RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

martes, 30 de octubre de 2018

POEMA A LA ZARZA


Paisajes de Algaida en tornasol de sombras
estériles de lajas,
amigo viejo, pozo de la bomba,
que a sedientos calmas.
Paisaje de fugaces galerías
de dique, de jarales y de aguas,
paisajes para andar en fantasía
a una mitad el cielo
a otra mitad el alma.
Oteros de paisajes, qué se daría
por una esquina solo del Barrio Málaga,
y qué por las personas,
por el recuerdo inmenso,
por la primera estampa
de un pueblo que se inventa
convivencia y canta
y renueva la armonía
de los senderos limpios
con estas nuevas caras.
Que a punta de caricias
a solo un palmo ansioso
de la emoción que embarga
desde el Alcornocoso
hasta Rondana,
que a solo un paso está
la fiebre que inunda en estos lares
de trazos de ganancias,
Cabezo Chirindón,
El Chorro, la fuente de la Pipa,
y Ovidio entre bemoles
de su prosaica banda,
un nudo de emociones
se corre por la boca
y anida la garganta
y un decir de fiesta
se tararea  insomne
como la luz que inserta
un foco de esperanza.
Hay sueños que se evaden
y sueños que se enmarcan
habrá razones nuevas
para tratar mañana,
mas tiene precio el tiempo
en esta espera torpe
que se me antoja larga,
deberes de nacencia,
amores de terruño, de cortas,
de atisbos que se alcanzan
entre la soledad perdida
y la pasión ganada.
De Cerrejón que viene
a Barrio llano, en tunda,
en Barrio Centro aguarda
la hospitalaria forma
que de atender a todos
se entiende aquí,
en Perrunal, en La Zarza.
 

Es tarde noche nueva de asuntos que se inspiran
en las cosillas del alma
y está la luz subida
y a nervios huele
la escena, donde la reina atenta
consuela su mirada.
Es tarde noche negra
que, aunque los perros ladran,
la chispa del cohete
hace la noche blanca.
Es, la paz que se entretiene
un rato y se adormece
en una galería
hasta que llegue el alba.

Ramón Llanes. (Extracto Pregón)
 

 

lunes, 29 de octubre de 2018

EL DERECHO AL BUEN MORIR


EL DERECHO AL BUEN MORIR

            Mientras unos de nuestros representantes entienden el derecho al buen morir como demanda de la sociedad e intentan legislar con los debidos controles, la eutanasia, otros representantes acuden a la tópica razón de la rotunda negativa porque tal derecho conlleva una despiadada desprotección de la vida. Argumentan que la eutanasia es un empujón hacia la muerte.

            Supongo que olvidan que legislar contra derechos, con recortes en sanidad, en educación y en vivienda, son empujones hacia la muerte desde la vida. Que cuando no se atiende adecuadamente en medicamentos, en igualdad y en atenciones se está desprotegiendo la vida. Que esa fórmula de gobernar produciendo cada vez más desniveles sociales es la eutanasia más cruel por no ser consentida por el ser humano afectado ni por los familiares más próximos. Supongo que olvidan que cada bomba produce una eutanasia no querida, que cada caída en la pobreza incita a ella, que cada desahucio es una desprotección de la vida. Supongo que lo olvidan.

 

            Ramón Llanes. Otoño 2018.

EL LADO OSCURO DEL TIEMPO


EL LADO OSCURO DEL TIEMPO.

 

 

El tiempo ocupa un espacio tan infinito que se escapa de la vida y engulle los acontecimientos sin parsimonia ni voluntad de cambio. Es mentor de pasado, presente y futuro, es libre y goloso. Nos somete a su reciclaje con greñas o fantasías. Nos envuelve en una consigna infranqueable por encima de compromisos y alteraciones. El tiempo no evoluciona, siempre trae la misma cara, siempre con el péndulo al mismo ritmo, sin alterarse por su exceso de actividad, sin cansancio.

Cuando cogemos el tren de la inercia nos parece que le dominamos pero ese tren lo perdemos millones de veces, siempre vamos a remolque de su imperio. Es curioso.

Es el lado oscuro del tiempo. Queda otra lado más sutil, menos dramático. Queda, acomodarse a su tic-tac, convertirlo en un aliado agradable para tenerlo a mano y pasear con él, como recurso inconsciente de nuestro aprovechamiento. También es curioso que le miremos con más desidia que agrado. Acaso nos queden más vidas por delante o se nos escape de nuestra capacidad humana.

 

 

 

 
                                               Ramón Llanes.

LA EXTRAÑA SEDUCCIÓN DEL PODER


LA EXTRAÑA SEDUCCIÓN DEL PODER

 

 

            Que el poder seduce y corrompe son dos axiomas que han quedado evidenciados a través de todo el proceso de la historia. Si todo poder seduce y si todo poder corrompe es un dilema con difícil solución porque a la vista de los gérmenes encontrados ciertamente no podemos generalizar e intentar acusar de ello a todo bicho viviente que, fuera por casualidad o fuera por arte desleal, haya obtenido del resto de los mortales  autoridad y legitimación para departir acaso un poco o un mucho de poder.

            Es una verdad empírica que el poder tiene una atracción especial, fuerte y desmedida que seduce a los mortales e incluso a los animales, les crea una dosis de sustancia en el cerebro y les produce un estado de bienestar de imposible explicación natural pero capaz de hacerles modificar sus pautas de conducta, sus costumbres, sus estados de ánimo, etc. Hasta aquí todo me parece normal, dentro de la lógica. De por sí, por su cualidad innata el poder no tiene virus maligno de origen ni se trata de acción ilícita, prosaica o divina. Poder es sinónimo de potencia, de fuerza, de facultad, y está tan repartido como el aire. Raro ser carece de algo de poder.

            Más aún, el poder, en el empleo incontrolado puede convertirse en vencer. Es entonces cuando hemos de prestar disconformidad con el uso del concepto. El poder es un don que quien lo tiene lo recibe de alguien -alguna persona, alguna institución, muchas personas, una situación determinada- y su ejercicio nunca puede configurarse dentro del concepto de vencer. Quien da poder a otro no puede ser vencido por este ni sometido ni vengado. El poder, desde una perspectiva civilizada, se otorga para mejorar el ámbito en el cual debes ejercerlo, así está expresamente instituido.

            Más aún, ¿por qué, en las sociedades modernas, el poder se delega?, ¿por qué un elegido en cualquier metodología democrática acuna tanto poder, él solo?. Si en sociedades como la nuestra el poder emana del pueblo no consigo entender la extraña paradoja de que quien lo ejerza, en sistema ocasionalmente delegado, obtenga una capacidad ilimitada de obrar. Ni acabo de entender la tolerancia institucional y popular ante evidentes abusos de poder. De tal manera que podríamos acuñar este lema: “te doy el poder para que seas mi enemigo”; porque se nos antoja la existencia de esa enemistad entre el poderoso que manda y el otorgante que obedece.

            Admito la seducción por el poder, por el conocimiento, por la libertad, por el amor, mas no es admisible en derecho ni humana ni constitucionalmente que el poder sea un referente de desigualdad, altivez, soberbia o arma para vencer a quien fuera el otorgante. Algo debe cambiarse.

 

 

 

            RAMÓN LLANES. 24.2.2013.

jueves, 25 de octubre de 2018

ASÍ NO


ASÍ NO

 

                Porque es temprano y no dan ganas de despertar conciencias.
                Porque amanece con una templanza inédita y se desfigura el dolor.
                Porque ha cantado el gallo a su hora para anunciar clarividencia.
                Porque sobra tiempo para seguir inventando pasiones.
                Porque la luz es un pedazo de sombra encendida.
                Porque todos los días no se tiene el cuerpo rebelde.
                Porque se pueden hacer mucho mejor las cosas.
                Porque el horizonte siempre sugiere una nota de esperanzas.
                Porque a veces –piensan algunos hombres- es preferible callarse.
                Porque no soy general ni mando en el mundo.               
                Que si no, cambiaría los modales de los señores diputados,
                les sometería a diario al examen de la realidad,
                les haría pasar hambre y miedo durante dos legislaturas,
                les descuidaría los privilegios,
                les retiraría la siesta en el desván del escaño,
                les mandaría a hacer gárgaras un tiempo prudencial,
                les gritaría pidiéndoles sensatez, cordura y honestidad.
                Porque no soy sobrino de dios
                que si no se iban a enterar quienes nos descuidan y nos engañan.

 

 

                Ramón Llanes. 26 otoño 2018.

LA CANCIÓN DEL OLVIDO


LA CANCIÓN DEL OLVIDO

 

 

         También hoy me apetece acercarme de puntillas, bajar por la chimenea, como si quisiera ser un “reymago” cualquiera, y sorprenderte en la cocina mientras preparas el fuego. Y allí, compensarnos de la ausencia que nos señala la espalda y nos detiene la boca al completo. Hoy es lunes casi de verano y los pronósticos son extraños y baldíos, secos y tristes; no hay tiempo que nos apoye, ni estación que nos acoja con merecimiento.

         Estoy, como dijimos, en la cocina; quedaron de anoche algunos platos en el fregadero, huele aún a tostada recién hecha y el sol encandila por los cristales porque sabía que no me esperabas. Han pasado muchas cosas, quizás menos de las previstas o quizás más; tampoco sé si me estarás escuchando, tampoco sé si ayer te acordaste de alguna tarde conmigo, tampoco puedo saber lo que nunca me cuentas, siempre te guardas algo y lo dejas al albedrío de la memoria con riesgo a perderlo, no lo hagas. Tampoco sé si el verano empezará cuando me veas o el verano acabó cuando me miraste la vez de un viernes santo; tampoco sé si es fiesta en tu alma, como es funeral en la mía. Tampoco atino a saber los remedios que la medicina tiene para estos casos. Es un mal, es mucho mal, que me hace tener una queja constante, una pena desorbitada que palpo en la soledad, a la que llegué por el imperativo legal de tu ausencia.

         Sigo en la cocina y ya no estás, los cacharros hierven y yo escribo un poema de olvido en los azulejos, la mañana ha comenzado a tontear con el sol, ahora sí, ahora no. Me sobra tiempo y me sigue faltando constancia, se me rompió de tanto silencio. Me sobran recuerdos, es necesario voltearlos y darles nuevas sensaciones hasta que ellos mismos se inicien en la gloria. Siempre no son alegres los recuerdos, lo decían los libros de amor. Los míos los tengo intactos, son fuertes y apasionados pero necesito removerlos.

         Te dejo mi poema en la cocina, no lo borres, y así sabremos que la vida no se nos acabó con el olvido.

 

 

 
                                               Ramón Llanes.

NANAS DEL MEMBRILLO


NANAS DEL MEMBRILLO

 

 

 

            Fuere más un acuerdo a que el estío prolongara su vigencia, acuerdo dicho en términos de universo o de órbitas astrales, algo que culmina sin saber nosotros su misterio y se inventan nanas del membrillo nunca oídas en otoño caluroso. Fuere así hasta que cupiera la explicación más pueril para entenderlo. No es viento ábrego, es sol con ábrego espaldar, calumnia de la naturaleza o complejo, injerto de postizas greñas que habitan los abrojos en este tiempo cursi como la barra de labios en color arcoiris.

            Para adormilar los niños son las madres cántico con nanas del membrillo que aún siendo la anochecida adelantada han de resecar las bocas ardientes de la jornada infantil que es redicha en tantos juegos y dobleces; se requiere la paz de una soledad durmiente y el membrillo huele a serenidad intocable para bien del mañana. Debe ser, como decía, un acuerdo tácito y complejo este alargamiento de clara templanza que conduce a desear la húmeda acera, el chubasquero, la sonrisa mojada, el chapoteo, las tardes grises, la lluvia sostenida en el aire, el olor a mosto, los “quesiños”, la cazuela y el escalofrío.

            Hasta su dominio se figurarán los niños que son siempre así los tiempos y no existen diferencias entre inviernos y veranos, entre helados y membrillos, aunque ellos sigan convencidos que de tal ropaje es la felicidad. 

 

 

Ramón Llanes

miércoles, 24 de octubre de 2018

PARECIDO


 

 

 

PARECIDO

 

 

El universo ha fijado en nosotros
su felicidad, se excede en luces,
acompaña al sol para nuestras excelencias
cotidianas, se muestra sobradamente fecundo
y entrega más de lo que pide.
Me considero universo
con pies de sur, vencejo inquieto,
rato conventual de altramuces y taberna,
sitio de todos,
candil y horizonte inacabable.
Este universo recita equipaje con mudas de poemas,
lleva un trozo de alma en las manos,
presume de caricias, se ofrece al destino,
consigue un hallazgo al corazón
y siempre guarda en el silencio
todas las preguntas.
La solapa del universo
se parece apasionadamente al sur.

 

 

Ramón Llanes.

Huelva

SI YO TE CONTARA


    !   SI  YO  TE  CONTARA…!

 

Pero ando en súplicas. Conmigo en mañas por superar el difícil arte de vivir, entre apaños de versos, entre lárgaros y retahílas, como príncipe nunca, como soldado siempre. Por remediar media aventura otros se nutren, algunos se deshilachan, para nadie se trae la culpa una patera madrugadora y en recién llegar es marcharse. Y ya no estamos para esto, ni para criar gusanos de seda, ¿para qué, entonces?. Es costumbre el incordio, la irreverencia, lo soez priva más, el desaliño, la sinrazón, el mal-vocablo, el terror. No leyeron a los clásicos ¿les habrá faltado tiempo?, ¿o les habrá sobrado todo el tiempo?.

Tendremos que remar, nos ha subido la marea, es tarde de inseguridades en la contra-planicie de la mar, han vuelto los marineros, los niños dejaron la arena para atender al hombre de las patatas. Me haces ver que se rompen los triunfos y que la entrega vale un insulto, creyendo yo que valía un beso; y que nada, o poco, se escribió de los profetas en su tierra y que a uno, el mejor, lo mataron.

Estoy aquí, leyendo cosas que la antigüedad me ha dejado en las manos y las tomo con el placer del rito, son historias viejas que cuentan sondeos, he tenido el privilegio de encontrarlas y quiero darlas a conocer para valorarlas y comprender que con el  pasado se hace el presente. Los míos se pierden, se duermen, ni se inmutan, ni se asombran. Vinimos de muchas culturas para formar una que no sabe usar las mayúsculas, sin embargo tengo ganas de enseñarles este retazo de lo suyo.

Es triste hoy el trotar de las horas, supuestamente ambiguo un cuadro de Castro que gana un premio, triquinosis trae una tripa, un niño se descuida con una mano y se corta sin querer mientras los demás rezamos, se despierta un ánade en la marisma, se va la maldición al aire de quienes no admiten dos presos que no lo merecieron, no es domingo y por eso los muchachos visten como si no fuera domingo. Y tú tratas de averiguar qué me pasa, que ando en súplicas de trabalenguas y rastreo el lenguaje por si se acaba. Un fracaso es la culminación de muchos trabajos, el resultado de muchos aciertos; un fracaso conmueve, un éxito preocupa. ¿A qué acudir?. La profecía es un don ordinario que cada cual llevamos como zapatos viejos y nos hace entablar una interior lucha contra nosotros mismos y la perdemos  porque nunca sabemos utilizarla a tiempo.

En la librería no caben los cuadernos de apuntes, la luz entra por la izquierda en un soñado desván que nunca tuve y es rojiza la piel del cabezo pelado que poblaron huestes de antibalurcos . Antracita se llamará la gruta de los reinos nuevos, ya no estoy para contarte, me canso, hay mucha bulla. Te he traído el lápiz de ojos del color tuyo preferido y te ví anoche entre rejas y coloretes.

¡Ay!, bondad que pido de sacristanes y bufones para detraer la parte de justicia que me deben, equidad al menos para tanto hacer, para tanto quebranto. Reconocimiento de todos los esfuerzos y no más conspiraciones contra la verdad. Así me anega tu presencia, confío en un suspiro, admito tu pase, me alivio de cavilaciones; tú, en tarimas de inocencia haciéndote cargo del pesar.

He pensado en exceso, la vocación se me ha ido a los párpados, solo en los párpados oigo una tormenta de negaciones, no era esto lo que quería decir. Me ha podido el mareo,  no estoy hecho para navegar, qué hago con la rabia, con el desencanto de desarcertar, con la culpa; qué hago con lo escrito que no responde a lo pensado, qué hago con las palabras, qué les digo ahora que ya están, qué me invento para mí mismo, a quién le enseño el relato que sea capaz de entenderlo; que no lo publiquen, este no.

Empezaré de nuevo. Es ayer, no es domingo, si yo te contara…

 

 

 

                                                            Ramón Llanes.  9-9-98.

SI TÚ FUERAS CANDIDATO


SI TÚ FUERAS CANDIDATO

 

            Habrás pensado más de una vez echarle morro a la vida y apuntarte a una lista de candidatos a ocupar un sillón en cualquier parlamento, comunidad, ayuntamiento o sarao y así resolver para siempre tu raquítica situación económica. Lo has pensado porque sabes de sobra que un cargo proporciona buenos beneficios, aunque solo tengas formación básica y no hayas aprendido más allá de las reglas de sobrevivir. Y acaso siempre te haya faltado descaro o te haya sobrado dignidad; y acaso nunca encontraste ese momento idóneo que reuniera tanta morbosidad. Otros lo hicieron.

            Se te habrán venido a la memoria un sinfín de soluciones a todo esto y tendrás un catálogo de mejoras perfectamente definidas. O quizá siempre te ha desorientado tener que ocuparte de aquello que no te incumbe y has desechado la idea de ponerte al servicio del bien común o no te consideras con capacidad suficiente como para ocupar cargo o puesto de responsabilidad. Otros, sin embargo, sí lo hicieron.

            Si tú fueras candidato estarías en este momento mirando las encuestas para confirmarte que eres ganador; se te habrá puesto la cara de mil colores de altivez y tendrás ya preparado el primer discurso; los pronósticos te son favorables y tú te has engrandecido en ilusiones o ya sabes cómo cambiar criterios de contrarios para acercarlos a los tuyos. Serás pronto uno de ellos pero podrás elegir meterte en el vagón de los aprovechados y vivir del cuento o enfrascarte en una preciosa aventura de emplear tu vida en favorecer la vida de los demás. Otros lo hicieron.

 
            Ramón Llanes.

EL ABUELO


                   EL ABUELO.

 

Panza de siesta agolpa en tela de andar,
hasta cansino el pensamiento
con arnés de cura.
Visita el otoño como su casa
y raciona abrigos para las suculencias
de fríos; pronostica, vence de malhumor
el arrastre de la pocilga
y platica consigo mismo
para turbarse de pudor. Niño-hombre,
huesudo con barba senil y pecas de siempre,
sobrado en tiempos,
es de  poca cosa acá, bálsamo
y sedal. Huele con el tacto, mira, adivina
el afecto, retiene de la memoria,
honores del amor.
Ayer cumplió todos los años de su vida,
el abuelo, se merecía
dormir con luna llena, ayer,
como lo hizo.

                          Ramón Llanes.

SUERTE


Suerte

 

         Decido cumplir con mi costumbre de buscar la suerte -esa incómoda tentación del hombre que se mueve por subterfugios desconocidos y que muy pocos, muy pocos la conocen-, me engancho con el primer cuponero que se me cruza, le miro la cara en intento de adivinarle la voluntad, (si le noto despeinado paso de largo), le requiero me enseñe los números que lleva, le revuelvo las tiras como si supiera con seguridad el premiado, le hablo del tiempo -para distraerlo y evitar que preste atención a la venta (eso, dicen, produce una conexión extraña con los astros y provoca una imantación especial que atrae un halo de fusión que suspende el movimiento circular del espacio para engranarse en mi petición), le pido un cupón cuya penúltima cifra sea un cero y preferiblemente acabe en ocho, le pago el servicio y me esfumo, como un imbécil.

         Los martes y los viernes sortean millones en un juego que han inventado para toda Europa y al que llaman euromillón ( será porque los millones que tocan son de euros), y la ventanilla es un hervidero de sueños, incluso de proyectos. Allí en realidad se empiezan a gastar los premios que nunca tocan, porque si toca el proyecto es otro, o imagino que será otro, a saber por los comentarios de los libros. Yo no tengo suerte ni para conocer a quienes la han tenido, en mi universo priman los reciclados, los persuasivos, los pasionales, los místicos pero mi agenda de los agraciados está blanca. En la ventanilla ya la cola es un deleite, el personal se distrae con palabrería y reparto. El juego es más que un vicio, crea  emociones, hace volar, hace caer, de todo. Se acaba el martes y los pensamientos vuelven al sol, desnudos de suerte; se acaba el viernes y se extinguen las ideas; antes del fracaso la vida fue una utopía.

         Miserablemente he confeccionado lemas para olvidar la crecida de mi concupiscencia, cada día, cada hora, y emplear la ilusión en otra gama mejor distinguida de mis predilecciones pero me dejo llevar por la inercia del número, donde pongo el mayor compromiso, porque mientras viven en mi bolsillo me aseguran mofa o felicidad y no me atrevo a traicionarme.

 

 
Ramón Llanes  

martes, 23 de octubre de 2018

OTOÑO


OTOÑO.
 
Me cuenta el recuerdo
que llovía anoche mientras nos olvidábamos,
que llovía sin dañar la silueta
del estío, aún presente; llovía por obligación.
La tormenta en su crecida
me rompió el sueño
y de rayos, de tantos rayos, los árboles
parecían sombras blancas,
las nubes jabón de aceite
y las hormigas plaga de citrato.
En do mayor sonaba el recuerdo
alejándose sin preguntar
el dolor dejado,
los cristales rotos, la espera sin luz
y el contorno del labio seco,
sonaba el recuerdo
como suenan las cosas
a la costumbre del  retal de un beso
perdido en el insomnio
de la primera noche de otoño,
cuando me contó el recuerdo
que te abrazaba.
 
 
Ramón Llanes. 
 

SONATA PARA DORMIR


                    SONATA  PARA DORMIR.

 
En el espacio más íntimo de la noche
me espulgas y me duermo,
por asumir contigo
el ritual de las caricias, por desmayarme
de pudor cuando atolondras las sienes
y emigramos al convento de la lujuria.
Tú, incandescente,
tú, indígena de furia,
tú, gacela entre los muérdagos, ligera,
tú, incienso sacro
y con muecas jalde
en las sábanas.
Me hieres, me endiosas, me colmas;
me devuelves a la santidad golfa del amor
cuando de tí me prestas el quíntuplo de placer.
Me hago el muerto y muero en la memoria
para vivir la última primacía del gozo,
me arrastro en los sueños,
me alisto a la cobardía
vencido por la sonata de piel y besos que me ofreces,
antes de tí era la nada,
después de tí la eternidad es poco.
Tú, y las pócimas calientes de tus manos.

 

                                                              

                                                           Ramón Llanes.