RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

domingo, 27 de marzo de 2022

PREGÓN DE LA TERRAZA

 

PREGÓN DE LA TERRAZA
 
 
Quien comparó a Castillejos
con el culo de una taza
no sabía comparar
ni se sentó en La Terraza
o tenía la “tajá”.
 
Con llamada de amistad
vinieron mis pies atentos
a recordar lo dejado
en huellas de tantos tiempos,
a remendar con lo amado
otras cosas de verdad
productos del sentimiento
que no son para olvidar.
Y heme aquí, feliz, dispuesto,
llegado de mina, zagal
en otros momentos
y viejo tardío ya
aunque con zapatos nuevos
y risas por estrenar.
 
Quedose sorda y con polvo
 la esencia de la Terraza
por marcharse las Manuelas,
los Pereira y Esperanzas,
los Gómez, los Rodríguez,
los Feria y las bolachas
quedando olvido y tristeza
en estas paredes anchas
que tanto aguante tuvieran
en tiempos de Pascua y danza.
 
 
 
 
Quedose como si perdieran
consejeros y consejos,
conversaciones, palabras,
ecos de refranes viejos
y cuentos de cacerías,
como si fuera tardón
el deseo de Terraza
o hubiera que andar descalzo
para llegar a la plaza
y se dejó de subir
al lugar del dominó,
de la partida de cartas,
de la copa de aguardiente
y de la conversación;
y en un rato se olvidó
aquel agradable ambiente
que tanto nos distinguió
que aquí venía la gente
a divertirse, de lejos,
de Portugal, de Sevilla,
de Paymogo, de Trigueros,
de la Puebla caballistas,
de La Palma, perdiceros,
de San Silvestre juerguistas,
de Alosno los guitarreros,
de Ayamonte los artistas,
los poetas y los caleros,
venían contrabandistas
portugueses de dinero,
de Villablanca dancistas,
desde Tharsis, los mineros,
las bartolinas modistas,
del Granado los romeros,
de Huelva los mayoristas,
de Bonares, camioneros,
y llegaron altruistas,
locos, cantantes, libreros,
algún que otro oculista
y más de dos bodegueros,
aquí está escrita la vida
de la gente de los pueblos.
 
 
¿Es que el recuerdo no sabe
recordar las fantasías
de castillejeros padres,
de abuelos, de correrías,
de mujeres que venían
luciendo preciosos trajes
en días de romerías?.
¿No están grabados los sueños
en estas mesas eternas
donde tanto se bebía,
donde los hombres de antes
jugaban, se divertían,
y hasta eran importantes
las cosas que se decían
y además se enamoraban
y se amaban y reían?.
¿No están escritos los pasos
en este sufrido suelo
con éxitos y fracasos
como si fuera un cuaderno
ya gastado por los años?,
¿no están aquí los inviernos
haciendo suyos los fríos
calentándose los tratos
de potros y de cercados,
de desenredos y  líos
entre el dueño del caballo
y la dueña del baldío?,
 ¿no está la risa escondida
como están los voceríos
entre las viejas cortinas?.
 
¿No están aquí mil suspiros,
mil envites, mil mentiras,
mil sentimientos perdidos,
tropecientas tonterías
que fueron dejando rango
en tantas amanecidas
llorándose con fandangos
una suerte o una herida?,
¿encontraremos un llanto
por una mala partida,
un desespero, un quebranto,
una ilusión compartida,
un grito por la emoción,
una persona querida,
un amigo que volvió
de tierras desconocidas,
un sirocho en procesión,
una jaca aparecida
que en el campo se perdió
y llegó despavorida?.
¿Encontraremos solera
de devotos piedralberos
que aquí dejaran espuelas,
polainas, cinchas, sombreros,
porque perdieran nociones
o se fuera el santo al cielo?.
 
La pared guarda lecciones
y las conserva en silencio
como tesoros de honores
callados y bien secretos;
la Terraza, esa querencia
de la estirpe de los cuerdos
 en donde por cada ausencia
se llorara al compañero
que perdía la licencia
de vivir en este puesto
y recogía su ciencia
para apuntarse a lo eterno.
¡Cuánta vivida emoción,
cuánta historia, cuánta paz,
cuánta fe de libertad
y cuánta noble pasión
soñaron aquí los vuestros
deseando lo mejor
a base de fuerza y miedo!.
 
Es un patrimonio inmenso,
reliquia de la verdad
de quienes fueron primero
y dejaron su renglón
sin terminar de llenar
para que los venideros
escribieran su opinión
como sucesores nuevos
hechos en vientres de amor
de buenos castillejeros
y amantes de esta canción
compuesta por seres rectos
en amistad y razón
con elegancia y respeto.
De tal linaje de seres
esta sociedad es reflejo
y por tales menesteres
son las cosas sentimientos
que nadie borrarlos puede
de la pizarra del tiempo.
 
Es necesario que salga
el coraje en las callejas
que todas se llaman Salva
y de los hombres las cejas
que al toque de la sonanta
se erizan y si las dejas
con delirios se levantan.
 
-Echa otra copa, compadre,
que la noche es larga.
-Déjate de más copas,
canta un fandango
y que suene la guitarra.
Que traiga la música
el son de las cosas que hacen
que sea siempre la vida
una esperanza.
Tócame por medio, rasguea, canta,
echa tu voz a este aire,
que estamos en la Terraza
y  necesita el “quejío”
de cualquier hombre de raza;
alegra esta tierra
que tanto nos ampara,
canta, compadre, al pastor,
al perdiguero o al guarda,
cántame tus penas, compadre,
cántame aquellas canciones
como tú sabes cantarlas.
Anda, compadre, revienta y canta
que el cante es la única paz
que podemos poner los pobres
a esta maldita miseria
que nos rompe el alma;
cántale a la luna,
a ver si la luna puede hacer
que entierren las armas
esos mercachifles golfos
que invaden con sus soberbias
nuestras tierras tan amadas.
Cántale, compadre, como tú sabes,
¡con rabia!,
como si estuvieras denunciando
a quienes no respetan los sueños de los niños
que por este mundo triste andan;
y canta por aquellos que se fueron
a los sitios tan lejanos
de las nubes solitarias
y se rompieron
a trizas las manos y las agallas
y dejaron en el mundo
una agonía de sueños
maligna como el olvido
y eterna como las aguas.
-Echa otra copa, compadre,
y que suene la guitarra.
 
Irán pasando las horas
con lágrimas de Terraza
de emociones como puños
en las tardes soleadas
y volverán las cortinas
a sentir en sus misterios
las voces que les faltaban.
Ritos que el humano quiere
para soportar la estampa
de las noticias que huelen
a quebrantos y a quebradas.
Será que lo que sucede
parecen las circunstancias
de un camino mal andado
que precisa una terapia
para este mundo enredado
en cosas sin importancia.
Si aquí la risa es un llanto
y el llanto es risa con agua,
si esta estirpe es de tantos
que no se notan distancias,
si aquí se habla callando
sin necesitar palabras,
si los gestos van dejando
 mensajes en las miradas,
si el humor se va criando
como se cría la guasa,
si con un borrego andando
se simula una piara,
si ya el niño está estudiando
y la niña está más alta,
si viene canturreando
un borracho con su panza,
si aquí se van inventando
las penas para alegrarlas,
si son los días encantos
y son las noches más blancas,
si el dolor se va llorando
porque a la muerte se espanta,
si aquí se ama bailando
cuando llega Piedras Albas,
si el euro se va acabando
salen pesetas del arca,
si se le acaba el trabajo
zumbando para Alemania,
si las perdices en bandos
adornan las lontananzas,
si aquí reír no es contrato
sino pura confianza,
si el tiempo se va escapando
y no se cuentan las canas,
si aquí se vive pensando
cómo ganarse la calma,
si en los lugares cercanos
nuestra gente les encantan.
 
Es la vida la que ordena
y es la vida la que manda,
 será la mejor faena
 hacer alegrías largas,
dicen que las alegrías
si se comparten se agrandan
y dicen que las tristezas
si se comparten, se acaban.
De eso me estaba acordando
al recordar la Terraza.
De los ratillos pasados
en estas mesas marcadas
a los cristales mirando
cuanto la calle enseñara,
de aquel que pasó pensando,
de aquella de la bufanda,
de cuatro niños gritando,
de la luna en la ventana,
de conversaciones cuando
pasaban las cosas raras,
del festín adomingado
de la liturgia sagrada,
de la compra del caballo
o la venta de las cabras,
de repasar los tejados,
de las cosas de la casa,
de los hijos, los hermanos,
de la madre, de la parva,
del sentir de un buen cristiano,
y de Osma y de mi Santa,
de eso me estaba acordando
al recordar la Terraza.
De aquel baile organizado
de noches y madrugadas
que hasta los menos lanzados
se animaban y bailaban,
de unos que se han casado
y con el cortejo pasan
alegres, bien “trajeaos”,
y bien bonitas las caras,
de los días más “nublaos”
que casi nadie pasaba,
que hasta los “espabilaos”
en su casa se quedaban,
y los de aquellos veranos
cuando el calor abrasaba,
en mediodías sobrados
vacía estaba la sala,
ni un cuco en ambos lados
y ni un café en la barra,
no todo fue solitario
en el trajín de estas caldas
que en tardes de abril y mayo
ya la gente se animaba
y salían a caballo
y de garbo se llenaba
aquel espacio esperado
por zagales y zagalas
y se iba pregonando
la vida recién hallada.
De eso me estaba acordando
al recordar la Terraza.
Y también, como rumiando
memorias difuminadas
me acuerdo del contrabando
y de nuestras grandes Pascuas
y me llevaría contando
anécdotas, que bien guardadas,
llevo en la mente juntando
para alguna vez contarlas
y poder seguir hablando
de lo que guardo con ganas.
De eso me estaba acordando
al recordar la Terraza.
Y no soy yo relatando
quien el pasado rescata,
vosotros me vais mezclando
realidad con nostalgia
y entre humores sujetando
me habéis contagiado el alba,
el alba vuestro volando
por esta tierra que ama.
Vosotros me vais prestando
las teclas de las palabras,
vosotros me estáis dictando
este pregón con el alma.
De eso me estaba acordando
                           al recordar la Terraza.                                                  
Que por estas cristaleras
de esta histórica Terraza
la vida castillejera
pasó sin darnos la espalda
y muchas veces dormida
y otras veces bien despierta
contribuyó a la cultura,
fue lúdica referencia
en ocio y en aventuras,
en aprender, en hablar,
en entender la cordura
y compartir la verdad,
y en las horas consumidas
este espacio fue dilema,
debate, premisa y paz,
a veces dolor, problema,
simbología y hogar,
reliquia nunca perdida
que conviene rescatar
que aquí está escrita la vida
con páginas sin borrar.
La vida pasó con suerte
y con orgullo de más
también se pasó la muerte.
 
Y todo ha de pasar
si estas ventanas se abren
y se va la soledad
por las cristaleras grandes,
si empieza la vida a entrar
hasta formar un enjambre
de seres con amistad
que vienen a relajarse,
si se oye otro sonar
entre guitarras y cantes,
si el recuerdo hace entrar
a los amigos de antes
aquellos que ya no están
pero quedan sus talantes,
si se habla de empezar
como si no fuera tarde,
si se pretende sacar
las fichas, que no se guarden,
que se tienen que gastar
dando placer o pesares
a este gusto de jugar,
si la candela que arde
sabe cómo calentar,
si el ambiente se distrae
en mil formas de ganar
sentimientos al desaire,
si la broma es quitar
rutinas al almanaque,
si no hace falta engordar
para no sufrir el hambre.
Todo esto ha de pasar
si estas ventanas se abren
y se va la soledad
por las cristaleras grandes.
 
Esto será un canto amable
con ganas de bienvenida
para renacer, si cabe,
esa guasa inigualable
que dio mérito a la vida.
Es un farol de reencuentro
y de sana expectativa,
de salón y de comienzos
de continuar sin prisas,
de jóvenes que a este fuego
vengan con ansias vestidas
de nuevos frascos de anhelos
y lecciones aprendidas,
y vengan gratos recuerdos
con ganas de bienvenida.
Un palo de billar tieso,
una mesa, una bebida,
un amable camarero,
una calma conseguida,
un camino como un sueño,
una charla, una partida,
baile con sabor añejo,
un abrazo, una caricia,
un gusto para el pellejo
y una soledad perdida
eso será la Terraza
hasta que el tiempo lo diga.
Esto es un viejo consejo
y un canto de bienvenida.
 
Que el pueblo siga pariendo
felicidad y armonía,
que sigan seres naciendo
con humor de artesanía,
que continúen poniendo
luces a las noches frías,
que la verdad vaya haciendo
verdades todos los días.
 
¿Por qué son los ratos largos
los que tanto se recuerdan?,
¿por qué se hacen tan cortas
las vivencias y las fiestas?,
¿por qué se pondrán de moda
los olvidos de las cuentas?,
hasta que llegue la hora
vivir con las botas puestas,
añorar lo que se añora
y dormir la buena siesta,
Terraza, amistad, historia,
conversación y paciencia.
Dalo por hecho, Rubén,
que la Terraza comienza.
 
Fuere para mí un pregón
que un amigo me pidiera,
lo hice con tanto agrado
como si los versos fueran
cordones de unos zapatos
que José Manuel me diera,
que en esto de regalar
tenemos la misma escuela,
de un sastre y un practicante
dos Candelarias parieran
andevaleños de antes
que andevaleños hicieran
 a quienes tienen delante
cada cual a su manera
pero en pasión semejantes.
Queden las palabras dichas
y expresada mi emoción,
si pareció interesante
disfruten de la ocasión
y si acaso fue pedante
pongan un poco de humor
y piensen que lo importante
no se ajusta a la razón.
Pero sean benevolentes
con este humilde minero
y tengan siempre presente
que aprendí de Castillejos
emociones suficientes
y por tal causa, os quiero.
 
 
 
Ya es Terraza otra vez
y abril dichoso se acerca,
palmas, volantes, mujer,
y chiquillería suelta
para empezar con un beso
aquello que bien comienza,
ya es Terraza otra vez
como música de un verso,
suene la paz a saber
en todos estos adentros,
vuelva la risa a poner
desenfados y contentos,
ya es Terraza otra vez
como el mejor universo.
 
 
 
Ramón Llanes.
Villanueva de los Castillejos 26 marzo 2022.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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