RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

lunes, 3 de enero de 2022

HACE TANTO TIEMPO!

 HACE TANTO TIEMPO!.

Los chiquillos habían cerrado la puerta grande del cobertizo, se perdió con la lluvia parte del grano, el heno olía a tiempo. Los dos ancianos permanecieron mirando la lejanía como si quisieran quitarle distancia. No es verano, aún no es el verano; llamaron los perros avisando que la noche se hacía en la dehesa mientras comían los ancianos la última fruta del árbol de sus vidas. Nadie volvió a aparecer.
El crepúsculo presenció cómo una cinta de lágrimas se amontonaba en el estiércol haciendo que la fétida luz fuera milagro de labriego. Las pajas estaban húmedas de llorar, el aluvión de pandemias invernales convertía la luz en una estampa constante..
Ahora nadie se acuerda de los ancianos que contemplaban la tarde, nadie mantuvo la noticia del cobertizo y nadie escribió sobre los chiquillos. Es sin embargo cierto que todas las luces vinieron juntas al lugar que cualquier universo errante dispusiera como elegido para dones de naturaleza tan poco humana que se nos escapa del entendimiento. Pero pasaron los siglos tan aprisa que aún tendrán ojos los cabezos, corrientes los barrancos y silencios el aire. El mismísimo pastor de aquel antaño guardará aún en su memoria el encuentro aunque nadie supiera contar que fuese aquello lo más notorio que sucediera al pastor de las piedras.
Ramón Llanes

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