RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

miércoles, 28 de diciembre de 2022

POEMA DE MADERA

 
 
 
POEMA DE MADERA
 
 
De madera el tonel que empresta solaz al sarmiento,
de madera estatua de estirpe presidiendo
la simbología
en el paso del humano.
De madera se hacen las finuras y las fortalezas
y las manos se convierten en caricias acariciadas
cuando vierten mundo al respeto del tronco
y se conjugan en simpatía y sacrilegio
en esa adoración mutua;
después o al tiempo, la mirada,
la creación completa en una tabla vieja
que antes fortaleciera la techumbre  de la alcoba.
Allí está todo,
nada falta al esculpidor que le busca,
sin apariencia de espeleólogo,
 una tira de felicidad,
un momento de heroicidad a la astilla
y la secciona de parte a parte
aprovechando el hilo con precisión de relojero.
Madera en badajo, en aldaba, en cornucopia,
en vino, en sorbo de aire próximo al serrín
y madera en el fuego, último intento al agrado
y penúltima utilidad.
Madera viva
en la vida del tiempo,
indeleble, insurrecta y cálida.
 
Ramón Llanes.

martes, 27 de diciembre de 2022

CUENTO NAVIDEÑO

 

CUENTO NAVIDEÑO

 

 

         El niño, al ver los regalos en su árbol de Navidad, se dirigió a la puerta de su casa y trasladó allí todos los juguetes que sus padres pusieron junto al árbol. Estos se enfadaron y volvieron a meterlos. En un descuido, el niño abrió la puerta y puso nuevamente los regalos en la puerta.

         Ante el enfado de sus padres, el niño les dijo que quería darle sus regalos a otro niño que había corrido descalzo por la acera de enfrente.

         Los padres le comentaron que ya no existían niños descalzos y siguieron jugando.

 

 

         Ramón Llanes.

lunes, 26 de diciembre de 2022

SI SÓCRATES VINIERA A VERNOS

 SI SÓCRATES VINIERA A VERNOS

 

Los griegos dejaron una herencia incontestable en la humanidad, hicieron del pensamiento el mejor vehículo para inventar la filosofía y luego inventaron también otras importantes disciplinas que hoy son el sustento de una sociedad con mucho desgaste y no pocas carencias. Esa grandeza de la inteligencia humana a través de la cual se ha conseguido una evolución empírica de culto se le debe a Grecia.

En la actualidad nos parece que cambiaron las cosas porque ya no somos tan filósofos, le concedemos poco tiempo a la mente y olvidamos los esquemas matemáticos que nos legaron los helenos; pero algo quedó en la síntesis más profunda del pensamiento y el mundo se mueve aún con estructuras de base científica, que si no, hubiera podido pasar de todo y esto sería un ariscal en medio de la nada. Si vinieran a vernos comprobarían que la sociedad acumula un alto porcentaje de fracasos en su estímulo general, que en nada se parece al diseño primigenio de ellos y que así seremos pacto de desorden.

No se hizo bien el mundo y en muchos foros ya se viene demandando ese mal cambio pero queda un resquicio de verdad en la parte más honrosa de la copia a los griegos que nos seguirá fortaleciendo la posibilidad de saber evolucionar; al menos aún nos queda mucha sabiduría por destruir.

                Ramón Llanes

SI ESTUVIERAS AQUÍ

 SI ESTUVIERAS AQUÍ.
 
Si estuvieras aquí
presumirías de la lluvia,
me contarías que antaño
parecía otra,
que los charcos formaban
espejos
y los espejos eran
la única manera de mirarse,
que tú jugabas a chapotear
con el agua,
que te mojabas de vida
y tenías ilusiones.
¡Ay, madre, si estuvieras aquí,!
¡cómo me imagino
que fuera nuestra existencia
más cómplice,!
¡tengo tantas cosas que preguntarte!.
 
 
Ramón Llanes
 

domingo, 25 de diciembre de 2022

BAJO EL IMPERIO AZUL DE LA CORBATA

 

BAJO EL IMPERIO AZUL DE LA CORBATA.

 

            Nos solemos distinguir por los signos de nuestros comportamientos, incluyendo las formas de vestir, el corte de pelo, la marca del coche, etc. Somos parte de ese ritual que a la larga nos condiciona de manera positiva o negativa según se mire, entramos de lleno en la sociedad con esas costumbres ya adquiridas y nos sometemos a ellas aunque en épocas anteriores presentáramos actitudes más rebeldes.

            Sin duda los signos externos de comportamiento nos tildan; hay una tacha social hacia algunos estereotipos y nosotros nos acoplamos al traje que más nos apetece o nos apuntamos a la lista deseada. La elección de nuestro slogan también nos identifica pero seguimos mirando atardeceres en cualquier caso.

 

            Ramón Llanes.

ANDALUCÍA, SUR

 ANDALUCÍA, SUR.


El dueño SUR,
Andalucía tan sabrosamente enquistada en la piel
y la sangre, como madre, hermana, compañera y amante;
y todos somos un poco
y más y muchos somos más aún de ella
y todos somos el TODO de ella,
con la licitud que nos otorga el permanecer,
el colaborar en su proyecto de vida,
el ejercer de andaluz de cabeza a costado,
el amarla y el enamorarse con locura.
A esa Andalucía que nos proporciona el prestigio de pertenecerle,
con sus llanuras y sus mares,
con el pedestal y la pena, con el paro y la riqueza;
a esa Andalucía a quien confiamos el secreto de engrandecerla,
le otorgamos siempre el premio Nobel del amor,
con conciencia cierta de su merecimiento.
 
Ramón Llanes.

viernes, 23 de diciembre de 2022

CON LETRAS DE MUJER

 

CON LETRAS DE MUJER

(Mi Madre)

 

Ella me escribía todas las tardes y apaciguaba mis miedos, me abrazaba con letras, me alimentaba con sopa de letras, me enseñaba a deletrear el contenido de la cosas y era literalmente mi protectora, nunca desfalleció porque se le juntaran las letras cuando le faltaran vista y fuerzas. Un día ignoto, casi sin nombre, anduvimos los campos como si estuviéramos leyendo la letra pequeña de la tierra y en cada renglón, risco o solana, se detenía para dibujarme un mensaje con las piedras del sendero, entonces me pareció que andar tenía un sentido universal que conectaba con todos los horizontes; no sé, eso me pareció, no me atrevo a explicarlo de otra manera; supe del por qué de los trazos, de los reflejos y de la importancia de lo desconocido, supe que no se me había creado por casualidad y que la naturaleza me tendría en cuenta para siempre y que el camino me conocía.

Otro día me pidió que le escribiera sus últimos suspiros y me dictó un poema a modo de despedida, ya no podía agarrar el lápiz con sus manos cansadas, fue la primera vez que me lloró, no le importaba morir, le importaba no poder seguir escribiendo en mi vida y se me durmió en los brazos con un te quiero infinito, era mi madre.

Ramón Llanes.

¿ES NAVIDAD?

 

¿ES NAVIDAD?

 

Me dirijo tranquilo a mi quehacer diario; es Navidad y las gentes muestran el mismo rostro de siempre salvo algunas excepciones; nos deseamos felicidad de igual manera a como lo hacemos el resto del año. Encuentro hombres y mujeres que piden limosnas para comer, un indigente duerme en el zaguán de una entidad bancaria con los pies al descubierto, llueve, tiene la cabeza tapada, nadie le presta atención.

En el bar alguien pide un desayuno con vehemencia amenazando coger una metralleta, no le entienden y se va sin desayunar; sigue lloviendo, muchas gentes caminan sin paraguas, se mojan sin pretender ser románticos; un chico joven, bien vestido, vende calentadores de marca desconocida, no le compran; en una esquina está, como siempre, el vendedor de cupones que lleva un año sin dar buena suerte, la señora del kiosko de prensa tiene frío y se aburre, los bares son un reguero de público, se toma café con tostada, (muy típico); una chica alta y rubia habla con su novio por el móvil, pasamos, la oímos; un moro vende alfombras de las que no vuelan y no tiene éxito.

Las conversaciones son tan insulsas como en otoño, un hombre muy mayor me pide dos minutos de mi tiempo, le hago poco caso pero le atiendo. Me ofrece, gratis, su mensaje para esta Navidad: “quiero ser feliz” -me pide- y solo me atrevo  a sonreírle con indiferencia.

 

 

Ramón Llanes

jueves, 22 de diciembre de 2022

EXTRAÑA NAVIDAD

 EXTRAÑA NAVIDAD
(Soneto con estrambote)
 
 
¿Cómo vas, Navidad, con esa ropa
si vamos a inventar que dios nos llega?,
¿cómo callas tus sustos y tus quejas
y salen solo rezos por tu boca?,
 
¿cómo vienes alegre si te toca
remedar un misterio que refleja
concordia permanente y te dejas
engañar con las luces de las  bombas
 
y sones de celestes melodías,
con un papel que impone condiciones
para salvar a vivos cada día
 
en un mar sin iglesias ni emociones?
¿al ser de negra piel, son atonías
que manchan tus preciosas oraciones?.
 
No hace falta que vengas, sobrarías,
aquí no se precisan devociones.
O acércate con fuerza y valentía.
 
 
            Ramón Llanes 

EVOCACIÓN DE LA PAZ

 
EVOCACIÓN DE PAZ
 
Me creo
en la absurda obligación
de sentirme
atado a ti por una cobertura cómplice
que se ha convertido
en un amor tangible y perdurable,
soñada Paz.
Que es de risa tu risa,
cantarina, clara, sincera,
fiel y linda,
que es la música que mis oídos
echan de menos con más fuerza,
que tengo espasmos
cuando no te respiro.
 
Ramón Llanes

miércoles, 21 de diciembre de 2022

LA NAVIDAD ES LA VIDA

 
LA NAVIDAD ES LA VIDA
 
 
La Navidad se hace de la vida
con toda su alegría, con ternuras,
con  sus esperanzas, su corazón,
con sus sinsabores y sus heridas,
con todas sus calmas y singladuras,
con mucha valentía y más razón.
La Navidad es un largo horizonte
donde el humano se piensa y se mira,
es a veces una fugaz locura
y otras veces es solo una ilusión.
No es la Navidad que será  el hombre
quien la impulse de odio o de cordura,
más depende de cómo y de dónde,
del beso, de cada cual, de su dios.
Exactamente igual que la aventura
de vivir con codicia  o con  pasión.
Ramón Llanes

martes, 20 de diciembre de 2022

APENAS

 
APENAS
 
Apenas sabía si romper  las cosas,
amarrar el árbol, asustar el libro,
destrozar las sombras,
apenas si caer la tarde, susurrar codicia,
olvidar  los besos,
apagar la vida, detener las olas,
envolver el miedo
en una caricia de esperanza rota,
y apenas le falta al amor distancia,
a los sueños calma,
a las noches sueños,
al otoño hojas,
apenas si viene el sofoco cruento
a matar los días
en camas ocultas de miradas solas
presuma el silencio
de saber del árbol, del dolor, del susto,
de esperar, de irse, de correr,
de todas las maldades,  de lágrimas todas
y acaso sea el hombre con sus felonías
la razón que sobra.


Ramón Llanes

DE MEDIA NAVIDAD

 

DE MEDIA NAVIDAD
 
 
Si no estás, ¿vendrán los abuelos?,
¿caerá, por si acaso, la alborada?,
¿tendremos juguetes nuevos
y esperanzas renovadas?,
¿serás Navidad hermana
con canciones y recuerdos?,
¿si no vienes
cómo hablará el universo?
 
Ramón Llanes

lunes, 19 de diciembre de 2022

LA DIGNIFICACIÓN DEL FÚTBOL

 

LA DIGNIFICACIÓN DEL FÚTBOL

 

De las miles de lecturas que nos pudieron ofrecer los protagonistas de la final del mundial de Catar a los aficionados al fútbol me atrevo a emitir la mía personal como un simple observador gustoso de esa realidad tan exigua e inútil para unos y de tanta belleza estética para otros; me encuentro entre los últimos, ya me encontraba desde siempre pero el domingo me ratifiqué escandalosamente más al ver el segundo gol de Argentina y hacerme saltar del asiento aquel virtuosismo. Podré decir que todo el espectáculo fue bello, que la grada puso el empuje, que los franceses fueron unos perfectos adversarios, que la estrategia venció a la táctica, que se tradujo todo aquello en la inusitada puesta en escena del mejor concepto fútbol; todo esto puedo admitir, me quedo con todo, me supone un alto grado de admiración reaprendido desde el inicio hasta el final de la contienda, me quedo con todo pero el alma me hace destacar más que nada, la pasión, en el citado envite. De haber faltado pasión hubiera carecido de entusiasmo. En muchas ocasiones anteriores pudimos comprobar en las canchas la escasez de pasión que comprometió a la pérdida de fantasía, al tedio y a la vulgaridad; pero en la final surgió la mayor de las dosis pasionales por parte principalmente de la escuadra albiceleste de tal manera que vino, de nuevo, una vez más, a dignificar el sentido más excelente del fútbol. Gracias.

Existirá un antes y un después para este deporte a partir de esta fecha límite del 18 de diciembre y ya no estará permitido especular con la posesión rácana, el cerrojo, el resultadismo, el negocio de la fuerza; desde ahora primarán nuevos cánones; hemos llegado, merced a esos argentinos de Catar, a volver a naturalizar el balón, el regate, la perfección, la habilidad, la sorpresa, la pasión, el compromiso, quizá tal cual fueran concebidos por sus inventores, que por cierto alguna parte argentina llevarían en sus genes.

 

                Ramón Llanes. Huelva-España. 19.12.2022

domingo, 18 de diciembre de 2022

LA ENFERMERA PACIENTE

 

LA ENFERMERA PACIENTE

 

           Aquella mañana de reyes fue muy especial. Todo estaba precioso en el salón, los Reyes en mi casa siempre cuidaban mucho esos detalles. Mi regalo desprendía ilusión y es que, en ese paquete estaban contenidos todos mis sueños, aunque yo aún no lo sabía. Con toda la inocencia de una niña de 3 años desgarré el papel sin quebrar el deseo, y allí estaba.

No puedo explicar lo que sentí en ese momento porque mi corta edad hizo que se esfumara ese sentimiento pero intuyo que fue algo grande. Con mucho cuidado conseguí separar mi preciado regalo de la caja que lo contenía. Abracé mi nueva muñeca, mi muñeca; no era una muñeca cualquiera, era especial porque estaba enferma, aquella muñeca estaba llena de “pupitas” que le daban el nombre.

Un lindo maletín presentaba los “utensilios” con los que tanto soñaba: una jeringa virgen aunque desprovista de su envoltorio, varios paquetes de gasas que encerraban con recelo su esterilidad, un termómetro cuyo plástico hacía de mercurio, algunos botes de alcohol y antisépticos cuidadosamente dispuestos y el fonendoscopio, que regentaba el maletín con majestuosidad. Era azul con las olivas naranjas, flexible, suave y desprendía ese olor a nuevo tan característico de un juguete por estrenar. No me hizo falta seguir abriendo regalos esa mañana de Reyes. Estaba satisfecha, sólo podía pensar en lo bien que había debido portarme para merecer aquel preciado presente. Era inmensamente feliz, quizás de forma desproporcionada por el motivo que rodeaba mi dicha, pero es que en mi interior ya se adivinaba la vocación que marcaría mi vida para siempre.

Mi madre no podía desdibujar la sonrisa de sus labios, le entusiasmaba la alegría con la que jugaba con mi muñeca. Con toda la satisfacción que contenía, me incitó a curar a mi muñeca. “Sara, cariño -me dijo-  cúrala, ya tienes todo lo necesario”. Y del subconsciente de ese yo de 3 años emergió una frase que hacía presagiar el mañana que llegó con el transcurso de los años: “No quiero curarla mamá, quiero CUIDARLA”. Desde esa edad tenía ya claro mi objetivo en la vida, quería cuidar, necesitaba cuidar y con el tiempo aprendí que todo eso me lo daría la enfermería.

 

      Despertó en mi una vocación antes desconocida y esa vocación me llevó a luchar por conseguir estudiar la carrera de mis sueños. En un primer intento no fue posible, y fue triste, muy triste porque pensaba que no conseguiría mi objetivo. Pero la constancia, la lucha y el empeño disfrazaron la tristeza de alegría  y me regalaron la oportunidad de respirar la enfermería. Con esa inyección de optimismo viví aquel intenso verano. Deseaba que los días de playa terminaran, que las noches en las terrazas con los amigos se pospusieran, deseaba intensamente volver a la rutina del estudio y es que, después de ese estío comenzaría una nueva etapa, mi etapa.

Y llegó el ansiado septiembre cuando me encontré con él. Un antiguo amigo arrinconado en mi memoria, apareció. No hizo falta más, sólo nos miramos y ya sabíamos que estaríamos juntos el resto de nuestras vidas. Aquella conversación de no más de 5 minutos,  reveló que compartíamos pasión y empezamos juntos nuestra carrera del cuidar.

 

      Fueron aquellos maravillosos años en los que, mientas nos despertaban la sensibilidad, nos potenciaban la delicadeza y  nos enseñaban a repartir amor en una facultad de ensueño, nosotros jugábamos a besarnos entre clases, a cogernos de la mano y a mirarnos entre los libros. Muchas horas de estudio juntos, muchas sonrisas entremezcladas con la pasión y mucha compenetración, fue forjando nuestra relación.

Recuerdo que una profesora en una ocasión nos dijo: “Los hombres enfermeros son especialmente sensibles. Toda mujer querría tener a un enfermero en su vida”, bueno pues yo conseguí a uno de ellos, yo me quedé con el mejor.

 

      El tiempo avanzaba acrecentando nuestro amor. Lo compartíamos todo, éramos felices juntos, podíamos ser uno hasta en el lugar de trabajo. Sabíamos la suerte que teníamos de entendernos tan bien, de poder llorar juntos cuando moría algún paciente, de sufrir acurrucados cuando el diagnóstico se volvía caprichoso o de susurrarnos las palabras de aliento necesarias para alentar a alguien en apuros. Lo teníamos todo, éramos dos en un solo enfermero, una unidad perfecta para cuidar.

El bulevar de la vida nos llevó a compartir algo más que la pasión. Comenzamos una vida juntos, formalizamos el amor y fruto de ello empezó a surgir vida en mi interior. Fue entonces cuando, a pesar de la inmensa alegría que me inundaba me convertí en paciente. Nunca antes había sentido algo igual. No fui paciente de aquel médico que me recetaba las medicinas necesarias, fui paciente de los enfermeros. Desde mi cama de hospital observaba cada movimiento, cada palabra, cada gesto; eran reales y estaban allí para cuidarme, era yo la que necesitaba de ellos y estaba feliz dentro de mi tristeza, tenía la oportunidad de corregir mis propios errores profesionales desde aquella cama. Esperaba un “buenos días” alegre, un apretón de manos a la hora del baño o una sonrisa al traerme la cena. Esperaba delicadeza al hacerme una gasometría, dulzura al prohibirme levantarme de la cama y compasión al terminar el turno. ¡Aprendí tanto en tan poco!. Con sólo 10 días de internamiento, llegué a conocer a todos y cada uno de los enfermeros que me atendían, llegué a averiguar las malas noches de algunos, las alegrías de otros, los enfados entre ellos, las tristezas, las ilusiones, y eso no me gustó. En aquel momento yo no podía dejar de pensar que era paciente y que como tal mis cuidados no tenían por qué verse afectados por las circunstancias personales de mis enfermeros. Mi examen de conciencia me llevó a determinar que esa conducta había que erradicarla. Tendría que esforzarme en adelante por mostrar siempre mi “cara buena” a pesar de mis males, de mis penas, de mis agonías; el paciente tiene sus preocupaciones y yo no debía fomentarlas con las mías.

Llegó el ansiado día en el que pude volver a casa. Un simple pinchazo diario bastaba para seguir adelante con la vida que llevaba en mi interior. Mi hijo David nació entre heparina y dolores de espalda, pero nació y por ello yo era feliz. Me volví paciente otra vez entre matronas y visita fugaz a la planta de maternidad. No me gustaron los cuidados aunque tampoco necesitaba muchos, aquellas enfermeras se llevaban a tu hijo, recién nacido, sin empatizar con aquella madre que anhelaba su regreso, las primeras noches de lactancia materna tan duras y con tan poco apoyo; no podía disfrutar de la experiencia tan bonita que estaba viviendo porque iba registrando en mi memoria cada detalle a cambiar de mi actitud como profesional.

 

           Llegué a casa cargada de ilusión, me abrieron la puerta de tan anhelada morada y tuvieron que ayudarme a entrar porque no cabía en mi. Estaba feliz, comenzábamos en ese mismo momento a vivir como una familia.

Pasaron los días entre pañales, llantos y lactancia pero algo en mi interior no me permitía disfrutar. Llegó el día en que los dolores que me acontecían no me dejaban mantener en brazos a mi hijo, la hora del baño se convirtió en un suplicio, el alimentar a mi pequeño no entendía de posturas, vaciar la minicuna era utópico para mi. Entonces tuve que volver a ser paciente, esta vez de los fisioterapeutas. Era un profesión desconocida para mí así que puse mi empeño, mis pocas fuerzas y mis disminuidas ganas en conocerles, en saber de sus competencias, en estudiar sus cuidados, en valorar sus actitudes. Y lo conseguí. En aquellos momentos yo no conocía mis lesiones, sólo el dolor recorría mi espalda. Necesitaba cuidados, me ayudaban a subirme en la camilla con dulzura, me incitaban a mantener la postura con palabras de aliento, me hacían soportar el dolor con piropos. Fue así como me di cuenta que la labor de aquellos profesionales se asemejaba a la mía como enfermera. También en ellos eran importantes unas manos cuidadosas, una actitud cariñosa y unas palabras medidas para cada ocasión. Quedé fascinada por su mundo que a la vez lo sentía tan mío. Dentro de mi agonía fue maravillosa la experiencia vivida con los compañeros fisioterapeutas. Entonces ocurrió. Me preparaba para aquellos masajes que sólo acariciaban mi alma, cuando fui a despedirme de mi pequeño que disfrutaba de la hora de su baño. Su chapoteo inundó la habitación de agua y risas pero después de un gran beso que dejé dibujado en su mejilla, mi alegría se transformó en llanto. El agua me deslizó hasta una superficie que se volvió cruenta y sentí cómo se quebraba mi interior. Nada me hizo imaginar que aquel beso debutó como despedida, que aquella mañana le di el pecho por última vez a mi hijo y aquella sonrisa que me regalaba estaría un tiempo sin volver a verla.

Volví a ser paciente de enfermeros. En esta ocasión sólo derramaba lágrimas de pena y dolor, me encontraba de nuevo en una cama de hospital sin intuir incorporarme, destinada a convertirla en mi todo y separada de lo mejor que me había regalado la vida. Ese día era mi cumpleaños. Siempre es especial ese primer cumpleaños que una madre pasa con su hijo y yo no puede deleitarlo. El hospital que tanto me gustaba estaba disfrazado de tristeza, el dolor inundaba mi cuerpo y mi alma esta quebrada por la ausencia de mi hijo. Cada tres horas exactas mis pechos rebosaban amargura haciéndome recordar los maravillosos momentos  de lactancia  vividos durante esos dos meses. Ya no eran tan fáciles los cuidados de enfermería, no existían palabras de consuelo y el idioma del ánimo se había vuelto inexistente. La incertidumbre del diagnóstico prometía sufrimiento y entre pruebas radiológicas los profesionales determinaron que una intervención quirúrgica se antojaba necesaria para mí.

Recuerdo perfectamente las caras de mis enfermeros en aquel hospital, podía adivinar que aún sin conocerme parecían preocupados. Unos me sonreían y otros intentaban ser mi apoyo a modo de desahogo. Aprendí mucho de aquella actitud ya que, supe discernir entre lo que era propicio y lo que no, entre lo que me alentaba y lo que me hundía, y supe como enfermera paciente lo importante que era la presencia del enfermero. También pensaba en cómo mis seres más queridos se iban convirtiendo en enfermeros deseosos de cuidar. Mi madre, siempre a pie de cama involucrada hasta la médula, mis hermanas atentas a cualquier petición, mi padre implicado en que no me faltara de nada, mis suegros, mis cuñados, todos se camuflaban en esa labor del cuidar y la verdad, es que fue admirable la experiencia. También estaba él, mi marido ya impregnado de cuidados que además de sus infinitas atenciones era el que inmortalizaba los momentos que me perdía de mi hijo. Fueron momentos duros, muy duros, pero llegaron a su fin. Se esclarecieron los motivos de mis dolencias, cementaron mi esqueleto para poder volver a caminar, la analgesia se convirtió en  mi aliada, ya era capaz de sonreír y me encontraba con fuerzas hasta para practicar cuidados con mi compañera de habitación.

Aprendí tanto en aquellos días que creo que hoy soy la profesional que soy gracias a ello. Tuve que ser paciente para aprender realmente a ser enfermera y la vida me ha ido devolviendo regalos a modo de agradecimiento por ese buen hacer. En mí queda, que un niño de 6 años al que sólo vi un día cuando roté por pediatría, me anheló hasta el día de su muerte, y en mí queda que su padre emocionado, al cabo de los años, me reconociera con solo verme la cara, se abrazara a mi y me expresara un infinito agradecimiento por las sonrisas que le dediqué a su hijo en sólo un día de trabajo. En mí quedan momentos de intimidad y confesiones con  mis pacientes de diálisis, en mi quedan esas desapacibles curas con amor infinito a mis enfermos traqueostomizados, en  mi queda el cariño repartido entre la soledad de los abuelos del geriátrico, en mí queda ese empeño por enseñar lo indescifrable a mis alumnos de la facultad, en mí quedan todas esas caricias que repartí entre los recién nacidos en las visitas puerperales y  en mí quedarán todas las palabras y gestos que me esfuerzo por compartir día a día entre los trabajadores durante su reconocimiento médico.

Todo eso que queda en mí me enriquece como enfermera y como persona, inculcándome la energía necesaria para seguir mi senda en ese buen hacer.

Deseo que mi experiencia como paciente sirva como aprendizaje a todos y cada uno de los enfermeros enamorados de su profesión.

Este relato está basado en una historia real, mi historia.

 Gloria Llanes.

 

 

INVENTAR PAISAJES

 

INVENTAR PAISAJES

 

 

         Me detengo en el paisaje, lo miro, lo observo, lo analizo; ¡qué sería de mi si no existiera, qué de nosotros¡. Persigo ese paisaje le busco la identidad, trato de involucrarme en su mancha, en su charco, me admite y me llena más. Cada paso es un paisaje, no se acaban, ¿cuántos existen?, ¿dónde están los lugares sin paisajes?. Y cada hora el  mismo paisaje parece otro, será por el sol; es por el sol; la luz le llega más filtrada o más suave, y le influye.

         Después quiero hacer un paisaje que no esté inventado y lo traigo a mis ojos y me parece distinto a los demás cuando en realidad le había puesto un trocito de cada uno de esos más insignes que guardaba en mi memoria, pero he creado un paisaje solo para mi; trato de ponerle más color o menos bruma, lo explico y consigo que le guste a mi amigo; él me dice que quiere inventar un paisaje y se va a la mar y allí le pone mucha espuma y me dice que le ha salido demasiado blanco pero nos gusta. Convencemos a la familia para que cada cual se invente un paisaje y lo hacemos después de la cena; nos entregamos la descripción como si fuéramos amigos invisibles y nos sorprendemos. Disfrutamos cada cual con su paisaje inventado.

         Al día siguiente proponemos en la oficina un concurso de paisajes inventados. Por la tarde cada cual presenta el suyo y se otorga el premio al conserje de la oficina que propuso un paisaje con árboles frutales y pareció el más original. El regalo al premio fue una gorra  para captar mejor o inventar mejor los paisajes.

         Se sucedieron los acontecimientos y la voz se corrió por los pueblos y en las escuelas había clases de paisajes y en los talleres se inventaban paisajes y  se consolidó la idea hasta el punto de tratarse a nivel político en los plenos de los ayuntamientos y los concejales aprendieron a inventar paisajes y desde entonces la vida comenzó a tener otro aliciente. Ahora hasta el menos romántico sabe inventar un paisaje y lo hace bien y le gusta y lo enseña con orgullo y todos disfrutamos.

 

 

 

                                             Ramón Llanes.

INTENCIONES

 INTENCIONES

He tenido un año de perros, me salieron mal las cuentas y me sobró vanidad para afrontar con un mínimo de honor mi sentido de hombre; he sido -este año que pronto acabará- el desastre que fueron aquellos a quienes nunca admiré. Ellos me infundieron esta inútil genética que solo para desordenar situaciones me ha servido. Perdí el amor en un impulso y gané el tabaco en otro impulso, jugué con la velocidad como si estuviera haciendo carambolas y me tropecé con todas las barreras hasta partirme la nariz, el brazo derecho y la libertad; me subí al único globo que había visto en mi vida y me perdí por el espacio a expensas del viento durante cuatro días y no sé cuántas noches; me suspendieron en las oposiciones a “hombre bueno” porque había faltado el respeto a un taxista; me echaron del club de poetas porque copiaba los versos de los demás; tengo en saldo negativo mi relación con el banco, con la vecina de enfrente, con mi amigo Lalo, con el presidente de la comunidad y con un camarero del bar de abajo que un día me puso una copa de vino sin enfriar.
No me siento orgulloso de mí mismo y he pensado cambiar en lo máximo que pueda en estas navidades que es un tiempo propicio para mejorar. Como no soy tenaz ni constante he decidido hacer por impulso todo aquello nuevo que quiero meter en mi vida empezando por dedicarme a querer a quienes no quiero, a perdonar a quienes nunca he perdonado y a darle un abrazo al camarero, al del banco, al presidente de la comunidad y, por supuesto, hacerle un soneto inédito a mi amigo Lalo; ah, si me alcanza la magia me montaré en una estrella y volaré hasta Ucrania por si allí necesitan de mis utopías. Eso haré esta Navidad.

Ramón Llanes. Navidad 2022.

sábado, 17 de diciembre de 2022

HOY

 
HOY
 
Hoy, las autoridades,- por fín-,
han puesto nombre a la calle rota
donde solo viven los obreros,
donde juegan el pozo con la sed,
el perro con la gata, los gritos con el silencio.
Le han puesto “calle del olvido”
y todos aplaudieron al pisarla el alcalde
por vez primera.
Luego invitaron a refresco y hambre,
se marcharon en largos coches negros
con bocinas huecas
y hablaron de otra cosa, las autoridades,
de otra cosa distinta de los obreros
y de la calle rota
y de las promesas de siempre.
Nadie miró,
los obreros siguieron llorando
con su olvido.
 
 
Ramón Llanes. (de MEMORIA DEL PRÓDIGO)  

FELICES DEL TODO

 FELICES DEL TODO

            Me he vuelto a preguntar por qué aún no somos felices del todo a pesar de la experiencia que tiene nuestro mundo en esto del trato con los seres humanos y de conocer sus necesidades, sus ilusiones y sus quimeras; me lo he preguntado con cierta vergüenza porque cada vez que  hago un recorrido minucioso por las causas y busco culpables siempre encuentro mi nombre al final de la lista y al momento se me olvida la felicidad y sigo caminando como un autómata sin querer entender de asuntos que no están en mi alcance sensorial y me quedo más tranquilo.

 

            Ramón Llanes

AYER

 
         AYER
 
Ayer llevabas el orgullo en las manos
y una rama de tiempo en las manos
y un canasto de satisfacción en las manos
y llevabas una mano en tus manos
y caminabas sin meta
con la seguridad de todas las esperanzas a tu alcance,
como si tú llevaras esperanzas al paisaje.
Ibas completa de razones para repartir,
el sentimiento te había otorgado buenos momentos
y fue tu  aliado de paseo y corazón
por el sendero inverosímil
que ayer pisaste sin entender
que todo el universo te observara.
Solo yo era el universo,
planeta escondido con aguijón de luces,
presagios y declaraciones;
yo era, ayer, quien hiciera contigo
la mañana menos gris y quien
diera riendas abiertas a los mejores recuerdos y al futuro.
Ayer no fue como siempre,
estuvimos juntos toda la eternidad
que dura una mirada,
tierra querida.


Ramón Llanes.

jueves, 15 de diciembre de 2022

RESPUESTAS

 RESPUESTAS

 

 

         Ha venido el emisario a traer la encuesta, a preguntar por la vida, a ocuparse de nosotros, a llevarse una respuesta en el cuaderno para sus apuntes. Ha querido preguntar por el timbre roto, por la pared caída, por el silencio, y nadie ha consentido emitir una respuesta. Preguntó por las horas de descanso, por los hijos que están inscritos en el libro de familia, por la estufa apagada, por el tendedero, y callaron los asistentes como si se tratara de una trampa contra ellos. Quiso preguntar por el salario de cada mes, por la hipoteca vencida, por los papeles del coche, por la ansiedad de los niños, por el desorden en la casa, por la limpieza de los cristales, por la religión que profesan, por los ídolos que tienen, por los sueños despiertos de cada día, y no fue capaz de hacerlo. Preguntó por la trivialidad en forma de test: la dieta mediterránea, la marca del reloj, los años de la abuela, el número favorito, la hora del almuerzo, y cada cual respondió al intruso con las mismas premisas de la encuesta: que de dónde venía, que para quién, que por qué, que cuándo, que su nombre, que su cargo, que su filiación deportiva.

         El emisario era un hombre pequeño que nunca tuvo inquietudes ni aspiró a puesto de responsabilidad, hacía su trabajo, se montaba en su motocicleta, visitaba a su madre todos los días, llevaba afecto al hogar y se bebía de un sorbo la programación nocturna de la tele. No pensaba en ascender ni en tener más hijos ni en buscar una amante ni en escribir un poema, se limitaba a obedecer, sin preguntas y sin respuestas.

         Todos los osados sin respuestas se asoman antes a la argucia para comprender mejor por qué se les tiene en cuenta para conocerlos; todos saben que cuando les preguntan les ofenden, que si responden se desnudan, que si se callan aciertan. Hartos de estar hartos, de furias, de anuncios, de voces, de acosos, hartos de la cosa pública, del amén privado, de la asistencia y del recelo, hartos de sí mismos, los hombres sin respuestas son la asamblea tácita, la mayoría.

 

 

         Ramón Llanes. 

AHORA QUE NADIE ME VE

 

AHORA QUE NADIE ME VE

 

 

            “Es temprano, el mundo está dormido, la Navidad consiguió encender los sueños de altas horas hasta que y se infectó de cansancio la alegría. He salido a la poca luz del alba a esperarla con impaciencia, estoy sola y puedo hacer y deshacer a mi modo; ahora que nadie me ve me apetece hacerle algunos retoques al mundo, a ver cómo me queda.

            Le daré la vuelta, los polos serán el centro de la tierra, las aguas ocuparán los espacios inertes, las montañas serán valles profundos, los valles se llenarán de nieve blanca todos los veranos, la luz se hará dulce todos los días y amielará los campos y las conciencias, pondré al sur toda la vida, reuniré los animales para una fiesta épica en los aledaños del entendimiento. Los hombres se conocerán y sus tiempos serán calmos y apacibles, no existirán la valentía ni el desánimo, acabaré con los odios y las contiendas, será obligatorio respetar los sueños pero se acabarán las utopías por lograr cosas imposibles porque todo será posible; seremos del universo y de las constelaciones, formaremos parte de los ciclos siderales y se limitarán las desesperanzas y las hambrunas hasta desaparecerlas; moldearemos el tiempo a nuestro único antojo, mañana podrá ser también ayer y “nunca” dejará hueco a “siempre”.

            Volcaré la verdad, -una única posición de la verdad- en los pensamientos y en las actitudes, preveré la inacción de la oligarquía, la dictadura, la dogmática y la fe;  se irán de esta esfera los cobardes y los valientes, ni cielo ni invierno limitarán las conductas, ni avaros ni esclavos ni dóciles tendrán sitio resguardado; ampliaré la decencia hasta la satisfacción plena.

            Una cadena de pensamientos recorrerá de lado a lado las inteligencias humanas para dotarlas de los emblemas necesarios, será todo como más nuevo, con adicciones obstinadas por la razón. Y olvidaré concederle estrados y poder a quienes nos faltaron al respeto creando diferencias y aumentando desconsideraciones por nosotros.

            Cubriré así la primera página y prepararé tiempo y esquemas para la próxima vez que se duerma el mundo y se me permita diseñar”. Pensó el hada.

 

 

            Ramón Llanes

martes, 13 de diciembre de 2022

QUÉ SUEÑAN LOS POETAS ANDALUCES DE AHORA

 QUÉ SUEÑAN LOS POETAS ANDALUCES DE AHORA

 

            En digna evocación e invocación a Neruda por un cumplimiento más del tiempo que nos falta, ha primado la consigna de indagar los pasos de los poetas andaluces para verles los espasmos, las pasiones y los merecimientos que se les vuelcan en sueños de almirez de tardes de nimbos y noches escondidas. Y no digáis que agotado su tesoro de asuntos falta enmudeció la lira, que podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía ni digáis que el falso plenilunio enmascaró los versos de la plebe lírica que golpeara antaño emociones y conciencias ni acaso digáis que las rimas sobran en la debacle de los sistemas, para decir que los poetas andaluces sueñan palabras de armiño, se columpian en lisonjas de befos y viven; para decir que sueñan los poetas andaluces de ahora con la crecida de la lágrima en el dogal de algunos miedos y para decir que es tiempo aliado de odas y respetado de estrellas.

            El Sur, decid, es el martillo que despierta las soledades con palabras y decid poemas sin enredos en los burdeles y en las fábricas de anhelos, que los poetas siguen inventando usos de sonrisas, que los poetas niegan las existencias de los imposibles y se divierten con pájaros inconcebidos y renglones en blanco. Que todo este orbe está cubierto de nombrados y anónimos poetas, de poetisas que piensan y sienten con la lírica en la piel, de recuerdos de quienes dejaron páginas repletas de ardores y de luces que encendieron predecesores en la metáfora. Decid que no falta un calcetín, una barca, un liquen, una esfera, un cieno, una lluvia, una utopía en los versos que escriben y sueñan los poetas andaluces de ahora; decid atardecer y mirada y estaréis sumando rimas; o decid tiempo y sosiego y estaréis leyendo la constante mensajería escrita de los escribidores del Sur que ponen instantes de enigmas en cada canto.

            No agotó la lira su tesoro ni la voz poética de los hombres y mujeres que anegan de fantasía las laderas sinuosas de esta supuesta realidad, quebró el suspiro; no pudo el silencio con la palabra ni la debilidad con el sustento. Ahí sueñan a tiempo suelto, entre farras de imágenes y lindezas de arrullos los poetas andaluces de ahora que, sin moldes, versifican los poemarios infinitos que descuelgan las horas para sobrellevar con causa la vida.

 

            Ramón Llanes 

lunes, 12 de diciembre de 2022

DE PRONTO

 DE PRONTO.

         Es aún muy de mañana cuando se me abre el apetito de salir al mundo, después de los pasos de noche y madrugada, aún con la mancha de los estigmas del sueño encallada en el inconsciente. Me encuentro con la calle, con las esquinas salientes, con el asfalto negro; me encuentro con el silencio de las personas que caminan sin remedio, con la prisa de algunos; me encuentro, de pronto, con niños despiertos sin compasión que insinúan frescura y futuro.

         De pronto llego al  final del trayecto, también tiene calles, esquinas, vida mañanera. ¿No existen bohemios voluntarios que la habiten?-me pregunto-; solo el suelo mojado me indica que algo estuvo insomne mientras yo dormía. Me arrimo a la encimera alta de esta misión de hoy a donde me traen a diario las obligaciones de supervivencia y de pronto no me parece que haya tocado la vida ni la meta, me parece solo que he conseguido rebasar un obstáculo y apuntarle horas a mi calendario en fase positiva.

         De pronto calculo las incidencias que me esperan y calculo cuánto de sorprendente puede restregarme el día, sin acaso desearlo. Y le pongo un botón de muestra emitiendo la primera sonrisa a quien me esperaba.

 

 

Ramón Llanes

DE LOS MIEDOS Y OTROS SUSTOS

 
DE LOS MIEDOS Y OTROS SUSTOS
 
 
Vine a profanar los miedos.
Esos serafines del sueño
que desgranan la facultad de dormir,
persisten al despertar
y conviven como parásitos
en este armar, desarmar, demoler
y deshacer ficciones que es la lontananza
del hombre solo.
El miedo del solsticio pasado,
del mentor presente,
del venidero tiempo de ventisca,
de todos los miedos que se juntan
en el asco y frenan
la palabra, la añoranza, el deber.
De los miedos acólitos que descreen
salmos, desprecian cereal y lodo,
acusan, disuelven, castigan, orinan
con desprecio en la acacia
sin respetar que duermes
y que eres tú, en viveza
quien lo sufre. A esos miedos
traviesos y leprosos
vengo a ahuyentar del frasco donde
amas. 
 
Ramón Llanes

domingo, 11 de diciembre de 2022

EL TREN DE LAS CEREZAS

 EL TREN DE LAS CEREZAS.

            La niña resolvía la tarde cortando mariquitinas en la mesa ovalada del salón a la luz de una lámpara fluorescente, intensa y cenital que a poco conseguía entortar las líneas trazadas. De ese turbio aburrimiento que la invernada deja en los cristales y en los ánimos, de esa apariencia de existir que los niños inventan para entretener al tiempo; en la dulce comodidad estaba, rendida al entusiasmo de fabricar sus muñecas, cuando el padre anuncia,! nos vamos¡; la niña levanta los ojos brillantes como estrellas y, olvidando la tarea, se pierde en la sorpresa para arreglar lo mucho de ilusión que se precisa para un viaje a cualquier parte.

            En los preparativos incluyó la niña todas las emociones de la aventura. Le esperaba el glorioso tren de las cerezas en el andén de una esperanza. Sería vivir, saber descifrar los horizontes y la distancia, un pueblo, otro pueblo, el río, la agitación del tren, un entorno nuevo y, sobre todo, la otra cara de la vida.

            Antes de la hora de salida se llenaron de gentes los vagones, soldados, mujeres con grandes maletas, un grupo de niños vestidos de uniforme como si fueran de acampada, un cura solitario, un señor con sombrero; la niña observaba los detalles de aquella heterogénea concurrencia y esperaba en la ventanilla de su departamento que la campana diera el toque de partida.

            Echó a andar, paisaje adentro, el tren de las cerezas adelantando los árboles y tragándose la vía, al canto escolar de los niños y al primer sobresalto de aquella niña que dejó un momento su sonrisa al atravesar un túnel.

            Refiere la leyenda del tren, publicada en el cuadernillo de ruta, que nunca tiene destino cierto, que se le conoce como el tren de las cerezas porque sale puntual cada diez de abril del Valle del Jerte en la provincia de Cáceres y que recorre hasta el diez de agosto cada una de las estaciones de todos los pueblos y ciudades de la península. Refiere también que los pasajeros reciben un ramillete de cerezas al final de su destino y suele referir en letra muy pequeña que el tren sólo anda empujado por las sensaciones que, a medida de su marcha, vayan experimentando sus viajeros; eso dice, en letra muy pequeña, la leyenda del tren de las cerezas.

 

            R.Llanes

A MARIO Y CLAUDIA

 A MARIO Y CLAUDIA

 

 

El amor había hecho otra vez diabluras en el espacio por los embrujos de Granada. Se buscan los ojos hasta destinarlos en un beso ceñido, Mario y Encarnación, en el leguaje de una distancia sorprendente han decidido viajar juntos por la vida, amparados, por si acaso, en los pilares de la raíz amada: Puebla de Guzmán para él, Almocita para ella.

Al mismo tiempo en los contornos de sol abierto, luz de saeta y abrigo del río, Antonio y María se interponen en una canción sin fin que dignifican como ceremonia de amor. Son, aquí, Cantillana y Huelva pechos amamantadores y testigos agradecidos de las promesas.

En aquel abril riguroso, torero y señorial trajo un niño su primor llanto de feria, querido juego de faroles y remolinos para ser llamado Mario Ramón Gómez Rivas, a quien ellos, los creadores, besan con la señal de la mejor bienvenida.

Requiebros de bonanza asoman por Sevilla también en la placidez de marzo para recibir a Claudia Ortiz Salido por quien tocan a gloria las campanas de San Benito.

De la felicidad, a veces íntegra, a veces azotada, aprenden los niños las conductas sabias de los padres. Y han de ser flores de campanilla con ribetes de gabacha y bulerías, las premisas que el río ponga en las manos de cada uno. A Claudia por aquí, por los azahares; a Mario por allá, por las tomilleras de El Andévalo. Se encuentran para entretenerse en el amor que se premian en este doce de octubre de 1996, con la humildad pasional que a ambos identifica.

Para que sean tiernamente felices Claudia y Mario, pequeños dioses de la bondad.

 

En su boda 12-10-1996.

Ramón Llanes.

EL DÍA MÁS NERVIOSO DE MI VIDA

 EL DÍA MÁS NERVIOSO DE MI VIDA

 

 

            Apenas iniciar la pequeña subida a casa, -cabezo de La Esperanza se llama-, nos restregó Dani con más alegría que dolor y sin venir a cuento, eso de: hoy es el día más nervioso de mi vida. Los abuelos caminábamos a su lado sorprendidos e intentando simular la  risa interna; advertimos que los posibles nervios no deberían causarle mucho incomodo porque no dejaba de hablar de aquello que esperaba para la tarde de un miércoles de setiembre de esos normales donde la única incidencia a destacar era el exceso de calor.

            -Es que esta tarde hacemos una fiesta en casa de mi amigo Samuel y nos llenaremos de cremas y chocolates y pintaremos las paredes y toda la casa, y eso me tiene muy nervioso porque estoy deseando que llegue ese momento.

            Para los abuelos comenzó a ser un día distinto dada la explicación madura de un niño de 7 años que sabía ya de nervios, de compañerismo y de felicidad.

 

 

            Ramón Llanes

viernes, 9 de diciembre de 2022

A MI CAMPO SUR



A MI CAMPO-SUR

Que llueva,
que llueva en mi campo
que le hace falta,
que lleva sin beber
desde hace tanto,
que conoce la sed
y sabe sufrir
hasta el cansancio.
Que llueva,
que llueva bien,
mucho y despacio,
que le sobra polvo
a mi camino
y parece más corto
con el barro.
Que llueva,
que llueva un poco más
y será poco,
que ya no sabe el agua
sus regajos
y está cansado el sol
de singladuras
y está dolido el sol
de calentarlo.


Ramón Llanes. (UN SOPLO DE MI VIDA)

martes, 6 de diciembre de 2022

UN ASUNTO DE SU INTERÉS

UN ASUNTO DE SU INTERÉS



Estaba en lo cierto, la película le involucró perfectamente en la trama hasta entender de buena manera que el ladrón fuera condenado por robar un caballo y le ahorcaran en un árbol alto sin una pizca de justicia donde pudiera explicar su error o su osadía; justificó el conflicto entre dos clanes por venganzas, no se puso a pensar en la importancia del odio en aquel argumento e incluso se sintió bien oyendo la banda sonora de las pistolas como música ambiental del guión; estaba en lo cierto de haberse propuesto evadirse del mundo por un rato y de haberlo conseguido.

Al finalizar la proyección se vino a su vida de hombre pacífico e intentó pasar la página con normalidad, en su sillón de siempre, con sus rituales de familia y su esperada sopa caliente; sonó el teléfono, “es de la comisaría -le comentó su mujer- te llaman por un asunto de tu interés”; antes de tomar el auricular se creyó culpable del robo del caballo y condenado a la horca sin ser juzgado y, sin atender la llamada, perdió el apetito y se llenó de remordimiento.


Ramón Llanes. 

lunes, 5 de diciembre de 2022

CHARCOS

CHARCOS


Ha llovido
y han vuelto los charcos a distinguirse de humedad en la tierra
como si tuvieran una golosa vocación de mar
o de espejos,
y llegan para que los niños chapoteen sus pocas aguas
y se vea en ellos el cielo mirando hacia abajo,
para que por un rato el mar se crea un charco mayor
y ambos se transmitan emociones
de cómo es la vida tierra adentro.
Y contemplarlo se hará útil
para tener exacta conciencia
de la separación entre la realidad y el eco
porque acaso también se le antoje al charco
aparentar un eco místico de lago,
una dosis de nube,
el resultado de la caída de la cesta pantanosa de los suburbios celestes
hasta la urdimbre de tiempo que acá se forja.
O quizá sea solo una estampa efímera.

Ramón Llanes