RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

lunes, 22 de diciembre de 2014

CRISIS ROSA

Crisis rosa

Prensa rosa
Suelen vivir las revistas del “famoseo” solo de las incidencias conyugales de aquellos que se asoman a este tipo de ventanas ardientes donde se cuelgan los trapos sucios con la misma imprudencia que se advierten odios eternos. El promedio de venta se supera en cada edición, -dicen- dependiendo de la importancia del personaje, de la catadura mediática que haya alcanzado y del renombre conseguido. Así son estos protocolos.
Existe, por tanto, esa especie de complicidad tácita que se inculcan las partes que componen el asunto, y los sucesos, sean ciertos o falsos, condicionan el importe del canon que las revistas han de abonar. Todos lo saben, todos son conscientes del posible abuso de información pero priman los resultados traducidos en ventas, la veracidad de la noticia no constituye causa de análisis detallado.
El público lector se pronuncia a través de la compra y es habitual que las noticias rosas adquieran excesiva trascendencia y que formen parte de la comidilla general en mentideros donde el personal se expresa a placer opinando sobre el acontecimiento. Si esta semana hubo divorcio la próxima se aliña con un acercamiento repentino como si volviera a surgir un amor de una nada ficticia, todo con el fin de lograr cubrir, desde el engaño, la razón de la crónica rosa con su correspondiente beneficio.
Algo similar se cuece en el ambiente político desde donde se prescriben, con el ritual de ficción necesario, los ajustes económicos que ambientan el crecimiento y crean nuevas expectativas de recuperación lo que pretende estimular, también a través del engaño, el sentido común del individuo para hacerle creer que se encuentra a las puertas de alcanzar el estado de bienestar perdido. Y dan cifras y se envuelven en campañas de explicación y promueven signos externos que lo acreditan porque tienen un tope electoral que lo impone. Luego, pasados los comicios, inyectan sangre de pesadumbre y vuelven a obtener la atención propia que precisa la venta del producto. Y así, siempre, sin limitación ni escrúpulos.
 
Ramón Llanes en Huelvahoy.com

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