RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

miércoles, 6 de septiembre de 2017

PREGÓN DE LA SEMANA NAÚTICA INTERNACIONAL COLOMBINA.

PREGÓN DE LA SEMANA NAÚTICA INTERNACIONAL COLOMBINA. 2017

SR ALCALDE, Sª SUBDELEGADA, Exmos DLGDO/AS, PSDTE. APH, PSDTE. del RCMH… AMIGO/AS TODOS.
Quiero comenzar mi pregón con una oración que hasta el siglo XIX se elevaba al Cristo del Buen Viaje en la Iª del Convento de la Merced. Hasta hace poco creía que a esa advocación oraban los viajeros que salían o llegaban a Huelva por el camino de Gibraleón y accedían hasta la calle del Puerto o hacía el barrio de San Pedro por la cuesta empedrá, la antigua calzada romana. Pero para mi sorpresa en el AMH descubrí que era una devoción marinera 100%. Dice así:
Si el marinero te invoca,
se burla de la tormenta;
su nave de riesgo exenta
a puerto pomposa toca:
tal experiencia provoca
mi fe, anima mi esperanza,
y con humilde confianza
de ti aguardo que mi nave
arribe con norte suave
a la Bienaventuranza…
Yo así lo espero, al comenzar mi pregón, encomedándome al Xto. del Buen Viaje y confiado en vuestra benvolencia.
Cuando supe que iba a ser pregonero, gracias a mi amigo Ja-vier Llopart, lo consideré un gran honor y sólo pude responder con todo mi ahínco en la tarea y hacer público mi respeto por el RCMH.
Y pensé en la atracción que ejerce para mí el mar, este es-pléndido mar de Onuba. Pero quiero referirme ahora a ese mi primer encuentro con el mar de Huelva, desde el secano de mi lugar de nacimiento: Paterna, en el Campo de Tejada, precioso pueblo del Condado. Ese descubrimiento del mar fue especial para este entonces niño de seis años, cuando mi padre, aquel joven maestro albañil de Paterna del Campo, pudo permitirse unas pequeñas vacaciones con su familia en las Colombinas. Él nos motivaba a mi hermano y a mí con unas palabras, que re-cuerdo como si fuera hoy: ¡Pepe, Manolito: sólo veremos cielo y agua, agua y cielo!!. Sin saber, mi padre rememoraba a Virgilio cuando en el canto III de la Eneida escribe:
Después que las naves cubrieron el mar y
no aparecía tierra alguna, solo cielo, solo agua
Y aquellas mentes infantiles era eso lo que veíamos en la Huel-va de mediados de los cincuenta del pasado siglo. Aún recuerdo aquella pensión de la calle Miguel Redondo y la habitación que nos habilitaron, separándonos de la cama de nuestros padres con una enorme manta, a modo de cortinaje.
!Cielo y agua! cielo de luz y agua de mar, de los que nos empapamos en aquellas playas urbanas de Huelva: la playa del muelle de la RT, con sus trenes de mineral, la playa del balneario de los militares, la playa de la Gilda; hasta terminar en la de la Punta del Sebo. Recuerdos infantiles de una Huelva que celebraba sus Colombinas en la Plaza Doce de Octubre, los jardines del Muelle y el Muelle de Levante, desde donde se contemplaba el doble muelle de Tarshis y el Muelle Norte, a los que la perspectiva infantil proporcionaba dimensiones aún más gigantescas. Un cielo de agosto que se iluminaba estrellado y que me prendó aquella noche de Colombinas, porque, según me explicaban mis padres, allí lucía el mismo Camino de Santiago, que veíamos las noches de verano, sentados al fresco en la puerta de nuestra casa de Paterna. O aquella otra noche de Colombinas en la que mis padres acudieron a aquel cine Odiel de verano. Yo apenas tenía seis añitos, pero he podido iden-tificar la película y con su reconocimiento he sabido el año de esa primera llegada a Huelva: 1957. La película era Fedra. Ni que decir tiene que mi hermano y yo nos dormimos mientras nuestros padres disfrutaban de la película.
¡¡Cielo y agua!, eso sigue siendo Huelva para mí: ¡agua y cielo!, pese a su urbanismo, tan desgraciado como maltratado por la especulación y la ignorancia, pese a la destrucción de sus her-mosos cabezos, ¡ay, los cabezos de Huelva!... pero con su gente, con la gente de Huelva, los que nacieron aquí y los que fuimos tan afectuosamente acogidos.
¡Y los muelles! como límite de la ciudad, porque entonces los onubenses vivían de cara al mar; algo que se perdió y que poco a poco vamos recuperando, y lo estamos consiguiendo gracias a esa gota malaya del RCMH y sus actividades, siempre al mar vinculadas, y con actuaciones como la de la APH, que nos ha regalado ese "paseo marítimo" junto a la ría…
Y frente a los muelles esa masa verde y azul, ¡¡¡cielo y agua!!!, de Saltés y Bacuta. La caminata por los muelles de Levante, el de la Riotinto y por el "paseo marítimo", me lleva a contemplar esas Marismas del Odiel, que dibuja magníficamente el poema de mi amigo Javier Sánchez Durán:
Sobre el desierto gris de la marisma
se levanta una nube de flamencos.
El viento se sacude los algodones vacíos de la tarde,
mientras se abre lentamente
el rojo quirófano del cielo...
Ensangrentado, el horizonte
devora los últimos átomos de luz.
Y mi espíritu se apaga con ellos.
Es la llama de la vida
en sus débiles instantes
que ensaya un vuelo definitivo
hacia lo eterno...
Ese fue mi primer contacto con Huelva, puntual e infantil. Años después, el destino y mis estudios me trajeron a esta ciudad, gracias a mi primer maestro que siempre recordaré: Don Julián García Ceferino. Aquí llegué a mediados de la déca-da de los sesenta, aún niño; y aquí he aprendido lo poco que sé, me he hecho mayor, aquí me he enamorado de Flores, mi mujer, me he casado y han visto la luz mis hijos y mi nieto, ¡MI NIE-TO JOSE!. A él, especialmente, me gustaría inculcar el amor y el cariño agradecido por esta bendita tierra, y fuerza para mantener el onubensismo de las familias de sus abuelos (Brio-nes-Seisdedos y de Paz-López) y para que continúe ese amor por esta ciudad, y por ese ser onubense hasta la médula.
No la vislumbré cuando abrí los ojos en mis primeros días, pero con el inicio de mi adolescencia aprendí a conocer, a apre-ciar y amar profundamente a Huelva, a sentir Huelva, a emocio-narme con Huelva. Y ese cariño por mi ya tierra definitiva, me ha llevado a conocerla en su devenir histórico y en su actuali-dad. Conocerla mejor para dejar a mis nietos y a sus sucesores una ciudad más hermosa, más humana y más digna de ser vivida, como poco a poco se va convirtiendo Huelva…
HISTORIA DE HUELVA
Una ciudad que es seguramente, sin miedo a exageraciones chovinistas y sin complejo alguno, la más antigua de occidente, como lo prueban los hallazgos en la zona del Seminario. Yacimiento que muestra su incipiente urbanismo en el agrupamiento de sus cabañas, con una antigüedad de más de 5.000 años; viñedos perfectamente alineados y la constatación de un culto religioso a divinidades solares. Tenemos, pues ya, tres componentes que nos permiten hablar de ciudad: agrupamiento ordenado de edificios, producción de recursos in situ y la colección de ídolos más importante de Europa, expuesta en el Museo de Huelva.
Después del Broce Pleno (1300-1000 a.n.e.) y del Bronce Final (1000-800 a.n.e,) llega una etapa de las más esplendorosas de nuestra historia: la civilización tartésica. Cuando los pueblos más adelantados del Mediterráneo Oriental, fenicios y griegos, buscando oro y plata, encontraron una cultura autóctona, de la que pudieron rescatar personajes mitológicos como Argoan-tonio, Gárgoris, Crisaor su padre e hijo, a su vez, de la Górgona Medusa; y Habidis, que forman parte de la mitología. Y Tarte-ssos, con alguno de los trabajos de Hércules, se constituyó en un mito. Y de ese ámbito legendario, arqueólogos e historia-dores lo están rescatando para convertirlo en magnífica rea-lidad histórica, que se mezcló con lo originario del Mediter-ráneo donde nació culturalmente Europa: la Grecia de los siglos V y IV a. n. e.
En el período siguiente, acabados esos riquísimos intercam-bios, la población de Huelva y su entorno, tuvo que limitarse a subsistir de la agricultura, la ganadería y la pesca; como la mayoría de los pueblos turdetanos.
Esa sería la situación que encontraran los romanos, cuando lle-gan a nuestra tierra a fines del siglo III a.n.e.; su influencia será efectiva varios siglos y los metales preciosos fueron tam-bién el objeto de deseo de Roma. La que dio forma a un urbanismo ya consolidado, con una clara delimitación de Onuba mediante sólidas murallas, como podemos ver en los restos del antiguo Colegio Francés. Ellos trazaron el acueducto subter-ráneo, que surtiría de agua a Huelva hasta el siglo XIX d.n.e., es decir anteayer. Ellos levantaron una ciudad totalmente romana: murallas, foro, templos, trazado ortogonal, etc… que nuestra desidia e ignorancia han condenado a los cimientos de los edificios del centro o a los escoriales del entorno.
En época visigótica la instauración de la sede episcopal en Niebla impediría tener algún protagonismo a nuestra ciudad, que permanecerá en un relativo oscurantismo hasta el período islámico. Durante ese tiempo, casi cinco siglos, Anawa, la Huel-va islámica, comparte brillo con la ciudad de Saltés, llegando a constituirse en el reino taífa de los baikries, que sería some-tido por Almhutamid de Sevilla, padre. De esa etapa tenemos que recordar a Abd Allah al-Bakri, geógrafo y poeta.
Una vez Portugal y Castilla resuelven la conquista del sur de la península, se asiste en Huelva a la Baja Edad Media, en la que el proceso de señorialización feudal la lleva a integrarse en el señorío de los Guzmanes. Y formando parte de esa casa, le sorprendería el inicio de la Edad Moderna. Y si hay un aconte-cimiento significativo del comienzo de la Modernidad, ese no es otro que el Encuentro con América, del que este año celebra-mos el 525 aniversario.
¡Alcalde! soy humilde en efecto, como mis padres y mis abue-los, como los jornaleros y campesinos de mi pueblo, como los marineros de Huelva, de ellos provengo… de trabajadores, por eso los respeto tanto, justo como Ud. Humilde, pero sin bajar la cabeza ante las injusticias, por eso me gusta hablar de Encuentro: para "dar de lado" (precioso onubensismo que signi-fica "poner en su lugar") a las culturas que "encontramos" al llegar a aquellas tierras, que después llamaron América.
Esta ocasión no puede dejar aprovecharse con vistas al 550 aniversario y, así, ir preparando el VI Centenario, por el que podemos hacer algo muy importante: mantener en nuestras se-ñas de identidad ese "afán" por América, esa empatía con esas tierras tan lejanas, como cercanas al corazón de Huelva. No como descubridores, sino como encontradizos. Como dos ami-gos que se encuentran tras algún distanciamiento. Y a ese reencuentro pueden contribuir, entre otras muchas cosas, nuestra SªNªInternalCBNª, nuestra fiesta, tan americanista. Recuperar América para Huelva: esa debe ser la meta del 550 aniversario: festival de Cine, festival de Danzas, con la lite-ratura, con el arte hispanoamericano, con nuestra Semana Náutica, con nuestra gastronomía, con todo; porque Huelva siente a América desde hace 525 años. Huelva, la marinera, siempre con el mar de Onuba; como dice el poema de mi buen amigo Ramón Llanes:
El mar es nuestro sueño grande cumplido,
ya estaba acogedor
cuando nosotros llegamos, era barca antes
que nosotros fuéramos vida,
se hizo nuestro cómplice
en las aventuras y en las soledades.
Nuestro mar cumple años, ahora,
en este momento que nos anima el tiempo
a fundirlo en el abrazo;
ese mar de estancia que nos envuelve los ojos,
nos alimenta la libertad
y nos vuelca razones para amarle,
a ese mar de adjetivos interminables,
al mar nuestro de la Onuba nuestra
que nos pervive, nos mantiene
y nos desliza por las querencias
de las utopías,
a ese mar que nos inventó un día de primavera
y nos deshizo de la parte de tierra
que nos sobraba,
a ese mar que hoy cumple sus años
con nosotros, admiro,
desde mi pequeñez de hombre,
desde mi grandeza de onubense;
el mar que nos dejó el sueño
mejor cumplido.
El mar de nuestras verdades.
Nuestro infinito mar.
Continuando con la historia, tenemos que decir que ya en el si-glo XVII, con la decadencia de los austrias, con Felipe IV, tuvi-mos un cierto protagonismo en la descomposición del imperio con el intento de separación, con suerte diversa, de Nápoles, Sicilia, Cataluña y Portugal. Portugal, que era parte de la coro-na española desde 1581, cuya separación nos enfrentó con la dinastía de los Braganza. Y en este evento es en el que aparece una onubense: Mª Luisa Fca. de Guzmán, nacida en el castillo Huelva el 13-X-1613 y bautizada en la iglesia de San Pedro por el visitador del arzobispado D. Diego Muñiz de León (dueño del palacio que ocuparon poco después los Garrocho).
Su marido Juan, VIII duque de Braganza, desde 16-I-1633, era de temperamento piadoso y pacífico. En cambio, Luisa Francisca, nuestra paisana, era arriesgada e impulsiva, en cam-bio, y así llegó a esgrimir los derechos al trono portugués del duque. La tradición le atribuye el dicho: «Más vale ser Reina por un día, que duquesa toda la vida!».
Pues bien, ésta promovió la revuelta que acabó con la separa-ción de Portugal de la monarquía hispánica. En el contexto de esos acontecimientos, y es a lo que me quería referir, está la poco conocida conspiración de Medina Sidonia y el marqués de Ayamonte, que pretendió la emancipación de parte de Anda-lucía Occidental en un nuevo reino. A su cabeza estaría Gaspar Alº Pérez de Guzmán, duque de Medina Sidonia, hermano de la reina portuguesa y capitán general de la Mar Océana y Costas de Andalucía, que tenía que defender la frontera, con la ayuda de su primo el marqués de Ayamonte, al producirse la rebelión en 1637. Su tardanza y pasividad colaboraron al triunfo de la escisión portuguesa en 1649.
El famoso conde-duque de Olivares, pariente cercano del Me-dina Sidonia, se limitó a condenarlo al destierro de sus esta-dos, a una fuerte multa y a la pérdida de la capitanía general. El de Ayamonte en cambio, pariente lejano del valido, fue decapitado como traidor en el alcázar de Segovia.
En ese declinar del reino, con cambio de dinastía incluido a la llegada de los Borbones en 1700, se hallan Huelva y su tierra durante los siglos XVII y XVIII. ¿Cómo era Huelva en ese más de siglo y medio?. Como toda España, debatiéndose entre el declinar del brillo imperial y la aspiración a su incorporación a la modernidad que significaría la Ilustración, con unos 6.000 habitantes aspirando a la mera subsistencia, injustamente ale-jada del tráfico colonial y con una emigración a Indias de mu-chos de sus hijos. No obstante, un cierto avance cultural se denota en Huelva, como lo demuestra la importante nómina de personalidades ilustradas que van desde mediados del XVIII al pleno inicio del XIX. Es de justicia recordarlos: Miguel Ignacio Pérez Quintero (Trigueros), Antonio del Barco y Gasca, José Isidoro Morales (de Huelva ambos), Sebastián Antonio de Cortés (ntl. de Almonaster), Miguel Sánchez López (cura de Chucena), José Rodríguez González, (de Huelva y catedrático de Filosofía), José Rebollo Morales (de S. Juan Pº y catedrá-tico de matemáticas el Cº S. Telmo de Se) y José Agustín de Mora Negro y Garrocho, autor de Huelva Ilustrada.
En sus comienzos, el siglo XIX apenas se diferencia de los últimos años del anterior, con excepción de su elección como capital de la provincia en 1833 y el arribo de los prospectores de metales y de las compañías mineras. Bien es cierto, que la guerra contra el francés de 1808 hasta 1814, rompería la ruti-na de una ciudad pequeña y volcada al mar, en la que las posteriores disputas entre liberales y conservadores no deja-rían de producirse. Como tampoco cejarían las sucesivas epide-mias, que cada cierto tiempo castigaban a Huelva como a toda España: las de cólera de 1833, 1855 y 1885, sin que las de palu-dismo, viruelas, tabardillo o tifus y otras enfermedades conta-giosas cedieran en su labor de demolición demográfica. Pero al final del siglo tanto la visita de Alfonso XII en III-1882, como la celebración del IV Centenario del Encuentro con América imprimieron a Huelva cierto dinamismo; junto al que supuso, unos años antes, la llegada de las compañías foráneas con sus instalaciones mineras, portuarias, ferrocarriles, muelles, etcY con la aportación del futbol, del tenis y del golf.
El siglo XX se inició con la llegada al trono de Alfonso XIII y la continuidad del turnismo y caciquismo que caracterizan a la Restauración, que ha sido muy estudiada, pero de la que queda mucho por interpretar. Lo resumimos afirmando que es una época caracterizada por la desigualdad social e inestabilidad política, en la que se pretende mantener un equilibrio, suma-mente inestable, y que sólo pudo acabar con la desaparición del régimen, después de dos lustros de dictadura, que prolongó su agonía y ahondó la brecha que separaba a la sociedad española.
Así llegamos a XII-1930 ¿y por qué XII-30 y no IV-31?. Por-que XII-30 es el prólogo de lo que será, cuatro meses después, el nacimiento de la República Española. Pero lo que muchos no saben es que, además de los pronunciamientos de Jaca con Fermín Galán, el de Éibar y el intento de Ramón Franco en Cuatro Vientos, se produjo otro pronunciamiento republicano en Puebla de Guzmán, encabezado por el maestro de escuela Francisco Lianes, quien en conexión con grupos republicanos de Huelva, proclama también la República esos días.
Y una vez establecida, también tenemos el protagonismo de Huelva en el abortamiento del golpe militar contra la República del general Sanjurjo, que sería detenido en nuestra ciudad cuando huía camino de Portugal el 11-VIII-1932.
Hasta en el conflicto que tiene lugar unos meses antes del golpe del 18-VII tenemos a un onubense implicado en lo que se conoció en la época como el asunto Nombela, que tuvo gran impacto mediático y político (tanto o más que el caso Bárcenas) y en el que estuvo implicado el villarrasero y onubense Guiller-mo Moreno Calvo, jefe en Sevilla del Partido Radical de Ler-roux y subsecretario de Presidencia. En el verano de 1935 ur-dió, con el presidente del consejo de ministros, Alejandro Lerroux, una indemnización ilegal a la Compañía de África Occidental, que acabó con la mayoría parlamentaria de las derechas y llevó a Portela Valladares a la convocatoria de elecciones para II-1936, en las que se produjo el triunfo del Frente Popular y la derrota de una derecha dividida. La negativa de ésta a reconocer su derrota y su falta de colaboración en la gobernabilidad del país y en la lucha contra las consecuencias de una crisis económica inexorable, nos llevó al golpe de estado y a la guerra civil.
Pero vamos a dejar aquí el desarrollo histórico, pues todo lo que vendría a continuación: guerra civil, dictadura franquista, transición democrática y los 40 años de plena democracia, se-ría largo de contar. Por otra parte, la historia del RCMH y su SªNª coincide con muchos de esos acontecimientos.
HISTORIA DE REAL CLUB MARÍTIMO DE HUELVA (RCMH):
El punto de partida del RCMH fue ese vivir de cara al mar, ca-racterístico de Huelva durante siglos, y la existencia de playas urbanas en su ría, de las que hoy sólo queda la de la Punta del Sebo. Los baños de mar de los onubenses se constatan desde mediados de XIX por los baños flotantes de Sociedad Económica de Amigos del País (1848-1917), o los Baños de Pedro Salas (1890-1902), el Balneario del Odiel (1917-1937), el de los militares (1942-1967), el balneario de la Cinta (1951-1969). Este último no duraría mucho. Tras la instalación del Polo Químico en 1964, los onubenses descubrieron que las aguas de su ría se habían vuelto insalubres por la contamina-ción, hasta que en 1968 se prohíbe el baño. Entonces fue cuando perdimos las playas… y muchas cosas más.
Porque esos años, aún se conservaban en Huelva algunos edificios de trazas académicas y un casco urbano: marinero, agrario, industrial y popular (los brasiles, por ejemplo), que mantenía algunos elementos característicos, pese al acoso de la especulación y la ignorancia: Iglesia y convento de S. Francis-co, la casa de los Garrocho, la de los Trianes, que se derruyó más tarde por ser sede de la Comandancia de la GC, o el convento de Mínimos de la Victoria, situado enfrente, y otras muchas casas neoclásicas, modernistas, eclécticas y raciona-listas que han sido víctimas de la piqueta especuladora. Un ejemplo: ¿el tráfico de la calle de la Fuente sólo tenía como solución la destrucción del caserío antiguo, si era y es vía de dirección única?. Podríamos estar hablando horas de todos estos desmanes urbanísticos-patrimoniales y discernir sobre una Huelva que fue y no ha sido.
En 1969 se creó la Sección Náutica del Club Marítimo Sindical (CMS), perteneciente a la Obra Sindical de Educación y Descanso. Y fue gracias a un hombre bueno y de reconocido prestigio en Huelva: Fernando Monsalvete Herrero (empleado de RT y jurado de empresa durante toda su vida laboral), junto a Francisco Bueno, Juan Fortes, José y Antº Infante, etc. El RCMH fue obra de la inquietud de esos hombres que aprovecharon el abandono del Balneario de la Cinta para crear el CMS, que años después será el Club Marítimo de Huelva (CMH).
El año 1971 es fundamental para el CMS, pues se proyectan obras y reformas, ante las perspectivas de crecimiento, en re-lación con las fábricas, y las posibilidades del turismo, aunque éstas fueran cercenadas por la propia instalación del Polo Químico, paradoja o inconsciencia de aquellas autoridades.
En el verano del 72 se inicia nuestra Semana Náutica (SªNª). Con Fernando Monsalvete al timón del CMS (314 socios) hasta que dimite el 16-X-1973 y es elegido Presidente del club Fausto José Arroyo Domínguez, con José Infante, Juan Fortes, Antonio Mejías, y Antonio Infante. Tras otorgar a Monsalvete la medalla de plata del club por su creación y consolidación, se ampliaron sus actividades a la vela y al remo, además de la pesca.
En XI-73 se empiezan a instalar las casas comerciales y otros clubs del país pidieron copia de sus estatutos. Ese año, la delegación de Sindicatos autorizó la gestión con plena autono-mía del CMS. En 16-V-75 se instauró la "sardinada", para estrechar lazos entre socios y promocionar al club. Y comenzaban los problemas con el concesionario del bar, algo inherente a la existencia del RCMH ¿o no?.
En II-76 tomaba las riendas del CMH Juan Ortiz Gª. Con su llegada comenzó a funcionar la caseta de Colombinas. La prime-ra orquesta contratada sería la inefable orquesta Molero, con la dirección de M. Molero Monis, la voz y guitarra rítmica de Manuel Sosa; clarinete, saxo, tenor y flauta para José Vélez; bajo y coros con Andrés Paul y Juan Guerrero a la batería. Las orquestas y salas de Huelva de los años 40 a los 90 precisan una monografía ya, pues aún perviven personas que tendrían mucho que decir sobre ello (¿verdad Manolo?). Por aquella caseta pasarían las mejores orquestas de Huelva: Géminis, Sagitario, Brasa, Barbacoa… Ese primer año de la caseta resul-tó un desastre: ¡243.000 ptas. de déficit!. Pero ya se encar-garía Juan de enderezar la situación y, desde entonces, cada año la caseta presentaba superávit gracias a los abonos, alqui-ler del bar y las rifas de embarcación y coche.
Se incrementó la calidad y diversidad de las pruebas de su SªNª y se extendió a Punta Umbría, Isla Cristina, Ayamonte, dando el salto definitivo a la internacionalidad al incorporarse clubs del Algarve desde 1980: Villamoura, Portimao, Albu-feira… lo que se incrementó aún más desde 1992, pues cada año era un éxito que se incrementaba al siguiente.
Ese éxito va a permitir al CMH poder disfrutar de personali-dades de la política nacional como Psdtes. de Honor de su SªNª: SAR el Príncipe, Felipe González, Manuel Chaves, José Mª Aznar…y ese mismo éxito resultará para el CMH un arma ante la amenaza de vientos y tempestades. No obstante, es justo decir que esas SªsNªs llegaron a ser tan importantes gracias a la colaboración del Ayuntamiento la Diputación Provincial y la Delegación de Cultura, o la aportación del propio RCMH cuando las relaciones con la Junta de Andalucía (JA) no eran las mejores, o con el adelanto personal de Juan Ortiz de su propio peculio.
En 1978 es elegido de nuevo Juan. En 1979 aumenta tanto el número de embarcaciones que se nombraron ayudantes de comodoro para su gestión.
También hubo momentos malos, como ese 1979, cuando se transfirió el CMS al Instituto Social del Tiempo Libre (ISTL). Se pudo resolver con mucha suerte, pues dos años después (1981), el ISTL desaparecía y el CMH debía pasar a la JA, aunque primero dependiera de la Organización Sindical o la AISS. O un intento de absorción por la DPH en los inicios de los 80. Por lo que la Junta Directiva (JDª) pretendía aclarar la situación del club, justo cuando se abrían buenas perspectivas para la construcción de sus muelles por la JPOP y la Dción. Gral de Ptos. Su construcción se retrasaba por una u otra razón, con el desencanto de la JDª y de Juan Ortiz. Al final, en II-82 el club pasaba a depender de la JA. Y en abril J. Ortiz era aclamado Psdte. por de la Asamblea General de Socios (AªGral.Ss).
Además de la SªNª y otras de sus secciones deportivas, ca-da año el CMH coordinaba competiciones de pesca y deportes náuticos en las fiestas del Carmen, la Cinta y la Hispanidad.
En 1984 el CMH formó parte del Patronato V Centenario. Esos años se mantienen unas relaciones inciertas con la Consejería de Cultura, pues el club pasó de la Consejería deTrabajo a la de Cultura y DXTES, pero sin presupuesto alguno. Seguía poco clara su dependencia administrativa y se llegaba a 535 socios. Ese año, al paralizarse la obra de los muelles, la JDª amagó con dimitir y cerrar sus escuelas y actividades. Acuden al rescate Montaner y Marín Rite y se salva la situación.
En I-85 dimitía la JDª y se hacía cargo del club una Gestora, presidida por Fausto Arroyo. Pero en abril estaba de nuevo Juan a la cabeza de su JDª, en la que aparece por primera vez una mujer: Mercedes Alexandre Aldana, en la sección de Vela.
La construcción de los muelles tomó impulso gracias a Jaime Montaner, que es nombrado Presidente de Honor, y en Colombinas se inauguraban los muelles. La transferencia a Cultura es ya definitiva en 1987 con consignación presupues-taria en la misma. Ese año, la SªNª empieza a ser presentada en los Puertos Deportivos del Algarve.
José Mª Segovia fue el pregonero de 1988 y consiguió que la Real Sociedad Colombina Onubense se incardinase en la SªNª y contribuyera con su aporte histórico y social a la misma.
De nuevo se produjo una crisis del CMH, pues seguía poco clara su situación administrativa y la JDª estuvo a punto de entregar las llaves del club. Pero la intervención de nuevo de Jaime Montaner logra limar las asperezas y el CMH sigue adelante y también su SªNª, que cada vez adquiere mayor importancia. Se finalizó la rampa de varada y comenzaron las obras de las nuevas instalaciones de cara al 92 y se solicitó a la Zarzuela el título de Real para el club en IX-1989.
En 1990 se creó la Escuela de Piragüismo. A la vez se inicia la lucha por los pantalanes y se consigue su inauguración en fe-brero de 1991. Al mismo tiempo se crea el Centro de Actividades Náuticas (CAN), cuya ubicación en el club será fuente de conflictos. Ese año la SªNª se presenta por primera vez como "internacional". El CMH se había saneado económi-camente y presentaba 1.900.000 ptas. de superávit, la recupe-ración de la playa, los pantalanes y la rampa de varada. Al año siguiente, 1991, nuestra SªNª es un gran éxito y se incardina en los actos del V Centenario y SAR, el Príncipe Felipe, visita las instalaciones de RCMH dentro de los actos de despedida de las tres carabelas en su partida hacia América para conmemorar el viaje del Encuentro.
Y por fin llega el 92 y el CMH está presente en los actos de V Centenario y alcanza el máximo histórico de 800 socios. La SªNª llega a costar más de 12 millones, pero ello no sería obstáculo y ese año era otro éxito, pese a los problemas con el CAN.
En II-1993 se iniciaba la construcción de las nuevas insta-laciones. Pero en IV/1994 esas obras no estaban recepcionadas y se presionó para su inmediata apertura. Se acercaba el vera-no y la SªNª, por lo que se amenaza al Ayuntamiento con celebrar la AªGral.Ss en las nuevas instalaciones con la vela de cada socio asistente. El Alcalde, Juan Ceada, hace gestiones y promete la electricidad y entrega de las instalaciones antes del 15-VII, como así sería. Se celebró la XXII SªNª con el éxito de siempre y la Presidencia de Honor de S.A.R. Príncipe Felipe. A fines de año finalizaba la 2ª fase de las nuevas insta-laciones. Pero persistían los problemas con el CAN.
El 16 de junio de 1994 la Zarzuela concedía al CMH la denominación de REAL.
En 1995 se otorgó la insignia de oro del RCMH a Juan Ceada. Casi a la vez, comienza el calvario de las relaciones con la Consejería de Cultura y su delegado, Jesús Fdz. Jurado; pues se habían parado las obras de las instalaciones y Juan abordó directamente al Presidente Manuel Chaves en la Casa Colón y le presentó la problemática. El enfrentamiento era manifiesto y Juan se encierra en las instalaciones del RCMH del 12 al 15-VI, consiguiendo así la reanudación de las obras. Cultura no parti-cipó aquel año en la SªNª, aunque resultó el mismo éxito de siempre. No obstante, puede hablarse de una verdadera crisis para la JDª, que comenzó a remitir con el cambio en la dirección del CAN y la petición de cese del Delegado de Cultura, al que incluso se llega a declarar "persona non grata". Igual hará meses después, con el Delegado de Turismo y Dxtes, Miguel Romero. Juan era así, pero en ocasiones las actividades se realizaban porque él adelantaba el dinero.
Al año siguiente (1997), XXV años del club, se celebran nue-vas elecciones, que gana J. Ortiz, y es cuando aparece el cho-que con la Consejería de Turismo y Deportes y su delegado Miguel Romero. Se planteó incluso no hacer la SªNª de nuevo. Mientras, comenzaban a realizarse las actividades con la UHU y el presidente Aznar aceptaba la Presidencia de Honor de la SNª. Sería un gran éxito. En 1998 de nuevo Ortiz amenazaba con su encierro por la gestión de Miguel Romero, y también de esa situación se saldría adelante, pues el RCMH evitaba su absorción por la Empresa Pública de Puertos de Andalucía en 1998. El RCMH que llegaba por fin a aguas tranquilas.
El año 2000, cumpliendo su promesa de años atrás, J. Ortiz se marchó dejando una institución saneada económicamente y con el arraigo y reconocimiento social del que goza en la actua-lidad, y teniendo la satisfacción de ver a un onubense del club, Manuel Muñoz Arestoy, campeón del mundo de piragüismo en K-4 en 2002 y al club como campeón de Andalucía.
En efecto, en el año 2000 se conforma una gestora que organiza las elecciones para Presidencia del RCMH. Resultó elegido Francisco Rivera Liáñez que regiría el club hasta 2008, cuando fue sustituido por Pedro Márquez Pulido, que finalmen-te en 2012 entregaría el RCMH al actual Presidente José Miguel Vázquez García. Pero ni un solo año ha dejado de cele-brarse la SªNª Internacional Colombina y siempre en el marco de las Colombinas de Huelva, que después de 135 años permanecen en el corazón de los onubenses. Estas fiestas Colombinas y nuestra SªNª Internacional Colombina, deben seguir unidas para siempre. Como lo están las actividades náuticas del RCMH en ocasión de la Cinta y de la Hispanidad… porque en Huelva se sienten ambas cosas con intensidad, porque forman parte de nuestra cosmovisión, que no es otra cosa que nuestra forma de ver el mundo, nuestro mundo, que es decir nuestro entorno: Huelva. Y con Huelva en el corazón… termino con lo que fue esta ciudad para mí en aquella primera visión infantil: "cielo y agua" y esa visión mueve a este ya viejo profesor a traeros unos versos, con toque popular, con los que quiero cerrar mi pregón, no sin antes agradeceros vuestra asistencia y paciencia:
En lo alto del Conquero
hay una virgen chiquita
para auxiliar con su manto
a todos los marineros.

¡Virgen Santa de la Cinta!,
¡Santa María del Carmelo!,
desde la ría hasta las Indias
protege a los marineros….

Pasando el muelle de Tarshis,
el de Levante y "la Tinto"

junto a la Punta del Sebo,
¡hemos llegado a buen puerto!.
Es el club más marinero,
que haya en el mundo entero
donde la gente del mar
tiene aposento primero.

Por eso con alegría
os queremos anunciar
actos y competiciones
para la gente de mar
en las Fiestas Colombinas,
de Huelva en su inmensidad.

Muchas gracias
José Juan de Paz.

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