RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

martes, 21 de agosto de 2012

DIARIO DE CAMINANTE


DE SUEÑOS Y BADENES.



Al pasar, velocidad inquieta por el trajín, sin excesos, una curvatura en la calzada anuncia frenado rápido o caída o herida a los amortiguadores o golpeo en el techo del vehículo y me creo estar soñando. Más adelante otro y otro, badenes prohibidos que se insertan para limitar la velocidad y que solo hacen destrozar la armonía y ocasionar accidentes, sigo creyendo que el sueño continúa hasta que al ver los primeros signos de viviendas, ya casi en Huelva, dos badenes más me recuerdan que el sueño no existió. Me doy un respiro, a la vuelta volveré a sufrir esta incomodidad no permitida que a alguien extraño se le ocurrió para facilitar la circulación. Poco atrás, acaso viernes pasado, los badenes dejaron huella en una familia, huella de esas imperecederas, indelebles, de esas que nunca tienen explicación pero que han ocurrido y nadie rectifica.

Es bastante el riesgo, es mucho el factor que puede desencadenar un accidente en tráfico, no corresponde a los órganos tuteladotes aumentar riesgos para “obtener” disminuir un poquito la marcha a cambio de una vida. O estoy aún soñando. Tal vez tampoco sea misión explícita del mandamás, los adláteres asumen responsabilidades y deben asumirlas con sus posibles errores, a veces no manda el que domina o paga, o estoy soñando.

Queda tiempo para sueños y para badenes, que en los pueblos se ponen de moda para que la seguridad sea mayor sobra todo para los niños, lógico, pero sigo advirtiendo que estos badenes están expresamente prohibidos, consulten las normas que ahora no estoy soñando.



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