RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

martes, 6 de marzo de 2012

DIARIO DE NAVEGANTE

ANSIEDAD.


Fíjate, hermano lobo, has cazado la pieza y has perdido la ansiedad; habías escrito en tus ojos solo el deseo de llegar y apresar y te quedaste en eso, luego perdiste el placer de disfrutarla. Como el lector que ignora el resultado de la historia, como el niño que no aprendió a manosear el juguete, solo a encontrarlo; como la luna que acaba el ciclo sin interesarse por las ráfagas de luz que se dejara en las oscuridades o como el hombre que llega, a veces, sin saber para qué. Pérdida de la ansiedad, moda nueva, de arraigo actual, de aceptación general.
No discuto, hermano lobo, tu hambre, discrepo de tus deseos, del ansia para después del deseo, del gozo que no te produce la victoria, de la emoción que no le pones a la batalla; discrepo de tu manera de no lamer tus zarpas al recibir el trofeo. Imagino que posees tantos que ya no te halagan o imagino que no te altera el entusiasmo una meta más, pero discrepo, te falta ansiedad. Para correr, para la estrategia del combate, para la mirada; tu alma, imagino, necesitará el alimento de todas las sustancias que espiritualizan tu rol en el contenido de esta selva donde te dieron luz y cuerpo para vivir.
Es tu mundo un cuadernillo de letras sin calidad, hambre y pocas cosas, que limitan el sentimiento a ello; y hasta tu loba te escasea en detalles, la seducción, la preñez, la parida, la nacencia; le quitas la ansiedad y se queda en animalada, en rutina. Y no me discutas, hermano lobo, casi te diré que no estoy ahora para sermones de santos, ni dogmas, ni monsergas; no olvides la ansiedad y punto.



Ramón Llanes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario