NAVIDAD CON AMOR.
Con el frío
de hoy me apetecía decirte que te quiero, que no son las distancias barreras
invisibles que nos separan, que no hay sitio en Navidad para la ausencia, que
te echo de menos, que la vida nunca pone a nuestra disposición dos nortes
distintos, nos da uno y hay que buscarlo y alcanzarlo, que los días no son
claros cuando estamos en profunda lejanía, que nos necesitamos cada vez más,
que lo imposible se puede hacer posible en el menor instante, que me tienes
conspirando recuerdos agradables, que el dolor se me apoderó una mañana y vive
conmigo y con mis deseos como si fuera habitante de mi casa, que te tengo
presente en el jardín, en el puchero, en la soledad y en la luna, que no te
requiero para sestear en el amor sino para llevármelo a tu compañía, que los
renglones me salen tuertos por el malestar y el nerviosismo, que estoy sentado
a la sombra de un árbol grande esperando que llegues, que me he propuesto
luchar por ti hasta que se me revienten las venas, que te he traído mazapanes y
pasteles de gloria para celebrarlo, que la soledad es como el hambre, dañina y
dolorosa, que al primer grito nos oiremos por el aire y los recuerdos perderán
su vigencia, que te miro, que te miro y me dan escalofríos, que te sostengo a cuatro
metros del suelo como a una reina, que te admiro, que formas parte de todas las
partes de mi existencia, que es lunes y sería igual si fuera martes o domingo,
que la Navidad me invita a invitarte a este festín de enamorados, que la
Navidad es un nacimiento y también un renacimiento y también un encuentro y
mucho más un beso, que las ondas de la radio te transmitan este sentimiento
viejo que se me sale del alma, que cuando vengas habrá guirnaldas y luces de
colores, que el amor es el amor y por eso estoy aquí, que hace frío y me
apetecía decirte lo mucho que te quiero.
Ramón Llanes
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