BIEN LLEGADO A HUELVA
Nuestra ciudad alegra todo el
volumen de su sentimiento y activa su fulgor característico de la alegría
cuando es agosto, celebra con arrope solidario, estrena sus mejores galas
humanas y conmemora aquella vieja hazaña de la salida de los marineros con
Colón hacia el nuevo mundo; y todo ello para realzar las figuras emblemáticas
de los descubridores y para ocupar -una vez más- los sitios que en la historia
le pertenecen; sitios de mar, de esteros tranquilos, de incógnitas aún no encontradas;
sitios de hombres con sobranzas de respeto y optimismo, sitios de tiempos
largos y de torerías y de carabelas y de Rábida y de hospitalidad y de
fandangos. Huelva, como sitio de remanso y estancia, estuario preciosista, de
puerto y salitre, doncel estético de aguas por las partes que los ríos le
corresponden, Conquero y balcón, hada ilustre de inspiración poética.
Esta amada Onuba está siempre dando
abrazos y extendiendo manos abiertas a quienes se dignan venirle por los
costados y dormirle una nocturnidad con la simbología de la admiración. Esta
Onuba tímida es graciosa en el ágora de la plaza, es honesta con sus verdades,
es sabia en todos los asertos y se vuelca con los suyos y con los otros y con
la felicidad. Esta Onuba completa en referencias engancha y se deja admirar,
que aquí estuvieron antes los habitantes de muchos mundos y de aquí nació la
idea universal del descubrimiento del mundo nuevo.
Es tiempo del brindis por Huelva,
del reconocimiento al valor tallado de su importancia en la genealogía de los
ciclos, es tiempo también de abrir de nuevo el alma a los habitantes que la
desean, es tiempo de estar presentes en los halagos y parabienes, de cantar a
los bien llegados y de enseñarles nuestra forma de querernos.
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