes mensajes de silencios,
no te calles lo que querías decirme,
no llames a mi timbre, te sorprenderá saber que te esperaba,
no necesito que me busques un trabajo, búscame un beso,
no sabes que trabajo para ti,
no te vayas, aún tengo que decirte que te quiero,
no eran para mí las flores.
                                                                        
                                                               R. Llanes. 

viernes, 23 de febrero de 2024

ANSIEDAD

  ANSIEDAD

Fíjate, hermano lobo, has cazado la pieza y has perdido la pasión; habías escrito en tus ojos solo el deseo de llegar y apresar y te quedaste en eso, luego perdiste el placer de disfrutarla. Como el lector que ignora el resultado de la historia, como el niño que no aprendió a manosear el juguete, solo a encontrarlo; como la luna que acaba el ciclo sin interesarse por las ráfagas de luz que se dejara en las oscuridades o como el hombre que llega, a veces, sin saber para qué. Pérdida de la pasión, moda nueva, de arraigo actual, de aceptación general, ansiedad sin pasión.

No discuto, hermano lobo, tu hambre, discrepo de tus deseos, del ansia para después del deseo, del gozo que no te produce la victoria, de la emoción que no le pones a la batalla; discrepo de tu manera de no lamer tus zarpas al recibir el trofeo. Imagino que posees tantos que ya no te halagan o imagino que no te altera el entusiasmo una meta más, pero discrepo, te sobra ansiedad, te falta pasión. Para correr, para la estrategia del combate, para la mirada; tu alma, imagino, necesitará el alimento de todas las sustancias que espiritualizan tu rol en el contenido de esta selva donde te dieron luz y cuerpo para vivir.

Es tu mundo un cuadernillo de letras sin calidad; hambre y pocas cosas, que limitan el sentimiento a ello; y hasta tu loba te escasea en detalles, la seducción, la preñez, la parida, la nacencia; le quitas la pasión y se queda en animalada, en inconsciencia. Y no me discutas, hermano lobo, casi te diré que no estoy ahora para sermones de santos, ni dogmas, ni monsergas; no olvides la pasión, y punto.

 

 

 

                                                           Ramón Llanes

A VECES LAS CIUDADES SON TEMPLOS

 A VECES LAS CIUDADES SON TEMPLOS

 

Para explicar cómo es el silencio solemos referir un templo que es un lugar de culto y oración donde se duerme calladamente el ruido y se percibe la densidad de la calma en su más grata y extensa expresión. Un templo me pareció mi ciudad al poco de pasearla, olvidado de prisa, en la mañana del sábado donde surgían por doquier los humanos y sin embargo se masticaba curiosamente el silencio más profundo; hacía calor, las personas andaban de uno a otro lado, cada cual llevaba su bolsa, su sombrero, su abanico, su mirada y su silencio. Y me encantó observarlo y me pareció un templo y me alegré de comprobar que a veces en las ciudades se cultiva el silencio y sobran las palabras.

 

            Ramón Llanes 

VIEJA MELODÍA DE LA AUSENCIA

 VIEJA MELODÍA DE LA AUSENCIA

 

            Será que cuando preparamos el alma para el arrisco se nos vienen al frente de la sentimentalidad todos los recuerdos que ennoblecieron nuestra historia. Y también ahora que es tiempo nuestro de veleidad y las luces se hacen más luminosas en la acera que ocupamos, cuando prestamos atención onírica a quienes no están en nuestra piel cercana aunque dominen aún todas las moléculas activas del afecto.

            Y hacer memoria de ellos consolida nuestra vigencia amorosa por ellos, nos produce un efluvio químico apacible y nos custodia la honradez y la gratitud. Dónde estarán, por qué se fueron, quién tiene poder para desgarrarnos de tal manera, por qué existirá la muerte. El dolor circunda de nuevo la mente pero consigue mantener un contacto ilimitado con quienes nos agrandaron la vida y nos crecieron las ilusiones, la amistad, la paternidad o la alegría. En fechas de traídas y llevadas más se enjugan las lágrimas y más se abren los poros de la devoción hacia ellos.

            Son muchos los seres cercanos que han cubierto un ciclo vital en este mar de tormentas y calmas, son muchos, demasiados, quienes han perdido la última palabra que estaba dedicada a una adoración religiosa, son quienes ahora forman como los más grandes el prestigio de la historia. No seremos capaces de ponerlos en la lista del recuerdo pero sí somos libres de inscribirlos otra vez en el cuaderno del espíritu donde siempre estarán. Hará falta poco para entender que con la traída de los nuestros a las voces de la plaza y al camino les confiamos la mucha dignidad que nos queda para seguir cumpliendo el mensaje y volviendo a pisar las mismas huellas que ellos dejaron marcadas en la genética de nuestra amada tierra.

 

            Ramón Llanes

jueves, 22 de febrero de 2024

A UNA PALOMA

 A una paloma 

 

 

La espera nunca tiene melodía,

la música sin ti solo es ruído,

no escucho en la distancia tus latidos,

tu voz me duele siempre a lejanía.

 

Tus manos, ¿se olvidaron de las mías?,

¿se fueron los recuerdos al olvido?,

¡paloma que rebuscas lo perdido

envíame calor de cercanía!,

 

atórame con plumas en tu nido

que no sea presagio de osadía

el vuelo de mensajes no queridos.

 

Al sur de la planicie de mi ría

con agua de salitre y colorido

haremos palomar de fantasía.

 

 

Ramón Llanes

INVENTARIO

 INVENTARIO

 

 

         El gusto por el orden lleva a un recuento habitual por el cuarto de consignas, un repaso a lo guardado, a lo banal o a lo perdido, una ligera curva después de tanta recta, quizá para encontrar algo o no extraviar del todo lo menos usado. El inventario de las cosas precede con frecuencia a una sorpresa y la sorpresa es un encanto que genera un halo espontáneo de alegría. Poca mengua de agrado pone tal acción en nuestro más íntimo entorno.

         Idéntico gusto por el orden consume los pensamientos cuando a cada atardecer se intenta formular el inventario de los días en la zona más ardiente. Si han crecido las costumbres o se hicieron sueños algunas realidades. La alarma del espíritu, quizá con la doble intención de crear y continuar diseñando sensaciones que en algo enmienden lo que el tiempo no consigue enmendar o que la semblanza para el siguiente día presente un germen más próximo al nivel humano que la conducta señala. Luego de curiosear las líneas alargadas de las manos y comprobar el trazado actual del horizonte, el sentido egregio que cada hombre transporta exige una evolución positiva del quehacer y para tal tarea ha creado el subconsciente este medio actuarial llamado inventario, al que cualquier carácter puede apuntarse sin cuota módica ni insolación, solo bastando una afirmación tácita que desemboque en la acera de la curiosidad un poco y en la del restablecimiento de los poderes patrimoniales otro poco.

         El dogal de la decadencia o aquel de la desidia ponen patas arriba el suelo del espíritu y al entrar, -después de tanto descuido-, se encuentran mecedoras en la cocina, hojas en el aire, miedo en la alcoba y tristeza en la puerta. De ahí su conveniencia.

 

         Ramón Llanes

miércoles, 21 de febrero de 2024

NUEVO DÍA

 

NUEVO DÍA

 

 

            Al pisar la calle, aún con su regusto a noche, me agobia muchas veces la sensación de saber con seguridad si soy merecedor del nuevo día, de esa inmensa prominencia de luz que me está enriqueciendo la melodía de vivir; al sentir el primer hilo de frío en los mentones tengo la costumbre de aliarme con tal placer, olvidando de cuantos inconvenientes me van a deparar la crecida de los intereses, el discurso absurdo del político absurdo de turno, el malestar que veré en las miradas sin miradas de los seres desocupados, la falta de voluntad incluso en los voluntariosos, la felicidad que no germina en las personas de mi entorno y las miles de locuras que se suceden a cada paso, como si estas fueran la más natural manera de comportamiento; pero me olvido del tiempo que me falta para empezar a olvidar mi memoria y me pongo el traje de nuevo día como si me colocara el uniforme del paraíso y todo me empezara a girar a mis solas órdenes.

            Son las primeras horas, aún con la escotilla del pensamiento semicerrada, y se anuncian desencantos a modo humano; un desalivio por aquí, un malentendido al uso, un reproche inservible que daña, un sinadiós inesperado, nubes de desconsuelo que han bajado -sin permiso- hasta interioridades reservadas. Despropósitos que el nuevo día va sumando a la agenda mecánica del alma y ordena en los pardos colores del deber.

            Y así, hasta que la tarde se involucra en frescura y aparecen signos positivos- a costa de no ver el telediario del mediodía- y se convierte, por sí misma, en un tono menos ácido y más soportable. Los desniveles no acabaron de desequilibrar el contenido empírico que llevo tan adentro y a estas horas aún respiro sin cansancio, medito lo que falta por hacer y pongo los pasos prestos a continuar la jornada.

            Acaso me dé por dedicarme a fortalecerme en la intemperie de la selva que habito, donde curiosamente no existen enemigos concretos. Hay un significado científico o causal que me imprime una reflexión sobre la pérdida del adversario y no le encuentro razón ni fundamento. Me ocurre que todos me parecen mis enemigos y, en la distancia corta, todos son mis amigos. Y tampoco llego a la conclusión de saber si es mi obligación buscarme enemigos.

            De vuelta a casa, anocheciendo las fuerzas, intento descongelar el primer pensamiento del día y me quedo atónito al no tener conciencia exacta sobre si merecí el nuevo día que la inercia del universo me había ofrecido. Y me sofoco, solo a medias.

 

 

 

Ramón Llanes.

NO SOLO ES ELEGIR

 NO SOLO ES ELEGIR

 

Colocar una papeleta en una urna implica grandemente al elector; con ella no solo se elige una opción de representación sino que se otorga un voto de ilimitada confianza para que el elegido pueda usarlo a su libre albedrío en cuanto se le ocurra, como cerrar un colegio, insultar a un adversario, sumarse con tu voto a un credo  religioso concreto, hacer apología de la mentira, desviar la ruta del tren, subir el agua, bajar el salario, despedir sanitarios necesarios, alargar las listas de espera en los centros médicos, privatizar la sanidad, criminalizar a inmigrantes, gays, lesbianas, negros, gitanos, pobres, etc.

Depositar un voto en una urna es algo muy responsable que puede traer unas consecuencias negativas o positivas dependiendo de a quién se le otorgue el derecho a decidir; hacerlo nos convierte en cómplices sociales de la maldad o en impulsores de la verdad. De ahí que, a veces, muchos prefieran huir antes que votar, dada la ingrata experiencia vivida en estos años de democracia sustentada solo en la grandeza de elegir.

 

                Ramón Llanes

martes, 20 de febrero de 2024

EL DENTISTA

  

                        EL  DENTISTA.

 

 

         Simulaba leer la revista del corazón de la mesilla de la sala de espera pero permanecía atento a cualquier desvelo del personal y controlaba las maniobras, -por otro lado naturales-, que se suceden en la consulta. Dos semanas antes se jugaba la vida en un sangriento safari en África trayéndose como recuerdo un rasguño de leona y no pocas heridas en manos y cuerpo, previo pago de una cantidad suculenta como precio de su puesto en la citada cacería. Sus trofeos siempre se contaban en prensa por la importancia del personaje, jefe del departamento equis, del ministerio equis, en contacto directo con el equis ministro de turno. Y gozaba de su ganada fama de valiente con una pasmosa vanidad. Solo bastaba una simple pregunta por la cicatriz  del pómulo para soltar una rienda de historias con fusil y machete que dejaban sin aliento a la concurrencia. Larga y detallada, hasta el más mínimo matiz recobraba una grandiosidad en sus palabras.

         Aquel día, bien acompañado, doctor eminente, cita para las seis, puntual y miedoso asomó curiosidad a los devaneos amorosos de la Obregón para distraerse del suplicio que le esperaba y ni eso le pudo saciar las ansias de dolor que trajo a las seis menos veinte a la consulta del dentista. Repasar también su dilatada vida de fornido militar en el frente de Gandesa, sus misiones secretísimas en combate, su escondida amante desde los treinta y dos años, su imperturbable carácter en sus negociaciones con los sindicalistas. Un hombre hecho al valor, criado en las adversidades y proclive al rechazo de toda  amargura. Eso mismo le había llevado a ocupar el cargo.

         Ahora era distinto, no tenía razones para demostrar valores ni para ganarse merecimientos ante sus superiores. Eran solo él y un dentista bajito con bigote y cara de buena persona. La enfermera le invita amablemente a entrar y con la misma parsimonia de un condenado a muerte ocupa el sillón del martirio no sin antes atraer la atención del doctor fijándose en una lámina que en la pared representaba un acoso de perros a un jabalí en plena furia de ambos, quizá para dar a entender su aprecio a la violencia y su indiferencia ante el ritual que se estaba preparando. Se sentó y lo demás queda en un olvido de archivo.

         Su próxima aventura africana, cuatro días después del incidente del dentista, se desarrolló en las mismas condiciones de codicia y agresividad altamente conocidas en estos menesteres y volvieron a casa los trofeos conseguidos para poblar más las chimeneas del palacete, pero la muela dichosa ocupaba su lugar en la delicada dentadura doliendo constantemente hasta que al señor equis del ministerio equis se le ocurriera perder los tantos miedos frente al dentista.

 

 

                                            Ramón Llanes 

lunes, 19 de febrero de 2024

CIUDADANO DIEZ

 

CIUDADANO DIEZ.

 

Los políticos reflejan el nivel exacto de cada sociedad, dan talla o desmerecen de acuerdo con la procedencia. No es exigencia lícita pretender políticos diez en una sociedad seis, tampoco es lícita la viceversa. El ciudadano se queja de la alteración social que los dirigentes provocan y entienden que están elegidos exactamente para lo contrario. Me pregunto si a la sociedad le corresponde cuota más alta de excelencia en políticos y si la actual se refleja desde la propia sociedad representada. Me asalta la duda, conozco en suficiencia el entorno como para pronunciar resultados, pero me asalta la duda. Indico que no ha lugar a que la sociedad se extreme en tal precariedad de sensatez y eficacia. Algo falla.

Me gusta que la ciudadanía aspire en ella y en políticos a ciudadanos diez en todas las partidas, me gusta que se exprese el descontento, que se requiera una gestión exenta de corruptelas y aprovechamientos personales, me gusta que alguien ponga chinitas en los zapatos y se alíe con la excelencia. No es así aún a nivel general pero llegará el momento de las rebeldías de los consumidores, de los autónomos, de los propietarios de vehículos, de los fumadores, etc. Puede valer para  hoy, ha de valer para todos los días.


                                                                                               Ramón Llanes.

domingo, 18 de febrero de 2024

QUÉ HACER CONTRA LA GUERRA

 QUÉ HACER CONTRA LA GUERRA

 

Nos hemos preguntado en la intimidad -tú y yo- qué podemos hacer nosotros para detener la guerra, si poseemos leyes que nos amparen para saber evitarla, si las comunidades civilizadas han asegurado nuestra Paz, si existen resortes jurídicos de valor para oponernos a ella y hacer valer  nuestros derechos. Pues parece que estamos en una especie de limbo impeditivo rodeados de incertidumbres y expuestos a los arrebatos de la locura de los gobernantes y que si el de turno se salta lo acordado en los convenios internacionales y ataca con la desmesura de la invasión goza de impunidad total salvo que los llamados aliados inicien una guerra mundial contra la nación que la provoca, y eso tampoco tiene admisión legal.

Nosotros, en nuestro pequeño ámbito ciudadano, podemos gritar, escribir frases llamativas, manifestarnos o guardar minutos de silencio por las víctimas y todo eso será bueno pero nunca llegará a los oídos del ruso Putín que es quien se olvidó de las normas, nunca nos tendrán en cuenta para asumir que la Paz es un derecho universal indeleble e inalterable. Lo que sí podemos hacer a estos necesarios efectos es exigir que quienes deseen ser candidatos a elecciones para ocupar el poder manifiesten a priori su antibelicismo. Aunque una guerra no podría ocurrir si se dejaran de fabricar tanques, misiles, armamentos y conciencias malvadas.

 

                Ramón Llanes 

LO RURAL

 LO RURAL

 

Decidamos cuáles son nuestros fundamentos para sobrevivir, a qué debemos prestarle magna atención para evitar la desnutrición y el desvalor; precisamos a la naturaleza y lo rural es una naturaleza cuidada y de ello se alimentan los seres vivos, cada cual hace su trabajo, las abejas nos polinizan, el campo nos hace crecer, la arboleda nos asombra, la fruta nos produce sabiduría, el agua somos nosotros con menos inteligencia; lo rural es la primera base de la vida y no entenderlo será un error.

 

                Ramón Llanes. 

sábado, 17 de febrero de 2024

EL EMISARIO



EL EMISARIO


Contó el emisario en síntesis

la historia de un desengaño

y gastó todas las palabras.

Contó la insolencia de un olvido

y sobraron todas las palabras,

contó la emoción de un beso

y lloró el emisario

y lloramos, sin palabras,

los dolientes, los besados,

hasta que se inventó

otra vez otro beso

y surgió el emisario

con una sonrisa.


Ramón Llanes

ESTOS ROJOS

ESTOS ROJOS



Que piensan que se puede existir sin pobres, estos rojos impertérritos a sus principios, tan llenos de la fábula de la utopía que han puesto los ideales a los menores,a las putas, a los mariquitas y a los depravados del sistema y que solo por ellos se juegan el prestigio como otrora se jugaron la vida; estos que ahora no se peinan, llevan greñas y vestimenta en desuso, a esos que piden alimentos para quienes padecen hambre y compañía para los solitarios, a esos extraños seres humanos a quienes llaman rojos porque están pringados de tierra y no de cielos, a los que luchan por conseguir un rato de paz, un abrazo, una pintada de concordia, a los rojos negros que nadie ama, a los desposeídos de los derechos por los abusos, a los locos rojos que aun se atreven a plantarle cara a los monarcas, a las instituciones caducas, a las primas de riesgo, a los intereses bancarios y a las corruptelas. A esos que ni donde caerse muerto tienen y parecen eliminados o pasados de moda en los momentos más necesarios, a esos que aprendieron el “tú y yo” y olvidaron el “o tú o yo”, a esos imprescindibles me refiero.


Ramón Llanes.

CATORCE DE FEBRERO

14 DE FEBRERO



De espaldas al tiempo que nos ocupa
esta esperanza de encontrarnos
busco en una suerte tardía
esa fe prolija en ti, amena y dócil,
busco el prestigio de ser rey de los encuentros
y ensayo el catorce de febrero
con un ramo de ilusiones en las manos
y en el alma flores de cien nombres
la mística sustancia que te acerque.
He buscado en los días,
en los atardeceres, como no,
en el vendaval de enero,
en las lluvias imprevistas,
he buscado en los cajones, en la linterna,
en el domingo que me viste,
en un resplandor de luces artificiales;
busco y busco crecidas de deseos
o despistes de olvido
hasta dejarte venir al locuaz harén
de ternuras que tengo preparado,
no hallo la manguera que te enganche
al sifón de mi agua para absolverte
y beberte de piel a besos,
de derechos, de lunares, de labios,
para dedicarte un cuarto de milenio
por cada amor, partícula de amor o sueño de amor
que compartas con este zahorí de sombrero y poemas.
En catorce miles de febrero
al lado del tú, de ti, que amo,
perderme en los tiempos,
me apetece.

R. Llanes

FANDANGO. UNA GUITARRA


 

jueves, 15 de febrero de 2024

FANDANGO. SE COMIÓ LA SOMBRA


 

CÁLCULOS

 CÁLCULOS

Quieren salvarnos
de la ternura,
poner de muros los límites
de nuestra alegría,
quieren cambiarnos el andar
por la torpeza,
no hay centímetro
de violencia sin llenar
en el diario, suman conflictos
con números inyectados
de ardor patrio,
dormimos en el miedo menor
como adictos a los cálculos
de los vacíos
que justifican con avisos
de un estado agónico
y pestilente.

Ramón Llanes (De Asomos del Miedo)

miércoles, 14 de febrero de 2024

HERIDO

 

HERIDO

 

 

Hace no sé cuánto que me heriste.

Descubro que no fuera por razón

ni siquiera por sabiduría.

Un portazo y una brecha,

una bala de matar,

el destino. Herida profunda

sin letra para la excusa,

sin palabra en los ojos, sin prefacio.

Mejor hubiera sido con odio,

es menos lenta la agonía.

 

 

 

Ramón Llanes

martes, 13 de febrero de 2024

EN ESTA HORA

 

EN ESTA HORA.

Siempre es el día del amor, hoy también. 

 

Las horas de mirarte se me acaban

y quisiera que las horas de mirarte

esta tarde de sosiego me empezaran

y se fueran al desdén de los desechos

todo el lastre de las horas sin mirada,

todo el limo de los párpados caídos

por la ausencia en mi alma  solitaria.

 

Las horas de tenerte se me cansan

en un reloj temblón, sin minutero,

que ha dejado de sonarse la campana

de los sueños que a nosotros nos traía

y a nosotros dulcemente nos tocaba

para sonar ahora con tristeza

a eso que en amor se la llama circunstancia.

 

Ramón Llanes.

lunes, 12 de febrero de 2024

CUESTIÓN DE SOMBRERO

 CUESTIÓN DE SOMBRERO

 

 

            Convencer al carnicero de su adecuado plante para usar con cierto porte la prenda del sombrero no se hizo tarea fácil dada la aversión de este por encasquetarse “cosas tan raras en la cabeza”. Siempre entendió que no guardaba la medida exigida o que su careto no combinaba con elemento de tal prestancia muy a pesar de los consejos médicos tendentes a su uso quizá como protector a su delicada piel. Aquel mediodía estuvo osado y accedió a probarse, no sin incomodidad, un sombrero que portaba otro de los contertulios, profiriendo su desconsideración en tono despectivo enterando a la concurrencia de lo mal que a su testa le sienta el sombrero.

            Con la sorna propia de estos legos de taberna y gente de guasa perenne en las entrañas, se convino en dar por elegante la figura que el carnicero presentó una vez hecha la prueba y surgieron espontáneos aplausos simbólicos a modo de aquiescencia que mostraron empatía con la consigna de seducir suficientemente al carnicero para que de una vez se aliara con esta tan útil costumbre y así mejorara su estética. Se le aseguró que tendría más éxito en los tratos sociales con compañeras, amigas y conocidas en general a fin de conseguir ese soñado y esperado amor.

            Advirtió el susodicho matarife que sus círculos sociales solo son de hombres, listando los amigos del fútbol, los del club gastronómico -que se reúnen una vez al mes para acabar con el tinto previsto-, sus colegas del golf y para de contar. Es imposible que en tales tenderetes encuentre al menos una boca que llevarse a la vida, siendo además admitido que su estructura física nunca le favoreció este tipo de relaciones.

            Quizá con el sombrero le cambien las cosas al excelente ser humano que es el carnicero y pueda encontrarse de frente con alguien del sexo opuesto que le mire con cuidado y admiración, le meta en la vereda corta y le atosigue con arrumacos hasta convencerle que no es el adefesio maldito de la historia ni suele ser tan importante la guapura. Se quedó con la copla, esperemos que los resultados sean los esperados y nuestro amigo encuentre compaña y bienestar.

 

 

 

            Ramón Llanes

domingo, 11 de febrero de 2024

EL DULCE ENCANTO DEL RECUERDO

 EL DULCE ENCANTO DEL RECUERDO

 

 

         Pasear o divagar por la nostalgia conduce a un tiempo anterior, ya consumado, desde donde viramos con cierto placer nuestro timón de vida y desde donde ponemos ahora la sutilidad en el engranaje que quizá faltó cuando ocurrió. El tiempo tiene la extraña capacidad de convertir todos los acontecimientos, los envuelve en un paño especial y nos lo presenta en una nebulosa blanca para que parezcan un regalo; a nosotros nos altera la memoria y nos desfigura el gesto, nos traslada al recuerdo de un día de besos o una tarde de risas, nos lleva del error al amor con idéntica magia, nos sostiene todo el pulso del futuro como si de una estructura se tratara.

         Y recordar se nos hace agradable, dulcifica el semblante, alegra la corpulencia del espíritu y domina gran parte de los sentimientos. No existen sentimientos ni proyectos ni voluntad ni odio ni envidia ni maldad ni provocación ni mentira ni amor, sin recuerdo. Y es sin embargo la memoria la que, sin inventar, guarda lo genial y lo trágico, quizá en la misma neurona; quizá  si ellos mismos supieran podrían entenderse en ese interior o quizá lo hagan.

         Los niños comienzan a crecer a base de recuerdos y se van haciendo a la vida con ellos, como muletas de apoyo, como agarradera para los envites. Los ancianos comienzan a decrecer cuando olvidan los recuerdos y se les queda un vacío de soledad en la memoria que les impide proyectar, vivir, amar, sentir. Los animales ejercitan sus recuerdos para la supervivencia.

         En cualquier momento la memoria ordena desempolvar cosas de la vida y las libera del olvido para generar ahora el placer de recordarlas, con su enorme carga de sensibilidad y emoción, hasta crecernos un poco en la vanidad y otro poco en la garantía de sentirnos con suficientes méritos como para haber merecido la existencia.

 

 

         Ramón Llanes

CAMINANTE

CAMINANTE


Dedicado a quienes son caminantes

a la emoción de la Peña.


Cuando se calzaban alpargatas de loneta blanca y los caminos eran tiernamente abruptos, los niños corrían las calles al sonido de los cascos, los hombres preparaban caballos y burros, las mujeres hacían de todo. A la mañana siguiente una voz inaudible para los oídos llamaba en el espacio a quienes debían conducirse al lugar mágico, al Cerro del águila, porque de allí manaba, decía mi abuela, un no sé qué de esperanzas. Mi hermano y yo escuchábamos con atención, no perdíamos detalle del ajetreo de los mayores y éramos los primeros en levantar el alma para caminar hasta la Peña, la mañana del domingo. Mi madre iba descalza, por una promesa que ni mi hermano ni yo, entendíamos pero aceptábamos; mi padre nos montaba a ratos en un burro aparejado para la ocasión. Seguro que ni mi hermano ni yo recordamos las sensaciones que pudimos sentir como caminantes a la gloria de la Peña pero sí recordamos que para nosotros era una fiesta lo que para mis padres era devoción.

Con el tiempo fuimos comprendiendo la misión del caminante, nos adentramos de lleno en tal misterio, lo hacíamos cada año, lo vivíamos con el cante alegre, con una mujer de la mano, con una buena pandilla de amigos y rezando al modo que saben rezar los jóvenes.

El tiempo quizá no haya cambiado, nosotros sí; ahora hemos llegado todos a algún sitio, quizá solo a la vida o quizá solo a la conformidad. Sin embargo seguimos manchados de un tufillo dulce de esperanzas que ni las canas saben simularlo, es como si formara parte de la mocedad por razón de aquellas emociones. Y ahora somos, también mi hermano y yo, caminantes de pensamiento a ese lugar que salvara a mi madre de tantos desvelos y a mis abuelos de algunas agonías. Hemos crecido con ese estigma de placer hasta el punto de recordarlo y traerlo a este lugar con un halo de sentimiento.




Ramón Llanes. para la revista La Balsita

de la Hdad. De la Peña en Huelva.

ASUNTOS TRISTES DE LA MINA


Un día de dios los feroces hundieron en la tierra
las manos de hierro
y cesó la poca risa y cayeron
a la nada
las paredes, la mina se comió
de un bocado las luces del pueblo, engulló sin respeto
las casas y acabó con la mitad de la vida
o del espíritu de la vida
que ondeaba aquel lugar sagrado
de músculos y escuelas.
No supieron destruir los recuerdos
que aún persisten
en los acuíferos que alimentan las memorias
de un universo tan sobrado
de pasión y emociones.
Siempre sobró agonía y faltó rabia
para ordenar más que los sentimientos,
la batalla.
Para más que olvido
dio la piedra gris que rifó sustento
para deshacer el hambre
y pudo tanto como un delirio agrandar las bocas.


Ramón Llanes.








sábado, 10 de febrero de 2024

LA FLOR DE THARSIS

LA FLOR DE THARSIS


Mi pueblo ni siquiera tiene un monumento de hace diez siglos, una iglesia románica, un castillo en lo más alto donde se guarden memorias de batallas de antaño o quizá un ilustre personaje que lograra renombre en la historia universal y ahora prestigie este ámbito, pero mi pueblo tiene una flor amarilla que -a modo de perla del más brillante oro- inunda el invierno nuestro y nos lo hace más llevadero y sobre todo hace magníficamente más bello el carácter. Es la flor del aromo que nace en febrero. No te la imagines, ven a verla, a olerla, a quererla, a tenerla. Mi pueblo, evidentemente, es Tharsis.


Ramón Llanes