RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

lunes, 31 de julio de 2017

FILÓN NORTE. THARSIS


CLIENTES


CLIENTES

 

                En nuestra calidad de clientes somos el punto de mira de cuestionables bombardeos cotidianos que frustran nuestra concentración en los deberes o en el reposo y soportamos la palabrería intentando conservar la compostura con cierto decoro educacional asumiendo a veces los riesgos del agobio por tanta persecución; nos creemos solos en el mundo en ese momento, como si a nadie más importara el producto a ofrecer, nos sentimos incapaces de eludir la batalla dialéctica y caemos frágiles en la trampa de la compra, ofrecida con una ininteligible retórica contra la cual no poseemos respuestas útiles.

                La búsqueda de clientela tiene más de jungla que de sociedad avanzada, dudando mucho que en la jungla se empleen sistemas tan agresivos e insultantes. Y es la normalidad, ya no resulta extraña la llamada a la tan inadecuada hora de la siesta ni la audición de una voz que en tono sudamericano nos incita correctamente a escucharle. Es muy importante saber transmitir las excelencias del producto y para ello se usa una metodología de seducción que conduce a la aceptación de manera incondicional aunque surja el arrepentimiento a los dos minutos del cuelgue. Esta tendencia no tiene límites marcados ni fecha de caducidad, así están pensadas las formas y así se ponen en práctica.

                Qué de bueno, de obsoleto, de absurdo, de inhumano, de procaz, de incorrecto o de burdo tiene este sistema nos lo planteamos a cada instante e incluso ponemos observaciones contrarias en la conversación, no es misión del cliente marcar la pauta, así funciona el mundo y así correspondemos los mundanos, mal que nos pese. Aunque, en un generoso rincón de nuestra comprensión, admitimos que quien está al otro lado se dedica sencillamente a buscarse la vida al igual que nosotros la buscamos, quizá con otra fórmula o la misma, en la acera de enfrente. Y entonces nos fiamos de seguir siendo tolerantes.

 

                Ramón Llanes. 24 de junio de 2015

OTRO PELDAÑO

OTRO PELDAÑO.
 
         El tiempo suele ser el compañero inevitable de todas las consecuencias agradables o desagradables que nos depara la vida. Y es también el tiempo el detonante de los acontecimientos, el impulsor, el testigo, el mediador o el detector, de esos sucesos que nos acaecen y que van haciendo que seamos de una u otra manera. Y esto lo sabemos cuando empezamos a conocer al tiempo y no antes.
         Ese mismo tiempo nos pone paulatinamente los peldaños de nuestra existencia, unos más altos, unos más débiles, unos más torcidos, unos más lógicos, unos más trágicos, hasta componer la totalidad de los que forman la escalera. Sin saber, siquiera por asomo, los peldaños justos que tenemos asignados o los que realmente tiene nuestra escalera. A nosotros nos toca vivir, el resto es competencia de la vida, ella se vale sola para dividir, designar, comprobar o torcer cualquiera de las opciones que tiene metidas en su caja de sorpresa.
         Ya de por sí la vida es una sorpresa y mucho más la subida de cada uno de los peldaños que día a día tenemos delante para intentar escalar. Somos pues, escaladores de oficio, alternando con los grados de parsimonia, valentía, desaliento o felicidad que esa tarea nos depara.
         Vivir es un deleite, tener la vida es una asignación natural biológicamente perfecta, disfrutar de esa existencia puede constituir una meta imposible o un camino de azúcar; está en nuestra actitud ser carne de una o de otra alternativa.
         Desde la vida, un peldaño es una ilusión o un peldaño es una carga; desde nosotros, si nos enfrascamos en esa aventura por designio natural, el peldaño tiene que ser necesariamente una inquietud ilusionante; de lo contrario mal nos perdonarán las horas.
 
 
 
                                             Ramón Llanes.

DESAHOGO


DESAHOGO

No quiero nacer otra vez, por si acaso,
no están mis ojos para rímel ni antifaces,
no me sobran cartas para la próxima jugada,
no me da asco retirarme del oficio de loco,
no hay palabras capaces de aburrirme,
no me he propuesto cambiar,
no me muero porque sería hermoso.

 

Ramón Llanes. (MEMORIA DEL PRÓDIGO)

viernes, 28 de julio de 2017

CADA DÍA


CADA DÍA.

 

Cada día tiene un amanecer y un ocaso, una luz y una sombra, un sobresalto y una alegría, un perdón y un agravio, una paz y un conflicto.

Cada día es nuevo y antiguo, es cálido y fresco, es fuerte y débil, es ostentoso y humilde, es mujer y hombre.

Cada día salimos a la puerta para definir el camino, nos adentramos con dignidad hasta llegar a la meta marcada, somos un cuerpo que busca el confort y un alma que aligera los sentimientos. Percibimos, cada día, cómo se mueve el aire sin consultarnos, cómo se agranda la mar sin anunciarlo, cómo viene la lluvia sin presentirlo. Percibimos el malestar, la miseria y el desastre, percibimos la bondad y el amor. Nos hemos acostumbrado al olvido de quien nos olvida y al amor de quien nos ama.

Cuando se acabe la jornada y el ocaso apunte el cierre en nuestros ojos habremos sentido mil sensaciones imposibles de describir pero aún sin tiempo para pensarlas, algún cansancio nos empujará a compartir un sueño para recuperar los amaneceres siguientes y poder encontrarnos de nuevo con la luz, la sombra, la paz, los silencios y la nostalgia. Este tiempo de ahora tiene la sutileza del estío, que para unos es semblanza y para otros pesadumbre; para nosotros, los equiparados a la sencillez, este egregio tiempo se convierte en bolsa de voluntad con abrazos de colores, y endulza la razón.

Algo así es la vida.
 
Ramón Llanes.

BESTIARIO DE LA AUSENCIA


BESTIARIO  DE  LA  AUSENCIA

 

Desposeído de indultos, la ausencia no calma.
La sangre no dignifica,
no maltrata más la piel que la carencia de palabra,
los lobos aparecen tras la ventana,
todas las noches, todas las ventanas,
todos los días oscuros, los círculos cerrados,
las paredes manchadas de cieno,
perdido el rumbo,
la carga de desespero pesando como una culpa.
Perdidas las ocasiones que reclaman los ojos,
queda todo lo que no se parece a la paz,
lo que se despreciaba, lo inútil es ahora el mejor
plato. Es el bestiario de la ausencia,
que duda si desconectar manos cómplices
o desabrir las puertas de cal y canto
propiedades del amor. Duda si preguntar
o silenciar, atender o borrar,
duda, todo el tiempo hecho efímero,
sin edemas de eternidad alentando.
Muere pálido en consuelo que tanto uniera,
desfallecen elencos de gozos, convertidos
en bestiarios de caprichos que traen
los polizones sordos, las agrestes carencias,
las indeseables miserias.
Mientras, vence el bestiario
la luz huída a los sitios sin premios.

 

R.Llanes 27-2-07.

  

jueves, 27 de julio de 2017


ADVERSARIOS  O ENEMIGOS.

 

 

No siempre los adversarios son enemigos, más bien casi nunca los adversarios son enemigos entre sí. Adversarios podemos ser todos en cualquier momento de nuestras vidas, ciertamente también podemos ser enemigos, pero es más fácil ser adversarios, no lleva el componente de enemistad, odio o repulsa, como entre enemigos. He vivido lo justo para ver cómo los adversarios en el deporte se abrazan, se intercambian halagos, jamás llegan a los insultos o las descalificaciones, está muy mal visto. En el campo de los negocios también los adversarios se respetan e incluso en muchas ocasiones se alaban. De hecho sus corporaciones sirven para tutelarse mutuamente y para programar estímulos, consignas y horizontes organizadamente. Existe también esta armonía entre escritores, periodistas, arquitectos, médicos, albañiles, etc, pero carecen de ella los políticos y no sé por qué. Es obvio que ellos también forman parte de la misma sociedad, sin embargo son enemigos y bien que lo recalcan y bien que lo cacarean.

Es imposible oír un comentario positivo de un político respecto de otro de distinta formación, es muy habitual oírles en descalificaciones, reproches, insultos. Luego se aprietan la mano como si nada y a nosotros nos da para pensar que una de las dos actitudes es falsa. Sin son adversarios no cabe la enemistad, si son enemigos no caben los disimulos ni los abrazos.

 

 

Ramón Llanes.

miércoles, 26 de julio de 2017

martes, 25 de julio de 2017

MUÉRETE EN ABRIL CONMIGO

Muérete en abril, conmigo,
tiempo, ensoñación, mujer, quebranto,
alféizar, caldo, hembra, efe,
sordera, afasia, disloque, anemia,
cántara, amor, causa, lisonja, espejo,
muérete en abril, conmigo,
catarsis, solo para entender
a qué juegan los dioses
cuando nos olvidan,
para iniciar antes todos los abriles
que le sobran al tiempo,
para recitar sin náuseas a la oscuridad,

recitar mirándonos vivir.

Ramón Llanes. (MEMORIA DEL PRÓDIGO)

ALGO NUEVO


ALGO NUEVO

El tránsito será tan nuevo como el día,
imaginado y distinto,
corta senda, trecho amable,
lentiscos  que adornan
las veredas, hombres querenciosos,
mujeres engalanadas de colores.
Llega con  este solsticio
la creencia en la ruta
hacia el delirio del campanario,
hacia el campo abierto
de la ermita.

 

Ramón Llanes. 25 julio 2017. Tharsis

TIENE UNA VERDAD EL AIRE


lunes, 24 de julio de 2017

COSAS DE LA CALLE: FAMILIA


COSAS DE LA CALLE: FAMILIA.

No es dado Pedro a considerar de su familia a quien lo requiera y es muy propenso Diego a eso de la familiaridad, así, todos los días, ambos discuten sobre los lazos de unión y los parentescos que determinan el “primaje” entre ellos. Insiste Diego en que sí y advierte Pedro en que no. Los demás no entramos en la dialéctica pero de ser tan reiterada y cansina nos hemos obligado a opinar desde la broma, partidarios todos del abrazo final que selle definitivamente esa ficticia gresca y que queden como primos, parientes, o lo que sea, para bien de nosotros y para mejor de ellos. Pedro no abraza primos inventados a pesar de las muchas intentonas de Diego y cada mediodía, después de saborear el vino y el tomate, se despiden con la vehemencia de Pedro y con la idea de recomponer mañana la dichosa conversación sobre si en efecto son familia.

Los otros somos testigos del curioso envite, provocamos el diálogo alto debajo de la acacia, reímos lo nuestro y por tal razón no estamos seguros de querer que acabe el debate que tanta ligera felicidad nos produce conviniendo todos en que la relación familiar es lo de menos, al ámbito distentido interesa más que Pedro siga sintiéndose amablemente hostigado  y que Diego persista en su derecho de considerarse primo de Pedro, así entretenemos mejor el tiempo, restregamos risas puras a nuestro aire y nos dejamos invadir por esta salsa grata que nos ofrece -en estío- la vida.

 

Ramón Llanes. Tharsis 23 julio 2017

domingo, 23 de julio de 2017

NO TODO CAMBIA


NO  TODO  CAMBIA


 

Esta fugaz pertenencia a la vida nos aporta, a veces, míseros compromisos. Tenemos ensayada nuestra manera de correr, nuestras formas de comportarnos y nuestros usos son del conocimiento general de cuantos  nos rodean. Cuando de hacer política se trata viene siendo habitual que no importe la fórmula de personalidad que hemos empleado en nuestro anterior devenir, porque hacer política parece se presta a cualquier modificación de la personalidad sin que sea alterado el concepto que de nosotros tienen nuestros semejantes.

Al cabo de la calle un político de barrio se convierte en un candidato a no sé qué dirección general de no sé qué ministerio (él tampoco lo sabrá, jamás; acabará su mandato, si llega, sin enterarse de dónde estuvo y qué hizo, solo recordará con plena nitidez el aumento del patrimonio), y comienza a engolarse poco a poco hasta el punto de convertirse en un individuo tan distinto del anterior que ni en los círculos más cercanos le reconocen. Es así, miren a todos los lados que quieran y observarán que es así, desafortunadamente así.

Esta circunstancia de cambio no se produce en el resto de los seres que componemos esta selva; los hombres no cambian, mantienen su perfil y su personalidad así caigan rayos, truenos o vendavales. El cambio sustancial de ser dependiendo de su posición social está calificado como pérdida de la dignidad. Quizá a nuestros mayores les sorprenderá más este tipo de actitudes, siempre conducentes a desequilibrar los valores de la ética, causa de indeterminado número de problemas y norma no aceptada por la sociedad con la dosis de reproche que conlleva.

No seremos quienes pongamos acentos en conductas o moralidades para aquellos que no cumplan estas reglas de convivencia, pero que quede dicho, ahora que se nos permite reflexionar sobre ello.

Ramón Llanes.

MUCHO TIEMPO DESPUÉS


MUCHO TIEMPO DESPUÉS

 

                Desde que éramos futuro y los deseos tenían esa distorsionada forma de imposible, desde que comenzábamos a creer en nuestras posibilidades y se nos ahuyentaban la mayoría de los miedos porque nos fortalecíamos en la juventud, desde mucho tiempo atrás, -antes incluso de la comisión de los tantos errores sociales-, desde entonces se nos convocaba para mover las estructuras y jeringar a los sistemas. Y ya, desde entonces, existían las promesas como ricas esperanzas acarameladas que seducían en evidencia a la ingenuidad. La parte ingrata de la sociedad nos trataba de comprar para luego vendernos en la primera estación o para dejarnos escondidos con toda la culpa en los andenes del olvido.

                El tiempo no ha hecho otra cosa que repetir la incomodidad de la historia y en estas alturas de invenciones de tecnología, volvemos a ser objetos de promesas banales y engañosas que dan con el cuerpo en otro distinto andén y con el alma en cualquier vendeduría de miserias para ser director general de los directores generales que pegan los carteles en los miedos de los demás y los obligan a descender a los abismos de la injusticia a cambio de un juego sucio con bocadillo, cerveza y postre.

                No resulta desviado preguntarse ahora qué hemos conseguido en este “mucho tiempo después”, sin contar el avance técnico y solo teniendo en cuenta en aquello que nos distingue de otras civilizaciones por el bienestar alcanzado. Huimos desaforadamente del imperio de la nostalgia y no pertenecemos a conocidos ateneos populares de la demagogia pero somos carne del cañón que estalla en cada guerra, boca que perdió la costumbre de distinguir sabores y humano en lista de espera en petición de los derechos perdidos, por eso podemos denunciar un fracaso o ponerle un cero en dignidad a este mentidero de sables que se erige tutelador de nuestras vidas.

 

                Ramón Llanes. 18.09.2014.

TODOS NOSOTROS


TODOS NOSOTROS

 
El alma toda se va llenando de ansias,
cubierto de espera está el Barrito,
hay un regusto de estío
que anuncia otra convivencia
a los lados del esplendor que los siglos
le dieran a la mina.
Seremos patronos de algo,
efemérides de mucho,
seremos los ojos completos
de la curiosidad de quienes se quedaron
en el intento de volver
y seremos el cante plácido
que abrace la ermita.


Ramón Llanes. Tharsis 23 julio 2017.

viernes, 21 de julio de 2017

CALCETINES


CALCETINES
 

                A la izquierda del cajón de la mesilla hay un oscuro placer de rebuscos silenciosos, todo parece muerto o perdido en una nada destructible; pasan minutos y días y años y la soledad no se inmuta ni el miedo le inquieta, el trajín está en otros lados de la casa y en otras partes de la alcoba. Cuando la mano solícita toma cuidadosamente la ración de calcetines para la jornada, el ambiente se muestra alegre, pierde su opacidad, se despereza; los bultos toman formas de luz y pierden el color a sombra sostenida. Los calcetines vuelven a la vida, a una vida de abajo, a restregarse por la piel despierta, a calentar las manos de los pies y a preservar de insolencias la humanidad más oportuna del amo.
                La tarea requiere movimientos previstos y danza intensa; la calle impone lentitudes y prisas, pisadas y calmas, la calle tiene sus códigos que los calcetines conocen y  se adaptan al tedio y a la armonía con toda dignidad. Antes de cerrados los ojos, la mordida del tiempo conspirará contra aquello entendido como perverso en tal relato, sin corresponder con la docilidad aparente de los ajenos calcetines a tanta treta. Ellos están en su  mundo de complicidad: a no romperse en el trayecto, a permanecer en su altiva humildad y a callar las dudas de dolor durante la querencia.
                Salir del cajón de la mesilla pudo ser un débito de la libertad que el amo correspondiera, merced a sus tratos tácitos y a sus atenciones. Luego se verán en el lavado con otras prendas para más amenidad y a la postre regresarán a su hábitat después de dejarse acariciar por la tierna paciencia de la madre y el deber habrá sido menos agónico, salvo que la picadura del uso haya deshilachado las puntas y deje herida y dolor hasta el próximo cosido. Los calcetines observan los modos de las personas con una perspectiva gigante, son ellos los reposaderos del camino y asueto imprescindible para esta supuesta manera de vivir.


                Ramón Llanes. 20.11.2014.

jueves, 20 de julio de 2017

VIVIR


 

VIVIR

 

Nos cuesta vivir. No refiero mi atención al desgaste económico. A vivir, a respirar, a estar, a acomodarse. Vivir en términos de alcance de medios para sortear las inclemencias duras o absurdas de esta existencia a veces útil, a veces indeseable. Cuesta la misma vida vivir. Me imagino al gato con su preocupación por comer, dormir y reproducirse; me imagino al toro que parece no preocuparse más que de alimentarse; me imagino al pájaro que su objetivo primero lo centra en el vuelo y en la reproducción una sola vez al año; imagino la piedra que no tiene preocupaciones, sí en cambio el agua que anda, habla y se relaciona; imagino la forma de vivir de un ciego en el paraíso, quiero imaginar que sus anhelos  serán los mismos que los del toro o casi ni esos. Imagino al hombre, me hago más idea, y es un ser tan adaptable que vive en condiciones extremas siempre.

Que el hombre sea un ser radical lo dicen las experiencias científicas y además dicen que la más importante de las preocupaciones de este ser llamado mujer/hombre es mantener la vida, por encima de todo, incluso del deseo o de la felicidad. Y al hombre/mujer le cuesta mantener el tipo más que a nadie de sus socios naturales.

Vivir en la soledad de tenerse y sobrevivir en el desamor y mantenerse intacto en vida cuando el dolor ataca; vivir a pesar de los enemigos interiores, de esos que desconocemos y nos llegan alguna vez, díganse depresiones, desganas, cáncer, virus, inapetencias, etc. Es cierto que estamos incapacitados para casi todo, que somos pura materia vulnerable y que aún a este pesar correteamos las vigas altas cercanas a las nubes, sin paracaídas; es la vida.


 
                                               Ramón Llanes.

ARENA PISADA


ARENA PISADA

 

Estarás con los ojos puestos
en el único horizonte que te deja la mar, lejano, inalcanzable,
como los deseos, como los sueños;
pero tendrás los pies acariciados de arena húmeda,
en la ola que no se cansa de mojarte,
en el trazo de la brisa.
O tendrás las manos troquelando
una figura surgida de tu entusiasmo,
pero habrás conocido cómo se toca una piel imperfecta.
O tendrás el pensamiento
pendiente de un espasmo
que alerte la consigna de un tiempo
que nace para no perderse.
O estarás en el pico más alto
de una nube sin agua
esperando un resultado de descanso,
pero sabrás que de la nube se cae, a veces.
O irás a las cumbres,
a los roquedos, a las correntías,
a pactar con tu conciencia,
pero la luz la llevarás en los morrales, inquieta y avispada.
Andarás campos, cornisas, planicies,
hasta que todo aquello parezca libertad,
donde el grito tenga siempre la respuesta del eco
y sea impúdico volver.
Allá, donde estén los materiales del universo,
arena pisada, luz soberbia, deseos corrientes,
la vista alargará la tarde
y la tarde se dejará querer si se abraza;
mientras, los huracanes dejados pasarán a la moda antigua, a la despensa.
Alguien tocará tu espalda anunciando el regreso
y desde entonces lo cotidiano te será mediocre e insulso,
pero no habrás olvidado la complicidad con la arena,
con tu tiempo, contigo.

 

Ramón Llanes.

miércoles, 19 de julio de 2017

CRÓNICAS DE LA VEGA LARGA


CRÓNICAS DE LA VEGA LARGA 

        En la paralela del río, en su bajada del norte, cuando llegara a esteros que parecieran dibujados en el agua, se hacía presente en su izquierda natural la esbeltez de la Vega Larga que hasta la misma entraña céntrica de la ciudad Onuba se asomara, con su recuerdo desbrozado y sus germinados soles en cabestrillo de la dinámica de la cuenca que marcara la consigna de continuar hasta las ubres de la mar, allá donde los dos río –Odiel y Tinto- son un abrazo.
        Luego, que la Vega Larga ha seguido respirando la vida húmeda de su puerto, del olor a marisma y de los condumios de labranza, legumbres y hortalizas, que dieran otro alimento a la marinería en sus vueltas a tierra. De la bulla inquieta de las mañanas de mercado y vocerío de pescas y subastas; de la recogida de quienes se quitaran los sueños en la omnipresencia del tugurio donde se componían amistades entre copas; de aquel carro que frenara, de aquella bocina que llamara a brega y de los “monturios” de sal, al frente, como un avispero blanco, observando con placer y templanza las jugarretas del tiempo.
        Desde antes del otero, desde mucho antes de la margen que cuida la insolencia del río, existe una conspiración egregia y no escrita entre la fuerza de las aguas que bajan y la prestancia de los cabezos que la dejan pasar. Complicidad de gigantes, de médanos, de garcillas, de espátulas, de juncos y jaguarzos que sellan un esplendor de paisaje para embelesar.
        Parecería un rumor durmiente de Vega Larga y sus crisoles, que traerlos sonara a nostalgia y guardarlos fuera olvido pero a nada de ello es llamada la palabra más que a enriquecer el sonido inequívoco de una ciudad que se entretiene en vivir, con estos adorables perejiles.

 
        RAMÓN LLANES 13.6.2013.

DE MEMORIA DEL PRÓDIGO




Debemos escribir para morirnos
del destierro y las hormigas,
han de pertenecernos los abrazos,
nos pertenecen los silencios, las razones, la negación.
Han de pertenecernos los espacios libres del árbol,
vamos a morir con ellos,
con toda la tarde, con el azul, con la brisa,
morir un rato de eternidad
para escribir que nos pertenecemos
las pestañas, el manantial, la hoguera,
para escribir a dónde se llega
por el atajo de la vida
que no sea a la muerte.
¡Ya!, nos dejaron solos con el universo,
quizá nunca nos anotaron
en el censo de nacidos.

Ramón Llanes.












AFECTOS SOBRE LIBROS



Alguien inventó el libro, se quedó tan pancho pero en realidad esta- ba metiéndonos en un auténtico lío, quizá el mayor lío de la historia porque a partir de entonces en todas partes del mundo se acogió la idea y empezaron a celebrarse cada año ferias y fiestas dedicadas al libro. Y entonces se puso de moda leer y los libros se convirtieron en formas amables para pasar las horas de soledad y los lectores copiaron las con- versaciones y los asuntos que se describían en los libros y a estos les dio por pensar en crear libros y en admirar a quienes escribían libros y se hicieron bibliotecas para guardar los libros y para que la vida tuviera un alma llena de libros donde poder abrirlos, olerlos y leerlos. Y el mundo se fue haciendo grande y culto y los ciudadanos adquirieron conocimientos a través de los libros y los niños supieron imaginar a través de los libros y los hombres enfermos se curaron por lo aprendido en los libros y se creó la filosofía y se crearon las artes y a través de estas creaciones provenientes de los libros los habitantes comenzaron a ser felices y a tener aspiraciones y a luchar por la dignidad y por la verdad.
Quien inventara un día cualquiera un cualquier libro cambió la vida, desobedeciendo los cánones de la naturaleza y convirtiéndose en un dios inmenso que creó la mente y el pensamiento hasta un infinito inaccesi- ble e insondable, creó el hombre un mundo en muchos mundos a través de la compostura de los libros. Y de él nacieron las cosas y los espacios y la voluntad y el amor y las esperanzas. No ha bastado, el hombre tan dios que creara los libros tiene pendiente crear libros nuevos que resuel- van los conflictos, las desigualdades, la pobreza y los odios y será entonces cuando la sabiduría se imponga a la soberbia y cuando la bon- dad se imponga al poder y cuando la felicidad no sea cuestión de cuen- ta corriente ni de acción de mando y se haga costumbre cotidiana entre los humanos. Y los libros serán cuadernos de apuntes de cuotas de amor como la mejor custodiada verdad.


Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE)
15 Abril 2015 

martes, 18 de julio de 2017

ABUELOS


ABUELOS


Hace poco, en un arcén de una carretera cualquiera aparecía un viejo con cara de alegría esperando a una familia que nunca llegó. En un asilo de cercanía, honroso y noble hasta más no poder, dejaba su último sus- piro el más anciano de la comunidad, cumplidos los ciento cuatro y leyendo sin gafas y utilizando la memoria como su mejor recurso, pero se tuvo que ir, por imperio de la ley natural. Ayer supe que Rita se estremecía en las soledades de su casa y quiso desaparecer de soslayo, como había sido su designio. Dicen que se le fue la cabeza, -enfermedad muy en uso-, a Lola la grande, señora de poco más de setenta que llev- aba para adelante 8 hijos suyos, los nietos de rigor y los parásitos de siempre que buscaban el puchero y el cariño y que siempre tenían con Lola la grande. Y resulta que también está en las últimas.
Y luego dicen que solo se van los buenos y que los malos se merien- dan aquí todos los calendarios. Y se oye que la justicia no otorga valor a la humildad y al amor y también se oye que la justicia no tiene que ver con todo esto. Pero los abuelos se rinden antes de tiempo en el primer hospital, en un asilo luminoso, en el geriátrico de moda, en el banco de enfrente de casa, en el casino o en ningún sitio; se rinden sencillamente porque las cosas no están para batallas o porque intuyen carencias.
Y me llega que a los ochenta se le ocurrió a Lozano comprar unos libros en setiembre para matricularse en Historia y lo ha hecho con las agallas de un chaval y ahí está peleándose con los apuntes e intentando sacar pecho y memoria suficientes como para alcanzar su meta.
Y me temo que miles de historias de este tipo son comentarios de día en día por estas laderas de nuestra sociedad, en donde la culpa de lo peor la tiene Dios y de lo mejor, nosotros. Y otros piensan que Dios no se mete en estas cosas.


Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE)
1 Abril 2015 

lunes, 17 de julio de 2017

VIENEN

VIENEN

Ha venido a recogernos, el agua.
A templarnos, el aire.
A tenernos, el tiempo.
El mar ha venido en acarreo de olas
con sueñecillos de singladuras
en los arenosos ojos, a mecernos.
Han venido para estar,
estar en lazos con nosotros,
la libertad, el vencejo, los colores
el jazmín.
Vinieron las lluvias, el ángulo, la balsa.
El hombre urdido en bruces de creosota
ha venido limpio a la ventana.
Y el sol, en golosinas, ha venido también
para nosotros.

Ramón Llanes. (MEMORIA DEL PRÓDIGO)









HOMBRE CIPRÉS




HOMBRE CIPRÉS.


El recto de la tarde, la valla desigual,
el hombre alto en la llanura, una cal
olvidada hasta del olvido
y los semblantes serios del musgo;
como el hombre, como las raíces del ciprés
involucradas en la tierra. El hombre
agnóstico, el ciprés sin difuntos,
el camposanto sembrado de malvas
y crecido en envoltura.
Para los dos, llegar es jugar con el olvido,
que del hombre conserva la plebe amiga
sus fieros silencios, sus escarceos con la soledad,
se juntan a precio de muerte
en un ejido largo, como sus pies y marcado
como sus cejas de nidales, como sus ojos tibios.

El ciprés también es hombre en la templanza.

Ramón Llanes.
(ANDANZAS Y TEMPLANZAS)

A PROPÓSITO DE LA MUERTE


A PROPÓSITO DE LA MUERTE


Los últimos días dieron mucho que hablar sobre la muerte; una mujer y un hombre, -ambos sometidos a esa debla opresiva del poder-, dejaron la vida y ocuparon su lugar en la inexistencia como cualquier otro humano. Las mentes aún vivas del patio han calculado en poco tiempo las bondades y maldades de esos dos seres mencionados, las tintas desfiguraron el papel con estridencias y las redes ardieron aprovechando la noticia; la muerte consintió esa manera de juzgar tan propia de una sociedad con valores en decadencia. Hablaron mucho de ellos, en exceso, demasiado, en positivo y en negativo, con rabia y con alegría, con llanto y con aplauso, parece que todo cabía en las cajas de esos dos muertos.
El ciudadano veintinueve millones y pico se dolió cuando la muerte llegó a Pilar, Agustina, Jacinto, Eladia, José o Manolita, se dolió con todo el recuerdo en las estrías más puras porque estas fueron muertes anónimas y humildes de seres inmensamente grandes y no cabían en sus cajas tantos halagos y ni siquiera se ocurriera a alguien mentar reproche o desvalor y ni siquiera se produjeran insultos porque los seres hechos en el calor del hogar limpio ocupan espacios distintos y órbitas astrales que les protegen de estas ingratas menudencias. Por esos dioses nuestros nos duele la muerte.


Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE)
28 Noviembre 2016 

jueves, 13 de julio de 2017

EL TIEMPO


EL DIVENÍ


CONTADOR DE VERSOS


CONTADOR DE VERSOS

 

                Abre el lector la primera inmortalidad del poeta, el verso inmortal que acechaba los gremios escondidos de la memoria, abre el lector la página sensorial de la vida formada por búsquedas y encuentros ante la dolencia de ambas; las letras del poema tienen esa acepción íntima que se escriben con más parte de alma que de pluma y se sostienen en el reto más inmenso de saber entenderse con la tristeza. Verá el lector el paisaje anclado en la querencia, la madre como primigenia razón, los juegos que valieron un tiempo de historias para poder contarlas al hilo de una corpulencia de pensamientos. Todo se ha hecho más grande al pintarlo en el blanco y vestirlo de verso, todo aquello que durmiera significa ahora la fracción más golosa del libro. Abre el poeta su ductilidad, su armonía, todo su canapé de emociones para asentarlos en su horizonte de sueños.

En la generosidad de estos versos leerá el lector las manos del poeta, los ojos tan abiertos del poeta, la soledad tan asomada del poeta; es el renglón multilateral de un poema único que se descifra a través de los rasgos que caracterizan sus creencias en la libre disposición de su vida trasladada desde la génesis a la soberbia, a la osadía, a los pasos utópicos o desde aquella deleitosa amalgama de raíces que forjaran su propia solemnidad. Se ha consumido el aire para soportar los versos escritos y solicitar el amor, la esperanza, la entrega adivinadora del lugar donde se esconden las veleidades, aquella rama última del solsticio, su poema no nacido a la esfera, su preocupación machadiana, sus colores ambiguos que se retratan en la crepitación de un suspiro cualquiera. Se ha ido haciendo poeta en el poema, metáfora en el verso, comprendido en los atardeceres; es el poeta quien ha devenido fuerte para solventar las dudas, es el mismo poeta –con arrojo y coraje- el precursor de sus lances líricos para devolver a la gratitud su admirada bonhomía.

Están contados todos los versos en una lista útil para ser sabidos. Ha germinado esa facultad sana de escribir para uno mismo con la seguridad de saber relacionarse  con la multitud o con una parte aliada del mundo que le ocupa. Al leerle los silencios se le entienden los márgenes o dígase que todo son crepúsculos que vienen a hacerse en la prontitud de una tarde que nunca sabe comenzar. Será para el lector una algarabía de sensaciones distintas y nuevas perfilarse como buceador de las insinuaciones y premuras que el poemario ha sugerido en su clase de melancolías.

 

 

Ramón Llanes. Mayo 2016.