RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

miércoles, 27 de septiembre de 2017

DEL AMOR Y OTRAS NECESIDADES.



A propósito de atender la invitación de alguien en la celebración de su cuarenta aniversario de enlace con la persona amada, a propósito de su propuesta de felicidad expresada en letras de amor, como transcurriera su vida toda -apunta el lema de la misiva-, acercando algo más que la curiosidad intuí haber sucumbido como un romántico sentimental ante el relato que presentaba una sencilla posición basada en la apuesta por la convivencia y un ejercicio constante de respeto y aceptación mutua del promedio de capacidad de cada uno. Me pareció algo singular quizá por su pauta de simplicidad o por su forma tan lógica de contarlo; algunas cosas no entendí y otras las olvidé pero anoté los cupos superados de enfriamiento, de hartazgo y de incomprensiones; me fijé en lo íntimo y lo íntimo resultó que ocupaba un lugar pequeño en la relación, todo se había diseñado, de tropiezo en tropiezo, con la gestión del amor en los niveles de la razón, la ética y la tolerancia.
Ahora que lo pienso esta fórmula nada tiene de mágica, de extrater- restre o de quimera, es tan normal, tan acaso tonta o simplista que dan ganas de rechazarla y no incluirla en libros de texto de psicología o de preparación al matrimonio; no he consultado las estadísticas porque la tarde se puso fea en el horizonte y continué dándole vueltas a esta pareja que evidencia en el exterior todo aquello que dice contener su espacio más personal. Estuvimos el rato del abrazo, de la conversación sobre hijos y nietos y poco más, la tarde se había puesto fea e invitaba a marcharse no sin antes querer entender lo imposible que resulta convivir con un prójimo y lo fácilmente que lo solucionan otros. Pensé, al final, que podía ser tema para un artículo o una charla de casino en una tarde menos fea que esta.
Reconozco que fue la almohada quien me trajo de nuevo los recuerdos del aniversario de mis amigos y seguí elucubrando sobre cómo superar un enfado, cómo evitar una bronca, qué ingredientes usarían para no quebrar el respeto y qué desgaste les habría producido el empleo de esta fórmula tan sumamente arcaica o tan líricamente moderna para ser capaces de entenderse, comprenderse, tolerarse, respetarse y amarse durante cuarenta años sin que la larga travesía hubiera dejado indelebles cicatrices. Me quedé tan sorprendido de nuevo que me durmió el propio pensamiento.


Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE).
6 Septiembre 2015 

martes, 26 de septiembre de 2017

EN BUSCA DE LA CALMA PERDIDA.

EN BUSCA DE LA CALMA PERDIDA.


Ha salido el honor como una bala,
siempre se parece el honor a las balas,
nunca a la dignidad o a los sueños,
nunca las balas restauran el honor.
Huele a desasosiego
en la sardana y el flamenco,
hierve más el odio
que la razón, nadie ha buscado
en las leyes la palabra
y comienza a herirse el hombre
por sí solo, contando los momentos
para que llegue el día de la lucha,
es necesario vencer
para alimentar el orgullo
de patriotas nostálgicos.
No más que la calma y la palabra
traerán comisuras alegres
al ardor de los hombres.



 Ramón Llanes. 25. setiembre, 2017.

DE VERSOS Y SONIDOS


DE VERSOS Y SONIDOS
(Con Feria Jaldón de fondo)



Escuché, con buen presentimiento, hace pocos días, al pensador Feria Jaldón a través de su última obra y me dió por mecerme en su genial filosofía; con otros presentes mantuvimos larga conversación a modo de debate, con la manga apoyada en el mostrador y el codo empinándose a compás del deseo, llevando vino medicamentoso al paladar, cuatro ejemplos de la utopía, compañeros en este viaje de la vida y soñadores también de muchos mundos. Ese ilustre pensador había puesto, apenas momentos antes, alfileres en las manos y nos alentó a pronunciarnos sobre memoria, ocurrencia, muerte, ética... y algunos otros conceptos perdidos más en el calendario que en el tiempo. Feria lo tenía absolutamente claro, nosotros divagábamos trozo a trozo; Feria lo escribió en todos los plumazos, nosotros ni fuimos capaces de llegar a una conclusión.
Era tarde de invierno, el viento norte estaba apaciguado por los altos muros de la Universidad, el lado sur simulaba señales de luces empezando a alumbrar, nosotros, arropados por la enseñanza anterior, vivíamos en ese concierto de sonidos que emergen del interior de un bar y ocultábamos los versos en el ala del sombrero que, a buen gusto nos acompañó la tertulia.
Aquello no huía de la enjundia, era tema de largo recorrido, como para tener a Feria Jaldón con nosotros y preguntarle las miles de dudas que se apretaban en cada pensamiento, así incluso aludimos a cómo hubiera sido su manera de explicar la situación.
El resultado no tardó en llegarnos al enjambre del improvisado ateneo. Antes de meternos de lleno en la noche, hacia casa, después de devorar apaciblemente ración y media de chocos fritos y media de huevos de choco, el dueño del bar nos comunicó que cerraría las puertas a poco de que, en marzo, cumpliera los sesenta y cinco; nadie, ni siquiera familiares ni siquiera amigos, salvarían del olvido tan querido lugar. Y se nos vino abajo la filosofía.




Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE).
25 Enero 2012

lunes, 25 de septiembre de 2017

LA CALLE

La calle


Una melodía especial tiene la calle, el sonido huele, el olor es músi- ca, el color se extiende a los pasos que damos, nos persigue, nos ilustra, nos embelesa; la calle posee ese encanto de libertad que no conceden las paredes ni las ventanas, la calle conduce a todos los caminos, está envuelta en tránsitos y calmas, se hace cada mañana, se respira sola, se amedrenta de los que la requieren sin respeto y se fuga del ámbito como una mariposa se esconde en su nada efímero. Consumir la calle es crecer en sensualidades, es aprender a estar despiertos el trecho largo de la convivencia, es pasear por los ojos de las gentes y entretenerse en la jerarquía de una ansiedad dispuesta al impulso o la espontaneidad; se fraguan en la calle los avisperos del negocio de entenderse y se enfunda cada cual su delirio por haberla pertenecido y haberla obtenido plena de sustancia en tan solo un reguero de andares por la placidez de estos ígneos columpios de estancia que son por extensión la grandeza de la calle.
Acaso pueda ser el soplo necesario para constituir la inspiración o la armonía que se estaba buscando para no se sabe cuántos plenos de aciertos; a veces absorta, a veces pendiente, el vestido de la calle aparece como la sombra del paseante y está en la prisa y en la conversación, se desacelera o se hace bulla hasta obtener esa escondida verdad que quizá se deslice por los zapatos o las prendas y advierta a todos del vicio de teatralidad que la define.
Puestos a considerar el legado de tan versátil escenario, interesa pulirse en soportales, adoquines y losetas para acostumbrase a no disimular el desconocimiento de la calle como un parvulario que por primera vez la saborea. La calle tiene también sus códigos éticos creados en su aire, escritos en su compleja identidad y que a la vez sirven de soporte a la idiosincrasia de su ciudad o pueblo. La calle hace que los vocablos, los gestos, las formas e incluso los sentimientos de un núcleo concreto sean parecidos en gran parte de su contexto. Los seres que habitan la frecuencia de la calle se parecen en el habla y en las ilusiones, se corresponden en el trato y se estimulan por moldes similares. Acaso la calle sea exclu- sivamente la vida.


Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE).
14 Octubre 2015 

SONETO PARA RAMÓN.


domingo, 24 de septiembre de 2017

AHORA




Ahora, de pronto, no me importa el miedo
ni la luz que descarga su agonía en el agua
ni morir sintiéndome nacido.
Ahora, de rabia, no me importa el grito
ni haber conspirado en una guerra contra mí
ni ser el destructor de la moneda.
Ahora, de soberbio, no me importa el mundo
ni la última canción que bailé con un beso
ni la ropa que le han puesto a los dioses falseados.
Ahora, de guasa, no me importa el humor
ni el amor que desaparece sin tenerlo
ni ahogarme en la bañera.
Ahora, de avaro, no me importa que no se lea este poema
ni me importa cerrar la puerta para no gastar mi aire
ni salir a buscarte para alegrar mi olvido.
Ahora, de memo, no me importa escribir sin mirarte
ni volverme loco para que me entiendan
ni desear que me traigan una piedra dormida.
Ahora, de poeta, lo único que me importa
es encenderle una sombra a los vencejos.

Ramón Llanes.

FANDANGO. MI HUELVA HUELE


MI TIERRA


sábado, 23 de septiembre de 2017

INVITACIÓN


Invitación
La época se presenta propicia para los eventos; en cualquier lugar hay una fiesta, cualquiera prepara algo en casa e invita a los amigos, las comidas entre compañeros se prodigan, las celebraciones son frecuentes, las bodas están reservadas para este ciclo; existe una maraña de acontecimientos que desentraña esa vida menos ajetreada convirtiendo en causa de cierta alegría este inmenso tropel de gentes.
Pudiera parecer que se trata de promocionar las relaciones humanas que acaso estuvieran oxidadas después de un hosco tiempo de afrentas lluviosas, vientos incontrolados y sustos de tormentas, y es así la realidad, sin discusión, considera la experiencia. Algo de incerteza tiene la citada conclusión si a las tierras nuestras referimos o consignamos en tal apartado de haber vivido en clausura estaciones atrás; nada más lejano a los hechos, que por mucho que establezca lo dicho, de empírico o real, la verdad se sustenta en otras premisas. La sociedad donde habitamos, nosotros, los de aquí, hace vida callejera. Es todo el año un fluir de rela- ciones, de contactos colectivos desde donde se promulgan las leyes de la convivencia sin una imperfección. Es así, con soltura se destilan las amistades y se divierten el cuerpo y el alma a través de estas fórmulas tan sencillas de compartir conversaciones, cantes, comidas o fiestas con los más allegados que son quienes componen la piel que nos cubre el sentimiento y nos aporta la vitamina necesaria para continuar con menos espasmos solventando el placer de vivir.
Que la invitación siempre traiga un arraigo o una agradable conse- cuencia depende del estado de recepción que cada cual formule pero se dan los acordes justos para que la sinfonía salga a pedir de boca. Que siempre en nuestras tierras son exageradas las ocasiones para la solemnidad de un encuentro o la delicadeza de un buen acto con amigos, y siempre acaparan tanta consistencia que ayudan a sobrellevar la fusta ingrata de los vicios crónicos que crecen en la otra parte de nuestras realidades, aquellas que en tales supuestos nunca nombramos.


Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE).
15 Junio de 2015 

EL ALMA INQUIETA


viernes, 22 de septiembre de 2017

DE NACENCIA



DE NACENCIA

Nacimos de casta transparente
de subsuelo y árbol, de líquido,
crecimos de pan, de canción, de verso,
de trapío suelto, de aceite los domingos,
de sorpresas y entre bondades,
nacimos libres
de mordazas y de lujos, abajo nacimos,
no cabíamos en las nubes.
De ahí mis consecuencias, el lápiz, la mirada,
el paisaje, la risa, el traspiés,
la medio llena botella del deseo.
Querrás oír dónde parió mi madre,
en un camastro de valentía,

claro que, entre besos.


Ramón Llanes. (MEMORIA DEL PRÓDIGO).

POEMA DEL TIEMPO


POEMA DEL TIEMPO


Oirás el búho recitar batallas
al pié escondido de la dehesa, el chamariz al día,
la calandria que desmiente, el galgo manso,
los protocolos del campo
que marcan el sopor y los dominios
en la tomiza,
oirás a quienes no están
llamando en las aguas al brebaje de un belfo,
acaso oirás dormir a las palabras.
Evoca, no es el gozo tan amplio
ni tan somera la luz, evoca que has amado
y bébete la añoranza de un sorbo hasta morderla,

no es mejor el pensamiento.


Ramón Llanes. (MEMORIA DEL PRÓDIGO).

INDIFERENTES


Indiferentes


Todo está ordenado, el mantel tiene color neutro y en los cubiertos se distinguen incrustaciones de oro con el escudo abstracto de la indiferencia, los comensales no entienden esta extraña simbología que se adscribe al acto como mensaje subliminal que oculta la moraleja de los anfitriones. Esta noche no invitaron a las mayorías, los pocos se pavoneaban y los menos alocados pasaban de mesa en mesa intentando comprender qué razón les movió para acercarse sin reparos a un club tan misterioso, donde no daban cabida a compromisarios de otras etnias y representantes oficiales de la importante oligarquía actual.
O era un juego; posiblemente los jerarcas adversos fueran invitados para iniciarse en su propia decadencia, aquello olía a trampa de estado pero solo era una cena de indiferentes que se prestaban a opinar bajo las consignas establecidas por las reglas que previamente impusieran los susodichos anfitriones, que corrían con los gastos del evento y transferían prestigio a los asistentes. Estar allí suponía colgarse una medalla de traición o ascender a un cargo perpetuo; desde esa óptica no importaba el proceder sino el premio, las cosas discurrían con tal insensatez.
Luego de los rezos, del consabido responso con alegorías al buen comportamiento para con la comunidad y luego de mucha palabrería hueca, de aplausos enlatados, de exceso en la gula, de mofas constantes a los no llamados, luego de toda esta bufa, el brindis hizo de fuego artificial para abrochar, con la dignidad venida a menos, la lealtad a los principios generales del estado a crear, mutando los existentes que prevalecían hasta el momento y perseverando en el slogan de la indiferencia con todo lo inverso, con lo opuesto, con la primigenia entelequia, con los sacos rotos y con la gorra del apuntador; allí primaba la ansiedad por agarrar la vara y cualquier otro desvío de esta visión apocalíptica se desterraba de tales desvalidos.
Esta mañana han abierto los colegios y los mercados se han llenado como de costumbre, no es obvio volver a pensar ni predecir decadencias, la vida tiene contrastes inagotables e impredecibles que son absorbidos por los mecanismos naturales, como también la vida cuida los gusanos que en la rítmica llamada a la muerte formarán su ejército para dejar el cuerpo limpio de todas las adversidades de la luz. Así será, ni rastro de los indiferentes ni de los comensales ni del menú ni de los fatuos dogmas dejarán los encargados de la limpieza.


Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE).
27 Septiembre 2015 

TODO ES EL AGUA


INDICADORES DE RESPETO


INDICADORES DE RESPETO


Yo sé de estas cosas lo justo. Incapaz de escribir un tratado y ni acaso un artículo de opinión que refleje la parte de intención que me empuja a este desliz de expresión sin intento alguno de convencer. Pero ando, y el andar levanta polvo, y el polvo provoca hilaridad o sofoco y después de andar, de observar al polvo en sus muchas dimensiones y de comprobar que la hilaridad y el sofoco no conjugan con sosiego -o algo parecido-, después de todo eso y lo que se olvida, se me meten como huellas las grescas intencionadas que hacen quebrar las aristas del societario privilegiado que vivo y entiendo que, a todos, nos distingue.
Las manías por la descalificación de los seres que más miramos a través de los medios se ha convertido en honorable manera de mostrar disconformidad con sus formas y la asamblea de los curtidores de faltas de respeto ha minado el escenario. Se ha creado un tratado de chistología burlesca que se utiliza con descaro ante cualquiera que tenga cuota de pantalla superior a la normal. Los políticos y la corona, los presidentes de los bancos tales y los concejales de cualquier causa, congregan la casi totalidad de los verbos insidiosos y la maledicencia que se descarga en ellos como premio a sus desvergüenzas, quizá; presumo. La institución de la libertad de expresión domina a la otra no menos constitucional y natural institución del respeto. Es permisible insultar al político, es adecuado burlarse del rey, porque ni uno ni otro nos merece el mínimo respeto que somos capaces de conceder a otros gremios, sectores o colectivos. Nadie, nadie se atreve a condenar actitudes de una determinada persona ajena a lo público; en la cultura cotidiana no son frecuentes los abusos ni las faltas de respeto entre cada uno de los habitantes, ni son bien vistas las chanzas entre individuos o entre grupos, digamos cofradías, asociaciones, colectivos de ciclistas, de actores, gremios de fontaneros, etc. La metedura para con los políticos o la corona son simpáticas y causan risas de tabernas.
Como no sé mucho de esto ni siquiera se me ocurre la solución pero abogaría por el respeto a todos, quienes sean -políticos o reyes, ricos o vanidosos, capitalistas o alcaldes- a todos; ya sean de la forma de gobierno contraria, del emblema contrario o de la bandera de otros colores; abogaría más por la buena compostura que por la descalificación aunque los destinatarios no se lo merezcan. Podría ser también un matiz para seguir creando escenario social mejor, intuyo.


Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE).
10 Junio 2014 

jueves, 21 de septiembre de 2017

HUMOR

HUMOR


Esto del humor trae de cabeza a más de uno porque tiene una importante influencia en los acontecimientos sociales hasta el punto de ser capaz de alterar decisiones, romper negocios y producir desengaños. El humor se mira más que al ombligo pero se domina poco.
Hoy ha llovido algo y las nubes han presidido la estampa del cielo, ello ha propiciado un estado de ánimo distinto al de ayer que no llovió. Es un ejemplo de influencia del tiempo en las personas, al menos por esta parte de la geografía donde no estamos muy asociados con la lluvia y el mal tiempo. Quizá en otras latitudes las causas del mal humor sean otras.
El buen humor también depende de los niveles de agrado en que se encuentre cada uno y las fluctuaciones del tiempo ponen o quitan algo en tal contienda, y la soledad afecta y las ilusiones intervienen y los sueños tienen parte y la suerte es un valor y así hasta un sinfín de situaciones que determinan la animosidad alegre o triste de un individuo o de otro aunque ambos pertenezcan a la misma sociedad y perciban idénticos amaneceres y las mismas tormentas. Es una óptica, existen otras; se puede diseñar un tratado del humor y presentarlo en el próximo congreso del mundo en un intento de dosificar, modificar y mejorar aquello que lo requiera.




Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE).
18 Septiembre 2014

AMIGO MUNDO

AMIGO MUNDO
(En el día de La Paz).
Amigo mundo
te cambio tu fusil por estos versos,
te cambio tu almanaque de terror
por la ternura de cualquiera de mis besos,
te cambio tu metralla y tu valor
por una tarde de lluvia en la ventana de mi pueblo,
te cambio el malestar de tu misión
por la paz que se cuida en mi respeto.
Amigo mundo,
te cambio tus bombas de combate, tu camión,
tu uniforme, tu trinchera, tu bastón,
por la concordia cálida de mis credos,
te cambio todo el hambre de tu sinrazón
por un rato de música, por un silencio,
por una melodía en do menor
que cantamos todos aquí al estar contentos,
te cambio tu himno por mi canción
o tu escopeta de matar por mi cuaderno
donde escribo de mi y de los nuestros,
te cambio tu odio y tu aspecto de invasor
por la mejor historia de los hombres buenos,
te cambio tu discordia por mi pasión
y tus guerras te cambio por mi afecto,
te cambio las desigualdades, te cambio tu decisión
de proteger menos a los más honestos,
de descuidar tanto al corazón,
de fomentar la miseria, de desterrar lo cierto,
de consentir a capricho que el error
sea la bandera más insultante de este tiempo.
Amigo mundo,
te invito a un minuto de Paz y otro de amor
y si me aceptas, mi alma entera te la entrego
para que con ella cambies siempre de opinión
y contigo todas las esperanzas alcancemos
y esta utopía posible tendrá el color
del sentido más humano de todo nuestro universo.
Ramón Llanes.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

HISTORIAS DE LA PUTA CRISIS

HISTORIAS DE LA PUTA CRISIS.

Alguien indolente e indecente habrá sido el inventor de la crisis, digo yo. A nadie se le escapa que los sistemas económicos se crean después de un conglomerado engranaje de alta precisión científicamente organizados para evitar su fracaso y se sustentan a través de premisas complejas predispuestas para la consecución de un determinado fin. La crisis no es otra cosa que eso: una idea de cambio y limpieza general en el sistema financiero, tal vez notablemente enfurecido por las bajas cuotas de rentabilidad y porque el invento provenía necesariamente del encargado de la limpieza, que aprovechará la nueva institución en un beneficio propio.
Las consecuencias negativas son datos palpables y vividos en primera persona por un incalculable número de ciudadanos, nunca tenidos en cuenta en la nueva fórmula. Ese es el principal fallo: olvidar las consecuencias. En todo proyecto se estudian los pormenores, la publicidad, los medios, el fin y las consecuencias. Si estas se presentan como más nocivas que su creación, como inidóneas en su implantación y como generadoras de virus sistémicos capaces de ocasionar un desorden colectivo de endeudamiento, el proyecto se desestima.
Aquí ocurrió lo contrario, desde la consigna del olvido de las consecuencias se proyectó un cambio de afectación mundial, deshumanizado, desleal, ilegal e ilícito, que ha destruido la vida, a costa de un crecimiento patrimonial para sus inventores y alentadores.
Nadie ha pagado aún por el error, a nadie se le ha imputado penalmente por esta barbarie. Como si un loco hubiera creado un veneno que hubiera sido capaz de eliminar a los pobres del mundo, por ejemplo; como si algún loco hubiera usado sus resultados de laboratorio en un importante alimento para desnutrir al sector de la población que le hubiera venido en gana. El lumbreras de este maldito sistema también es un loco que aún anda suelto y a quien pronto veremos recibiendo el consiguiente premio por su labor en pro de la humanidad. Y nosotros abocados al hambre hasta que la muerte nos separe de ella. Me enfurezco, no sé por qué escribo de estas menudencias.



Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE).
31 Octubre 2013

martes, 19 de septiembre de 2017

LOS AMANTES

LOS AMANTES


Y sonarán cañones de batallas,
sables de venganza batiéndose
entre los bastidores de las persianas blancas
y los escondites de la noche
para justificar que nadie mató a los amantes,
que habían muerto de amor
con tres arañazos de ausencias;
y serán enterrados con estiércol de púrpura
y cenizas de óleos
en una fosa predilecta
con el solo epitafio: “los amantes”,
sin lápida de mármol ni nombres,
solo el eco de la libertad entonado
a coro de avispas en el sepelio. 


Ramón Llanes.

HISTORIA DE ORTEGA


HISTORIA DE ORTEGA


Hizo lo posible por enmendar su plana en un impulso viril después de una cuarentena de años pensativo como la estatua del silencio y se erigió en portavoz de sus propios anhelos, en una mañana hortera, cuando la calle era un hervidero de ausencias y el viento huía como escapado de sus garras. Corto y perezoso se añadió a una manifestación en contra del trabajo y volcó su inercia de sueño en su callada actitud de miedo, otra vez, una vez más, en su desorden de cuajo y flema y volvió al catre cansado del trote. Ortega quiso ser bailarín de una corte, bufón en un tanatorio y músico de campanario pero ninguna de las profesiones le engrasaron con suficiencia su ansiedad. Ortega quiso tener un barco en su bañera, un tren en su mesa y un cortijo en su alcoba pero ninguna de tales pertenencias saciaban su causalidad de existir. Su mundo era demasiado grande para tan pequeños útiles.
El ser y el tener se difuminaban por su notable pensamiento neolib-eral, semillero de sus duelos de niñez con el mismísimo futuro, y conspiraban un sinfín de neutrones despistados en su preclara mente hasta conseguirle la falacia de sobrevivir de su cuento.
Desde hace una eternidad se sabe de Ortega lo mínimo. Pudo haber escrito sobre la inadecuación de posesiones materiales o de la felicidad que otorga el asentamiento filosófico en el "ser", o pudo escribir del desarrollo del ser humano a través de los apoyos constantes en la colectividad e incluso pudo haber escrito un tratado de cómo vivir sin desacomodarse, -sin dar golpe-, pero prefirió la inacción. Su alergia al trasiego de un campo magnético a otro, -léase de la cama a la mesa-, le insulta en exceso su dignidad como hombre y permanece en el sillón de la espera soñando un mundo mejor para sus características, hecho por otros.

Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE)
13 Octubre 2014 

lunes, 18 de septiembre de 2017

HIJOS DE UN TERRITORIO MENOR

HIJOS DE UN TERRITORIO MENOR.


Ellos se sublevan contra el sistema, dicen no tener especiales perjuicios contra españoles sino contra el estado, dicen en su slogan que aspiran a conseguir libertad, no dicen de qué, tampoco acreditan que les falte, tampoco airean las prebendas concedidas, hablan de huir a un territorio menor que interpretan les pertenece, no dicen que también pertenece al resto de los habitantes de este país, hablan de denigración social y yugo a una configuración no hecha para ellos.
Les asisten todos los derechos, ansían votar para que las estadísticas muestren el sentir de su pueblo maltratado,- ¡qué desfachatez!-; han soñado un camino hacia adelante, -quizá el actual retroceda, no es verdad, también lo han soñado-, se subieron al desdén de cambiar las reglas después de iniciado el juego, les resbalan el respeto, la solidaridad, los pensamientos de los demás. Cataluña no estaba hecha de utopías sino de reproches, ahora se comprende. De no existir Madrid, ¡ay, de no existir Madrid!, no cabría la desvergüenza en un cubo parecido a urna, no existirían en abundancia los desengaños; es un asunto vulgar la dependencia, es un asunto torpe la independencia; ambos son asuntos de política, con sus quiebros a la verdad y sus énfasis a la demagogia. Tienen un paraíso de privilegios quitados a otros solo por ser más peleones, porque llevan amenazando siglos de bravura.
Aquí es otro lugar y la suculencia del privilegio se pierde en un contador de hasta tres, no más; nadie les requiere para un patriotismo especial, nadie, aquí, les envidia ni se conmociona por la osadía, nadie les recrimina el desorden que están ocasionando pero todos les recordamos que hay una parte de Cataluña que es nuestra por natural derecho de herencia, como también una parte del resto de España es de ellos por idéntica razón. Cuando el derecho se les ponga a favor que cumplan con la cuota de pago de la venta, paguen su diezmo de libertad, recojan sus bártulos y se marchen a fundar un estado a su semejanza, con el menor ruido posible. Y que ambos seamos felices.


Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE)
20 Octubre 2014

domingo, 17 de septiembre de 2017

NON SERVIAM

NON SERVIAM

Creedores de la sapiencia
y posesionados en la luz de todas las verdades,
los ángeles de Arán, eméritos de dios,
místicos de sardana y sometidos al dolor ajeno,
servidores de arcángeles malditos,
postran la espada
a bien de sublevarse contra los sistemas,
la naturaleza y los sueños comunes.
“No serviré,
nadie estuvo de nuestro lado
en las ofensas, nadie nos quiso oír respirar,
todos negaron la función de la palabra,
nos rebelamos para dejar de ser servidores
vuestros, para empezar a ser
esclavos de nosotros”.
Y Lucifer abrió los cielos,
descendió a la tierra que amaba,
se hizo ángel distinto,
se creyó apartarse de la especie,
mintió a su manera
e intentó hacer de la ley su propio páramo
hasta que el tiempo
le llovió en los papeles
y se borraron los pensamientos.
“No serviré”
se acuñó roto en la quimera.

Ramón Llanes.
17 setiembre 2017

DE BRISA

z).

La brisa nueva de un amanecer
sin trompetas. De nuevo al alma
la voluntad de entregarnos
al indescriptible deber divino
de mirar que hemos vuelto
a existir para nosotros.



Ramón Llanes.

ES HEMBRA EL TIEMPO


ñ).

Es hembra el tiempo,
nadie me atreve llevar a mañana
dejando los errores de hoy,
la mancha de pasar,
la arena mojada, la sonrisa perdida,
la piel sin emociones.

Es de hembra el parto de olvidar.

Ramón Llanes.

LLEVANZAS

LLEVANZAS



Llevo en las alforjas
un número ilimitado de víveres
para soportar el camino.
Llevo en las manos
una calentura de abrazos
para compartir.
Llevo en los ojos
la seguridad de la mirada
para ofrecer aliento.
Llevo en la boca
el abecedario completo
para alegrar, si vale.
Llevo en los labios
todos los músculos desatados
para sonreír.
Llevo en los pies
el contorno limpio y descalzo
para dejar huellas.
Llevo en el reloj
las agujas inútiles
para tener tiempo.
Llevo en el alma
los sentimientos necesarios
para amar.


Ramón Llanes. UN SOPLO DE MI VIDA

REBELDÍA

REBELDÍA.
por todo cuanto nos adoctrinaron sin pedirlo,
por los sustos que dejan en el cuerpo los ruidos de las guerras,
por la incapacidad de los gobernantes para diseñar mejor la dignidad,
por quienes se esconden en la justicia para ser injustos,
por quienes solo están interesados en el poder,
por el dolor tan inmenso ocasionado al espíritu noble de este país sin culpas,
por los miserables que juegan a dejar cada día a uno nuevo en la miseria,
por la permisividad de nuestro sistema contra las abundantes corruptelas,
RAMÓN LLANES.

HAGAMOS LA GUERRA

HAGAMOS LA GUERRA.


No son buenos tiempos para la paz, hagamos la guerra; pongamos grilletes en las esquinas, despropósitos en el afecto, veneno en los besos, insolencia en el trato, estupidez en las relaciones; pongamos aguarrás en el vino, intolerancia en los modos, bronca en las tertulias, gritos en los silencios, maldad en las miradas; pongamos odio en el aire, pongamos ineficacia en las tareas, pongamos sombras malditas en la luz, pongamos engaños en el negocio, pongamos tristeza en el amor. Pongamos envidias y sustos y bullas y zancadillas y desprecios, pongamos, en este mundo nuestro, todo aquello que conduzca a tributar honor a la guerra o pongamos políticos que estén enmarcados en el belicismo y démosles poder, más poder, mucho poder, para que puedan, a su antojo, declarar la guerra a los pobres, a los homosexuales, a los artistas, a los inmigrantes, a los enfermos, a los macarras, a los universitarios, a los cultos, a los filósofos; prestemos nuestra conciencia para que con ella fortifiquen los saldos, custodien los tanques, compren bombas y acechen de manera continua a otros seres, aunque no sean enemigos, aunque nunca fueran enemigos; vendámosles la libertad para que inventen naufragios, desapariciones y muertes;hagamos que sean exactamente nuestra pasión y entreguémosles nuestra verdad para que limpien el mundo de seres contrarios a sus pensamientos y para que nos consigan un cielo azul eterno para nosotros y una tierra espléndida, falaz y suntuosa para ellos. Hagamos la guerra que les interesa y miremos nosotros a todos los lados distintos de donde se deslizan las bombas; dejemos que lloren quienes no son de nuestra cuerda y que se destrocen de miseria y se mueran despiadados por esta civilización sensata donde no tienen cabida los sueños ni las utopías ni la paz.
Sigamos sin desmenuzar la lealtad aprendida y sin prestarles la palabra para que la usen y aspiren a estar en perfecta complicidad y consonancia con los seres que componemos esta linda huerta de frescas ideas de concordia donde no se crían ni crecen las venganzas ni los verdugos ni los odios ni los fusiles. Sigamos jugando a soldaditos entrando en sus campos de batalla y en sus aviones de combate, sigamos aplaudiendo los telediarios que anuncian embestidas, sigamos votando discordias y armas hasta que quede el suelo en un imperecedero dolor, sigamos ignorando las consecuencias pretendidas de la paz y estaremos haciendo la guerra.



Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE)
29 Noviembre 2015

viernes, 15 de septiembre de 2017

NI DISTANCIA NI RENCOR


CANTO INSÓLITO


CANTO INSÓLITO


Ideas del alma inquieta
en dosis de soledad,
este solsticio me aprieta
esta discordia es fatal,
agobio que tanto resta
las justicias por error,
el hambre que tanto infecta
y hasta desoye el dolor.

Este desorden sujeta
los frisos del desamor
y hostiga las hojas sueltas
que el hambre no controló
y a tantos hombres inyecta
la hiel que el hombre inventó
este mal que el odio gesta
a modo de mal menor.

Este solsticio violeta
en un mundo sin color
de la justicia interpreta
leyes como sumisión
y ordena, manda y decreta
a débiles lo peor,
todo lo peor que quepa
en un pobre corazón.

Este solsticio me lleva
a desterrar ese honor
de patrias que son ajenas
a los sueños y al clamor
que en esa Paz mía y nuestra
sin gritos y con tesón,
no sea el alma quimera
ni utopía la razón.


Ramón Llanes.
Huelva 17 febrero 2016.
Leido en Galaroza 19.2. 2016

HACE TANTO TIEMPO

HACE TANTO TIEMPO


Por la perfecta devoción a la Virgen de la Peña y a Piedras Albas de Puebla de Guzmán, Villanueva de los Castillejos y El Almendro.
Los chiquillos habían cerrado la puerta grande del cobertizo, se perdió con la lluvia parte del grano, el heno olía a tiempo. Los dos ancianos permanecieron mirando la lejanía como si quisieran quitarle distancia. No es verano, aún no es el verano; llamaron los perros avisando que la noche se hacía en la dehesa mientras comían los ancianos la última fruta del árbol de sus vidas. Nadie volvió a aparecer.
El crepúsculo presenció cómo una cinta de lágrimas se amontonaba en el estiércol haciendo que la fétida luz fuera milagro de labriego. Las pajas estaban húmedas de llorar, el aluvión de pandemias primaverales convertía la luz en una estampa constante.
Nadie recuerda cuando empezó todo aquello pero ya hace siglos porque ni los más ancianos de las tierras más ancianas saben del hallazgo. Sí dijeron que sus padres contaron historias de vírgenes, dos vírgenes para ser más exactos, que un pastor del entorno predicó con creencia de ellas, llamándolas con el nombre de las piedras que eran las cosas más cercanas que tenían por aquel entonces los pastores. Se instauró la inspiración y el culto lo diseñaron los hombres de las alquerías a base de saber pedir y sentirse complacidos en las peticiones.
Ahora nadie se acuerda de los ancianos que contemplaban la tarde, nadie mantuvo la noticia del cobertizo y nadie escribió sobre los chiquillos. Es sin embargo cierto que todas las luces vinieron juntas al lugar que cualquier dios errante dispusiera como elegido para dones de naturaleza tan poco humana que se nos escapa del entendimiento. Pero pasaron los siglos tan aprisa que aún tendrán ojos los cabezos, corrientes los barrancos y silencios el aire. El mismísimo pastor de aquel antaño tendrá aún en su memoria el encuentro de sus vírgenes aunque nadie supiera contar que fuese aquello lo más notorio que sucediera al pastor de las piedras.



Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE).
12 Marzo 2009

miércoles, 13 de septiembre de 2017

MELANCOLÍA


[39]
Melancolía


Siento melancolía de la tierra,
pasión por arder con ella en los destajos, delirar con ella en las dolencias
y morir con ella en la última función. Melancolía de mi tierra
como un ansiolítico a la desesperanza
de no tenerla, de hablar de lejos de ella,
de no servirme la memoria para una caricia. Siento necesidad melancólica
de la tierra que me desvanece de emoción
y me desentierra de los miedos,
de esta tierra dura y dulce
que nos ingenió un cauce
para continuar la existencia
con los ojos tercos enseñando
algo
lo más parecido a la dignidad. 



Ramón Llanes. (MINERALOGÍA DEL ALMA)