RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

sábado, 25 de diciembre de 2021

COMENTARIO SOBRE "TODO CUANTO APRENDÍ DEL OLVIDO"

 

COMENTARIO SOBRE “TODO CUANTO APRENDÍ DEL OLVIDO”

 

A través de magníficos diálogos reflexivos y poéticos que llegan de forma directa y sin permiso al lector es como “Todo cuanto aprendí del olvido” consigue envolvernos mágicamente en la historia y vivencias de un grupo de jóvenes a finales de la década de los 60 en lugar llamado Tarse.

La novela nos muestra un mosaico de momentos que dibujan tanto la etapa histórica como la etapa vital de los personajes. A lo largo de la obra el lector se siente partícipe de un enjambre de recuerdos que lo atrapa. Personalmente he llegado a sentirme un personaje más de la obra, rodeada de todos, inmersa en el momento, deseosa de haber podido compartir amistad, ilusión, inicio… El autor consigue crear un diálogo imaginario con el lector, el cual mentalmente podría insertar una intervención para corroborar o contrastar pareceres en las conversaciones de los actores de la historia.

Entre música, olor de aromos y sabor de mina nacen temas como el desarraigo, las reivindicaciones sociales, el nacimiento de ideologías y por encima de todo late el amor: Amor romántico y Amor a la madre tierra, no exento este último del miedo a la traición de los orígenes.

Las relaciones espacio-tiempo están admirablemente tratadas. Aquellos lugares de la infancia y juventud vistos desde los ojos de la madurez se llenan de vida y  “son” porque fueron vividos. Se  acercan tanto al presente que consiguen llevarnos a una atemporalidad deseada de los lugares, que enriquecen enormemente la obra.

La multitud de personajes se debate entre las individualidades y el conjunto de personajes colectivo de momentos únicos como aquel del “conglomerado de sonrisas”. No se puede expresar más con menos palabras.

El miedo al olvido que traspasa la obra se ve aliviado gracias a elementos básicos de la vida como el baile y la música que, cual magdalena de Proust, hacen revivir todos los recuerdos.

“Todo cuanto aprendí del olvido” es una obra para leer con calma, recreándose y profundizando en cada situación. Los diálogos son de una gran riqueza tanto desde el punto de vista de la reflexión como de la digresión poética. No se puede pasar por ellos de puntillas, hay que hincar la huella y empaparse de sabiduría y de ilusión.

En mi opinión la obra está plagada de microrrelatos que podrían preludiar una saga, ya que la multitud de historias y personajes que llenan el libro bien merecerían su novela propia.

Por todo ello recomiendo su lectura por ser un trozo de historia atemporal contada con una magnífica calidad literaria y animo a su autor, Ramón Llanes, para que siga novelando las vidas de algunos de esos personajes que ya son como amigos de toda la vida para el lector.

¡Enhorabuena, Ramón!

Maite Escobar Zamora

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