RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

domingo, 28 de marzo de 2021

EN EL ATARDECER D ELA VIDA

EN EL ATARDECER DE LA VIDA


A mi compadre Carlos Gálvez

en el ritual de su júbilo.



No se te atardecieron los sueños ni la voluntad

ni se te atardecieron las esperanzas,

acaso atardeció en tus manos una ansiedad impresa

en deseos para deslizar la ternura a otro horizonte,

acaso para mirar desde otro balcón la vida

o acaso para escribirla con la física de la palabra

olvidando la química innata que tu meritaje medicinal te diera.

Has escogido tiempo calmo

para tus tareas de cuadernos,

para tus ensimismaciones de hombre,

para tus novelas pensadas.

Has limitado ahora un tiempo febril

para abrirle pasión a tus pensamientos y escritos.

Es todo lo mismo, compadre;

de curar vienes y a curar te empeñas.

Con palabras medicabas y con medicamentos escribirás.

Las recetas son manifiestos del hombre

y las palabras son el mismo hombre en un manifiesto.

Para esos sueños infinitos de ahora,

esos que han perdido la mordaza y el compromiso,

para esos sueños nativos, de tí, de siempre,

para esos sueños, el amor te pedirá presencia,

irás de una soledad a un solsticio

con las manos repletas de apretones

y seguirás comprendiendo a quien disimula

que la fuerza es una consecuencia de la voluntad.


Acaso no atardece en tus ojos

ni tus gritos han cerrado con la última estrofa,

acaso ahora el escenario tiene dos partes,

aquella para el mar, esta para la tierra,

y acaso tú andarás, como siempre de río en río

nadando al placer de tus exigencias

y dejando la huella nítida de tu bondad en cada tramo.

Acaso en tu vida, de nuevo, amanece.

Seas bien hallado en la primera página

como reconocido fuiste en la primera vida

que a salvarla te entregaste.



Y gracias, compadre Carlos, por estar en la canción de amigos

que toca siempre mi guitarra en las tardes de desvelos

y en las noches emocionadas de amistad.

Gracias por ser un emblema de eterna fidelidad,

constante comprensión y vieja armonía.


Y ahora, suelta las riendas largas de tu imaginación,

distribuye a tu antojo la conciencia

y hazle huecos al tiempo para que soporte tus empujones

en la escritura y te aumente la felicidad

hasta más allá de cuanto le solicites.





Ramón Llanes.

14 de abril de 2013.

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