RAMÓN LLANES
domingo, 28 de febrero de 2021
IDENTIDAD
IDENTIDAD.
Aquella verdad ronda
las colinas -sobradas de siglos-
que pueblan nuestra memoria;
aquello eterno es el sur sin caricaturas
ni sobranzas,
aquel es el padre que nuestra patria
nombra en cada pregón,
aquellas son las mujeres
que hacen que amen los espejos,
este aire sabe nuestros nombres,
las espigas son nuestras palabras,
las voces del agua llevan nuestro acento.
Tú eres el monte,
ella es la mar entera,
nosotros somos la esperanza
de esta longitud
que acuna nuestra dignidad.
Ramón Llanes.
Huelva
Del poemario AIRES DE ANDALUCÍA
sábado, 27 de febrero de 2021
viernes, 26 de febrero de 2021
SUGERENCIAS A NADIE
SUGERENCIAS A NADIE
En cualquier telediario o informativo, de esos que se suceden en las ondas con tanta prominencia, están establecidas unas líneas de protocolo para determinar cuáles son las noticias que tienen contenido importante como para ser emitidas. El estudio es minucioso y aquellas noticias que ven la luz están consideradas como lo más notorio que ha ocurrido en el país, la comunidad o el municipio durante ese día. Fijamos la confianza en quienes dirigen los medios sin necesidad de inculcarles o adoctrinarles sobre los aspectos que deben destacar en las informaciones; el ciudadano casi ni se plantea la disyuntiva de la calidad, acepta o reniega pero se traga todo cuanto la pantalla le ofrece.
Es imposible comprender por qué en cada telediario se ofrece siempre una información política impuesta consistente en comentar actos o declaraciones de cada una de estas formaciones, dedicándoles tiempo y espacio –a cada uno el suyo concreto, dependiendo de la cuota participativa-, divulgando cada uno de sus menesteres por muy absurdos o lerdos que sean. Todo porque las normas lo exigen no porque entiendan que son datos interesantes para la ciudadanía, que creen cauces de educación o que fomenten la cultura.
Ramón Llanes.
ALGO
ALGO
Si fuera sábado
te llamaría por el eco para hacer juntos
un algo inusual en los charcos,
acaso vaciarlos de espejos.
Ramón Llanes.
jueves, 25 de febrero de 2021
PARA QUÉ LOS SABADOS
PARA QUÉ LOS SÁBADOS
No para dormirlos vienen los sábados a casa, desean que alguien les espere y les sirva el café y el agrado; no para jugar a tedios indiferentes ni para vocear cuanto quedara, no surgen los sábados de una nada espontánea con nariz rota ni se deben cubrir necesariamente de las mil formas de comer más en la barbacoa del colapso del aburrimiento; no solo para andar ni para el menester de la silla una y otra hora absorto al noticiario. Los sábados llegan por una orden virtual que el tiempo inventa para que los humanos se dediquen a promocionar otras maneras de subsistir con la felicidad a mano y leer la otra parte de la vida.
Ramón Llanes
martes, 23 de febrero de 2021
EL LOCO DEL TEJADO
EL LOCO DEL TEJADO
Era
como triste, insinuaba dejadez, cantaba por las tardes, se dormía en el tejado.
Parecía hombre entre las luces que le sombreaban la cara, ya no está en el
verdín de la parte norte, su propia historia se le cayó como una grúa en un
terremoto, solo una armónica vieja ha dejado en el recuerdo de quienes nunca le
amaron.
La
pared de enfrente le oía dialogar y aguantaba a sal y pimienta las rutinas del
loco, retahílas y sermones, cuando no encíclicas, homilías y lo que tocara de
pregón o de protesta. Pero antes que a él cayeron el tejado, esa fue la peor
miseria de este relato de un proscrito que jamás tuvo nombre para ser llamado,
el loco del tejado y poco más era su identidad. O su identidad fuera su grito,
su canto desesperado pero sin desesperanza, su clase de declamación.
Allí
no, refieren las crónicas que no allí en el tejado de sus desvaríos sino en la
sucursal del banco de la esquina, dejó un saldo apetecible para sobrinos
inéditos y monjas desconocidas y al loco le brindan con champán y le hacen
misas de ocho y le ríen y rezan para que haya alcanzado la vida eterna; y la
pared de enfrente se mofa de los ritos que después de muerto se otorgan al
loco. Y nada siquiera para quien se le hiciera cómplice en la queja, cuando vio
que le cayeran encima su tejado y enlutara con una lágrima sin pestaña el sol
de la pared de enfrente.
Ramón Llanes.
sábado, 20 de febrero de 2021
HOMBRE LIBRO
Hombre libro
Al escribir la última letra
estaba leyendo la primera suerte
de encontrarme con la imaginación fascinante
de otro. Había llegado el pronombre
a mi escuela niña.
Hablaron los poetas para mi memoria,
el hombre encontrado era un libro
con hojas de aire. Encontré el atardecer
escrito, la niebla, el miedo,
encontré cómo han amado los hombres
que precedieron mi amor,
cómo eran líquidos de fuego los besos.
Con el hombre libro atendí
la música de la palabra.
Ramón Llanes
viernes, 19 de febrero de 2021
EL DESHONOR DEL RECUERDO
EL DESHONOR DEL RECUERDO
Para distinguir las palabras escritas
unas de otras, para sacarlas del pensamiento
dispuestas a ser aire o grito,
las estrujo, las palpo, las acaricio.
Se me hacen pronto recuerdo,
el recuerdo honra el patrimonio poético,
ello conforta, anima la felicidad.
Aquellas escritas desde la inconsciencia
de la locura, las palabras momificadas,
los versos gráciles, el énfasis lírico,
aquello que germinara en tono de melancolía
blanda, aquello soñado para vivirlo,
lo cursi buscado, la voz pausada, el predicado
de la oración sin pena, las motas de cristal
en el agua como garfios señalando destino
que ensalcé por mi bizquera,
aquel honor desvivido, rancio y sonriente,
aquello que ahora leo de mi poemario,
no son mi pensamiento,
me deshonra haberlo escrito sin clave
para el borrón. Me hiela las manos este recuerdo.
No soy el vocero, el enclenque. La dinastía pobre
del mundo que me crearon para versar o pensarlo
tampoco la reconozco ahora que mejor lo pienso.
Dadme nuevas manos
para romper impulsos, gemidos, braceos.
Manos de lanzas para matar creencias,
manos de agua para apagar cráteres antiguos
de pasiones. Manos de limo para humedecer
los pasos y borrarlos con la próxima escarcha.
Dadme espadas, pértigas, jábegas, alambres
para cubrir el currículo con otras credenciales.
O dadme palabras
que me sanen este febril mordisco.
Ramón Llanes
jueves, 18 de febrero de 2021
EL RELOJ
EL RELOJ
Sonó en la torre como un aullido y ofreció una a una sus campanadas al aire con la melodía de su constante inquietud; oyeron los pájaros la música en la solitarias dehesas y en los colmados del tiempo, desde la nitidez mágica y barroca de aldaba llamadora y regia. Y así, ocupándose de las estrategias insólitas de los pasos de las horas, pendiente solo de un presente instantáneo y de una locuaz canción, el reloj pone marca a la existencia.
Al pasar, los hombres se detienen para dedicarle una mirada de fidelidad o de rencor, según les vayan las vidas en inclemencias o según descubran sus arcanos guardados en las techumbres del silencio. El reloj no determina las pausas del viento ni siquiera cree en el futuro, se limita a medir lo que va pasando frente a sus ojos con solvencia y tesón, con exactitud. Cuenta, así, las vidas de quienes no la previenen; distribuye las jornadas, manda levantarse y ordena dormir con la misma entonación en su voz, con idéntica fe en la necesidad de sus golpes.
No ha inventado el progreso un analgésico o acaso antídoto relevante contra la impersonal realidad del reloj, que cubre el mundo y lo entretiene sin importarle la tormenta. Le hemos visto siempre, sin ansias, sin prisas, olvidado de lo estentóreo, lo banal o lo sublime; nadie aún le puso precio a su cambio de rumbo, a su retraso o a su simple golferío. No le vimos descender a la fantasía en un rato de celebración o colaborar en aliviar una pena, el reloj es la manera menos irritante que hemos inventado para disciplinarnos en vivir.
Ramón Llanes.
miércoles, 17 de febrero de 2021
DÓNDE CABE EL AGUA
DÓNDE CABE EL AGUA.
De nubes oscuras sabemos más de la cuenta, también de lluvia. Ha llovido desde el oeste mojando la ciudad hasta saciarla, mojando las flores del jardín, los frutos del árbol y los caminos, ha llovido como si nunca hubiera llovido. El campo cuenta su hartazgo y pediría clemencia si supiera, los pueblos generan recursos nuevos para amordazar el agua.
Así, hasta los poetas preguntan ¿dónde cabe el agua?. Pero el agua no cabe en el espacio que le había preparado esta circunstancia, el agua no cabe en el pozo, no entra toda en un cuenco de la mano. El agua cabe en el tiempo, sabe que tiene tiempo para caber, tiene para vivir todos los tiempos abiertos que vienen a la página del calendario para hacerse útil y golosa como un niño. Ahora, lo sabíamos, era su tiempo de llegar, pronto (de aquí a unos días) será su tiempo de buscar cobijo, luego hará tiempo para quedarse, como los pájaros, como las rosas, como la primavera.
Este revés del agua que ha partido el sentido común viene a resumir su rebeldía; el agua rebelde más por terca que por inconsciente. Pero es su tiempo y es el premio de la naturaleza como reflejo de la bonanza que se acerca con ágapes y sonsonetes para que a nadie parezca que la pena dura la eternidad.
Dicen los poetas que el agua cabe toda en el tiempo, como nosotros.
Ramón Llanes
martes, 16 de febrero de 2021
EN LOS AROMOS
EN LOS AROMOS.
En esta plaza de aromos zumba el olor
como en tu cuerpo
y cada hueco de manos que me regalas
es como un premio.
En este campo de oros empuja el trance
como tus besos
y cada paso es una alhaja
de mis recuerdos.
En este sitio de piedras que me calienta
los sentimientos
le pongo nombre a las cosas
y a mis deseos.
En este mar de emociones que me apasiona
como lo nuestro
hay un sabor a ti tan importante
como un misterio.
Ramón Llanes
lunes, 15 de febrero de 2021
YO LO SABÍA
YO LO SABÍA
Maestro, tú sabes que yo tengo dotes de adivino, lo he comprobado en miles de ocasiones, puedo prever el origen de un reproche, la fugacidad de una memoria, la conspiración de los mediocres, el resultado de unos recortes, la insensatez de algunos cuando les quitan la cuchara, la habilidad de otros para desaparecer, la maldad de quienes no les importa sumarse a una guerra; de casi todo lo que me proponga adivino y esto de la pandemia también lo sabía, en realidad yo sé que la pandemia son ellos, nosotros -tú y yo, por ejemplo- que ahora no tenemos responsabilidades de riendas estamos exentos de culpa, son ellos, esos que salen en el telediario con las ojeras hasta el alma de estar infectados y de no dormir y de trabajar quinientas horas, esos que no se hacen los sufridores pero lo son, esos que están buscando soluciones para arreglar el cotarro y que se juegan la vida en cada instante, esos son los malditos de esta historia; nosotros, maestro, no hemos fabricado ni una mascarilla ni hemos tomado decisiones ni hemos aportado ideas para el asunto, nosotros no podemos cargar con esta pandemia, pero los muertos sí, maestro, los muertos son nuestros amigos, nuestros hermanos, nuestros afiliados y esos sí que nos pertenecen, que nadie los ponga en sus listas. ¿Ves?, yo lo sabía.
Ramón Llanes
LO POLÍTICO Y LO OTRO
LO POLÍTICO Y LO OTRO
Los asuntos relacionados con lo político ocupan espacios tan largos como un todo en el actuar, pensar y dirimir del ser más humano; poco se salva, que hasta en el hueco del amor interviene como un intruso. Qué haríamos sin un debate, una discusión, un sueño, un negocio que no llevaran esa pizca de picardía o morbo que caracterizan lo político; qué seríamos sin sus insultos, sus descalificaciones, sus trapicheos y sus escándalos; adónde podríamos llegar sin pisar acaso un confín, una dignidad, una arrogancia; qué seríamos -nos preguntamos- sin artimañas, sin mentiras, sin maldad, sin codicia. Seríamos -se me ocurre- sencillamente felices.
Ramón Llanes 16.02.2021
domingo, 14 de febrero de 2021
COLORES
COLORES.
A poco que lo intentemos podemos saber el color de una rosa. Con algo de imaginación adivinaremos el color de un atardecer que no veamos. En una tempestad aprenderemos el color del miedo. El color de la nieve lo tenemos aprendido de memoria. Comprendemos el color de la muerte y el color asfixiante del humo. Nos viene con frecuencia el color de una copa de vino o el color extraño que deja una huella de herida. Hasta entendemos el color de la pureza de tanto como nos enseñaron. Incluso el color de los ángeles o el color del paraíso. Los colores de las frutas marchitas y de los invernaderos, del corazón y del orín, del azufre y del oro. Los colores absorbentes de una gota de agua convertida en lágrima. El color del asfalto y de la miseria. Hemos visto el color de las luces distinguiendo entre aquellas que nos muestran alegría o dolor. El color de la noche asola nuestro pensamiento, el color de los ojos de la mujer que amas, el color del camino. Hemos sabido ponerle color a la distancia y al abrazo pero no me atrevo a colorear la expectación que me produce la esperanza de verte, amor.
Ramón Llanes
viernes, 12 de febrero de 2021
APENAS EMPEZAR
APENAS EMPEZAR.
Llevamos poco tiempo estrenado este año, apenas estamos aún en las felicitaciones y los buenos deseos, en las rebajas (que cada vez lo parecen menos y que no deberían existir y tener siempre las cosas el precio adecuado), en estos fríos que nos conservan cuando dicen que el calor destruye, en los acontecimientos de la liga, en las comidillas televisivas de cada día, estamos en ello, apenas empezar y ya vuelven a aparecer los locos de turno que se llevan el día pensando en la muerte, en la muerte de otros, nunca en la suya propia. Ya, en esta cortedad de año, varios locos han propinado severas muertes a compañeras de convivencia, quizá como pago ridículo al amor.
Nos preguntamos, por qué hay locos con estos instintos, por qué hay tantos, por qué asestan la crueldad a la mujer, por qué. Algo no funciona, muchas cosas no funcionan, las mentes no están bien hechas. Son, entonces, enfermedades de este siglo, ese impedimento por parte del poderoso macho a que la hembra, siempre más débil y sumisa, comience a asumir y desarrollar papeles importantes en el círculo donde ellos galleaban con bravura. El hombre no parece el hombre, parece el enemigo, con estas modas de matar que de un tiempo a esta parte se nos ha venido encima.
La sociedad investigadora tiene que buscar las causas y las soluciones. Creímos que los niveles de intolerancia de antaño quedaron enterrados en el olvido de todas las memorias. Y cómo se hacen estos individuos, de dónde salen, de qué colegios, de qué centros de trabajo, dónde los hombres agresivos, dónde están, qué hacen. Pues no pertenecen a otro espacio, somos nosotros mismos cuando alguna vez nos ponemos careta de guadaña.
Ramón llanes.
AHORA VENGO YO
AHORA VENGO YO
He venido a cambiar el último subrayado en rojo del horizonte que ayer puso la tarde en las puertas de la noche, no me gusta el rojo, tiene demasiada fuerza para anunciar la oscuridad; vengo a ponerle al amor el nombre de las cosas que se mueven sin ser vistas, no le llamarás a partir de mañana “amor” a la manera de expresarnos el sentimiento del afecto y más allá, detecto las líneas pálidas de los labios besados en la trayectoria del preámbulo del beso; cambiaré el concepto que tienen las flores en la belleza para inculcarles algo de suciedad, las consonantes nunca deben presidir palabras hermosas, se hará la fealdad si esta responde al código que me gusta. No te llamaré amigo, que desde ahora serás la controversia de mi pulso, el anonimato de mi secuela de hombre, no me gusta la palabra amigo, acaba en vocal que a su vez en nihilista, se confunde con un cero. Y acaso sepas que para cambiarlo he venido yo -todopoderoso incauto- a desculturizar la vida porque en el pupitre donde habito no están bien vistas las palabras que acaban en “da”, gustan más aquellas que finalizan en “mi”. Lo siento, acostúmbrate, debes obedecerme aunque yo no entienda de esto.
Ramón Llanes
martes, 9 de febrero de 2021
NADIE TE MIRARÁ CUANDO DESFILES
NADIE TE MIRARÁ CUANDO DESFILES
Seguro marcharás
erecto y con el fusil colgado,
un creyente de libertad deforme,
un corsario del mundo y afamado
por conmover mocitas de renombre.
Y nadie mirará,
y nadie te verá
ni serás siquiera honroso hombre
de larga credencial,
de garante verdad,
ni al verte desfilar serán conformes.
¿Y cuándo gritarán
que sobra desfilar?.
La Paz no necesita tu uniforme.
Ramón Llanes.
lunes, 8 de febrero de 2021
LAS COSAS DEL PATIO
LAS COSAS DEL PATIO.
El patio se ha puesto tan hortera que ni los vecinos
menos distinguidos acuden a las celebraciones de la comunidad; el jardín tiene
ese color mustio que impone el invierno y las viudas del quinto parece que
callan en el sueño del letargo. Apenas se oye gritar el niño del segundo que
tiene prohibido jugar en la arena porque viene contaminada de excesos de un
cloruro dañino que produce picazón y dolor de garganta. Un ególatra que reside
por casualidad en el ático, acostumbra a tirar al patio colillas encendidas,
produce repulsa e indica que desistirá de su actitud cuando obliguen a bajar la
música a la novia del “guiri” que se expande en canciones la mañana completa
entretenida en nada mientras acompaña a Rocío Jurado en sus constantes orquestaciones
de coplerío.
Lo demás es tan insignificante como que unos trabajan
y cobran al final de todos los meses, otros se apuntaron al desempleo y cobran
al final de todos los meses, la pensionista del cuarto no quiere oir de la
arena prohibida y desea que le suban un poco más para poder seguir llegando al
final de todos los meses; los padres del niño, que grita por no poder jugar en
la arena, han comenzado también a gritar para que retiren la arena del patio;
el ególatra grita solo por escucharse a sí mismo; la novia de las coplas grita
desafinadamente y así hasta un interminable alegato de circunstancias que se
suceden día sí y noche también en este complejo patio que padece, sufre, vive,
disfruta y le pone una extraña salsa a la vida para sentirse orgullosos de
tener una casa con un patio muy particular.
Ramón Llanes
domingo, 7 de febrero de 2021
VERSOS CÓMPLICES PARA EL ALMA
VERSOS CÓMPLICES PARA EL ALMA
Y dices que no sabes distinguirme,
que desandas lo andado sin andarlo,
que pierdes la memoria sin contarlo,
que no corres por no poder seguirme.
Y dices que me quieres sin sentirme,
que desconoces si me estás amando,
que te falta razón y te van sobrando
descuidos y quimeras imposibles.
Ramón
Llanes.
sábado, 6 de febrero de 2021
SON DE LOS HOMBRES
SON DE LOS HOMBRES
Harán
que gima,
la
pausa ha roto la escalera de color
de
una apuesta,
ellos
se jugaban la vida,
acaso
tú jugabas a esconderte.
Se
nubló de rompeolas
la
tarde, nadie salvó aquel llanto.
Los
sueños miraban despavoridos
a
los lados del fuego,
los
pájaros eran los hombres
cuando
huían;
quedaron,
además, con memoria cruel
en
los bolsillos.
Mas
esta noche volverán a dormir
con
la conciencia tranquila
y
el pulso quieto.
Ramón
Llanes.
VOCES
VOCES
Oigo
voces en la escalera, como si alguien quisiera robar el ascensor, hablan de
dinero y de reparto, me asomo por la mirilla y el pasillo está vacío, la luz
apagada y un silencio absoluto invade la estancia. En la acera camino solo,
nadie me sigue pero oigo voces en bares cerrados, es muy temprano y no aprecio
movimiento alguno, luego en el mercado hay mucha gente y sigo oyendo voces,
todas distintas, todas afiladas, hablan el mismo lenguaje pero no se entienden
entre sí, sin embargo es un murmullo comprensible, refieren negocio, compra,
venta, regateo, desencanto; más tarde en el autobús oigo voces iguales, todos
gritan las mismas palabras pero no se entienden entre sí, son seres normales
muy parecidos a los otros. Y me siento en un banco tranquilo de la plaza donde
hay silencio y sigo oyendo las voces de la escalera, del autobús, del mercado;
me creo que estoy llegando a la antesala de la locura y alguien me susurra:
“no, no estás loco, es la vida”. Y me descalmo.
NOSOTROS
NOSOTROS
Nos debemos la pulsación y la rabia
del tránsito de la ausencia
hasta perdernos dedicándonos
los cultivos amorosos
y las rimas. El soporte de hilo pegado
al busto de ti que tengo escrito
en la dermis
y se difumina en presencia constante
por el columpio de las manos.
Y la figura que de ti me colma.
Ramón Llanes. MAR IN VERSO
jueves, 4 de febrero de 2021
EXTRAÑOS EN EL PRESENTE
EXTRAÑOS EN EL PRESENTE
A veces, divagando, quitamos las
barreras del tiempo para imaginar cómo se acomodaría a nuestro presente
cualquier antepasado extraño que apareciera de pronto en la esfera actual, ésta
suministrada por cables, células fotovoltaicas, redes, telefonía móvil y mil
inventos más al uso de la evolución que soporta nuestra manera de convivir y a
la que estamos compelidos sin remedio.
Si alguien anterior se asomara,
quedaría tan sorprendido de los avances hasta serle difícil o imposible entenderlos.
Le explicaríamos con ardor las velocidades que alcanzan los aviones, el
progreso con respecto al conocimiento del espacio, las técnicas científicas de
los trasplantes de órganos, la versatilidad alcanzada en las comunicaciones;
explicaríamos, como si le estuviéramos enseñando otro mundo distinto de aquel
en el que vivió, la tecnología industrial, los avanzados progresos sobre
inseminación artificial, la praxis tan fundamental
en
el desarrollo de la vida; le explicaríamos tantas cosas, tantas cosas nuevas
para él, desconocidas en su existencia y que hoy son claves para el
desenvolvimiento de la sociedad que se caería del susto. Todo esto no era
previsible.
Nuestro antepasado, de hace dos siglos
atrás, por ejemplo, se encontraría un mundo perfecto, le parecería estar
imaginando aquello que no le fue posible soñar, alabaría los sistemas, los
logros, la sabiduría de esta actual civilización con tantos adelantos. Y
pensaría en la infinidad de comodidades propiciadas por la investigación. Y
desearía haberla podido vivir.
Acaso, antes de volver a desaparecer,
preguntara si acabaron las guerras, si dejó de existir el odio, si se avanzó
también en equilibrar las desigualdades sociales, si se acabó el hambre; y
acaso preguntara si los seres humanos de esta primorosa civilización habían
alcanzado la felicidad. Nuestras negativas respuestas le dejarían aún más
atónito y le alimentarían las ganas de volver a su refugio, olvidando este cuento.
RAMÓN LLANES
lunes, 1 de febrero de 2021
A UNA PALOMA
La espera nunca
tiene melodía,
la música sin ti
solo es ruído,
no escucho en la
distancia tus latidos,
tu voz me duele
siempre a lejanía.
Tus manos, ¿se
olvidaron de las mías?,
¿se fueron los
recuerdos al olvido?,
¡paloma que
rebuscas lo perdido
envíame calor de
cercanía!,
atórame con plumas
en tu nido
que no sea presagio
de osadía
el vuelo de
mensajes no queridos.
Al sur de la
planicie de mi ría
con agua de salitre
y colorido
haremos palomar de
fantasía.