RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

viernes, 5 de abril de 2013

EL TREN DE LAS DISCORDIAS


EL TREN DE LAS DISCORDIAS


Estamos en el raíl equivocado -te refiero con cierta pulsación agónica-, hemos elegido un tren, solo un tren, con sus vías, sus estaciones, sus rituales, su vida; un tren para ir y venir de alguna parte de Huelva a otra parte de Huelva, un tren para llegar a sitios, para despejar horizontes, para conocer el Andévalo y la Sierra, un tren humilde que transita a una velocidad inferior a la velocidad de la luz (para no asustar) pero que es un tren que transporta ilusiones y mercancías desde hace más de un siglo por esta geografía nuestra tan necesitada de movimiento. Por aquí le tenemos un cariño especial a esta línea Huelva-Zafra que han convertido los “sabios” en línea Huelva-Jabugo, acortando el trayecto porque los niveles de rentabilidad son negativos.
Estos “sabios” del poder y la cuchara, no entienden de trenes, no saben de consignas, de horarios, de sueños, no entienden de necesidades ni saben cómo son los paisajes que la ventanilla te ofrece pero un día discutieron entre ellos, como lobos de distinta manada, y se juraron venganza. Si tú me nananananienas yo te cierro la línea Huelva-Zafra. Y el otro le dijo: pues como me cierres la línea yo te sususususneo la bububucanata. Y así hasta diez o mil insensateces de este tipo, hasta que la línea se empezó, primero a olvidar y luego a disminuir y pronto a anular, como si de un tachón en una página mal escrita se tratara.
Y nosotros que creíamos estar en la estación término en el ajetreo de equipajes y despedidas, con la soltura y el orgullo de parar en Belmonte, Calañas, Repilado y Zafra, que creíamos gozar por derecho de este tren que colmaba casi todas nuestras esperanzas, nosotros, ahora, comprendemos que estamos en la vía equivocada. Nos hacen cuentas para que lloremos, nos cuentan lástimas para que lloremos más y nos dejan con la boca abierta, sorprendidos por nuestra desgracia y sin un vagón a mano para estallarlo en cualquier idea.
No hemos perdido, no somos los responsables de los desatinos, somos los usuarios imprescindibles que vindican la parada de las insolencias de quienes se creen “primos de dios” y mandan sin remilgos y meten las narizotas donde no les importa. Es nuestro tren, es nuestra senda amada para llegar a todas las partes y caminar por las estrías preciosas de nuestra provincia montados en el tren útil y romántico que tan bien nos conoce. Y a tí, político de turno o de guardia o de retén, no se te ocurra tocar siquiera una traviesa del trayecto, por mucho poder que tengas, porque eso nos pertenece y a nadie consentiremos que lo destruya.


RAMÓN LLANES 3.4.2013. Publicado el 5.4.2013 en huelvabuenasnoticias.com

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