RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

lunes, 30 de diciembre de 2013

EL CARNÉ



EL CARNÉ.
 

          Que alguien escriba por mí está página vertebrada, que alguien exprese por mí el contenido de su propio pensamiento. Si acaso no fuera pensamiento, que alguien presente el carné de oyente y divague sobre la teoría de la queja, ahora que vale quejarse por todo y ahora que todos tenemos carné en muchos colores. Alguien, tú mismo, o el vecino del cuarto que siempre pone muy alta la música, o el vendedor de cupones que te pregunta a diario si le compras, o que se queje quien haya perdido su carné de maltratador y nosotros le daremos jarabe de palo y otras cosas o que se queje el agua que no viene. Es un derecho la queja y también el compromiso.

          Se quejó un hombre con carné de patrón de barco que no debió sufrir su accidente en una calle mientras la cruzaba, que su puesto para sobresaltos y sustos estaba en el barco. A los que llevan carné de coche y de macarra también se les permite quejarse del por qué los demás nos quejamos tanto de ellos.

          Y cierren por mí esta semana de contrastes, algunas noches sin luz, algunas mujeres que gritan sin éxito porque se les hace daño, algunos peatones que encuentran aceras muy estrechas, algunos niños que no tienen escuela; cualquiera puede cerrar esta página por mí.
 
R.llanes

COMPAÑEROS DE VIAJE

COMPAÑEROS DE VIAJE

 
Un brindis por el ser humano, por el amor sin diferencias.
 
 
Cuando suena un acordeón, te recuerdo; es un momento sinfónico y dulce, se cae el tiempo, los duendes conspiran para hacernos felices, la lluvia tiene esa cadencia de acompañamiento y sonido que parece hecha para una tarde contigo. Cuando es atardecer, te recuerdo; es el momento único que esperaba, me siento a delimitar mis sueños, trato de disimular el cansancio, me atavío con esa nostalgia que a los dos nos gusta, cierro los ojos como tú me enseñaste a cerrarlos, duermo pensando que te tengo en los brazos. Cuando estoy alegre, te recuerdo; se me abre la sonrisa porque he vuelto al lugar donde nos conocimos, los árboles tienen ese olor a calma y la mar se quedó como esperándonos, la voluntad del viento, empujando hacia el lugar de las dunas, donde nos besábamos, los gritos acompasados del silencio, la mirada nuestra a nosotros. Cuando paseo las calles altas de nuestro cielo, te recuerdo; te traigo a la pared, te pinto con la memoria, hago los trazos tan grandes como nuestra complicidad, me reservo los colores pastel, que son los tuyos, te lleno la nariz de rojo, por tu vergüenza al encontrarnos por vez primera. Cuando hace frío, te recuerdo; fueron aquellas noches, juntos, acurrucados al fuego, escuchando el chisporroteo de la candela, sin miedo, con las ganas abiertas a las esperanzas, siempre con los ojos pendientes de los ojos, allá en nuestro propio sentimiento. Ahora que te amo, te recuerdo; he puesto el rumbo hacia ti, compañera, me has multiplicado la vida y estamos inquietos solicitando tenernos otra eternidad, ahora que nadie se nos acerca para medirnos la distancia, ahora que somos dos por dos y las nubecillas oscuras pasan de largo, ahora más que nunca te recuerdo, compañera, por todo cuanto a tu lado me queda por amar.
 
R.llanes

PASADO MAÑANA


PASADO MAÑANA

 

Pensando en Coronada, en Calañas

 

 

Las huellas estarán aquí, pasado mañana,

el sermón del viento, la luz entreabierta,

la madre enlutada, la calleja.

El tren pasará dejando emociones

y trayendo abrazos, la estación con risas y olvidos

tendrá su sitio, el cura será otro,

el frío será el mismo;

y todo, cuando pasado mañana

los árboles se desnuden en otoño,

la paz se consiga en la llevada, el traje se arrugue,

sobren ganas, falten horas. El costalero irá

a dormirse esperándola, la tarde se pondrá especial,

la guitarra sonará a cante en el camino de pasado mañana.

Ni tú dejarás la mirada perdida

ni yo pondré cara de desconocerte

ni ellos sabrán que pertenecimos a la tierra.

Alguien del alma nos sabrá custodiar el beso,

hará puente y sémola, caricia y amor;

ese alguien soñado ahora, a quien echaremos de menos

pasado mañana, trozo del manto que la cubre,

cuerda y campanilla, bollo y santuario.

Los nuestros andarán cuesta abajo, se beberán la botijilla,

se descalzarán para recordarnos.

Ellos pensarán que nunca nos fuimos del todo.

Y se irán, también, como la cigüeña o el trigo,

como quien pregona o quien reza.

Pasado mañana estarán los sueños pendientes de llevarla,

se habrán cansado algunos brazos,

quedará eternamente el sentimiento.

 

 

Ramón Llanes. 1-02-06. 

PASABA POR AQUÍ

PASABA  POR  AQUÍ.
 
          Calle Lepe arriba observo gestos y caras nuevas, son sabios de diario que andan y trinan, que lucen y no se apagan, que están en la vida por méritos propios. Y resulta que son composición de tierra y aire, nada más. Agua alguna, sentimientos muchos, hombría la supuesta y la intuída, palabras las justas y deberes los propios. Mitigan la voluntad de las cosas que no tienen voluntad y que se hacen con los remedios de la existencia. Constancia en definitiva, con valores y defectos; y formas de vivir y formas de echar raíces y calmas y silencios.
          Pasaba por aquí mientras el pueblo- en Revoltillo- hacía parada de choches y aceitunas con los codos en el mostrador y la mirada en el amigo hablando de caballos-¡cómo no¡- y de las incidencias de la matanza y del humor último y de la partida en la terraza. Hice cábalas de conversación con los presentes a base de mosto y se fue un mediodía por la puerta antes que nuestra fuerza lo invitara. Y pasó otro tiempo con la sola semblanza de las cosas pequeñas, que se hacen grandes a razón de vivirlas bien y con delicadeza.
          Pasaba por el Olivar en otro día de cazadores y tarasca, mañana de suculencias en los barbechos y perdices volando hasta la saciedad, todo un ritual de contrastes, parsimonias y mochilas. Luego, otro día, eran las Pascuas y una Virgen asomaba la luz en el Prado de Osma y algunas mujeres lloraban a su paso y otros hombres le gritaban en señal de pleitesía y la tarde tenía colorido de paraíso.
          De tanto pasar, viví, conocí y pregunté como los niños curiosos, hice mis acopios, mis sendas, busqué amigos para siempre, sembré el cariño que pude, seguí recorriendo ferias, pregones, carnavales, “alpénderes”, guitarras; fabricando convivencias, invitando a otros a que descubrieran las gentes que habitan antes y después del puente, les presenté: “aquí El Almendro y Castillejos, aquí mis amigos”; y de tanto pasar solicité quedarme y me admitieron y fui más feliz.
 
 
 
                                                      Ramón Llanes.

domingo, 29 de diciembre de 2013

LOS CÓDIGOS LIBRES DEL DESEO

Los códigos libres del deseo

» El tiempo tiene unos códigos prefijados que nos encaminan a distintas opciones dependiendo de la época.
27 diciembre 2013
Ramón Llanes. Por Navidad no entran ganas de usar la polémica o el inconformismo, se desvían los gustos hacia la solidaridad, el abrazo, la congregación de afectos o la diversión. El tiempo tiene unos códigos prefijados que nos encaminan a distintas opciones dependiendo de la época, ahora la convivencia, mañana el máximo esfuerzo, ayer la rebeldía. El deseo también impone sus necesidades, el individuo es caprichoso en demasías y el gozo forma parte del compendio de fibras que convergen en el estado de ánimo de cada cual, el confort imprescindible para los estímulos y para la conformidad del estado íntimo.
Los códigos, aún instaurados, también son elegibles porque el cursor pulsa en voluntad aquello que pide la conciencia o el espíritu. Existe una cómplice manera de coexistir entre códigos naturales y códigos elegidos, son elementos que se gestionan en la misma base para la consecución de un fin común, no son paralelos, no se odian ni se desentienden, son gemelos con una genealogía empírica única.
A su compás, el cuerpo solicita guerra o calma; la travesura, el sosiego, son comportamientos que dependen de la insignia personal para la cobertura de lo necesario en cada momento. Y ahora toca un poco de olvido –sea dicho con todo respeto- a todo cuanto de insatisfacción pueda prolongar la maledicencia, el dolor o el miedo. Toca codificarse en la complacencia de los usos que el tiempo afectuoso de la Navidad imprime a la vida. Un sueño, una petición, una palabra, un desafío a lo imposible, cualquier adoración a nuestros héroes pequeños, cualquier sentimiento incógnito, mucho entusiasmo, lo pensado, lo deseado, lo nunca conseguido. El concepto en plenitud de la justificación del trabajo y de la entrega. Toca sacar los pudores y la timidez para hacer una manifestación colectiva de complicidad con esos códigos libres que están, ahora, empujando a placeres ordenados que también crean estímulos y hacen alma.
Y así nadie conspirará contra la benevolencia si el impulso hacia lo confortable proviene de la excelencia del ambiente que propicia de la Navidad.

jueves, 26 de diciembre de 2013

RAZONES


RAZONES 

            Se descuelga un almanaque y con la misma inercia se coloca en la puntilla otro nuevo, de idéntica estructura y molde, las fotos representan paisajes del mundo con nieves altas, playas extensas, árboles con hojas caídas, flores nuevas y colores seductores ambientando la prominencia  de un tiempo esperanzador. El diseñador no dibujó su estado de ánimo ni la imprenta puso su estado de cuenta.

            Con el descuelgue del almanaque se descuelgan también los desencantos, un año plagado de contradicciones y turbulencias, una época gris para la mayoría de los mortales que bien está que se pudra en un desván olvidado o sea pacto de basura sin pena por su pérdida.

            Con el cuelgue del almanaque del venidero ciclo se cuelga también una ingente cantidad de esperanzas y razones, unos números con entusiasmos y, por seguro, unos créditos predictores con signos emocionantes de expectativas positivas. El tiempo nuevo adelgaza la conspiración abúlica general, rompe la cuerda del descrédito y desalienta los últimos miedos. Es, por tanto, pan recién hecho para degustarlo con la rúbrica de lo natural, con armonía, lejos de plagas tórridas; tiempo de emprendimientos y culminaciones, tiempo de sueños lógicos. En el año que comienza las cosas tienen que ser de otra manera, con un mejor remedio, para la casa propia y para la colectiva humanidad.

 

            Ramón Llanes 26.12.13.
Publicado hoy en digitalextremadura.com

miércoles, 25 de diciembre de 2013

CUENTO NAVIDEÑO

CUENTO NAVIDEÑO


Al colocar los regalos en su árbol de Navidad, pensó Roberto que los niños de su guardería hacían lo mismo en ese mismo instante y con la rebeldía incipiente que le caracteriza se dirigió a la puerta de su casa, ya fuera, y trasladó allí todos los juguetes que sus padres ponían junto al árbol. Estos se enfadaron y volvieron a meterlos en casa. En un descuido, el niño Roberto, abrió la puerta y puso nuevamente los bultos envueltos en papeles de colores, en la puerta de su casa.

Ante la sorpresa de sus padres, con otro enfado, el niño hablando en su idioma de medio chapurreo, les dijo que quería darle sus regalos a otro niño que había corrido descalzo por la acera de enfrente.

Los padres le comentaron que aquí, en su ciudad, ya no existían niños descalzos. El niño se encogió de hombros y, sorprendido, siguió jugando.
 
Rllanes

CUENTO DE NAVIDAD

CUENTO DE NAVIDAD.
          En el colegio le advirtieron al niño que las vacaciones de Navidad se concedían en honor al nacimiento de Dios. Y le contaron toda la historia de Jesús. El último día de clase hicieron un belén viviente, le vistieron de pastorcillo, con zamarra de cordero y una zambomba; el niño creció en su ilusión por ser el primer año que participaba conscientemente en aquella celebración. Los padres y los abuelos le acompañaron, le hicieron fotos en el portal; para ellos era un querubín vestido de hombre, con su pelo rubio, sus ojos azules, su naricilla respingona, ¡una preciosidad!. Los padres de los otros niños no reparaban en él, acudían al halago de los suyos propios.
          Luego, finalizado el acto en el colegio, los abuelos le regalaron un coche autodirigible y recorrieron con él las casas de la familia y vecinos esperando la lógica sorpresa de cuantos le veían y le besaban con más vehemencia que afecto, apretándole fuertemente como si fuera el mismisimo dios en persona.
          Ya en la noche, en la soledad de sus sueños infantiles, intentaba reciclar en su memoria todos los acontecimientos del día, recordando cada detalle, cada beso, cada juguete. Por un momento quiso quedarse con la cara del niño que hacía de Jesús y siempre se le venía el rostro plácido y amoroso de su padre, en la virgen veía la cara dulce y sonriente de su propia madre. Y así, con la rabia propia de los niños cuando no encuentran lo que buscan, y después de muchos esfuerzos, se durmió con una onza de chocolate en las manos que la madre le dio con tal que cogiera el sueño.
Rllanes.

domingo, 22 de diciembre de 2013

CURIOSAMENTE


 

CURIOSAMENTE.

 

          Son las tres menos mucho, no llueve, no amanece ni falta que le hace, el solar cárdeno huele a marisma, el agua huele- curiosamente- a luz. Se refleja en la balsa y alisa el tiempo de la bocana. Gusta la mar en temple al observador; es la recompensa a tanto forzar los ojos, primero en la charca, en el oleaje luego, recompensa sin enredos.

          Al otro lado, acá, digo, corrige el último examen la profesora de veinticuatro años que nunca supo de espumas y mareas; el tema refiere literatura en ciernes, niños aprendiendo acentos- curiosamente- sobre la mar tan cercana. Para ella es nuevo el lugar, vino a sorprenderse de enseñar, vino a soltar cuadernos y buscar novio o a soltar novio y buscar cuaderno, que a la postre son la misma cosa, mientras fisgoneaba en sus ratos de ocio los edificios viejos de la ciudad. No encontró centro antiguo, ni monumentos importantes, ni patrimonios de renombre, solo era una ciudad pequeña con un baño de mar en las espaldas desde que se conocen los tiempos.

          Los niños le describieron la mar, aquella tarde a las tres menos mucho, en metáforas y con gracejo de marinería, en luto y en bullicio; los niños sabían de los colores de la mar y de su grandeza y de su misterio, nadie alertó aversión ni prisa, la mar estaba fuera y en casa todos los días del año y todas las noches.

          Cuando se fue aquella tarde sucedieron miles más, por ejemplo, hasta que los niños fueron tan profesores como la chica de los veinticuatro y se sentaron en su lugar. En una clase sobre la mar, de la misma ciudad húmeda sin centro ni patrimonio, el niño de la tarima-ahora profesor- quiso distinguir su entorno y pidió descripciones de oleajes y arenas y marismas.

          Curiosamente se cumplió la paradoja más triste, los niños estaban, jugaban, tenían hambre o ganas de correr, mordían la paz con los dientes ingenuos, se saciaban de todo, presumían de libertad, enciclopedias sin abrir, horror por nada, manías por la calle pero se turbaron por la osadía del profesor al pretender descifrar conocimientos infantiles sobra la mar cercana. La mar era un espejismo que solo servía para gozarla en verano y poco más.

          Pudo sucumbir el tiempo pero ella se movía con pasos de agua y precedía los aconteceres tanto como a las tormentas. Curiosamente no se marchó el reloj ni el vicio de las olas, la profesora corregía a las tres menos mucho los exámenes mientras decidió entretener sus pensamientos en la danza marina del atardecer, aquí en la ciudad hallada a la que vino por pereza y sin inquietudes. Y la mar se le enganchó tiernamente en la piel y de allí a los adentros y vaya usted a saber si la profesora volvió a preguntar por edificios antiguos, casco viejo o patrimonio.

R.llanes

NO FUERON LO PENSADO


NO FUERON LO PENSADO


Acudirán presuntos reyes de Oriente a colmar de bienes a un llamado Mesías que el tiempo y los programas divulgativos de una recién nacida religión convirtieron en salvador de un mundo impoluto e infiel, -hasta la saciedad condenado por pecador (que desde antes de la nacencia ya lo fuera)- por la conveniencia de ensalzamiento a quien viniera como dios a un lugar de desechos también llamado tierra; sus habitantes debieron ser la más personificada maldad para que un extraño se autodesignara la solución del problema, marcando una nueva pauta de vida.
La doctrina constituía, según los textos que la anuncian, el deber de amar y ser amado. No es posible entender, dos mil trece años después, que fuere enseñanza novedosa, que nadie antes de la llegada del llamado Mesías hubiese amado y se hubiese movido por los aledaños de la bondad. O acaso solo los 12 elegidos como apóstoles sí tuviesen el logos impreso en la corriente y diaria actitud de la época.
Han sucedido muchas cosas, la humanidad ha concedido credibilidad general a lo contado, la legión de adeptos es inmensa, casi incontable, los credos siguen teniendo su vigencia, merced a la estrategia no tangible de la fe, el cosmos se ha desenvuelto como un galimatías de causas, odios, amor, luchas, venganzas, con defectuosa evolución en las actitudes hacia aquel eslogan del salvador que pronosticara un paraíso. Sencillamente, no fueron lo pensado; ni doctrinas ni credos ni consignas ni mesías prometido, ni todo el refrendado sahumerio institucional han conseguido modificar el sentido a la inercia de los códigos que establecen los mundos donde se juegan la vida en las soledades y en las indigencias millones de bocas que olvidaron masticar. La tarea se presentó más complicada y el sistema no fue el adecuado.
Con la Navidad, el recuerdo a la gloria pasada y a las caducas glosas de la verdad, son apariencias aceptadas pero nunca creídas, y el vulgo no premiado por las liturgias del agua bendita, se limita a concederse una tregua en la miseria y sonríe y ama como si así se pudiera conseguir un minuto, solo un minuto de felicidad. Es eso.

Ramón Llanes 22.12.13.
Publicado hoy en digitalextremadura.com

CADA DIA


Cada día

» Cada día es nuevo y antiguo, es cálido y fresco, es fuerte y débil, es ostentoso y humilde, es mujer y hombre.
20 diciembre 2013
Ramón Llanes. Cada día tiene un amanecer y un ocaso, una luz y una sombra, un sobresalto y una alegría, un perdón y un agravio, una paz y un conflicto.
Cada día es nuevo y antiguo, es cálido y fresco, es fuerte y débil, es ostentoso y humilde, es mujer y hombre.
Cada día salimos a la puerta para definir el camino, nos adentramos con dignidad hasta llegar a la meta marcada, somos un cuerpo que busca el confort y un alma que aligera los sentimientos. Percibimos, cada día, cómo se mueve el aire sin consultarnos, cómo se agranda la mar sin anunciarlo, cómo viene la lluvia sin presentirlo. Percibimos el malestar, la miseria y el desastre, percibimos la bondad y el amor. Nos hemos acostumbrado al olvido de quien nos olvida y al amor de quien nos ama.
Cuando se acabe la jornada y el ocaso apunte el cierre en nuestros ojos habremos sentido mil sensaciones imposibles de describir pero aún sin tiempo para pensarlas, algún cansancio nos empujará a compartir un sueño para recuperar los amaneceres siguientes y poder encontrarnos de nuevo con la luz, la sombra, la paz, los silencios y la nostalgia. Este tiempo de ahora tiene la sutileza de la Navidad, que para unos es semblanza y para otros pesadumbre; para nosotros, los equiparados a la sencillez, este egregio tiempo se convierte en bolsa de voluntad con abrazos de colores, y endulza la razón.
Algo así es la vida.

viernes, 20 de diciembre de 2013

COMPAGINANDO


COMPAGINANDO


En ciertos momentos se nos meten en el vivir conatos de alegría que completan esa nota de felicidad que vamos buscando, le pasará también a usted y a casi todos. En estas fechas de navidad, cuando todo parece abrazo, regalo, muestras de cariño, etc, se magnifican los momentos de esa alegría. Ya que estamos en ello me propongo aprovechar al máximo este deleite que traerá buenas sensaciones sobre todo si se trata de un estado de ánimo predispuesto a aceptar esta ola de entusiasmo.

Navidad es propicia para ello, el espacio que nos rodea posiblemente también, entonces ya tenemos buenas causas para saber compaginar nuestra vida con las características de bienestar que nos aporta el entorno. Un abrazo.

R.llanes. Navidad 2013.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

SIN NOTICIAS DE TÍ


SIN NOTICIAS DE TI.

 

          Los telediarios no me traen noticias de ti, la prensa silencia tus palabras, la vida es una lejanía sin alambres pero con mordaza, ni siquiera tú me cuentas cosas de ti.

          Cuando el amor tiene ese sentido profundo y espiritual que nos hace vibrar y predecir esperanzas, siempre buscamos un signo inequívoco que nos remita el sentimiento de la persona amada. Vivimos en esa latitud de espera, en esa armonía de saber que alguien te piensa y te ama, en ese misterioso enganche entre uno y otro que es capaz de soportar los mayores desafíos. El amor puede con todo, con la decadencia, con el desánimo, con la fiebre de morir, con el sentido del ridículo, con todo; el amor es un cuerpo especial que se agarra a la sangre, a las fibras y a la voluntad, hasta ponderarlo en el equilibrio de las emociones y nunca permitir que caiga del trapecio de su elevada consideración. Es potente el amor, increíblemente fuerte y grande.

          Pero ahora me tienes sin noticias de ti, te cuido en la sombra de la suerte de no tenerte y, aún así, soy el privilegiado de la naturaleza que me ofreció la oportunidad de enamorarte y de saber y entender que tu amor por mi posee esa fuerza indeleble que nadie conseguirá destruir. Ahora me alejaste la mirada y solo vivo del recuerdo, que ni los mares me traen tus noticias y no sé si has ganado en amor con esta largura de año.

          Ya sabes que te cuido, eres, amor, el don apacible que guardo como joya e intento conservar con todo mi esmero de enamorado romántico, aunque aún no me lleguen noticias de ti.

Rllanes

PREGÓN. LA ZARZA.


PREGÓN A SANTA BÁRBARA.

 

 

 

 

                                                                     La Zarza 3- Diciembre-99.

 

 

 

          Os saludo amigos con el primer resquicio de la memoria, por tantos avatares metidos en el mismo vagón, por tantos sueños compartidos, por tantos recuerdos sostenidos en los abrazos, por tanto misterio en los escalones de las cortas, por tanto merecer y tan poco tener, por tanto empezar y pocas veces acabar, por tantas cosas, por tantas y tantas cosas fabricadas con vuestras manos y con las nuestras, os saludo.

          Os saludo con el verso del alma, la mía que se altera, la vuestra que alimenta el futuro aunque nadie se lo diga; con la sangre hecha a la paz de los mismos jirones, aquí el subsuelo allí la escoria, aquí el sacrificio allí los barrenos, aquí el precio allí la constancia; y siempre siempre estreñidos por el miedo viendo caer la luz a nuestras espaldas y nosotros casi sin poder sombrear y vosotros de igual manera.

          Os saludo en el nombre de miles de mineros que antes que nosotros forjaron una tierra a pico y pala aquí y allá.

          Os saludo en nombre de las Marianas, los Pepes, los Antonios, los Manolos, las Juanas y las Catalinas, que aquí y allá sembraron pirita para que nunca faltara y fueron los héroes de una historia sin villanos.

          Os saludo en el nombre de los padres, en el de los abuelos, en el de los hijos de Tharsis, que están presentes como el foco que nos identifica.

          Os saludo para empezar, porque me ennoblece estar aquí casi por vez primera, hallado por vuestra voluntad, encontrado por mis deseos y propicio a la amistad.

          Os saludo porque ha sido llegar y respirar la misma tierra que me preña y me pare cada día, las mismas piedras, el mismo color, la misma orfandad de dioses, el mismo mar de olvidos.

          Os saludo porque estáis vosotros en una esencia única a solo horas de rendir culto a la niña que a los dos nos hace de Patrona y lo festejamos y nos sentimos bien.

          Para vosotros habitantes eternos de estas oquedades profundas, incomprendidas y vejadas, abiertas y nobles, el tiempo tendrá premio entre las manos.

          Vengo, amigos, y me siento en casa; puedo prestar la soga, el caballo, la guitarra, la voz; cantar o girar la cabeza, agacharme o dormir. Estamos en casa, madre; cuando padre hacía trajes y desparramaba vida por estos lares de mieles comunes, los Romeros (Alonso, Pepe, Julián, Benito,Ana, Manolo, Manolita, Isabel, Roque), le ofrecían tanta posada como cariño y echaba raiz cada vez y se quedaba más de lo previsto y menos de lo ansiado. Pues por ellos que lo atendieron desde la amistad y por Pacífico padre y Manolo y Domingo y Juanita, merecéis que traiga el sentir deseoso de agradar. Y por tantas tardes de fútbol entre mina y mina, compitiendo con deportividad y afecto, ¿verdad Rufino?.

          Vengo y estoy, con la piel subida, los tendones prestos a la emoción, la fe entre los ojos, el corazón barruntando amores. Y creedme que soy fibra de azufre y acá comparezco porque me llama el espíritu que salva la identidad. Somos mezcla  de agua grao con mastranto, o  de cobre con jara. Y , como vosotros, ni renuncio a un ápice de mi origen ni me arrepiento ni me cuesta llevarlo. Y, como vosotros y como todos los míos, ondeo con orgullo la bandera de mi procedencia, no lo concibo de otra forma.

          Gracias por llamarme aunque haya sido a solo doce días de esta conmemoración; gracias porque ardía en ganas de practicar con vosotros la conversación de humanismo que necesitaba. Gracias por hacerme un hueco en vuestras miradas para ser hoy parte de ella, gracias por alimentar mi pasión en esta tarde noche de mina y buenas voluntades. Gracias a todos lo que me prestáis la satisfacción de estar y entenderme.

          Y volcado en esta idea quizá más humana que divina porque Santa Bárbara resaltó siempre por su bondad y rebeldía, condiciones muy humanas, hago y hacemos acopio de la fe, que tampoco importa que sea mucha y grande, basta con que exista y se nos adjudique cuando al menester se precisa; hacemos, digo, acopio de añoranzas, volvemos atrás por un momento y observamos que suenan los barrenos, que la cochera es un tropel de gentes, que se nota mucha vida en el Malacate, que en talleres se trabaja a turnos, que se oye el pitido alegre del tren que se pierde por los raíles rumbo al estuario de la mar. La nostalgia se convierte en ausencia y la memoria resbala  y los mayores dejáis asomar un perfil de tristeza por  la entretela más tierna y sutil del alma.

          Aquel tiempo es el pasado que fue capaz de moldearnos como ahora somos, pero ya no podrá volver a moldearnos. Tendremos que agarrarnos a la savia del presente y a la fortaleza del futuro si queremos seguir teniendo palabra, si queremos seguir construyendo vida.

          Aquel diseño de armonía minera tuvo un final agónico, se cayeron las mejores paredes de nuestras ilusiones y los alpendes del resguardo son  causa de aconteceres, no para olvidar, sí para no rumiarlos tanto. El futuro está delante con bombín y magia, el futuro es la esencia de la vida. Y en el futuro confiamos por si acaso otra vez la pirita se reencarna en progreso y tenemos que volver a empezar con trenes, socavones, denuncio de mina y largas tareas. El futuro, solo el futuro, ahora, es nuestro aliado.

          En esta confianza cerramos el noventa y nueve y el milenio. Y en esta misma confianza resumimos nuestra procesión a la Santa que incluso cuando no truena nos oye y nos atiende.

          Nada nos parece verdad de todo lo vivido en los últimos años, con el amparo de Ella. Que a pesar de Ella la brújula se averió y quizá muy a pesar de Ella tuvimos que cambiar costumbres y ansiedades. ¿La venció el tiempo?, ¿pudo con Ella la economía?. ¿Qué culpa tan grande tuvo?, ¿qué errores?. En esta reflexión podemos descifrar de cómo lo divino y lo humano tienen alguna vez un punto común de debilidad. No quiero creer que los fundamentos de la cacareada crisis sean por culpa exclusiva de la técnica y tampoco por nuestros propios descuidos, como alguien dijo en una desacertada ocasión. Quiero creer que todo ha sido rancia consecuencia de las debilidades humanas y divinas, quizá para que nos levantemos y reivindiquemos el derecho al suelo y a sus frutos. Pues en ello vamos a pasar el resto de nuestros días, en ello, en esa reivindicación constante por la libertad que nos pertenece por haber soportado lo peor de la mina y merecer la recogida del producto maduro.

          Vendrán calmas y brisas reconfortantes, pan caliente y lunas de alcobas; vendrán grajillas a la corta anunciando ruídos  y musiquillas de martillos; y han de venir hombres que abaniquen el rescoldo y aviven la esperanza y mujeres que trencen canastos y arreglen meriendas; vendrán dioses de tartessos a acampar su reino en estas solanas hospitalarias y habrá consenso de trabajo, pronóstico nuevo, sirena nueva.

          Que la inquietud también pertenezca a nosotros desde la sensibilidad hasta la sangre y que Ella sea siempre referencia directa de nuestro enchufe con Dios, que ya no se despistan, que son razón de un compromiso procaz y consolidado. Que han de saber de nuestro interés por ese devenir provechoso y feliz, ya ganado al tiempo.

          Para no ser nómadas perdidos, a cuestas con la mancha que en una tarde de otoño largo se cae en las sábanas del amor y nos devuelve parte del desencanto y parte de la risa. Todo al hilo del esfuerzo, al zafreo, a la descarga, al barreno; todo como si se reservara el tiempo de la ausencia para el final de los siglos y como si nada hubiera sido promiscuidad de olvidos; todo como un enamoramiento a destajo, la mina y nosotros. La Zarza y la mina. El hombre y el trabajo, sin resquicios, sin recortes, sin malversaciones ni mentiras. Todo como aquí, con franqueza, con lealtad.

          Habrá que decirle al destino que estamos todos aún, esperando esa resurrección de vidas de cobres pero que nos entretenemos mientras en plantarle cara a las adversidades.

          Habrá que retar al destino para que no se deje caer ni un segundo, que se nos agota la paciencia.

          Habrá que decirle al destino que esta es nuestra morada, nuestra tierra y nuestra cuna y que de aquí no pensamos marcharnos.

          Habrá que convencer al destino para que, de una vez por todas, se quede a vivir entre nosotros y nos ahuyente los fantasmas que tanto nos asustan.

          Habrá que entregarle al destino la historia nuestra para que sepa de donde venimos y a donde queremos llegar.

          Habrá que volver loco al destino para que nunca pase de largo.

          Habrá de sustituir al destino por otra opción si este no sabe comportarse.

          Habremos de solventar nosotros el destino con agallas y con predisposición.

          Si habremos de ser parte del destino, al menos que cuenten con nosotros.

          Habrá que empezar a mimar al destino.

          Habrá que rezarle a Santa Bárbara en la más recogida intimidad y advertirle de nuestras fidelidades durante toda la historia para que allá arriba lo tengan en cuenta.

          Habrá que insistirle en el rezo y expresarle que seguimos comprometidos con la mina y con Ella.

          Habrá que adorarla y mecerla y quererla para que nos libre de los malos pensamientos de los hombres de poca voluntad.

          Habremos de sentarnos con ella a echar un cigarro y contarle de cerca los callos de nuestra desesperanza.

          Habremos de cansarla de rogarle porque ahora estamos más en el abandono que nunca.

          Habrá que pedirle recomendaciones por los cuatro costados antes que cunda el desánimo.

          Habrá que decirle, también, que goza de nuestra confianza para esta y cualquiera otra misión.

          Habrá que ponerle flores que le gustan y se lo merece.

 

          La súplica no viene mal si se cuenta con el afecto de quien la recibe, como es el caso. Ella, Patrona de estos pagos, protectora durante largo trecho de mineros, sabedora de causas y problemas, está en la onda de nuestra comprensión, no lo dudemos. Y por si acaso, hagamos del rezo una recordatoria.

 

 

          Hablemos de ti rendija de fiesta,

          pueblo ensimismado, púrpura de ancestro,

          sed de caldereros y cúpula de catedral.

          Hablemos de ti, como si de ti dependiera toda la vida,

          sin complejos de existencia,

          ganándole atajos al destino, a cielo abierto

          el deseo de supervivencia,

          ganándole espejos al agua grao

          recurso de pobres,

          ganándole razón a los vientos malos

          para fenecer antes que claudicar.

          Hablemos de ti, tierra madre,

          solo de ti, porque es invierno en los huesos

          y hasta el respirar duele,

          porque los mayores no quieren anunciar despedidas,

          no son horas de tristezas.

          Hablemos de ti que anegas de serenidad

          los pozos del aprisco, en la paz, en la conciencia.

          Y por hablar, hablemos de ti, hombre

          de costumbres de mendrugos y tenazas,

          redentor de los castigos del hogar,

          azucarero o botella según se precisara,

          consejero y confesor.

          Hablemos de ti mujer

          y quitémonos el sombrero;

          de ti en delantal de muchos milagros,

          en la impetuosidad de los desalientos,

          de ti, cuando parías y te agarrabas a la cama

          para no desfallecer.

          Hablemos de ti, mujer,

          si aún te sobran fuerzas para aguantar

          otra crisis.

          De ti hablemos, mujer, de ti

          inventora del sosiego,

          de ti con cara de calma

          y ojos de sustento; hablemos de ti

          y que nadie rechiste.

          Hablemos de ti, mina ubre,

          de ti con la realeza hecha respeto,

          con las manos tendidas y el corazón dispuesto,

          hablemos, por qué no, de ti como madre,

          como manantial, como piel, como diosa.

          Hablemos de ti, para que se callen los tiempos

          y reines barrancos, montes y soledades

          de esta tierra entornada en rojo

          que ocupa las tripas de todas nuestras memorias.

          Y hablemos de nosotros

          como si de la eternidad se tratara,

          por el apego a este sentir, por la suerte,

          por la complacencia.

          De nosotros, nunca números de una lista

          y siempre fibra y carne y pensamiento,

          de nosotros buscadores de entrañas,

          de nosotros manía de sílice,

          enredadera, máquina y tornillo.

          Hablemos, sí, de nosotros

          que nos jugamos cada día el premio o el fracaso

          en un abrir y cerrar de ojos,

          que no tenemos permitido cansarnos,

          que no podemos agujerear la emoción

          y que pertenecemos al ejército de los valientes.

          Y hablemos de todo,

          de los niños, que se hacen mayores a contratiempo,

          que nos ven insatisfechos y sin mirada,

          que nos preguntan por la mina

          y bajamos la cabeza,

          que duermen y siguen despiertos, preguntándonos.

          Hablemos por fin de ellos, que son  el mejor mañana

          que hemos podido inventar

          y eso nos consuela.

          Y de ellos porque ríen y saben alegrarnos.

          Hablemos, por manosear la palabra,

          hasta que sea bien oída y tenida en cuenta.

 

 

          En este sándalo de fiesta que trasiega y une más a Perrunal y La Zarza nos acrecentamos para la reliquia del gozo y salimos de umbral hacia fuera a compartir entendimiento con todos los que en cuerpo y en devoción poblamos cuarteles y casas nuevas. Se constituye ahora la escena en la calle, donde se oye el cohete, la chispa de humor que renace, el saboreo del aguardiente, el rito del casino, la atención a Santa Bárbara así como de soslayo pero con más intensidad que nunca. Y, de consecuencias muy sencillas, se forma una felicidad de estas de aquí, que llenan hasta saturar los mejores pronósticos de nuestra convivencia. Sigue siendo deseada la estancia, el estar, el venir para los que se mueven hasta la ciudad; sigue siendo costumbre de amor al terruño, queriéndolo mucho más en sus momentos más bajos.

          Cualquier cosa, ahora, será corona y alabanza. El pulso a la vida que parece que mañana se toma con mejor acierto, porque todos estarán; la niña que estudia fuera, el novio, la pareja recién casada, el abuelo, la sobrina, el primo, todos estarán, formando familia y santuario de cariño.

          Será como verse y abrazarse en el día más importante del año, con la Patrona de testigo y los buenos recuerdos desentrañando las vivencias. Deleite de gentes sencillas, compendio de nobleza y vigor. Estirpe de mineros inequívoca y valerosa, capacitada y sublime, hasta rozar la tierra, hasta tocarla con los piés y con la lengua, si hiciera falta. Estirpe de hombres de mirada larga y frente alta, hechos al socaire del fogón y la oscuridad, siempre fieles al quebranto y a la realidades, hombres con razón para sacar de ellos al menos tres reencarnaciones más, hombres rectos y puros en maneras y en proceder. A esos, aquí, les dejamos sitio predilecto, como patrimonio del pueblo.

          Pero la fiesta manda, amigos, la Santa empuja a la solidaridad que aquí de sobra se regala, enternece y se muestra madre. Tantas madres son que a tantas debemos  y a tantas seguimos amando. A Ella, ya Santa, y a cuantas por aquí abajo se santifican en el puchero y en la entrega y adornan estos paisajes abstractos pero bellos.

          Lugares indescriptibles porque en algunos solo se ve mano natural y en otros mano del hombre pero todos son perennes y lindos y nos llegan con profundidad.

 

Paisajes de Algaida en tornasol de sombras

estériles de lajas,

amigo viejo, pozo de la bomba,

que a sedientos calmas.

Paisaje de fugaces galerías

de dique, de jarales y de aguas,

paisajes para andar en fantasía

a una mitad el cielo

a otra mitad el alma.

Oteros de paisajes, qué se daría

por una esquina solo del Barrio Málaga,

y qué por las personas,

por el recuerdo inmenso,

por la primera estampa

de un pueblo que se inventa

convivencia y canta

y renueva la armonía

de los senderos limpios

con estas nuevas caras.

Que a punta de caricias

a solo un palmo ansioso

de la emoción que embarga

desde el Alcornocoso

hasta Rondana,

que a solo un paso está

la fiebre que inunda en estos lares

de trazos de ganancias,

Cabezo Chirindón,

El Chorro, la fuente de la Pipa,

y Ovidio entre bemoles

de su prosaica banda,

un nudo de emociones

se corre por la boca

y anida la garganta

y un decir de fiesta

se tararea  insomne

como la luz que inserta

un foco de esperanza.

Hay sueños que se evaden

y sueños que se enmarcan

habrá razones nuevas

para tratar mañana,

mas tiene precio el tiempo

en esta espera torpe

que se me antoja larga,

deberes de nacencia,

amores de terruño, de cortas,

de atisbos que se alcanzan

entre la soledad perdida

y la pasión ganada.

De Cerrejón que viene

a Barrio llano, en tunda,

en Barrio Centro aguarda

la hospitalaria forma

que de atender a todos

se entiende aquí,

en Perrunal, en La Zarza.

 

Es tarde noche nueva de asuntos que se inspiran

en las cosillas del alma

y está la luz subida

y a nervios huele

la escena, donde la reina atenta

consuela su mirada.

Es tarde noche negra

que, aunque los perros ladran,

la chispa del cohete

hace la noche blanca.

Es, la paz que se entretiene

un rato y se adormece

en una galería

hasta que llegue el alba.

 

 

El silencio, roto en mil pedazos, arrima alguna lágrima al rincón paciente de la madre, la niña ha subido en belleza y poesía, el mundo es de aquí, nada de alrededor importa más que la vida dentro. Tardenoche de presagios, de salud y de fragancias, de correteos y de prisas. Tardenoche de ti niña, de ti madre, de vosotras hoy cortejo de santidades y preocupación de espejos.

Alegrad, venced la comisura del miedo, atenazad nervios, que este sitial de privilegios es vuestro hasta un año completo; pero más ahora que hasta los aplausos y los besos y la notoriedad serán vuestros. Reina en metáfora el estigma de la mina, con la sublime delicadeza de los humildes, reina a quienes del barrio modelo te conocen, a quienes te saben regalo de juventud y a quienes en casa te animaron. Reina con consenso y voluntad.

Que tuya es la escuela que dejas, la enésima razón de la estirpe, la tuya, y la de tus compañeras de pedestal. Vuestra en fin es la sobrada composición de este ramo cobrizo que nos transporta al infinito.

Y esta tardenoche de ánimas será tránsito de recogidas, se guardarán las pócimas y los vestidos; mañana, órdago de zarceños por el doquier último, por glorias de una santa que de niña fue mejor que nadie y nosotros lo reconocemos. Un año más, a la procesión, a los actos, al rezo, a los encuentros y a pacer en amistad por el ámbito amado.

Horas de esenciales calibres de vanagloria, de componer atenciones y deshacer entuertos viejos. Hora de lamer la ternura colectiva, de creer más en los hombres, de recoger asuetos en letargos, de humear el postigo y sacar lumbre para dar calor. Hora de querencias, hora única de este filón de sentimientos.

 

Y para Ella, firme desde su fortaleza divina, esta oración a modo de súplica.

 

Madre, de estos pueblos,

Madre de la mina,

Madre sabedora de nuestros entresijos.

Tú que estás sobrada de tiempo

envía por aquí más dedicación y recorta el olvido.

Que nos vapulean y nos engañan,

que nos prometen y nos incumplen,

que nos meten miedo y nos traen miserias.

Tú puedes hacer causa de impulso,

empújales, oriéntales, mételes la imaginación en el cuerpo,

que nosotros somos mineros de siempre

y con seguir siéndolo nos conformamos.

Patrona buena, no sabemos si entiendes de reconversión

pero búscate por ahí algún ingeniero competente

y anímale para que invente lo que sea,

porque necesitamos seguir viviendo aquí,

de nuestras entrañas,

de nuestra pirita de siempre.

Madre, Santa Bárbara, ayúdanos,

Tú que nos entiendes y nos amas.

Anda, por Dios, ayúdanos.

 

 

Sigo siendo la voz de Tharsis que se arrimó a vosotros con respeto hace apenas unos minutos y que se valió de la libertad de ser minero para traer una reflexión de hombre a esta casa grande que con prisas me invitó y con afecto me acoge. Soy, además de la voz, el mensajero de hermano a hermano, que quiso unir los saludos de allá, meterlos en la taleguilla vieja y repartirlos aquí con agrado. De allá, entonces, saludos amistosos de quienes comparecieron por motivos de trabajo, de aquellos que se fueron a vivir, de quienes se conocieron y se casaron ( Gaspar y Loli) una de aquí otro de allá y que viven lejos pero piensan cerca. También saludos de los futbolistas de todos los tiempos que tantos partidos jugaron y que unas veces ganaron y otras perdieron. Saludos de economato a economato, de oficina a oficina, de taller a taller, de malacate a malacate, de tienda a tienda, de soldador a soldador, de alcalde a alcalde, de cabezo a cabezo y de todos los Juanes a todos los Juanes.

Saludos, amigos, para Ana y Sebastián que por aquí viven y por allá se les quiere. Y para cuantos seres que saben que nos conocemos comparten idiosincrasia y cariño.

Y para allá me llevaré una dosis más de zarceño, un conocimiento nuevo y los saludos vuestros para todos los de allá.

Que la sensibilidad sea siempre la nota que nos identifique, que perdure la convivencia, que los hados y los dioses sean cada vez más propicios y que la paz sea costumbre de a diario.

Dejo la voz, la palabra, el verso. Me llevo un cargamento de emociones, vuestra  razón, miradas y mil complacencias.

Gracias por todo y buenas tardesnoches.

 

 

 

 

 

                               Ramón Llanes Domínguez.    3.12.99.