PREGÓN
DE LA TERRAZA Quien
comparó a Castillejos con
el culo de una taza no
sabía comparar ni
se sentó en La Terraza o
tenía la “tajá”. Con
llamada de amistad vinieron
mis pies atentos a
recordar lo dejado en
huellas de tantos tiempos, a
remendar con lo amado otras
cosas de verdad productos
del sentimiento que
no son para olvidar. Y
heme aquí, feliz, dispuesto, llegado
de mina, zagal en
otros momentos y
viejo tardío ya aunque
con zapatos nuevos y
risas por estrenar. Quedose
sorda y con polvo la esencia de la Terraza por
marcharse las Manuelas, los
Pereira y Esperanzas, los
Gómez, los Rodríguez, los
Feria y las bolachas quedando
olvido y tristeza en
estas paredes anchas que
tanto aguante tuvieran en
tiempos de Pascua y danza. Quedose
como si perdieran consejeros
y consejos, conversaciones,
palabras, ecos
de refranes viejos y
cuentos de cacerías, como
si fuera tardón el
deseo de Terraza o
hubiera que andar descalzo para
llegar a la plaza y
se dejó de subir al
lugar del dominó, de
la partida de cartas, de
la copa de aguardiente y
de la conversación; y
en un rato se olvidó aquel
agradable ambiente que
tanto nos distinguió que
aquí venía la gente a
divertirse, de lejos, de
Portugal, de Sevilla, de
Paymogo, de Trigueros, de
la Puebla caballistas, de
La Palma, perdiceros, de
San Silvestre juerguistas, de
Alosno los guitarreros, de
Ayamonte los artistas, los
poetas y los caleros, venían
contrabandistas portugueses
de dinero, de
Villablanca dancistas, desde
Tharsis, los mineros, las
bartolinas modistas, del
Granado los romeros, de
Huelva los mayoristas, de
Bonares, camioneros, y
llegaron altruistas, locos,
cantantes, libreros, algún
que otro oculista y
más de dos bodegueros, aquí
está escrita la vida de
la gente de los pueblos. ¿Es
que el recuerdo no sabe recordar
las fantasías de
castillejeros padres, de
abuelos, de correrías, de
mujeres que venían luciendo
preciosos trajes en
días de romerías?. ¿No
están grabados los sueños en
estas mesas eternas donde
tanto se bebía, donde
los hombres de antes jugaban,
se divertían, y
hasta eran importantes las
cosas que se decían y
además se enamoraban y
se amaban y reían?. ¿No
están escritos los pasos en
este sufrido suelo con
éxitos y fracasos como
si fuera un cuaderno ya
gastado por los años?, ¿no
están aquí los inviernos haciendo
suyos los fríos calentándose los tratos de
potros y de cercados, de
desenredos ylíos entre
el dueño del caballo y
la dueña del baldío?, ¿no está la risa escondida como
están los voceríos entre
las viejas cortinas?. ¿No
están aquí mil suspiros, mil
envites, mil mentiras, mil
sentimientos perdidos, tropecientas
tonterías que
fueron dejando rango en
tantas amanecidas llorándose
con fandangos una
suerte o una herida?, ¿encontraremos
un llanto por
una mala partida, un
desespero, un quebranto, una
ilusión compartida, un
grito por la emoción, una
persona querida, un
amigo que volvió de
tierras desconocidas, un
sirocho en procesión, una
jaca aparecida que
en el campo se perdió y
llegó despavorida?. ¿Encontraremos
solera de
devotos piedralberos que
aquí dejaran espuelas, polainas,
cinchas, sombreros, porque
perdieran nociones o
se fuera el santo al cielo?. La
pared guarda lecciones y
las conserva en silencio como
tesoros de honores callados
y bien secretos; la
Terraza, esa querencia de
la estirpe de los cuerdos en donde por cada ausencia se
llorara al compañero que
perdía la licencia de
vivir en este puesto y
recogía su ciencia para
apuntarse a lo eterno. ¡Cuánta
vivida emoción, cuánta
historia, cuánta paz, cuánta
fe de libertad y
cuánta noble pasión soñaron
aquí los vuestros deseando
lo mejor a
base de fuerza y miedo!. Es
un patrimonio inmenso, reliquia
de la verdad de
quienes fueron primero y
dejaron su renglón sin
terminar de llenar para
que los venideros escribieran
su opinión como
sucesores nuevos hechos
en vientres de amor de
buenos castillejeros y
amantes de esta canción compuesta
por seres rectos en
amistad y razón con
elegancia y respeto. De
tal linaje de seres esta
sociedad es reflejo y
por tales menesteres son
las cosas sentimientos que
nadie borrarlos puede de
la pizarra del tiempo. Es
necesario que salga el coraje
en las callejas que todas
se llaman Salva y de los hombres las cejas que al toque de la sonanta se erizan y si las dejas con delirios se levantan. -Echa otra
copa, compadre, que la
noche es larga. -Déjate de
más copas, canta un
fandango y que
suene la guitarra. Que traiga
la música el son de
las cosas que hacen que sea
siempre la vida una
esperanza. Tócame por
medio, rasguea, canta, echa tu
voz a este aire, que
estamos en la Terraza ynecesita el “quejío” de cualquier
hombre de raza; alegra
esta tierra que tanto
nos ampara, canta,
compadre, al pastor, al perdiguero
o al guarda, cántame
tus penas, compadre, cántame
aquellas canciones como tú
sabes cantarlas. Anda,
compadre, revienta y canta que el
cante es la única paz que
podemos poner los pobres a esta
maldita miseria que nos rompe
el alma; cántale a
la luna, a ver si
la luna puede hacer que
entierren las armas esos
mercachifles golfos que
invaden con sus soberbias nuestras
tierras tan amadas. Cántale,
compadre, como tú sabes, ¡con
rabia!, como si
estuvieras denunciando a quienes
no respetan los sueños de los niños que por
este mundo triste andan; y canta
por aquellos que se fueron a los
sitios tan lejanos de las
nubes solitarias y se
rompieron a trizas
las manos y las agallas y dejaron
en el mundo una agonía
de sueños maligna
como el olvido y eterna
como las aguas. -Echa otra
copa, compadre, y que
suene la guitarra. Irán
pasando las horas con
lágrimas de Terraza de
emociones como puños en
las tardes soleadas y
volverán las cortinas a
sentir en sus misterios las
voces que les faltaban. Ritos
que el humano quiere para
soportar la estampa de
las noticias que huelen a
quebrantos y a quebradas. Será
que lo que sucede parecen
las circunstancias de
un camino mal andado que
precisa una terapia para
este mundo enredado en
cosas sin importancia. Si
aquí la risa es un llanto y
el llanto es risa con agua, si
esta estirpe es de tantos que
no se notan distancias, si
aquí se habla callando sin
necesitar palabras, si
los gestos van dejando mensajes en las miradas, si
el humor se va criando como
se cría la guasa, si
con un borrego andando se
simula una piara, si
ya el niño está estudiando y
la niña está más alta, si
viene canturreando un
borracho con su panza, si
aquí se van inventando las
penas para alegrarlas, si
son los días encantos y
son las noches más blancas, si
el dolor se va llorando porque
a la muerte se espanta, si
aquí se ama bailando cuando
llega Piedras Albas, si
el euro se va acabando salen
pesetas del arca, si
se le acaba el trabajo zumbando
para Alemania, si
las perdices en bandos adornan
las lontananzas, si
aquí reír no es contrato sino
pura confianza, si
el tiempo se va escapando y
no se cuentan las canas, si
aquí se vive pensando cómo
ganarse la calma, si
en los lugares cercanos nuestra
gente les encantan. Es
la vida la que ordena y
es la vida la que manda, será la mejor faena hacer alegrías largas, dicen
que las alegrías si
se comparten se agrandan y
dicen que las tristezas si
se comparten, se acaban. De
eso me estaba acordando al
recordar la Terraza. De
los ratillos pasados en
estas mesas marcadas a
los cristales mirando cuanto
la calle enseñara, de
aquel que pasó pensando, de
aquella de la bufanda, de
cuatro niños gritando, de
la luna en la ventana, de
conversaciones cuando pasaban
las cosas raras, del
festín adomingado de
la liturgia sagrada, de
la compra del caballo o
la venta de las cabras, de
repasar los tejados, de
las cosas de la casa, de
los hijos, los hermanos, de
la madre, de la parva, del
sentir de un buen cristiano, y
de Osma y de mi Santa, de
eso me estaba acordando al
recordar la Terraza. De
aquel baile organizado de
noches y madrugadas que
hasta los menos lanzados se
animaban y bailaban, de
unos que se han casado y
con el cortejo pasan alegres,
bien “trajeaos”, y
bien bonitas las caras, de
los días más “nublaos” que
casi nadie pasaba, que
hasta los “espabilaos” en
su casa se quedaban, y
los de aquellos veranos cuando
el calor abrasaba, en
mediodías sobrados vacía
estaba la sala, ni
un cuco en ambos lados y
ni un café en la barra, no
todo fue solitario en
el trajín de estas caldas que
en tardes de abril y mayo ya
la gente se animaba y
salían a caballo y
de garbo se llenaba aquel
espacio esperado por
zagales y zagalas y
se iba pregonando la
vida recién hallada. De
eso me estaba acordando al
recordar la Terraza. Y
también, como rumiando memorias
difuminadas me
acuerdo del contrabando y
de nuestras grandes Pascuas y
me llevaría contando anécdotas,
que bien guardadas, llevo
en la mente juntando para
alguna vez contarlas y
poder seguir hablando de
lo que guardo con ganas. De
eso me estaba acordando al
recordar la Terraza. Y
no soy yo relatando quien
el pasado rescata, vosotros
me vais mezclando realidad
con nostalgia y
entre humores sujetando me
habéis contagiado el alba, el
alba vuestro volando por
esta tierra que ama. Vosotros
me vais prestando las
teclas de las palabras, vosotros
me estáis dictando este
pregón con el alma. De
eso me estaba acordando al recordar la Terraza. Que
por estas cristaleras de
esta histórica Terraza la
vida castillejera pasó
sin darnos la espalda y
muchas veces dormida y
otras veces bien despierta contribuyó
a la cultura, fue
lúdica referencia en
ocio y en aventuras, en
aprender, en hablar, en
entender la cordura y
compartir la verdad, y
en las horas consumidas este
espacio fue dilema, debate,
premisa y paz, a
veces dolor, problema, simbología
y hogar, reliquia
nunca perdida que
conviene rescatar que
aquí está escrita la vida con
páginas sin borrar. La
vida pasó con suerte y
con orgullo de más también
se pasó la muerte. Y
todo ha de pasar si
estas ventanas se abren y
se va la soledad por
las cristaleras grandes, si
empieza la vida a entrar hasta
formar un enjambre de
seres con amistad que
vienen a relajarse, si
se oye otro sonar entre
guitarras y cantes, si
el recuerdo hace entrar a
los amigos de antes aquellos
que ya no están pero
quedan sus talantes, si
se habla de empezar como
si no fuera tarde, si
se pretende sacar las
fichas, que no se guarden, que
se tienen que gastar dando
placer o pesares a
este gusto de jugar, si
la candela que arde sabe
cómo calentar, si
el ambiente se distrae en
mil formas de ganar sentimientos
al desaire, si
la broma es quitar rutinas
al almanaque, si
no hace falta engordar para
no sufrir el hambre. Todo
esto ha de pasar si
estas ventanas se abren y
se va la soledad por
las cristaleras grandes. Esto
será un canto amable con
ganas de bienvenida para
renacer, si cabe, esa
guasa inigualable que
dio mérito a la vida. Es
un farol de reencuentro y
de sana expectativa, de
salón y de comienzos de
continuar sin prisas, de
jóvenes que a este fuego vengan
con ansias vestidas de
nuevos frascos de anhelos y
lecciones aprendidas, y
vengan gratos recuerdos con
ganas de bienvenida. Un
palo de billar tieso, una
mesa, una bebida, un
amable camarero, una
calma conseguida, un
camino como un sueño, una
charla, una partida, baile
con sabor añejo, un
abrazo, una caricia, un
gusto para el pellejo y
una soledad perdida eso
será la Terraza hasta
que el tiempo lo diga. Esto
es un viejo consejo y
un canto de bienvenida. Que
el pueblo siga pariendo felicidad
y armonía, que
sigan seres naciendo con
humor de artesanía, que
continúen poniendo luces
a las noches frías, que
la verdad vaya haciendo verdades
todos los días. ¿Por
qué son los ratos largos los
que tanto se recuerdan?, ¿por
qué se hacen tan cortas las
vivencias y las fiestas?, ¿por
qué se pondrán de moda los
olvidos de las cuentas?, hasta
que llegue la hora vivir
con las botas puestas, añorar
lo que se añora y
dormir la buena siesta, Terraza,
amistad, historia, conversación
y paciencia. Dalo
por hecho, Rubén, que
la Terraza comienza. Fuere
para mí un pregón que
un amigo me pidiera, lo
hice con tanto agrado como
si los versos fueran cordones
de unos zapatos que
José Manuel me diera, que
en esto de regalar tenemos
la misma escuela, de
un sastre y un practicante dos
Candelarias parieran andevaleños
de antes que
andevaleños hicieran a quienes tienen delante cada
cual a su manera pero
en pasión semejantes. Queden
las palabras dichas y
expresada mi emoción, si
pareció interesante disfruten
de la ocasión y
si acaso fue pedante pongan
un poco de humor y
piensen que lo importante no
se ajusta a la razón. Pero
sean benevolentes con
este humilde minero y
tengan siempre presente que
aprendí de Castillejos emociones
suficientes y
por tal causa, os quiero. Ya
es Terraza otra vez y
abril dichoso se acerca, palmas,
volantes, mujer, y
chiquillería suelta para
empezar con un beso aquello
que bien comienza, ya
es Terraza otra vez como
música de un verso, suene
la paz a saber en
todos estos adentros, vuelva
la risa a poner desenfados
y contentos, ya
es Terraza otra vez como
el mejor universo. Ramón
Llanes. Villanueva
de los Castillejos 26 marzo 2022.
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