RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

viernes, 27 de julio de 2012

DIARIO DE ESTÍO


EMOCIONES.



Jamás fuimos conscientes de cuando inventamos nuestra primera emoción, éramos aún parte de niñez. El primer deseo pudo ser el llanto, el segundo, el hambre, el tercero el sueño, y así iniciamos una lista larguísima de emociones que con el transcurso de la vida se han ido aumentando, modificando y modelando. Pero nosotros somos inventores protagonistas de nuestras propias emociones. Recuerdo que un hombre al que me unían lazos de sangre me explicó en una ocasión la manera de inventar emociones y me dio una serie de consejos para evitar inventos de emociones tristes. Observa- me decía- el camino del agua por su senda de escorrentías, barrancos, riberas o ríos, siempre transita con distinta ceremonia, a veces corre, a veces se detiene, a veces se despeña, a veces se evapora, a veces se duerme; el agua lleva consigo muchos deseos y quiere convertirlos en emociones. Quizá una emoción del agua sea su insipidez, otra será su desasosiego, y así, en su contínuo devenir va inventando sus emociones. El agua tiene prisa, grita, calla, se enfada o muere, como cada persona; y crea sus deseos, fíjate en su color, cambia de color según su estado de ánimo o su lugar de residencia o de nacimiento; y es más o menos sabrosa dependiendo de su fidelidad a algo o alguien. Todas estas formas del agua son sus emociones.
Un hombre cansado siente la emoción del descanso o sencillamente descansa sin tener emoción alguna, otro hombre ha gozado sintiendo en plenitud la emoción del amor y una mujer la siente de igual manera; y un niño es ya de por sí un manojo de emociones.
Aquel hombre me ayudó a conspirar con él en las emociones, nos dimos baños de emociones en la niñez, en la juventud, en la madurez; ambos pertenecíamos a esa especie de locos que se pasan la vida emocionados, sabedores del paso del tiempo y de la grata medicina que era una emoción para el alma. Ahora observo el agua en su tránsito, en estado puro, la sigo y le escribo conclusiones para mi enseñanza. Y esta que os cuento es la más importante el agua nace con muchas metas y crea muchas emociones, camina, se propone llegar y unas veces lo hace con inteligencia y otras con tesón.
Será primordial alcanzar una determinada meta pero será más reconfortante alcanzarla con emoción.




Ramón Llanes.

miércoles, 25 de julio de 2012

HOMBRE QUE AMA


SECRETOS.

A estas alturas, ya ves; a tanto tiempo de aquel resultado primero del encuentro feliz; más joven yo, tú madura, los dos tiernos como flanes, nerviosos y cárdenos; los dos enjaulados en un enamoramiento de románticos, tú agotada de la pasión mía que ha durado tanto como la vida, yo pendiente del calor, de tus estrenos, de tus venas frías, de tus manos; y ha de ser a estas alturas de la senectud de ambos cuando me arrime a contarte solo un secreto que son todos los míos de la existencia.
¡Y es que te tuve tanto en sueños, tanto en memorias vivas, tanto en ilusiones y tantas veces..! Hasta en la felicidad tardía y hasta en las hogueras de impaciencias, siempre te tuve. Ajena, lo sé, a mis estados de ánimo, he contado los años por minutos para llegar a hoy que me plazco en anunciarte, en este recodo de cielo, todos los compromisos rotos por tu culpa, las fuerzas perdidas, los viajes no realizados a otra parte y sí a tu infinito, las caricias no ganadas. Estabas en otra luna cuando era llena para mí, que de tus rasgos de hembra me quedarán polvos o cienos según la misión o la época.
Creí haber nacido contigo y para tí y eras como de todos, como el pasamanos o el aire; eras de los de principio de siglo, de los del sorteo y de los muertos. Hoy son las cosas igual, no ha volado el tiempo tanto como mi deseo. De nada advertirán golpes de pecho de dolor o pecado, de mucho por consagrarme al hito de lograrte. Hoy no es tarde para recurrir a la memoria y traerte los secretos de mi miedo. Solo que hayas sido promiscua en la corta distancia de mi vida, me ruborizará. Sabrás que por tí son los únicos ojos nunca despegados, los pies acariciándote en las glosas y en los arrabales, con el tacto acudiendo a tu profundidad; en los oteros concubina mía, en la solana más consejera, más amada en el paisaje, más reina en el pozo.
Ahora que solo tú me oyes al compás de un latido, prefiero reclinarme en el cansancio y por el deber de la secretería acogerme a tí, pronunciar tu nombre, ser de la carne y del espacio, hacer bulto en la fila, y con mi bajo grave de coro a tí, que me oyes, referirte todo mi amor desde mi primer beso, amada y querida tierra.

Ramón Llanes. 

lunes, 23 de julio de 2012

ALÁJAR EN ESTÍO


HOMBRE QUE AMA






COSAS DE NIÑOS

Dedicado a Calañas,
tierra de mi estirpe,
y alma mía.



¿Dónde está la fuente, madre?,
¿dónde la niña galana?,
¿dónde los hombres cansados
con sueños en la mirada?.
¿A dónde van los señores
con la grupera y la jaca?,
¿de dónde vienen las voces
que se oyen, tan lejanas?,
¿dónde están los empedrados
de la cuesta de la plaza?,
¿por qué se miran los novios
con las manos enlazadas?,
¿por qué la muerte se avisa
con un toque de campana?,
¿por qué dicen que es eterno
el Morante, que me encanta?.

Y tú, ¿por qué lloras, madre
cuando ves la Coronada?.
Dime, madre, ¿tú que sabes
de la mina, que se acaba?,
¿qué sabes de “los adentros”
que solo conoce el alma?,
¿qué sabes, madre, del miedo
que por las noches te abrasa?,
¿dónde guardas la alegría
que nunca asoma a tu cara?.

-Tantas preguntas me haces,
mi niño, que me emborrachan;
la fuente está adormecida
entre los sueños del agua
y delante de la Virgen
señorea la galana.
Los hombres no están cansados,
esperan a la esperanza.
Esos señores que miras,
con la grupera y la jaca,
son los jinetes del tiempo
que galopan por el alba
y van haciendo caminos
por las sendas solitarias.
¿Tú no ves las calles viejas
con las esquinas más blancas
y las vidas de la historia
en sus paredes grabadas?.
Allí los novios se cuentan
sensaciones y se hablan
y se besan escondidos
del pudor de las miradas.

Así es el amor, mi niño,
preludio de fuego y lágrima;
y por eso se entretienen
con las manos enlazadas.

La campana de la Iglesia
hace temblar la templanza
pero a gloria también tocan
y a rosario de plegaria.
Es tan eterno el Morante
como el frío y la mañana
y es eterno centinela de la vida de Calañas.

Ya sabes los que yo siento
al llegar la Coronada
¿por qué me preguntas, hijo?, las emociones se callan.
La mina nunca se agota,
de tarde en tarde se para
por razones que no entiendo,
nadie sabe lo que pasa.
Cuando tú seas mayor
verás cómo se levanta
y podrás dejar en ella
el sudor de tus entrañas.

Los “adentros” son “adentros,
cosas que viven guardadas,
motivos de la existencia
que te consuelan el alma.
Y cuando me viene el miedo
y me perturba la calma
con una sonrisa tuya
ya me siento consolada.
Tú eres, hijo, la alegría
de todas mis esperanzas.
Las vocecillas que suenan
son el eco que dejaran
los niños, que como tú,
hacen preguntas tan raras.




R. Llanes.

EN LA PAZ DE UNA TARDE QUIETA


SON DE LOS HOMBRES


Harán que gima,
la pausa ha roto la escalera de color
de una apuesta,
ellos se jugaban la vida,
acaso tú jugabas a esconderte.

Se nubló de rompeolas
la tarde, nadie salvó aquel llanto.

Los sueños miraban despavoridos
a los lados del fuego,
los pájaros eran los hombres
cuando huían;
quedaron, además, con memoria cruel
en los bolsillos.

Mas esta noche volverán a dormir
con la conciencia tranquila
y el pulso quieto.



Ramón Llanes

viernes, 13 de julio de 2012

DIARIO DE PEREGRINO. ROCÍO




LAS LUCES DE LA MARISMA.

Constantes las claras sombras de los juncos, cohetes del agua, dispusieron criptas y coronas de velas, enredaderas de brazos, anoche para rociar de rocío ojos lánguidos, ojos inocentes, ojos incrédulos, devolverles una esperanza, quizá ni una esperanza solo un gesto aprendiz de esperanza, o quizá ni eso; constantes las reliquias de oraciones que se perdieron sin temor en campos de arenas, venidas de otros equinocios al valle de la paz; constantes los rumores de Ella.
En una credencial de luces de marisma, estampas antiguas, con bueyes sobre ríos, caballos negros, hermandades. En la misma credencial, presencias nuevas, avisadas por entes y espíritus buenos, confabulados con la dinastía del plasma envolvente del Rocío. Han venido, lo sé, se tornan peinecillos y guitarras, pero sueñan marismas milagrosas y trotan del cuerpo al aire como jinetes con alas. Han venido a sentir, qué se siente, a comparecer y meter dedos y razón en las llagas de la verdad y cayeron, sin remedio.
Anoche era cielo la marisma. Cielo con ángeles de corto, vírgenes de mantilla, misericordias de campana, cálices de rebujillo y preces por fandango. Un cielo sin metáforas, capaz de empujar cuerpos a la gloria.
Anoche se quedaron bizcas las convencionales estrellas, brilló una luz cegadora anunciada por el mismo grito. Y Rocío se hizo a la mar del pueblo a dejarse mecer.
Otra vez, si se acobardan las luces en noches de marisma, no será que el cielo se aleja de la tierra, más bien que se besan. Y otra vez, si como anoche, los hombres lloran mojando la arena, será que son posibles los milagros. Y será que el precio del cielo baja hasta las manos de los más necesitados y será que los afligidos y también los potentados y los enérgicos y los mediocres podrán concederse las dichas rocieras y sumarse a los puntos de una salvación de aquí, tan cercana como el propio agua o la propia tierra.
Albricias de honor y loa para la constancia de paz, mientras duermen en el Rocío los últimos potros y los caminos se hormiguean de peregrinos con la tristeza de la vuelta.




Ramón Llanes 

DIARIO DE ROMERO. ANDÉVALO


CAMINANTE

Dedicado a quienes son caminantes
a la emoción de la Peña.


Cuando se calzaban alpargatas de loneta blanca y los caminos eran tiernamente abruptos, los niños corrían las calles al sonido de los cascos, los hombres preparaban caballos y burros, las mujeres hacían de todo. A la mañana siguiente una voz inaudible para los oídos llamaba en el espacio a quienes debían conducirse al lugar mágico, al Cerro del águila, porque de allí manaba, decía mi abuela, un no sé qué de esperanzas. Mi hermano y yo escuchábamos con atención, no perdíamos detalle del ajetreo de los mayores y éramos los primeros en levantar el alma para caminar hasta la Peña, la mañana del domingo. Mi madre iba descalza, por una promesa que ni mi hermano ni yo, entendíamos pero aceptábamos; mi padre nos montaba a ratos en un burro aparejado para la ocasión. Seguro que ni mi hermano ni yo recordamos las sensaciones que pudimos sentir como caminantes a la gloria de la Peña pero sí recordamos que para nosotros era una fiesta lo que para mis padres era devoción.
Con el tiempo fuimos comprendiendo la misión del caminante, nos adentramos de lleno en tal misterio, lo hacíamos cada año, lo vivíamos con el cante alegre, con una mujer de la mano, con una buena pandilla de amigos y rezando al modo que saben rezar los jóvenes.
El tiempo quizá no haya cambiado, nosotros sí; ahora hemos llegado todos a algún sitio, quizá solo a la vida o quizá solo a la conformidad. Sin embargo seguimos manchados de un tufillo dulce de esperanzas que ni las canas saben simularlo, es como si formara parte de la mocedad por razón de aquellas emociones. Y ahora somos, también mi hermano y yo, caminantes de pensamiento a ese lugar que salvara a mi madre de tantos desvelos y a mis abuelos de algunas agonías. Hemos crecido con ese estigma de placer hasta el punto de recordarlo y traerlo a este lugar con un halo de sentimiento.



Ramón Llanes. 2012.
para la revista La Balsita
de la Hdad. De la Peña
en Huelva.

miércoles, 11 de julio de 2012

DIARIO DE ROMERO



FIESTA A SAN BENITO ABAD
EL CERRO DE ANDÉVALO. HUELVA.
JAMUGUERAS CON SU TRAJE TÍPICO.
MAYO 2012

DIARIO DE ROMERO



ROMERÍA DE THARSIS 2011
EN EL CAMINO.

DIARIO DE ONUBENSE



7 DE JUNIO DE 2012.
REAPERTURA DEL MONUMENTO A COLÓN EN HUELVA.
LUIS CARLOS, ANA GIL, RAMÓN LLANES, ÁNGEL ROMERO.

DIARIO DE NAVEGANTE. IMÁGENES DE THARSIS






DIARIO DE POETA




EN LA UNIVERSIDAD DE HUELVA: RAMÓN LLANES, MANUEL E. ROMERO, EL RECTOR, ERNESTO CARDENAL Y SU SECRETARIA EL 5.6.2012.

DIARIO DE POETA

EN LA UNIVERSIDAD DE HUELVA CON ERNESTO CARDENAL.