COSAS DE LA CALLE (6)
Apenas llegar y empezó a
notarse diciembre en la calle; algo de lluvia abierta que colapsa los
adoquines, la luz perdida por entre los suburbios del cielo, la
creencia de que es un mes precioso para vivirlo, son sensaciones que
se pierden en el tenue gris del día. Más allá de lo bucólico se
nota diciembre por la osadía de los ciudadanos que compran como si
todo se acabara mañana y quieren sostener la felicidad a base de
billetes y consiguen que se abran las tiendas todos los días a todas
las horas y cansan a los empleados y no entienden que ellos también
merecen mirar las sombras del tiempo y los reveses del asfalto.
Asusta el ajetreo a quien
admira la disciplina de la quietud y asusta la parsimonia a quien
vive del movimiento convulso. Son mundos todas las causas de la calle
hasta dar para diseccionar el contenido de una vida pero quienes se
acrecientan en diciembre -por recibir o por regalar- comparan este
tiempo como un sueño sin estridencias que siempre acaba en feliz
final. Acaso.
Ramón Llanes. Huelva.
1.12.2016
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