CAMINANDO CON DIOSES PEQUEÑOS
Aunque no me asista la razón del fundamento religioso, he observado y comprobado con los cinco sentidos que los dioses están compaginando respiración y vida con nosotros, en este trecho, en aquel pasado y estarán en el futuro, no me cabe la menor duda. Existe una legión, una maravillosa legión, de este tipo de seres -dioses pequeños, para no herir a quien dicen llamar todopoderoso y del cual sí caben dudas- que dan muestras de una entrega íntegra por los demás, esperando a cambio solo una sonrisa. Son los dioses de la solidaridad, del humanismo y de la ética; otros son los dioses científicos que nos estudian para mejorar nuestros sistemas; otros son los dioses de la honestidad, que trabajan toda la vida con una guía útil de consideración y respeto; y los dioses del arte y los de la verdad y los del amor. Una legión de dioses que caminan a nuestro lado protegiéndonos de los envites de la miseria, la mediocridad y la maledicencia.
Estos dioses pequeños me merecen una admiración infinita. ¡Qué hallazgo!. Los encuentro en hospitales, oficinas, centros de organizaciones humanitarias, en cualquier lugar se asientan, colocados a jornada completa, acaso con miedo a no cobrar a fin de mes, de llegar al paro o de desanimarse en los intentos. Pero bregan hasta la extenuación y nunca desfallecen, porque son dioses de la constancia y el tesón, dioses puros, sin reminiscencias divinas.
Para quienes nos movemos en la prisa, la protección es esencial. Nosotros no advertimos la adversidad ni oímos llegar la tormenta, estamos enfrascados en el cumplimiento del deber y desatendemos los flujos del horizonte. Merced a los dioses pequeños podemos crear, ordenar, cansarnos y resucitar en cada hora; podemos convalidar esperanzas y seguir inventando utopías, ellos se encargan del resto. A mis dioses pequeños de todos los días, mis cómplices de viaje, dedico con brindis de afecto, esta pública reflexión.
RAMÓN LLANES
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