RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

martes, 17 de diciembre de 2019

LA NOCHE


LA NOCHE

 

Te diré que la noche no tiene sitio,

son bodegas de sombras los sótanos de la noche.

Humedales de rancios vinos

que se mojan en platas de las manos

cuando tientan sueños antes de la noche.

Te diré que la noche

pertenece al pensamiento,

a los ojos amargos del pensamiento;

que la noche se hace

de pulgas malabaristas

y murciélagos románticos,

que la noche soporta placeres

e inventa cloacas.

Mujer, te diré,

que los himnos de la noche

son silencios hambrientos,

tullidos espermas que perdieron su turno,

que la noche, mujer, huele a razón,

a bohemia y a curiosidades.

Que la noche, te diré,

es la última agonía de la luz,

trompeta del vicio,

sollozo de doncellas cautivas

en almenas de nata y miedos;

más allá de la noche, mujer,

no existen los pasos perdidos, ni los harapos;

la noche es el mendigo,

el neón aprendiz de blanco,

la noche aprendiza de sombras.

Te diré que la noche no tiene nombre de orquídea,

ni los pájaros que bebe la noche

nacen del vientre de los sapos,

la noche zarandea la conciencia, mujer;

te diré, te diré versos 

matados por la noche,

palabras muertas en la noche,

poetas borrachos en los pies mojados de la noche

y un ladrón robándole metáforas sin rima

a la noche descuidada.

Ha ganado, mujer, la noche

tu hendidura de luz. Vístela

de limpio con el perfume hierba

horadado en tus nalgas

y ponle rimel de betún

y parecerá noche disfrazada de ella,

misma ella, turbada de lastre

en el espejo que se mira y la rompe.

Ha ganado la desesperanza de la noche

el premio de los búhos sin risa,

con gabardinas blancas,

zapatos de hierro.

Y te diré

que se retira la noche

por el callejón de las ratas

solo vencida por el tiempo;

se fue, mujer, la noche, te diré,

no le quedaba memoria

de oscuridad.

Ramón Llanes

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