RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

sábado, 9 de febrero de 2013

PALABRAS DE PIMIENTA


PALABRAS DE PIMIENTA



En el módulo veintidós de este centro penitenciario a veces llamado mundo, discurren órdagos a diario que ni porque está el tiempo frío se pierden. Es la servidumbre, la típica servidumbre que costeamos los mortales por el privilegio de respirar aquí. Nuestro módulo es la España perspicaz y pícara, horrenda o sabia según el sol caliente de un costado o de otro. Y siempre, de sobresalto en sobresalto, sin remedio.
Me acompaña fiel mi rebeldía y me rasca los nudillos hasta el empuje; también hoy y más ahora que encuentro mi herida del desencanto gritándome órdenes de revolución. Pero hoy no vengo guerrillero, controlo la rabia y aparco la impaciencia en el lugar de mis incomodidades. Y me desordeno para rubricarme con una pócima de aliento calmoso y aún así, tan frágil de interés, escribo sin sorna estas mis palabras de pimienta quizá con la fijeza de sustituir a alguien en su ejercicio de poder.
Ni en lo más inesperado de mi sorpresa cabría tan brutal noticia. Y no estoy para bollos y no estamos para mandangas pero se nos quiebra la sangre al oír que el partido que manda en este módulo nuestro prepara una moción de reforma del código penal para incluir como delito la atención y ayuda a inmigrantes ilegales. No esperaba que esta banda de próceres alienados exclusivamente a lo más miserable del capitalismo radical fueran capaces de inventar tan horrorosa orden. Sin embargo, piénselo, el dictado del capitalismo lo impone, para él no cabemos todos; el nazismo castigó a quienes colaboraban con los judíos; con anterioridad a las revoluciones soviéticas se impedían con métodos crueles las atenciones a los proscritos; las sociedades fundamentalistas han sido siempre ejemplos malditos de la eliminación de derechos a las mujeres; en nuestro propio módulo, allá por el siglo XV, quienes no aceptaron la religión propuesta desde la monarquía fueron expulsados y perseguidos sus amparadores; en los EEUU el socorro a los esclavos era causa de gran castigo. Volvemos, pues, al sistema de las cavernas, donde no existían derechos sino privilegios.
No nos merecemos este trato; hemos confiado a ciegas en las listas que nos mandaron a casa con promesas de mejoras y esto no es mejorar es quebrar nuestros más elementales sueños, es castigarnos por propiciar el don de la lealtad, es hostigar a los débiles, es demacrar la democracia y hundir el estado de derecho ya logrado. Tenía razón quien escribiera: humanismo es tú y yo, capitalismo es tú o yo”.
Me siento casta extraña en este módulo porque ni sé quién podrá impedir esta tropelía. Ahora volveré a mis rebeldías después de este rato de sosiego desde donde he pensado que la palabra y la conciencia han de modificar el deshonor de las miserables ideas de esta infame forma de interpretar el capitalismo.



RAMÓN LLANES. 1 FEBRERO 2013.

publicado en el periódico digitalextremadura.com. 3.2.2013

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