EL ERROR DEL VOTO
Dadas las circunstancias
y vistos los efectos del voto -a veces tan nocivos y tóxicos- sería
confortable evitar estas adversas formas de llegar a la democracia,
inventar alguna otra manera para elegir a los representantes del
pueblo y establecer pautas distintas; ya se ha evidenciado que así
no funciona el sistema. Primero por no estar debidamente legislado el
protocolo que debe evitar tantas elecciones juntas y segundo para que
nuestro voto no sea una ficción, una entelequia parecida a la
quimera que adquiere razón de servilismo del votante al votado a
quien se destina. El voto es un error porque no atiende la
expectativa que provoca, porque deja de tener cualidad desde el
momento en que se emite y porque se le pierde el rastro y pasa a
propiedad de otros para con él modificar la vida del votante a su
descuidado capricho.
El voto es un error,
como es un error comprar leche y observar que no te vendieron leche;
o adquirir una moto que no fuera una moto; o pertenecer a un club de
la teoría nihilista y enterarte que es un club de la teoría
contraria. Con el voto también te dan aquello que no es, lo que no
te anunciaron en la caja, una mentira que altera el sentido común.
Con el voto nuestro, alguien roba, otro alguien se hace importante,
otro prevarica, algunos perciben unas pensiones desorbitadamente
injustas y otros se pasan la responsabilidad por el olvido. Esos son
los resultados del voto nuestro. Para que así no sea habrá que
inventarse otra cosa y no seguir igual o peor.
Ramón Llanes. 13
octubre 2016
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