RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

lunes, 1 de abril de 2013


EL ESTADO DE BIENESTAR COMO FACTOR DE RIESGO


La tendencia social se dibuja en escenarios sorprendentes, hasta que ser honesto, útil, tener trabajo o disfrutar de un estado de bienestar conseguido a base de esfuerzos, sea un factor de riesgo para la conciencia; hasta que quien ha sudado la vida y alcanza una distinguida meta llegue a sentir vergüenza de su estatus social y económico a la vista de la cultura incisiva que pone sus tachas porque entiende que puede haberse construído a través de un abuso del sistema.
Y esto no tenía estas lecturas tiempo atrás. Casi todo ser humano lleva inscrita en su ADN una dosis de ambición suficiente como para desarrollarla en el transcurrir de su existencia y bajo distintos e innumerables métodos capacidad para estimular esa ambición. Aquello que estaba sufragado y alimentado desde la facilidad se encontraba con cierto reproche social. Lo verdaderamente plausible se enmarcaba en la constancia, la superación personal, la obsesión por el conocimiento, etc. Poco tiempo atrás el individuo activo, emprendedor y prohombre en su mundo, gozaba de protección, el estado era garante de su actitud y reforzaba su compromiso como sustrato para mejorar su sociedad. Poco tiempo atrás esta identidad era un ejemplar patrimonio.
Pero las reglas del juego se han cambiado merced a un desmembramiento de los conceptos que fueron los pilares de la evolución, aquellos dichos del valor del ser humano como individuo y como parte del engranaje del colectivismos; aquello de saber observar, con altura de mira, los comportamientos y las acciones ejemplarizantes y su puesta en disciplina para el aprendizaje en los foros adecuados.
El patrimonio conseguido (fuera material o espiritual) se convierte en un factor de riesgo porque la exégesis actual no consiente ni aprueba las distinciones ni las jerarquías, prefiere el estatus horizontal, clases sin mando, deshumanización del esfuerzo, austeridad de pensamiento.
Esta determinante fórmula de sostener un estado a base de liquidaciones, limitaciones, cortapisas, una clara protección a la exarcebada austeridad y un desprecio absoluto por formas de progreso a través del aliento a inversiones, cooperación y atención preferente al valor intrínseco del individuo, ha ocasionado este desorden gremial porque la ciencia advierte que la consigna de austeridad completa puede ser útil en sociedades minoritarias, si fuéramos diez, por ejempleo, pero en este planeta somos siete mil millones y se impone la necesidad material y psíquica de plantarle cara a la supervivencia con la obligación de la colaboración global y el consumo en cadena. No existe otra magia más experimentada que esta (no es capitalismo es cooperacionismo) para incluso evitar que cualquiera vuelva a sentir pudor y malestar por el bienestar personal alcanzado dentro de los cánones de la honestidad.




RAMÓN LLANES. 28.3.2013. Publicado 1.4.2013 en digitalextremadura.com 

No hay comentarios:

Publicar un comentario