RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

domingo, 8 de abril de 2012

DIARIO DE NAVEGANTE. THARSIS-ABRIL

TARDE DEL SÁBADO EN THARSIS



Supimos leer la urdimbre de la tarde, nos requería. El tiempo estaba en el color espeso de la mina, burbujeando aún la inclemencia anterior como en una queja, el tiempo tuvo para nosotros esa nostalgia que parece paciencia y nos dejó culminarnos en su aire con el tacón inconsciente del asfalto y la promiscuidad del deseo haciendo fuerzas por conocer aquella pampa tan rota, supurando olvido.
Fraguó el envite, nos metimos en la piel de la piedra, a mirarla, hasta deshojarle pizcas de misterios; uno y otro filón, se comunican -les dije- el agua está tan profunda como fiel y ya no es agua, es ácido de hierro y azufre; la apariencia es de olvido, la esperanza es alegría. Algún tiempo nuevo llegará a rescatar la mina de este granero perdido y volverá la realidad de otro tiempo soñado.
Los pasos de Luis se contaban con sorpresas, la luz de la tarde contaminaba de calidez nuestra ansiedad; por ser sábado, dicen, de gloria, caminábamos bajo el palio imaginario de esta espontánea felicidad, no buscada. A María Fernanda acaso hasta se le olvidó fumar cuando se nos presentó el pueblo en sosiego, apacible y quieto. Fue como tomar otro deseo y volver a hacer las maletas, vinieron ahora Carlos y Javi a estrenarse como andariegos de estos lares de piedra; un manto de lajas nos hacía la senda, nos empedraba los ojos para seguir hacia lugares dormidos. El andar nos bordeaba aquel inmenso socavón, Javi preguntó su hondura, Carlos suponía escondrijos en las bocas de galerías que asoman las paredes lapidarias de las cortas; Filón Norte, Sierra Bullones, Filón Centro, los pinares nuevos, el agua invadiendo el recuerdo, la luz toda de golpe, el encanto de nuestra mutua compañía, los halagos que hicimos al paisaje, algunas nombradías para Blanca y Ali, aquel encuentro con la mesa y bancos de piedra a propósito para merienda o partida de cartas, el color original de la tierra, la sabiduría de los hombres que la viven y de quienes visitan el ámbito; la cuesta última, la recogido de libros, el abrazo de despedida, la profusión de afectos...la tarde del sábado como un llamador a estas complacencias de nosotros, humanos por más señas y locos por seguir queriéndonos.


Ramón Llanes
Tharsis 8 abril 2012.

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