Pobreza
Se nos ha ido de las manos la mayor parte del bienestar social que habíamos conseguido esfuerzo tras esfuerzo; esto es una caricatura de lo anterior, la indigencia está en el paisaje como el árbol o la soledad, la pobreza ocupa casi todo el alma, se ven mendigos sin harapos que están desahuciados de la felicidad por mor del sistema, las noches están pobladas de sombras que se mueven de un contenedor a otro en busca de más miseria, nadie tiene garantía de sostenerse en este alambre de incertidumbres reales. Se nos ha ido el valor y nos ha ocupado un miedo acechante que disuelve cualquier conato de ilusión. Huelva ciudad está con una lista excesiva de personas que han superado los niveles de la pobreza.
Quizá no sea momento de ponerle iniciales a los culpables, sea quizá momento de emprender acciones solidarias para solucionarnos entre todos el condumio, quizá que nos sentemos a imaginar fórmulas para generar recursos nuevos o antiguos que alienten este mundo manco a donde hemos llegado. Ya que estamos metidos en este lío será bueno comprendernos y echar a andar por proyectos, medios, impulsos y voluntades; nadie ha prestado su consentimiento para entrar en estos padecimientos de indignidad a que se les está sometiendo. Es toda la ciudad la dagnificada, no son solo treinta mil, somos todos implicados y co-responsables de este mal trago, si callamos y nos quedamos quietos nos comerá la apatía; tampoco debemos esperarlo todo del protector estado o de mamá Junta, los movimientos colectivos, las personas, cada una, cada familia, cada organización, todos tienen el deber de responder a una llamada de socorro.
Huelva se desnutre y pierde consistencia y se amedrenta y se desanima y nadie pone punto y final a este desastre que ahora mismo es más importante que todo lo que sucede en nuestro ámbito cercano.
A golpes de pobreza se nos va la vida por los oscuros pasillos de la impaciencia y nos llueven piedras de más agonías que seguirán produciendo males en nosotros y en nuestros vecinos y nuestra ciudad será un enjambre de muertos de hambre que no alcanzaron el privilegio del contrato social que les abriera las puertas de algunas esperanzas. Esto necesita un cambio de órbita o seremos en poco tiempo un montón de seres inciertos desvalidos por la dureza de un presente inhumano. No mañana, desde ahora.
Ramón Llanes en huelvahoy.com