RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

viernes, 22 de enero de 2021

LA COMPRA

  

LA COMPRA

 

         Una visita al mercado nuevo que se atestó de compradores desde bien temprano, algunos simulando curiosidad y otros desabrochándose la prudencia. El bullicio no se consumía con el tránsito y el público era el espectáculo. Como una obra, un teatro de comedia traído al escenario menos usual, decoración de frutas, fondo de carnicerías, frescura en la inercia y vendedores de avío que entonaban una canción de súplica que más parecía el reclamo de las aves en tiempos de celos. El montaje se perfeccionaba con las miradas atentas, las colas en los puestos limitaban libertad y la escena transcurría al hilo de un argumento con el mismo guión de todos los días.

         Emocionalmente la compra no aportaba estímulos ni quitaba adrenalina, el entusiasmo estaba en la escenificación. Todo en el sitio real, todo abierto, propicio para la espontaneidad, sin previsión de un resultado  y sin causa ni reglas. Una obra sin planteamiento nudo y desenlace pero con toda la ortodoxia requerida; una obra sin drama ni comedia, sin protagonistas ni aplausos. A merced de la improvisación pero con la armonía singular de la sorpresa.

          Un lenguaje unívoco personado en la emblemática consistencia de lo cotidiano sonando en tono mayor, perceptible y grato que parecía la banda sonora de la obra; luces naturales colándose por enmedio de la plaza, un olor fuerte a salud haciendo de perfume del foro, los actores imaginarios, los precios, los encuentros, los colores tan excitantes de las especias, la dulzura de la mañana del sábado; el entorno tan parecido a la vida, tan perfecto, tan poco solitario y tan seductor.

         Endulzados los compradores por la persistencia del cumplimiento del deseo -por merecer una excusa-, este ágora medio irreal se hizo leyenda al poco que las puertas del mercado silenciaron la escena, el director inexistente ordenó bajar la claqueta, la tramoya se oscureció y la función dio paso a la otra realidad, supuestamente más imaginada.

 

         Ramón Llanes. 

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