RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

martes, 13 de mayo de 2014

SOBRE RAMÓN LLANES.


PRESENTACIÓN DE RAMÓN LLANES DOMÍNGUEZ

 

Por Juan A. Guzmán

 

Presentar a Ramón Llanes Domínguez es motivo de satisfacción y orgullo. Presentar a Ramón es compartir a un poeta amigo. Y mostrar a este poeta amigo es ofrecer, en su voz,  todos los sentires del Andévalo.

 

Si Paco Toronjo es el poeta de la oralidad, el Trovador, el pico punzante que golpea el mineral, el barreno tronador que hace temblar y tambalear y triturar el solar andevaleño; Ramón es el poeta que escritura, es el creador que impregna su pluma en las acrisoladas aguas tintas del río Tinto y las convierte en grafo. Grafos andevaleños, a veces verdes, nevados y negros como el sentido aroma aéreo de los jarales; otras veces, incidiendo con la profunda naturalidad de la corta concéntrica en los más hondos estremecimientos del ser humano que en el Andévalo,  como en todo el planeta Tierra, ama, sufre, ríe, suspira, llora, se agranda, agoniza y se eterniza en la memoria emocionada de sus coetáneos y en la nostalgia telúrica de la voz secular y originaria de su poeta: Ramón Llanes.

 

Para preparar esta presentación he tenido que ir al rincón más recóndito de mi biblioteca, allí donde están los libros de mis seres poetas queridos; aunque ellos no lo sepan, yo los quiero. Y los quiero como a la mayoría de los seres que se que aman. Sin elección como se ama al lugar donde se nace, a los padres, a los hermanos, a nuestras costumbres y cultura… Así, así quiero yo a estos poetas. Y los quiero porque son los poetas que me ha tocado convivir con ellos, consentir con ellos… y, (la mayoría de las veces, dada mi incontrolada timidez y recelo para no mostrarles mi gran afecto hacia ellos), discutir. En ese rincón profundamente esencial de mi biblioteca están sin orden ni concierto, como si estuviese en mi memoria emocional: “Un soplo de mi vida” de Ramón Llanes: libro nº8 del a colección del C.E.O. Arropándolo para que no se caiga “Oda al hombre” de Eduardo Álvarez Heyez y los “Caminos del poeta”, de Antonio Cano, seguido de “Océano” de Abelardo Rodríguez, “Milciades” de Pepe Juan Díaz Trillo, “Cartas a nadie” de Juan Drago, “Buscándote a destajo” de Paco Sánchez, “Andando el tiempo” de Francisco Jiménez, “Zalassa” del Capitán de las Dunas. ¡Qué tiempos aquellos, la poesía onubense escrita y publicada en los setenta y ochenta! Tiempos del Club de Escritores Onubenses, Celacanto. Me gustaría encontrarme algún día con todos o casi todos aquellos jóvenes que iniciamos la singladura, dura, dura, de ser raros, raros, raros, es decir, poetas. Por entonces las contraportadas de los libros se escribían así:   

 

“En el Tharsis de cobre y de vagonetas, en la única primavera del 1949 y por el amor de Pepe y Candelaria, mis padres, se me concedió la libertad de la luz. Jugué durante niño a la pelota, a los bolindres y a las pandorgas. En el Seminario aprendí las primeras normas de conducta, la guitarra y la poesía. La vida me enseñó el resto. Ahora agradezco a todos que me hicieron hombre. Con sinceridad escribí algunas de mis vivencias en esta pequeña obra un poco de la mano del silencio y la nostalgia. El tiempo me regaló otras libertades. Con mi mayor respeto esto es “UN SOPLO DE MI VIDA”.

 

Este soplo de su vida y de mi vida y de la vida es el que ahora quiero compartir con vosotros, y con Ramón, en la franqueza de su poesía sencilla, directa, elemental, con la ternura de la fortaleza del espíritu, con la sonrisa del hombre fraguando en infinitas batallas diarias, del poeta que se hace voz y eco del hombre de su tiempo, de su solar milenario y pacífico como gérmen de las culturas más autóctonas y permanentes: Tartesos. Con vosotros Tharsis en la voz de Ramón; Ramón en el sentir de Tharsis. De lo elemental a lo esencial por el camino del amor vital. Tierra y seres andevaleños entrañados en el sentir universal de su poeta, que nos lo cuenta, nos la canta, nos la cuenta, lo siente y lo consiente:

 

                    MI CAMINO VIEJO

                   

Por el camino viejo de mi barca

                    te enseñé mi luna de poeta

                    y la tendrás junto a la orilla… llena.

                    Porque tú sueñas

                    la misma paz que yo atesoro.

                    La ilusión de tu mirar quiero llevarme…

                    Yo quisiera tener en mi guitarra

                    el son eterno de tu risa

                    y ofrecerte un canto de bordones

                    que mezclaran tus notas con las mías.

                    Alguna vez, sin que me esperes

                    te dejaré que me copies esa luna

                    a cambio de saber que no me olvidas.

 

Como a la amada,  amigo lector, también te dejará que le copies “esa luna”, la luna de su creación a cambio de tener  presente  para siempre a nuestro poeta, Ramón Llanes.

                   

                   

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