RAMÓN LLANES
BLOG DE ARTE Y LITERATURA
lunes, 31 de julio de 2017
CLIENTES
CLIENTES
En
nuestra calidad de clientes somos el punto de mira de cuestionables bombardeos
cotidianos que frustran nuestra concentración en los deberes o en el reposo y
soportamos la palabrería intentando conservar la compostura con cierto decoro educacional
asumiendo a veces los riesgos del agobio por tanta persecución; nos creemos
solos en el mundo en ese momento, como si a nadie más importara el producto a
ofrecer, nos sentimos incapaces de eludir la batalla dialéctica y caemos
frágiles en la trampa de la compra, ofrecida con una ininteligible retórica
contra la cual no poseemos respuestas útiles.
La
búsqueda de clientela tiene más de jungla que de sociedad avanzada, dudando
mucho que en la jungla se empleen sistemas tan agresivos e insultantes. Y es la
normalidad, ya no resulta extraña la llamada a la tan inadecuada hora de la
siesta ni la audición de una voz que en tono sudamericano nos incita
correctamente a escucharle. Es muy importante saber transmitir las excelencias
del producto y para ello se usa una metodología de seducción que conduce a la
aceptación de manera incondicional aunque surja el arrepentimiento a los dos
minutos del cuelgue. Esta tendencia no tiene límites marcados ni fecha de
caducidad, así están pensadas las formas y así se ponen en práctica.
Qué
de bueno, de obsoleto, de absurdo, de inhumano, de procaz, de incorrecto o de
burdo tiene este sistema nos lo planteamos a cada instante e incluso ponemos
observaciones contrarias en la conversación, no es misión del cliente marcar la
pauta, así funciona el mundo y así correspondemos los mundanos, mal que nos
pese. Aunque, en un generoso rincón de nuestra
comprensión, admitimos que quien está al otro lado se dedica sencillamente a
buscarse la vida al igual que nosotros la buscamos, quizá con otra fórmula o la
misma, en la acera de enfrente. Y entonces nos fiamos de seguir siendo
tolerantes.
Ramón
Llanes. 24 de junio de 2015
OTRO PELDAÑO
OTRO PELDAÑO.
El tiempo
suele ser el compañero inevitable de todas las consecuencias agradables o
desagradables que nos depara la vida. Y es también el tiempo el detonante de
los acontecimientos, el impulsor, el testigo, el mediador o el detector, de esos
sucesos que nos acaecen y que van haciendo que seamos de una u otra manera. Y
esto lo sabemos cuando empezamos a conocer al tiempo y no antes.
Ese
mismo tiempo nos pone paulatinamente los peldaños de nuestra existencia, unos
más altos, unos más débiles, unos más torcidos, unos más lógicos, unos más
trágicos, hasta componer la totalidad de los que forman la escalera. Sin saber,
siquiera por asomo, los peldaños justos que tenemos asignados o los que
realmente tiene nuestra escalera. A nosotros nos toca vivir, el resto es
competencia de la vida, ella se vale sola para dividir, designar, comprobar o
torcer cualquiera de las opciones que tiene metidas en su caja de sorpresa.
Ya de
por sí la vida es una sorpresa y mucho más la subida de cada uno de los peldaños
que día a día tenemos delante para intentar escalar. Somos pues, escaladores de
oficio, alternando con los grados de parsimonia, valentía, desaliento o
felicidad que esa tarea nos depara.
Vivir
es un deleite, tener la vida es una asignación natural biológicamente perfecta,
disfrutar de esa existencia puede constituir una meta imposible o un camino de
azúcar; está en nuestra actitud ser carne de una o de otra alternativa.
Desde
la vida, un peldaño es una ilusión o un peldaño es una carga; desde nosotros,
si nos enfrascamos en esa aventura por designio natural, el peldaño tiene que
ser necesariamente una inquietud ilusionante; de lo contrario mal nos
perdonarán las horas.
Ramón Llanes.
DESAHOGO
DESAHOGO
No quiero
nacer otra vez, por si acaso,
no están mis
ojos para rímel ni antifaces,
no me sobran
cartas para la próxima jugada,
no me da
asco retirarme del oficio de loco,
no hay
palabras capaces de aburrirme,
no me he
propuesto cambiar,
no me muero
porque sería hermoso.
Ramón
Llanes. (MEMORIA DEL PRÓDIGO)
viernes, 28 de julio de 2017
CADA DÍA
CADA DÍA.
Cada día tiene un
amanecer y un ocaso, una luz y una sombra, un sobresalto y una alegría, un
perdón y un agravio, una paz y un conflicto.
Cada día es nuevo y
antiguo, es cálido y fresco, es fuerte y débil, es ostentoso y humilde, es mujer
y hombre.
Cada día salimos a la
puerta para definir el camino, nos adentramos con dignidad hasta llegar a la
meta marcada, somos un cuerpo que busca el confort y un alma que aligera los
sentimientos. Percibimos, cada día, cómo se mueve el aire sin consultarnos,
cómo se agranda la mar sin anunciarlo, cómo viene la lluvia sin presentirlo.
Percibimos el malestar, la miseria y el desastre, percibimos la bondad y el
amor. Nos hemos acostumbrado al olvido de quien nos olvida y al amor de quien
nos ama.
Cuando se acabe la
jornada y el ocaso apunte el cierre en nuestros ojos habremos sentido mil
sensaciones imposibles de describir pero aún sin tiempo para pensarlas, algún
cansancio nos empujará a compartir un sueño para recuperar los amaneceres
siguientes y poder encontrarnos de nuevo con la luz, la sombra, la paz, los
silencios y la nostalgia. Este tiempo de ahora tiene la sutileza del estío, que
para unos es semblanza y para otros pesadumbre; para nosotros, los equiparados
a la sencillez, este egregio tiempo se convierte en bolsa de voluntad con
abrazos de colores, y endulza la razón.
Algo así es la vida.
Ramón Llanes.
BESTIARIO DE LA AUSENCIA
BESTIARIO DE
LA AUSENCIA
Desposeído
de indultos, la ausencia no calma.
La sangre
no dignifica,
no
maltrata más la piel que la carencia de palabra,
los lobos
aparecen tras la ventana,
todas las
noches, todas las ventanas,
todos los
días oscuros, los círculos cerrados,
las
paredes manchadas de cieno,
perdido
el rumbo,
la carga
de desespero pesando como una culpa.
Perdidas
las ocasiones que reclaman los ojos,
queda
todo lo que no se parece a la paz,
lo que se
despreciaba, lo inútil es ahora el mejor
plato. Es
el bestiario de la ausencia,
que duda
si desconectar manos cómplices
o
desabrir las puertas de cal y canto
propiedades
del amor. Duda si preguntar
o
silenciar, atender o borrar,
duda,
todo el tiempo hecho efímero,
sin
edemas de eternidad alentando.
Muere
pálido en consuelo que tanto uniera,
desfallecen
elencos de gozos, convertidos
en
bestiarios de caprichos que traen
los
polizones sordos, las agrestes carencias,
las
indeseables miserias.
Mientras,
vence el bestiario
la luz
huída a los sitios sin premios.
R.Llanes
27-2-07.
jueves, 27 de julio de 2017
ADVERSARIOS O ENEMIGOS.
No siempre los adversarios son
enemigos, más bien casi nunca los adversarios son enemigos entre sí.
Adversarios podemos ser todos en cualquier momento de nuestras vidas,
ciertamente también podemos ser enemigos, pero es más fácil ser adversarios, no
lleva el componente de enemistad, odio o repulsa, como entre enemigos. He
vivido lo justo para ver cómo los adversarios en el deporte se abrazan, se
intercambian halagos, jamás llegan a los insultos o las descalificaciones, está
muy mal visto. En el campo de los negocios también los adversarios se respetan
e incluso en muchas ocasiones se alaban. De hecho sus corporaciones sirven para
tutelarse mutuamente y para programar estímulos, consignas y horizontes
organizadamente. Existe también esta armonía entre escritores, periodistas, arquitectos,
médicos, albañiles, etc, pero carecen de ella los políticos y no sé por qué. Es
obvio que ellos también forman parte de la misma sociedad, sin embargo son
enemigos y bien que lo recalcan y bien que lo cacarean.
Es imposible oír un comentario
positivo de un político respecto de otro de distinta formación, es muy habitual
oírles en descalificaciones, reproches, insultos. Luego se aprietan la mano
como si nada y a nosotros nos da para pensar que una de las dos actitudes es
falsa. Sin son adversarios no cabe la enemistad, si son enemigos no caben los
disimulos ni los abrazos.
Ramón Llanes.
miércoles, 26 de julio de 2017
martes, 25 de julio de 2017
MUÉRETE EN ABRIL CONMIGO
Muérete
en abril, conmigo,
tiempo,
ensoñación, mujer, quebranto,
alféizar,
caldo, hembra, efe,
sordera,
afasia, disloque, anemia,
cántara,
amor, causa, lisonja, espejo,
muérete
en abril, conmigo,
catarsis,
solo para entender
a
qué juegan los dioses
cuando
nos olvidan,
para
iniciar antes todos los abriles
que
le sobran al tiempo,
para
recitar sin náuseas a la oscuridad,
recitar
mirándonos vivir.
Ramón Llanes. (MEMORIA DEL PRÓDIGO)
ALGO NUEVO
ALGO NUEVO
El tránsito
será tan nuevo como el día,
imaginado y
distinto,
corta senda,
trecho amable,
lentiscos que adornan
las veredas,
hombres querenciosos,
mujeres
engalanadas de colores.
Llega
con este solsticio
la creencia
en la ruta
hacia el
delirio del campanario,
hacia el
campo abierto
de la
ermita.
Ramón
Llanes. 25 julio 2017. Tharsis
lunes, 24 de julio de 2017
COSAS DE LA CALLE: FAMILIA
COSAS DE LA CALLE: FAMILIA.
No es dado Pedro a considerar de
su familia a quien lo requiera y es muy propenso Diego a eso de la
familiaridad, así, todos los días, ambos discuten sobre los lazos de unión y
los parentescos que determinan el “primaje” entre ellos. Insiste Diego en que
sí y advierte Pedro en que no. Los demás no entramos en la dialéctica pero de
ser tan reiterada y cansina nos hemos obligado a opinar desde la broma,
partidarios todos del abrazo final que selle definitivamente esa ficticia
gresca y que queden como primos, parientes, o lo que sea, para bien de nosotros
y para mejor de ellos. Pedro no abraza primos inventados a pesar de las muchas
intentonas de Diego y cada mediodía, después de saborear el vino y el tomate,
se despiden con la vehemencia de Pedro y con la idea de recomponer mañana la
dichosa conversación sobre si en efecto son familia.
Los otros somos testigos del
curioso envite, provocamos el diálogo alto debajo de la acacia, reímos lo
nuestro y por tal razón no estamos seguros de querer que acabe el debate que
tanta ligera felicidad nos produce conviniendo todos en que la relación
familiar es lo de menos, al ámbito distentido interesa más que Pedro siga
sintiéndose amablemente hostigado y que
Diego persista en su derecho de considerarse primo de Pedro, así entretenemos
mejor el tiempo, restregamos risas puras a nuestro aire y nos dejamos invadir
por esta salsa grata que nos ofrece -en estío- la vida.
Ramón Llanes. Tharsis 23 julio
2017
domingo, 23 de julio de 2017
NO TODO CAMBIA
NO TODO
CAMBIA
Esta fugaz
pertenencia a la vida nos aporta, a veces, míseros compromisos. Tenemos
ensayada nuestra manera de correr, nuestras formas de comportarnos y nuestros
usos son del conocimiento general de cuantos
nos rodean. Cuando de hacer política se trata viene siendo habitual que
no importe la fórmula de personalidad que hemos empleado en nuestro anterior
devenir, porque hacer política parece se presta a cualquier modificación de la
personalidad sin que sea alterado el concepto que de nosotros tienen nuestros
semejantes.
Al cabo de la calle
un político de barrio se convierte en un candidato a no sé qué dirección
general de no sé qué ministerio (él tampoco lo sabrá, jamás; acabará su
mandato, si llega, sin enterarse de dónde estuvo y qué hizo, solo recordará con
plena nitidez el aumento del patrimonio), y comienza a engolarse poco a poco
hasta el punto de convertirse en un individuo tan distinto del anterior que ni
en los círculos más cercanos le reconocen. Es así, miren a todos los lados que
quieran y observarán que es así, desafortunadamente así.
Esta circunstancia
de cambio no se produce en el resto de los seres que componemos esta selva; los
hombres no cambian, mantienen su perfil y su personalidad así caigan rayos,
truenos o vendavales. El cambio sustancial de ser dependiendo de su posición
social está calificado como pérdida de la dignidad. Quizá a nuestros mayores
les sorprenderá más este tipo de actitudes, siempre conducentes a desequilibrar
los valores de la ética, causa de indeterminado número de problemas y norma no
aceptada por la sociedad con la dosis de reproche que conlleva.
No seremos quienes
pongamos acentos en conductas o moralidades para aquellos que no cumplan estas
reglas de convivencia, pero que quede dicho, ahora que se nos permite
reflexionar sobre ello.
Ramón Llanes.
MUCHO TIEMPO DESPUÉS
MUCHO TIEMPO DESPUÉS
Desde
que éramos futuro y los deseos tenían esa distorsionada forma de imposible,
desde que comenzábamos a creer en nuestras posibilidades y se nos ahuyentaban
la mayoría de los miedos porque nos fortalecíamos en la juventud, desde mucho
tiempo atrás, -antes incluso de la comisión de los tantos errores sociales-,
desde entonces se nos convocaba para mover las estructuras y jeringar a los
sistemas. Y ya, desde entonces, existían las promesas como ricas esperanzas
acarameladas que seducían en evidencia a la ingenuidad. La parte ingrata de la
sociedad nos trataba de comprar para luego vendernos en la primera estación o
para dejarnos escondidos con toda la culpa en los andenes del olvido.
El
tiempo no ha hecho otra cosa que repetir la incomodidad de la historia y en
estas alturas de invenciones de tecnología, volvemos a ser objetos de promesas
banales y engañosas que dan con el cuerpo en otro distinto andén y con el alma
en cualquier vendeduría de miserias para ser director general de los directores
generales que pegan los carteles en los miedos de los demás y los obligan a
descender a los abismos de la injusticia a cambio de un juego sucio con
bocadillo, cerveza y postre.
No
resulta desviado preguntarse ahora qué hemos conseguido en este “mucho tiempo
después”, sin contar el avance técnico y solo teniendo en cuenta en aquello que
nos distingue de otras civilizaciones por el bienestar alcanzado. Huimos
desaforadamente del imperio de la nostalgia y no pertenecemos a conocidos
ateneos populares de la demagogia pero somos carne del cañón que estalla en
cada guerra, boca que perdió la costumbre de distinguir sabores y humano en
lista de espera en petición de los derechos perdidos, por eso podemos denunciar
un fracaso o ponerle un cero en dignidad a este mentidero de sables que se
erige tutelador de nuestras vidas.
Ramón
Llanes. 18.09.2014.
TODOS NOSOTROS
TODOS
NOSOTROS
El alma toda se va llenando de
ansias,
cubierto de espera está el Barrito,
hay un regusto de estío
que anuncia otra convivencia
a los lados del esplendor que los
siglos
le dieran a la mina.
Seremos patronos de algo,
efemérides de mucho,
seremos los ojos completos
de la curiosidad de quienes se
quedaron
en el intento de volver
y seremos el cante plácido
que abrace la ermita.
Ramón Llanes. Tharsis 23 julio 2017.
viernes, 21 de julio de 2017
CALCETINES
CALCETINES
A
la izquierda del cajón de la mesilla hay un oscuro placer de rebuscos
silenciosos, todo parece muerto o perdido en una nada destructible; pasan
minutos y días y años y la soledad no se inmuta ni el miedo le inquieta, el
trajín está en otros lados de la casa y en otras partes de la alcoba. Cuando la
mano solícita toma cuidadosamente la ración de calcetines para la jornada, el
ambiente se muestra alegre, pierde su opacidad, se despereza; los bultos toman
formas de luz y pierden el color a sombra sostenida. Los calcetines vuelven a
la vida, a una vida de abajo, a restregarse por la piel despierta, a calentar
las manos de los pies y a preservar de insolencias la humanidad más oportuna
del amo.
La
tarea requiere movimientos previstos y danza intensa; la calle impone
lentitudes y prisas, pisadas y calmas, la calle tiene sus códigos que los
calcetines conocen y se adaptan al tedio
y a la armonía con toda dignidad. Antes de cerrados los ojos, la mordida del
tiempo conspirará contra aquello entendido como perverso en tal relato, sin
corresponder con la docilidad aparente de los ajenos calcetines a tanta treta.
Ellos están en su mundo de complicidad: a no romperse en el trayecto, a permanecer en su altiva
humildad y a callar las dudas de dolor durante la querencia.
Salir
del cajón de la mesilla pudo ser un débito de la libertad que el amo
correspondiera, merced a sus tratos tácitos y a sus atenciones. Luego se verán
en el lavado con otras prendas para más amenidad y a la postre regresarán a su
hábitat después de dejarse acariciar por la tierna paciencia de la madre y el
deber habrá sido menos agónico, salvo que la picadura del uso haya deshilachado
las puntas y deje herida y dolor hasta el próximo cosido. Los calcetines
observan los modos de las personas con una perspectiva gigante, son ellos los
reposaderos del camino y asueto imprescindible para esta supuesta manera de
vivir.
Ramón
Llanes. 20.11.2014.
jueves, 20 de julio de 2017
VIVIR
VIVIR
Nos
cuesta vivir. No refiero mi atención al desgaste económico. A vivir, a
respirar, a estar, a acomodarse. Vivir en términos de alcance de medios para
sortear las inclemencias duras o absurdas de esta existencia a veces útil, a
veces indeseable. Cuesta la misma vida vivir. Me imagino al gato con su
preocupación por comer, dormir y reproducirse; me imagino al toro que parece no
preocuparse más que de alimentarse; me imagino al pájaro que su objetivo
primero lo centra en el vuelo y en la reproducción una sola vez al año; imagino
la piedra que no tiene preocupaciones, sí en cambio el agua que anda, habla y
se relaciona; imagino la forma de vivir de un ciego en el paraíso, quiero
imaginar que sus anhelos serán los
mismos que los del toro o casi ni esos. Imagino al hombre, me hago más idea, y
es un ser tan adaptable que vive en condiciones extremas siempre.
Que
el hombre sea un ser radical lo dicen las experiencias científicas y además
dicen que la más importante de las preocupaciones de este ser llamado
mujer/hombre es mantener la vida, por encima de todo, incluso del deseo o de la
felicidad. Y al hombre/mujer le cuesta mantener el tipo más que a nadie de sus
socios naturales.
Vivir
en la soledad de tenerse y sobrevivir en el desamor y mantenerse intacto en
vida cuando el dolor ataca; vivir a pesar de los enemigos interiores, de esos
que desconocemos y nos llegan alguna vez, díganse depresiones, desganas, cáncer,
virus, inapetencias, etc. Es cierto que estamos incapacitados para casi todo,
que somos pura materia vulnerable y que aún a este pesar correteamos las vigas
altas cercanas a las nubes, sin paracaídas; es la vida.
ARENA PISADA
ARENA PISADA
Estarás con los ojos puestos
en el único horizonte que te deja la mar, lejano, inalcanzable,
como los deseos, como los sueños;
pero tendrás los pies acariciados de arena húmeda,
en la ola que no se cansa de mojarte,
en el trazo de la brisa.
O tendrás las manos troquelando
una figura surgida de tu entusiasmo,
pero habrás conocido cómo se toca una piel imperfecta.
O tendrás el pensamiento
pendiente de un espasmo
que alerte la consigna de un tiempo
que nace para no perderse.
O estarás en el pico más alto
de una nube sin agua
esperando un resultado de descanso,
pero sabrás que de la nube se cae, a veces.
O irás a las cumbres,
a los roquedos, a las correntías,
a pactar con tu conciencia,
pero la luz la llevarás en los morrales, inquieta y avispada.
Andarás campos, cornisas, planicies,
hasta que todo aquello parezca libertad,
donde el grito tenga siempre la respuesta del eco
y sea impúdico volver.
Allá, donde estén los materiales del universo,
arena pisada, luz soberbia, deseos corrientes,
la vista alargará la tarde
y la tarde se dejará querer si se abraza;
mientras, los huracanes dejados pasarán a la moda antigua, a la
despensa.
Alguien tocará tu espalda anunciando el regreso
y desde entonces lo cotidiano te será mediocre e insulso,
pero no habrás olvidado la complicidad con la arena,
con tu tiempo, contigo.
Ramón Llanes.
miércoles, 19 de julio de 2017
CRÓNICAS DE LA VEGA LARGA
CRÓNICAS DE LA VEGA LARGA
En
la paralela del río, en su bajada del norte, cuando llegara a esteros que
parecieran dibujados en el agua, se hacía presente en su izquierda natural la
esbeltez de la Vega Larga que hasta la misma entraña céntrica de la ciudad
Onuba se asomara, con su recuerdo desbrozado y sus germinados soles en
cabestrillo de la dinámica de la cuenca que marcara la consigna de continuar
hasta las ubres de la mar, allá donde los dos río –Odiel y Tinto- son un
abrazo.
Luego,
que la Vega Larga ha seguido respirando la vida húmeda de su puerto, del olor a
marisma y de los condumios de labranza, legumbres y hortalizas, que dieran otro
alimento a la marinería en sus vueltas a tierra. De la bulla inquieta de las
mañanas de mercado y vocerío de pescas y subastas; de la recogida de quienes se
quitaran los sueños en la omnipresencia del tugurio donde se componían
amistades entre copas; de aquel carro que frenara, de aquella bocina que
llamara a brega y de los “monturios” de sal, al frente, como un avispero
blanco, observando con placer y templanza las jugarretas del tiempo.
Desde
antes del otero, desde mucho antes de la margen que cuida la insolencia del
río, existe una conspiración egregia y no escrita entre la fuerza de las aguas
que bajan y la prestancia de los cabezos que la dejan pasar. Complicidad de gigantes,
de médanos, de garcillas, de espátulas, de juncos y jaguarzos que sellan un esplendor
de paisaje para embelesar.
Parecería
un rumor durmiente de Vega Larga y sus crisoles, que traerlos sonara a
nostalgia y guardarlos fuera olvido pero a nada de ello es llamada la palabra
más que a enriquecer el sonido inequívoco de una ciudad que se entretiene en
vivir, con estos adorables perejiles.
RAMÓN
LLANES 13.6.2013.
DE MEMORIA DEL PRÓDIGO
Debemos
escribir para morirnos
del
destierro y las hormigas,
han
de pertenecernos los abrazos,
nos
pertenecen los silencios, las razones, la negación.
Han
de pertenecernos los espacios libres del árbol,
vamos
a morir con ellos,
con
toda la tarde, con el azul, con la brisa,
morir
un rato de eternidad
para
escribir que nos pertenecemos
las
pestañas, el manantial, la hoguera,
para
escribir a dónde se llega
por
el atajo de la vida
que
no sea a la muerte.
¡Ya!,
nos dejaron solos con el universo,
quizá
nunca nos anotaron
en
el censo de nacidos.
Ramón Llanes.
AFECTOS SOBRE LIBROS
Alguien inventó el libro, se quedó tan pancho pero en realidad esta-
ba metiéndonos en un auténtico lío, quizá el mayor lío de la historia
porque a partir de entonces en todas partes del mundo se acogió la idea
y empezaron a celebrarse cada año ferias y fiestas dedicadas al libro. Y
entonces se puso de moda leer y los libros se convirtieron en formas
amables para pasar las horas de soledad y los lectores copiaron las con-
versaciones y los asuntos que se describían en los libros y a estos les dio
por pensar en crear libros y en admirar a quienes escribían libros y se
hicieron bibliotecas para guardar los libros y para que la vida tuviera un
alma llena de libros donde poder abrirlos, olerlos y leerlos. Y el mundo
se fue haciendo grande y culto y los ciudadanos adquirieron
conocimientos a través de los libros y los niños supieron imaginar a
través de los libros y los hombres enfermos se curaron por lo aprendido
en los libros y se creó la filosofía y se crearon las artes y a través de estas
creaciones provenientes de los libros los habitantes comenzaron a ser
felices y a tener aspiraciones y a luchar por la dignidad y por la verdad.
Quien inventara un día cualquiera un cualquier libro cambió la vida,
desobedeciendo los cánones de la naturaleza y convirtiéndose en un dios
inmenso que creó la mente y el pensamiento hasta un infinito inaccesi-
ble e insondable, creó el hombre un mundo en muchos mundos a través
de la compostura de los libros. Y de él nacieron las cosas y los espacios
y la voluntad y el amor y las esperanzas. No ha bastado, el hombre tan
dios que creara los libros tiene pendiente crear libros nuevos que resuel-
van los conflictos, las desigualdades, la pobreza y los odios y será
entonces cuando la sabiduría se imponga a la soberbia y cuando la bon-
dad se imponga al poder y cuando la felicidad no sea cuestión de cuen-
ta corriente ni de acción de mando y se haga costumbre cotidiana entre
los humanos. Y los libros serán cuadernos de apuntes de cuotas de amor
como la mejor custodiada verdad.
Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE)
15 Abril 2015
martes, 18 de julio de 2017
ABUELOS
ABUELOS
Hace poco, en un arcén de una carretera cualquiera aparecía un viejo
con cara de alegría esperando a una familia que nunca llegó. En un asilo
de cercanía, honroso y noble hasta más no poder, dejaba su último sus-
piro el más anciano de la comunidad, cumplidos los ciento cuatro y
leyendo sin gafas y utilizando la memoria como su mejor recurso, pero
se tuvo que ir, por imperio de la ley natural. Ayer supe que Rita se
estremecía en las soledades de su casa y quiso desaparecer de soslayo,
como había sido su designio. Dicen que se le fue la cabeza, -enfermedad
muy en uso-, a Lola la grande, señora de poco más de setenta que llev-
aba para adelante 8 hijos suyos, los nietos de rigor y los parásitos de
siempre que buscaban el puchero y el cariño y que siempre tenían con
Lola la grande. Y resulta que también está en las últimas.
Y luego dicen que solo se van los buenos y que los malos se merien-
dan aquí todos los calendarios. Y se oye que la justicia no otorga valor
a la humildad y al amor y también se oye que la justicia no tiene que ver
con todo esto. Pero los abuelos se rinden antes de tiempo en el primer
hospital, en un asilo luminoso, en el geriátrico de moda, en el banco de
enfrente de casa, en el casino o en ningún sitio; se rinden sencillamente
porque las cosas no están para batallas o porque intuyen carencias.
Y me llega que a los ochenta se le ocurrió a Lozano comprar unos
libros en setiembre para matricularse en Historia y lo ha hecho con las
agallas de un chaval y ahí está peleándose con los apuntes e intentando
sacar pecho y memoria suficientes como para alcanzar su meta.
Y me temo que miles de historias de este tipo son comentarios de día
en día por estas laderas de nuestra sociedad, en donde la culpa de lo peor
la tiene Dios y de lo mejor, nosotros. Y otros piensan que Dios no se
mete en estas cosas.
Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE)
1 Abril 2015
lunes, 17 de julio de 2017
VIENEN
VIENEN
Ha
venido a recogernos, el agua.
A
templarnos, el aire.
A
tenernos, el tiempo.
El
mar ha venido en acarreo de olas
con
sueñecillos de singladuras
en
los arenosos ojos, a mecernos.
Han
venido para estar,
estar
en lazos con nosotros,
la
libertad, el vencejo, los colores
el
jazmín.
Vinieron
las lluvias, el ángulo, la balsa.
El
hombre urdido en bruces de creosota
ha
venido limpio a la ventana.
Y
el sol, en golosinas, ha venido también
para
nosotros.
Ramón Llanes. (MEMORIA DEL PRÓDIGO)
HOMBRE CIPRÉS
HOMBRE
CIPRÉS.
El
recto de la tarde, la valla desigual,
el
hombre alto en la llanura, una cal
olvidada
hasta del olvido
y
los semblantes serios del musgo;
como
el hombre, como las raíces del ciprés
involucradas
en la tierra. El hombre
agnóstico,
el ciprés sin difuntos,
el
camposanto sembrado de malvas
y
crecido en envoltura.
Para
los dos, llegar es jugar con el olvido,
que
del hombre conserva la plebe amiga
sus
fieros silencios, sus escarceos con la soledad,
se
juntan a precio de muerte
en
un ejido largo, como sus pies y marcado
como
sus cejas de nidales, como sus ojos tibios.
El
ciprés también es hombre en la templanza.
Ramón Llanes.
(ANDANZAS Y TEMPLANZAS)
A PROPÓSITO DE LA MUERTE
A PROPÓSITO DE LA MUERTE
Los últimos días dieron mucho que hablar sobre la muerte; una mujer
y un hombre, -ambos sometidos a esa debla opresiva del poder-, dejaron
la vida y ocuparon su lugar en la inexistencia como cualquier otro
humano. Las mentes aún vivas del patio han calculado en poco tiempo
las bondades y maldades de esos dos seres mencionados, las tintas desfiguraron el papel con estridencias y las redes ardieron aprovechando la
noticia; la muerte consintió esa manera de juzgar tan propia de una
sociedad con valores en decadencia. Hablaron mucho de ellos, en exceso, demasiado, en positivo y en negativo, con rabia y con alegría, con
llanto y con aplauso, parece que todo cabía en las cajas de esos dos
muertos.
El ciudadano veintinueve millones y pico se dolió cuando la muerte
llegó a Pilar, Agustina, Jacinto, Eladia, José o Manolita, se dolió con
todo el recuerdo en las estrías más puras porque estas fueron muertes
anónimas y humildes de seres inmensamente grandes y no cabían en sus
cajas tantos halagos y ni siquiera se ocurriera a alguien mentar reproche
o desvalor y ni siquiera se produjeran insultos porque los seres hechos
en el calor del hogar limpio ocupan espacios distintos y órbitas astrales
que les protegen de estas ingratas menudencias. Por esos dioses nuestros
nos duele la muerte.
Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE)
28 Noviembre 2016
jueves, 13 de julio de 2017
CONTADOR DE VERSOS
CONTADOR DE VERSOS
Abre el lector la
primera inmortalidad del poeta, el verso inmortal que acechaba los gremios
escondidos de la memoria, abre el lector la página sensorial de la vida formada
por búsquedas y encuentros ante la dolencia de ambas; las letras del poema
tienen esa acepción íntima que se escriben con más parte de alma que de pluma y
se sostienen en el reto más inmenso de saber entenderse con la tristeza. Verá
el lector el paisaje anclado en la querencia, la madre como primigenia razón,
los juegos que valieron un tiempo de historias para poder contarlas al hilo de
una corpulencia de pensamientos. Todo se ha hecho más grande al pintarlo en el blanco
y vestirlo de verso, todo aquello que durmiera significa ahora la fracción más
golosa del libro. Abre el poeta su ductilidad, su armonía, todo su canapé de
emociones para asentarlos en su horizonte de sueños.
En la generosidad de estos versos leerá el lector
las manos del poeta, los ojos tan abiertos del poeta, la soledad tan asomada
del poeta; es el renglón multilateral de un poema único que se descifra a
través de los rasgos que caracterizan sus creencias en la libre disposición de
su vida trasladada desde la génesis a la soberbia, a la osadía, a los pasos
utópicos o desde aquella deleitosa amalgama de raíces que forjaran su propia solemnidad.
Se ha consumido el aire para soportar los versos escritos y solicitar el amor,
la esperanza, la entrega adivinadora del lugar donde se esconden las
veleidades, aquella rama última del solsticio, su poema no nacido a la esfera,
su preocupación machadiana, sus colores ambiguos que se retratan en la
crepitación de un suspiro cualquiera. Se ha ido haciendo poeta en el poema,
metáfora en el verso, comprendido en los atardeceres; es el poeta quien ha
devenido fuerte para solventar las dudas, es el mismo poeta –con arrojo y
coraje- el precursor de sus lances líricos para devolver a la gratitud su
admirada bonhomía.
Están contados todos los versos en una lista útil
para ser sabidos. Ha germinado esa facultad sana de escribir para uno mismo con
la seguridad de saber relacionarse con
la multitud o con una parte aliada del mundo que le ocupa. Al leerle los
silencios se le entienden los márgenes o dígase que todo son crepúsculos que
vienen a hacerse en la prontitud de una tarde que nunca sabe comenzar. Será
para el lector una algarabía de sensaciones distintas y nuevas perfilarse como
buceador de las insinuaciones y premuras que el poemario ha sugerido en su
clase de melancolías.
Ramón Llanes. Mayo 2016.
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