RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

miércoles, 28 de agosto de 2019

RECITAL POÉTICO EN PUNTA UMBRÍA


martes, 27 de agosto de 2019

ANDAR

ANDAR


Andar por todos los caminos cuando se hace solidaria la ruta y los repechos no contienen cansancio; disfrutar las cuestas porque se otea paisaje nuevo, abrir la bota del ofrecimiento, contener siempre las tristezas,-que no las lágrimas-, desposeerse de miedos del día anterior, atenta la mirada amiga, complacido el semblante, andar, andar, caminando hacia una vida soñada tiempo antes, presumir del cante, canturrear los silencios, admitir la tierna compañía de los otros, tantos como ansias, tantas como emociones, acercarse cada paso un poco más al lugar, cuesta abajo, sol arriba, lluvia atenta, de reojo observando las alegorías de los peregrinos antiguos, acá la guitarra, allá la belleza, el horizonte puesto más alto para la ocasión, los botos consentidos al asfalto, la botijilla verde, el vino de la Virgen, el trago compartido, el eco del agrado, la primera parada, aquella sonrisa que abraza a quienes no vinieron, un propósito de entrega y muchas delicadezas hechas propósitos; el germen consolidado por el tiempo, la identidad sin tacha, el camino aliado a la algarabía; el rezo del amigo, la peineta de la novia, el canasto, el carro, la impaciencia; andar.
Ya no son suposiciones, sueños o aventuras, se han convertido en realidades que se prolongan en el consentimiento; el fragor de llegar, la voluntad de quedarse, la figura del potro; nunca termina el camino que lleva a esta insinuación a la gloria, no acaba el andar ni se desmenuza el presagio, los hombres trocean las horas, culminan anhelos, se envuelven en la parsimonia del sendero, sin despegarse, sin querer adelantar, bebiéndose la ternura de la quietud como si fuera la única felicidad posible; el don esbelto y pulcro de las mujeres en su armónica complicidad con los colores del campo; ellas, asomadas siempre a su cultivo de estética, de esa cuidada forma de estar; todas las cosas bien puestas en su ejemplaridad hasta embellecer la mañana.
Se ha hecho corto el tiempo e infinito el placer, los rasgos de la ermita asoman tenues con cara de espera, el andar se hace comitiva de prisa, aprietan los deseos, la emoción va dejando huellas indelebles, suena un grito que llama, se oye una canción que sale del costal, la puerta se abre como un cielo, solo una voz, una sola mirada, un andar quedo y nunca de tránsito, arriba de todos los sueños, de todos los sentimientos y de toda la verdad, arriba está una Madre Coronada que pronuncia en silencio su eterno abrazo. Es el credo de Calañas.


Ramón Llanes. 12.1.2015.
Publicado en la Revista de Coronada 2015

lunes, 26 de agosto de 2019

AÚN SOMOS UN SUEÑO

AÚN SOMOS UN SUEÑO


Se nos echó el tiempo encima de manera inimaginable, ya no somos aquel proyecto de la inquietud pero hemos acaparado todas las utopías como si sólo hubieran sido nuestras y nos quedan dos pozos de nostalgia y una memoria, mas no queremos renunciar a la posibilidad de alcanzar otro sueño. Aún somos un sueño.
Qué hacer para no perderlo, es la idea; en la solariega senda se sigue divisando el infinito, no se rompió el horizonte para nosotros, sigue allí, atento a nuestra voluntad, intacto, limpio y fértil, como si fuéramos los “nuevos” que se acercan a agarrarlo. Y así, una página tú, otra ella, muchas entre todos, volvemos al fuego primigenio para comprobar que las miradas de los nuestros siguen activas y risueñas y juntos nos damos alas para enfrentarnos a nuestro próximo proyecto. Ya somos muchos, nos hemos cuidado las emociones, nos hemos comprometido a salvar dificultades y hemos creado la unión nueva para la complicidad de nuestra senectud, ahora que ya somos un poco más útiles para nosotros mismos.
Estaré contigo, viviremos en una distinta luz que nos hará copiosa la iniciada singladura, seremos el grupo de amigos que desea compartir vida en los más amplios sentidos, seremos protagonistas de nuestro propio tiempo, sin urdir la mínima molestia, sin levantar la voz fuera de nuestro asunto, con facultad de sabernos dueños de la organización de nuestro tiempo con la mayor elegancia y envejeciendo juntos aprovechando los lazos de amistad y afecto.

Ramón Llanes. 

domingo, 25 de agosto de 2019

ODA A LA CERVEZA


ODA A LA CERVEZA


Rubia enloquecida que enloqueces,
sabor de mis tardes y mis días,
amor que siempre permaneces
volcán que mantienes mi alegría
y alivio que mi alma te agradece.

Tú que dejas un sol en mis entrañas
cada vez que te acercas a mi boca,
por ser fiel, porque no engañas,
porque sin tí la vida sería más loca
vente a vivir conmigo, dulce caña.


Ramón Llanes

sábado, 24 de agosto de 2019

DEPENDIENTES

DEPENDIENTES



La venganza está servida en mantel de riqueza, con el fondo siempre romántico de ciudades lindas y con las pulsaciones de los seres a flor de la piel más hermosa; la dulce fragancia de los perfumes insaciables y el culto de excelencia por la belleza, justifican la maravillosa docilidad al hedonismo más efervescente, mientras el miedo persigue la conformidad y no se mitiga el deber de la venganza. La guerra empieza a formar parte de la verdad y ya no son efímeros los bombardeos ni limitados los conflictos; aquí, los demás, confirman la dependencia a estos episodios donde cualquiera es vulnerable y cualquiera puede perecer sin apenas denunciarlo.
La parte de nadie que pronostica el dolor, los dependientes del miedo, todos los deshabituados a las consecuencias de la contienda, que son tantos como casi el infinito, que son los obreros de la paz cotidiana, quienes la hacen posible en muchos sitios y quienes la custodian, todos los utópicos que la han cuidado en la insignificancia de una riña suelta y que no tuvieron acceso a los mercados de armas ni a las fábricas de destrucción activa, todos aquellos de las clases de ética en el pupitre de madera, de la lectura del Quijote en mañanas de frío sin calefacción, todos los inútiles que se durmieron soñando con un mundo mejor o al menos mejorable y que ahora se tiran de los pelos porque se irán en poco tiempo sin haberlo conseguido. Esto no se parece a lo soñado.
Para qué tanto empeño y tanto disloque de revoluciones pacíficas y de manifestaciones en favor de la armonía y de la solución de las cosas, para qué todos los movimientos de lealtad y amor por esos mundos, viviendo debajo de estrellas y pensando en alcanzarlas o para qué la universidad, las lecciones de Filosofía, el estudio de los clásicos, el latín, el griego, Góngora, Lorca; para qué la guitarra al hombro distribuyendo canciones sentimentales por las noches de amistad. Todo, para acabar siendo un dependiente más de la vulgaridad del miedo y de la fatalidad de la guerra; de nada sirvió el espíritu, de nada el trabajo realizado con las pestañas sonrientes, ahora todo se resuelve desde la hipócrita destrucción de los seres con bombas en la conciencia. Otra vez nos equivocamos.



Ramón Llanes.

ME GUSTA

ME GUSTA

Llamar a tu puerta en la amanecida,
hacerme cómplice de los silencios,
empeñar mis ideas en favor del mundo,
deliberar contigo,
tragarme los desencantos,
crecerme en el castigo,
reírnos de nosotros,
tropezar en la oscuridad con una guitarra,
desmontar del caballo,
cantar durante mil horas seguidas,
provocar los abrazos,
deshilar la madeja de mi memoria,
recordar a mis padres,
escribirle poemas a la vida,
pinchar globos,
compaginar el amor con el respeto,
disimular que estoy en una nube,
pronosticar la lluvia,
esconderme en la niebla,
escuchar la canción del agua,
vivir,
me gusta.



Ramón Llanes.

SONETO A MI AMIGO THASSIO



SONETO PARA MI AMIGO AUGUSTO THASSIO


Con motivo del Acto de su Elección
como Personaje del Año en Isla Cristina.


Te conocemos desde luz a sueño
con tu morenez marcada, eres día
que conservas versos de travesía
del color que desprende tu misterio.

De Rosal a Isla te conocemos
con tu estela amable, tu fantasía,
tu bondad de hombre, tu alegoría
lírica, tu razón y tus recuerdos.

Y sabemos de ti que te queremos
en todas las vividas singladuras
por llevar con honor de alma y cuerpo

el saber calibrar las aventuras
en tu vida tan cómplice de afectos,
en tu mar tan repleta de ternuras.



Ramón Llanes
Isla Cristina 17 Agosto 2019.

viernes, 23 de agosto de 2019

THARSIS ROMERIA 16


EL HUMOR NOS SALVA DE LA REALIDAD

EL HUMOR NOS SALVA DE LA REALIDAD


La realidad goza de salud, no se debilita con el paso del tiempo, nos tiene absortos e inclinados a sus caprichos, se asoma siempre con crueldad amarga, persiste en la ignominia y acarrea perversión al trance de nuestro vivir. La naturaleza humana es sin duda más sabia que la realidad y sostiene siempre a mano el antídoto del sentido del humor para tener una carcajada dispuesta y mofarse de ella y quitarle prestigio; todo es serio, todo rígido, todo impoluto; gastamos media vida en aprender a entender la realidad y sus consecuencias nos embargan las pasiones pero muchas veces nos reímos de nosotros y le buscamos mofa a tanta “serietud”, le echamos un pulso de relajación y convidamos al mundo a burlarse de sus estructuras.
Al final de cualquier jornada o incluso al final de la propia vida nos olvidaremos de las hipotecas que conseguimos pagar, de los bienes que tuvimos, del dolor, de las desesperanzas, del tabaco, de las carencias y solo recordaremos con agrado los momentos de risas; se nos vendrán a la memoria -en la última etapa de la conciencia- los ratos compartidos con humor. Ese será el legado a disfrutar, lo demás quedará en un olvido rancio sin posibilidad de otra vigencia. El buen humor es la delicia más cercana del alma.

Ramón Llanes. 

jueves, 22 de agosto de 2019

APUNTES DEL ESTÍO

APUNTES DEL ESTÍO


Se acerca la luz con rabia 
y aleja las sombras de la tahona, 
prende tiempo en las cales, 
amedrenta los ocasos tan largos 
y se comporta de ocupa invulnerable. 
Es la ficción de la luz, 
para que el pulso de los vivos se acelere cuando la barrunte. 
Inercia o destino, que gubia y sembrados aceptan, 
como barranco y abejas asimilan. 
Presume el estío de bisturí para quejas, 
echa luz y empacha rebeldías; 
domina el espacio solo con la claridad y aligera la calma.
Por el estío se trizan los espejos, 
se calientan ilusiones o se olvidan horizontes. 
Todo en uno, dejando caer la tristeza para la niebla, 
abrochando el botón de la nostalgia. 
Todo en uno hasta preguntarnos qué harán
con el sol que les toque; 
a dónde se avistará el amanecer más próximo; 
en qué remojo de playa se quedarán sus embelesos; 
si tendrá ella su tiempo abierto 
para tardes de odios al fútbol y remitirá la fuerza 
cuando se anime a comerse los versos; 
de qué estío tendrá la pluma el recuerdo en alza; 
a dónde irá el hombre que no encuentre misoginia o hipocresía; 
si será tiempo propicio para que el médico 
nos revise pensamientos con su buen modo 
y alguien deleite sueños de alcaldesas. 
Todo en un estío que se nos desnubla 
y nos adhiere a lo afable, a lo de casa;
a todo lo unívoco que inventamos 
para desaparecer o estar.



Ramón Llanes.

ALÁJAR



Montesinos Martínez, Rafael.
Sevilla 1920-Madrid 2005.




CANCIÓN DE ALÁJAR



¿Inventaría yo Alájar
con sus calles, con su torre,
con su Peña y con su plaza?

Ay, tiempos que yo viví,
cuando mi tiempo se acaba
Alájar me inventa a mi.

miércoles, 21 de agosto de 2019

ESPÉRAME

XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

ESPÉRAME

Ramón Llanes Domínguez

De par en mañana llegaré a Estafeta tal vez mostillo y canucido para alentarme con las excelencias del Santo, que Fermín me llaman desde tiempo de nacencia, y a la prisa de estar alcorzaré con mi laminera pasión por saber de vosotros, disfrutar sin lacha de cuanto me presente la dulce pócima del destino. Espérame delante de las astas zahínas que ocuparán nuestros muérdagos y nuestras filandrias, espérame con el abrazo pamplonica, con el vino en bota o en pozal, con el txiristole en hombros y la tarde plena, sin amoñigar las horas, sin ponerle caducidad a los días. Yo vendré ahíto de pañuelo rojo en el alma, con txirrinta de verte, con los cupos del afecto en plenitud de querencia; vendré a ti, amigo, a ocuparte el espacio todo por todas las veces que nos tuvimos lejos, a recordar contigo mi nombre, a vivir las carencias que nos faltaron, a percibir cómo son aquí los entriparraos de que me hablas, cómo la cartaja y cómo escachar nosotros desde ahora la nuestra difícil distancia. Y así, en la efemérides del deleite, San Fermín nos dará el regusto plácido hasta evitar los inapetentes momentos de la piltra. Espérame que yo llegaré devocionalmente atento.

NO ME DA ASCO


EL MAPA DE TUS VENAS


lunes, 19 de agosto de 2019

BISABUELA MATERNA


BISABUELO


DE VOLVER

DE VOLVER

Te hablé de volver,
en el porche, sí, 
el miserable día de las negaciones
delante del espasmo
te hablé de volver.
Enmudecimos o se curtió la boca
o la risa sobraba
o advertimos falta de delirio.
Ahora que estás
te pienso devolver lo mejor de lo aprendido,
te sueño de volver a soñarnos
mientras ocupas el otro lado
de mi abrazo. Te deseo
volver a cansar con los versos
en el duermevela
hasta volvernos efemérides los dos
y celebrar volver
tocándonos las manos
junto al porche.

Ramón Llanes. (Memoria del pródigo)

domingo, 18 de agosto de 2019

DICEN DE LA PAZ

DICEN DE LA PAZ


A la caída del sol 
los oráculos aparecen sin incógnitas 
en cualquier vocerío de norte a sur 
para maldecir el contenido trémulo de las palabras. 
Y dicen de la paz, y la nombran y la maltratan.
De esa paz que siempre es añoranza 
cuando más, utopía; 
de la paz intrépida en la región alta, 
de la paz templada en las bajas tierras, 
de la paz nostálgica en los sitios de médanos y algas, 
mar en señas de paisaje; 
dicen de la paz como si cada voz fuere un logro 
y quedare en el casillero personal 
a la hora de dignificar el currículo pero la manchan.
Cada uno la refiere en adjetivo distinto, 
todos desaciertan, todos la pudren, la contaminan.
¡es tan fácil conversar de la paz que no existe¡.
Y la paz pulula, está viva, se mueve entre nosotros,
mientras que el parecer general la estima remiendo de la vida, 
al momento que suene un globo a roto, que cante una lágrima,
un cohete que se enfurezca, 
un telediario de imágenes oscuras. 
Vienen a decir lo mucho de la paz deseada 
o más que deseada, cultivada 
en el discurso o dotada de rabia disparada 
o con olor a tripa suelta. 
El contenido y el resultado no son el medio ni el fin, 
son el eco y la resonancia,
la crema que queda de la noticia. 
No vale el ¡haya paz¡, sino ¡hagamos la paz¡, ¡inventemos la paz!.
Siempre dicen de la paz improperios 
y a quien la miente ni destierran.
Aún nos volvemos a la alcoba 
después de los oráculos 
dudando de si es paz el brebaje actual 
que hacemos para los niños 
o se trata 
de una burda copia de otra mentira.


Ramón Llanes. 

viernes, 16 de agosto de 2019

jueves, 15 de agosto de 2019

CONSUMIDORES DE SUEÑOS

CONSUMIDORES DE SUEÑOS

Aún a estas alturas de la vida, con la longitud extrema, la altitud infinita, la medida larga y los recuerdos acumulados, existen razonables dudas sobre la exacta determinación de dos conceptos que persiguen los gráciles eventos del gremio humano; no aparecen definidos los parámetros que identifican con nitidez realidad y fantasía. Los ensayos sobre estos dos conceptos aportan innumerables conclusiones que no vienen al caso porque de cierto el mundo se mueve apaciblemente entre ambos sin desmerecer al primero ni acoger al segundo o viceversa.
Por este lateral de enero, con frío al trapo y abrigo al uso, se cuelan los cuentos con sus cargas ruidosas de fantasía, se preservan sueños ingenuos, miradas únicas, abrazos íntimos y emociones vestidas de ropaje mágico para solventar acaso que es invierno o quizá que la historia inmortalizara modos de realzar la vida. De ahí la proliferación de invenciones amables que inyectan ese mínimo de estrés optimizado que produce favores de sonrisas, otorga animosidad para continuar la senda y enseña una expectativa que confirma la complicidad en el reparto de las actitudes benignas. Es así: realidad y fantasía hechas desde la conspiración de los deseos formando ese consumismo de sueños que tan celosamente conservan los tiempos sin apenas defecto y con la virtuosidad de la sorpresa.
De hecho vinieron seres a poner prendas en la ilusión y regalos en el alma y de hecho el giro del globo olvidó magia en otros lugares; el capricho de la extravagancia en la distribución de los sueños suele traer olvidanzas y descuidos. Y de aquellos que duermen en la loa de una realidad desahogada dependen los contratos solidarios para aquellos otros que la sueñan. Se echa en falta aún mucha realidad para extender la fantasía o acaso a la viceversa.

Ramón Llanes.

lunes, 12 de agosto de 2019

FANDANGO. NACE EL FANDANGO


DEL AMOR

DEL AMOR Y OTRAS OSADÍAS


Para no desviar la mirada que la insignificancia del destino deja en el sitio justo, para buscar esa extraña sensación que rompe los huesos, ¿será original quien no ama?, la ruta del deseo está escrita en el primer cuaderno de la vida; dicen que las motivaciones se suceden en el entorno del camino; a quién amar, a quién entregarle un sentimiento nuevo, para que no sea entendido. La prenda no es la virginidad es el propio sentimiento, que se ha guardado con pulcritud de sagrario para cuando se hubiere de solear y se encontrare destinatario perfecto capaz de compartirlo; será más íntimo el sentimiento.
Del amor hablamos en la trena y en el campo, del amor son la palabra y el verso y las muchas verdades y la soledad; del amor es la osadía de vivir con hambre amorosamente desnudo en el golpeo de la lluvia y del amor la locura, todo cuanto arranca la valentía del entendimiento para perseguir o estar con la persona amada. Del amor son las utopías y el alpinismo, el orgullo y la insensatez. Qué haremos los gremios incivilizados si en el alimento del cotidiano vivir se desprecia el amor y las sopas son solo sopas que sorprenden en el primer calentón y después se enfrían por la incontinencia. A qué estarán predestinados los seres que han creado mil formas de amarse, en qué mundo cabrán los desechados de la orgía sensual que produce la emoción de vivir en apareamiento. 
A estos perplejos consignatarios de placeres les minará de inconsciencia el predictor de amores y acabarán por huir calle abajo del mundo con la sola intención de desaparecer de algo tan inútil como su casualidad de saberse inocuo para amar, para ser exageradamente amado. No será posible, mientras la pasión tenga protagonismo en este teatro fugaz, llamado vida, no será posible que los humanos renuncien a tal sublimidad, cuando pende tanto bienestar sin más osadía que la entrega, sin otra joya que una mirada.


Ramón Llanes.

EL RELOJ

EL RELOJ 


Sonó en la torre como un aullido y ofreció una a una sus campanadas al aire con la melodía de su constante inquietud; oyeron los pájaros la música en las solitarias dehesas y en los colmados del tiempo, desde la nitidez mágica y barroca de aldaba llamadora y regia. Y así, ocupándose de las estrategias insólitas de los pasos de las horas, pendiente solo de un presente instantáneo y de una locuaz canción, el reloj pone marca a la existencia.
Al pasar, los hombres se detienen para dedicarle una mirada de fidelidad o de rencor, según les fueran las vidas en inclemencias o según descubrieran sus arcanos guardados en las techumbres del silencio. El reloj no determina las pausas del viento ni siquiera cree en el futuro, se limita a medir lo que va pasando frente a sus ojos con solvencia y tesón, con exactitud. Cuenta, así, las vidas de quienes no la previenen; distribuye las jornadas, manda levantarse y ordena dormir con la misma entonación en su voz, con idéntica fe en la necesidad de sus golpes.
No ha inventado el progreso un analgésico o acaso antídoto relevante contra la impersonal realidad del reloj, que cubre el mundo y lo entretiene sin importarle la tormenta. Le hemos visto siempre, sin ansias, sin prisas; olvidado de lo estentóreo, lo banal o lo sublime; nadie aún le puso precio a su cambio de rumbo, a su retraso o a su simple golferío. No le vimos descender a la fantasía en un rato de celebración o colaborar en aliviar una pena, el reloj es la manera menos irritante que hemos inventado para disciplinarnos en vivir.


Ramón Llanes

domingo, 11 de agosto de 2019

FLORES EN EL LUPANAR

FLORES EN EL LUPANAR


Llegaban flores todos los días, las flores traían un olor fuerte a distancia y a deseos, una carta escrita con cuido expresaba el amor en apenas diez palabras encerradas en un secreto. Y todos los días el lupanar olía a flores rojas, olía a mensaje de complicidad y a melodía de pasión; se vestía de silencios y de sonrisas, como se visten los prados, se recogían los saldos desordenados de la noche, se hacían números esperando las horas y se atardecía con ansias.
La vida en el lupanar no era cortejo en su esencia discreta ni era burdel en su escalofrío, el tiempo se alimentaba de caricias, no existía la soledad ni los compromisos, nunca llegaron a devolverse las flores ni a ocultarse los besos. Ellas reinaban celosas, deshacían truenos y escándalos, miraban los ojos y los cuerpos, sin ser amantes, sin prohibición, con el descaro de la ternura; reinaban en los hombres y en sus pensamientos hasta revolverles de placer todos los tránsitos antes nunca vividos.
Y los hombres salían siendo dioses, de un olimpo de estetas, desahuciados de las lacras que la vida de afuera les dejaran en los labios y en las cicatrices; los hombres se desfiguraban del miedo, renacían, gritaban, lloraban en otros brazos la osadía de su desnudez y acababan implorando aquella verdad como única, en ellos nunca habida. El lupanar fue la parte de gloria que los solitarios encontraron y la quietud del abrazo que desearon.
La noche del treinta cerraron las luces intermitentes del lupanar porque los odios protestaron contra sus prácticas. Desde entonces la vida es tal simulacro como antes, los hombres dejaron de circundar aquellos amores y el tiempo se encargó de apagar los deseos. Las estadísticas oficiales no han publicado si se mantuvo en aquel ámbito idéntico grado de felicidad entre los habitantes solitarios pero sí publicaron que todos los días llegaban flores rojas a la puerta cerrada del lupanar.



Ramón Llanes

CAMINANDO CON DIOSES PEQUEÑOS

CAMINANDO CON DIOSES PEQUEÑOS

Aunque no me asista la razón del fundamento religioso, he observado y comprobado con los cinco sentidos que los dioses están compaginando respiración y vida con nosotros, en este trecho, en aquel pasado y estarán en el futuro, no me cabe la menor duda. Existe una legión, una maravillosa legión, de este tipo de seres -dioses pequeños, para no herir a quien dicen llamar todopoderoso y del cual sí caben dudas- que dan muestras de una entrega íntegra por los demás, esperando a cambio solo una sonrisa. Son los dioses de la solidaridad, del humanismo y de la ética; otros son los dioses científicos que nos estudian para mejorar nuestros sistemas; otros son los dioses de la honestidad, que trabajan toda la vida con una guía útil de consideración y respeto; y los dioses del arte y los de la verdad y los del amor. Una legión de dioses que caminan a nuestro lado protegiéndonos de los envites de la miseria, la mediocridad y la maledicencia. 
Estos dioses pequeños me merecen una admiración infinita. ¡Qué hallazgo!. Los encuentro en hospitales, oficinas, centros de organizaciones humanitarias, en cualquier lugar se asientan, colocados a jornada completa, acaso con miedo a no cobrar a fin de mes, de llegar al paro o de desanimarse en los intentos. Pero bregan hasta la extenuación y nunca desfallecen, porque son dioses de la constancia y el tesón, dioses puros, sin reminiscencias divinas.
Para quienes nos movemos en la prisa, la protección es esencial. Nosotros no advertimos la adversidad ni oímos llegar la tormenta, estamos enfrascados en el cumplimiento del deber y desatendemos los flujos del horizonte. Merced a los dioses pequeños podemos crear, ordenar, cansarnos y resucitar en cada hora; podemos convalidar esperanzas y seguir inventando utopías, ellos se encargan del resto. A mis dioses pequeños de todos los días, mis cómplices de viaje, dedico con brindis de afecto, esta pública reflexión.



RAMÓN LLANES

jueves, 8 de agosto de 2019

domingo, 4 de agosto de 2019

FANDANGO. NO SOY CAPAZ


ELECTOR BUSCA BIENESTAR

ELECTOR BUSCA BIENESTAR



Me compuse la conciencia -que recién levantada presentaba sus ironías en torno a esta obligatoria misión de votar-, acudí como un compromisario de mí mismo a depositar en la urna mis proyectos, miré cálidamente a las personas que componían la mesa y, como un niño que entrega su carta a los Reyes Magos, hundí mis ilusiones en aquel recipiente de metacrilato bajo la atenta mirada de la presidenta y la canción compleja del silencio que reinaba en la sala. Y me sentí más ciudadano, más solidario y más demócrata, hasta me insuflé de cierta emoción incierta que me hizo recordar las doce veces anteriores que vine a ponerle acento de bienestar a mi vida.
Mi voto fue mi carta de sueños y peticiones con la mezcolanza entre niñez y madurez y la duda sobre mi merecimiento a los regalos que pedía, pensando que fueran muchos o fueran caros o que fueran imposibles y no pudieran tener cabida en la casa de mis ilusiones; como elector y como niño presentaba peticiones idénticas, las mismas que en tiempos de pantalón corto e idénticas a las que podré relacionar en la próxima elección. Mi lista la comparé con las listas de mis amigos, de mi familia y de mis vecinos y coincidían todas, pedíamos lo mismo, ninguna utopía, nada del otro mundo, solo lo típico de siempre, de todas las veces, sin pensar que nunca nos trajeron el bienestar ansiado por culpa de ellos sino por nuestra propia culpa como ciudadano poco ejemplares o porque nunca supimos meter la papeleta mejor o acaso porque el sistema nos obligó a ser de esta y no de otra manera.
No sé por qué sigo esperanzado en las mismas cosas, por qué me reitero tanto en pretender un mundo más fácil y en perseguir tanto a la felicidad colectiva; se nos ha dicho que todo es una fábula donde se encierran los deseos y que nunca se cumplen, y yo, como todos los míos, sigo empecinado en comprar números y papeletas y en emitir votos de igual color para conseguir esa parte de bienestar tan necesaria en el entorno que me arropa, y nada, siempre la misma voz anunciando la misma calamidad. Qué habrá de suceder para que los míos y yo dejemos de acercarnos a la urna a ponerle cara de esperanza y risa de niño a nuestro voto.



Ramón Llanes

HABITANTES DE LA MARISMA

HABITANTES DE LA MARISMA

Sin excepción, los movimientos que surten de vida a la marisma son todos creados bajo el fango gremial del agua, con la viveza de los contraluces y la complejidad de los esteros; un mundo inaccesible, inquieto, exuberante y rico en vida. Las aves, los peces, los gusanos del fondo, la flora adjunta al humedal, la salubridad penetrante, los vicios del ámbito en toda la armonía esplendorosa, imposible de ser observada en su plenitud.

Despacio, entre calma y calma, el vigor de la naturaleza va imprimiendo cualidad y desenfado a los habitantes privilegiados que inundan de belleza el paso de los tiempos. Sin embargo su libertad consiste en su predisposición constante a la supervivencia, sin un descuido que aparte del médano la ilusión por conservar la vida. Algo así como los animales de tierra adentro, como los humanos, que simplifican los fines a la tenencia del aire y se autoestiman para la consecución del libre pensamiento desde la libertad que sueñan. Los humanos aparentan la mayor osadía del aguacero, de la insistencia; los pájaros vuelan haciendo cálculos, al mismo tiempo; los humanos hacen los cálculos antes de andar y se visten de soldados y de vulgaridad y de miedo y despiertan la pollería del nidal de la marisma y asustan aliados de paraíso hasta pretender aniquilarlos.

La tarde ha tornado en rojo su azul primigenio y los pececillos de la más cercana charca se trinchan de sosiego debajo de las algas protectoras; los flamencos se cuentan aventuras y buscan alimentos. La vida se va poniendo oscura desde el cielo y cada cual buscará el cobijo ideal para la dormida, como la luz, como la tierra misma. En tal simbiosis no participan los humanos, no les está permitido.

Qué invento más excitante circunda, a modo de esteros, la paz de los hombres de esta parte de tierra tan generosa. Qué paisaje tan único nos custodia.


Ramón Llanes

viernes, 2 de agosto de 2019

ONUBA



ONUBA.



Navegábamos desde mar abierto hasta las estribaciones que la tierra ofrece, guiados por la luz blanca de un faro lejano; antes de la última singladura se nos abrió la margen izquierda y la mar nos descubrió el estuario buscado, donde desembocaban dos ríos que llenaban de esteros los lados, con islas y recodos de agua. El capitán nos alertó de aquel descubrimiento insólito, nos asomamos desde proa al entorno húmedo, solo el rumor del poco viento, el bullir de las gaviotas y la ilusión de la llegada nos despertó del inquieto sueño.
Quién, abriendo escotillas pudo decidir de aquel paraíso o quién estuviera antes que nosotros habitando tales médanos, será remontarse irreparablemente a los sitios de la historia, ponerle sobrenombre y hálito para desentumecer tal vez aquellas emociones.
Habíamos arribado a la tierra de tartessos y la pisamos con el máximo respeto, buscando huellas y memorias que de tantas casi no supimos elegir. El lugar tenía el nombre escrito en el recuerdo, las aguas acariciaban mansas las orillas, las miradas acosaban el paisaje. Alguien gritó ¡Onuba¡ desde el mástil y todo comenzó a hacerse, hasta que decidimos quedarnos al abrigo de la belleza y de la ría.






Ramón Llanes.

DOS RÍOS

DOS RÍOS


Ya no cabe duda de nuestra cercanía, vosotros sois los guardianes perfectos de los embalajes que nos distinguen las muecas del vivir perenne y sois también los tragos dulces y húmedos que el destino o la casualidad pusieran en la vía azul de todos nuestros caminantes sureños; a vosotros, ríos del tiempo, que vinisteis a la gleba del surco, que estuvisteis en el acontecer de nuestras sonrisas, que fuisteis la razón fluvial para nuestra estancia, a vosotros prefiero dedicar la parte de afecto que se esgrime en el ángulo superior de mis neuronas de hombre fértil en esto de andar y emocionarse.
Cada uno en su lado domesticáis la instancia que los hombres escriben a modo de petición y corréis prestos hasta la mar para llevar consignas y deseos, como el cartero infinito que estuvo siempre antes que las personas. Ahora allá, agua pálida, agua ácida, agua de mecernos los sentimientos desde su alta nacencia, agua de deleite y distendida, los guijos que se quedaron en la senda larga, las piedras que rodaron cauce abajo y el olor a pueblo que os persigue. Habrá una luna guiadora o un sol empujando, habrá puentes que admitan el paso y despidan con los ojos lagrimosos y habrá una historia detrás conservando la decencia, vuestra decencia de ríos pequeños, a medio caudal de agua, a mucho caudal humano.
Todos sabríamos escribir de otra cosa, de los campos que se adjuntan a la orilla en tanta regla de naturalidad, de los bienes que se regaron, de los metales dejados en el camino, de los cantos pintados, de los recovecos agradecidos, de las señales astrales; todos sabríamos escribir del sentido que le dais a la Onuba singular y milenaria y a las minas custodias, mas teníamos las márgenes cubiertas por vosotros Odiel y Tinto y acaso no supimos desviarnos del sitio romántico creado y nos pusimos a componer este halago a tanta belleza usando a propósito la tanta belleza de nuestras útiles palabras. Y quede vuestro honor resarcido por esta vez.




Ramón Llanes.

jueves, 1 de agosto de 2019

DESDE LAS ARRUGAS AL PLACER

DESDE LAS ARRUGAS AL PLACER


Un día sin determinar, sin alivio previo ni premeditación, se te aparecen con la resolución más alta, en la insensata visión del espejo, las arrugas ganadas con el tiempo. La doble fijación se hace sudorosa hasta que la alquimia del músculo encargado se desdice y acude a tu entereza la fisonomía normal después del susto. Ese día te merodea el desánimo, la edad se te repite como el chocolate y la idea de enfado no se va de la cabeza. Has vuelto a redescubrir, en un asalto casual a tu rostro, que las horas van dejando en tí la indeleble disciplina de la madurez (aún no te atreves a llamarle “vejez”, por miedo a faltarte al respeto).
Aquel otro día del estío álgido te inyectas de celeste los pantalones, maridas el color con camisa nueva de un aparente azul perdido, -zapatos de mozo y semblante de genio-, y sales al espacio sintiéndote la burbuja de la juventud en lo más egregio de tu pudor. Se te ha venido de pronto el placer a la escotilla de tu altivez y te encuentras delante del examinador espejo más sonriente que un soldado, vigilando cada jerga del atuendo con guiños de complacencia al mejor estilo de chulería que la ocasión requiere. Te has convertido en la referencia perfecta de tus exigencias de la modelación, eres la persona necesitada para adornar el paisaje, el prototipo de ser humano que los mundos deberían conservar en una reserva científica.
Apenas, -de una consideración a otra-, pasaron tres telediarios. La fogosidad o inanición del pensamiento te hicieron héroe o villano ante tí mismo; cuando solo fue el retoque efímero y parcial la causa del subidón de autoestima, cuando el personaje del espejo respondía a los mismos datos en las dos ocasiones; el eco turbio, la fragancia de alegría y los efluvios de ambas apariciones congeniaron contigo hasta hacerte esclavo o libre de un proyector de imágenes distorsionadas.
Mientras tu desahogo gremial en las paredes fijas de tu armisticio elucubraba enredo o candidez, el espíritu no se transparentaba, permanecía escondido, ajeno al complejo de enfurecerse o divertirse por la sola aparición de arrugas o el torpe engreimiento por la vestimenta con pantalones celestes. De volverte a mirar, volverías a sentir idénticos abalorios en la emoción.



RAMÓN LLANES.

BIEN LLEGADO A HUELVA

BIEN LLEGADO A HUELVA


Nuestra ciudad alegra todo el volumen de su sentimiento y activa su fulgor característico de la alegría cuando es agosto, celebra con arrope solidario, estrena sus mejores galas humanas y conmemora aquella vieja hazaña de la salida de los marineros con Colón hacia el nuevo mundo; y todo ello para realzar las figuras emblemáticas de los descubridores y para ocupar -una vez más-, los sitios que en la historia le pertenecen; sitios de mar, de esteros tranquilos, de incógnitas aún no encontradas; sitios de hombres con sobranzas de respeto y optimismo, sitios de tiempos largos y de torerías y de carabelas y de Rábida y de hospitalidad y de fandangos. Huelva, como sitio de remanso y estancia, estuario preciosista, de puerto y salitre, doncel estético de aguas por las partes que los ríos le corresponden, Conquero y balcón, hada ilustre de inspiración poética.
Quizá hayan llegado a dejar una sola mirada, recorrer la suntuosa pluralidad de estos sueños pequeños de ambrosías querenciosas o quizá se hayan pasado a entender el paisaje lindo y llevarse un poco de verde a otra instancia, o sea que llamaron las fiestas y se oyera un bozarrón limpio y cálido seductor y ardiente; es cierto que a los llegados del lugar que fuere, Huelva ofrecerá la paz usual del mediodía y la ilusión calmosa del atardecer; ofrecerá un camino llano, un horizonte infinito y una mueca de agrado para cada visitante amigo que admita quedarse el rato o la vida.
Esta amada Onuba está siempre dando abrazos y extendiendo manos abiertas a quienes se dignan venirle por los costados y dormirle una nocturnidad con la simbología de la admiración. Esta Onuba tímida es graciosa en el ágora de la plaza, es honesta con sus verdades, es sabia en todos los asertos y se vuelca con los suyos y con los otros y con la felicidad. Esta Onuba completa en referencias engancha y se deja admirar, que aquí estuvieron antes los habitantes de muchos mundos y de aquí nació la idea universal del descubrimiento del mundo nuevo. 
Es tiempo del brindis por Huelva, del reconocimiento al valor tallado de su importancia en la genealogía de los ciclos, es tiempo también de abrir de nuevo el alma a los habitantes que la desean, es tiempo de estar presentes en los halagos y parabienes, de cantar a los bien llegados y de enseñarles nuestra forma de querernos.
Ellos no sabrán que a Huelva se llega llorando y de Huelva se sale llorando y deben experimentar, en su estancia, ese enamoramiento y esas pocas ganas de marcharse. Bien llegados a nuestro paraíso.


Ramón Llanes.