RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

sábado, 3 de noviembre de 2018

NOVIEMBRE


Noviembre.

 

 

Con este olor a fuego, con la tardanza

de las músicas, el enjuague de las hojas,

te diré mujer,

los ojos han quedado en la aduana de la tarde

sin querer cerrarse, sin pestañas,

con este olor a frío, con las amígdalas enrojecidas

de llamarte, con la sopa en el músculo,

te diré, mujer,

las rosas del jardín tienen miedo a noviembre,

miedo al rodar de las máquinas que apartan de la tierra

los pies y cortan los caprichos,

tu haz con miedo al arcoiris de otros,

tu sofoco con miedo al freno que no entiendes,

tu libertad con miedo al beso,

te diré,

te diré, mujer,

con este vicio de atardeceres no tiene premio el día,

agasajo la mañana, fulgor el señor de las claridades,

ni siquiera acomodo mi huella,

con este plástico en los labios

no se pueden decir los pensamientos,

no la voz, ni predecirse el futuro que haya,

te diré,

los suelos están soportando escarchas,

con este puente que desune besos,

el trueno, aún en noviembre, tiene miedo a la tormenta,

nosotros, te diré mujer,

tenemos miedo de tener miedo,

miedo al silencio de tenernos,

con este sopor de ingles y convulsiones.

Algo se pierde por la borda de noviembre,

como antaño,

algo viejo cuelga en el alambre,

algo se entristece con este talismán de pelusas

que no llega, que jamás nos hace llegar

de pleno a la boca,

miedo al plástico, a la soledad, al bulto,

al viaje, a la despedida, al encuentro,

miedo,

te diré mujer,

a que los ojos tengan sitio

en el pensamiento y noviembre en curso

suspenda el protocolo de migas,

toree al miedo, venza y socorra a la tarde que pedimos,

te diré mujer,

con esta manta de niebla

no llegaremos al estío, no tendremos pan que soporte

el miedo al encuentro,

ni sabia compostura, ni aledaños de cipreses,

con este paso no avanzamos hacia el mediodía,

no sorprendemos a las voces que nos echen,

no descansaremos y será imposible culminar la cima,

con este precio no pagamos

al crepúsculo para que limite nuestra espera,

ni el miedo será capaz de respetarnos.

No es tiempo, mujer, de perderse, de vagar con lo puesto,

ni tiempo de cerrar, ni de trabas,

ni tiempo, mujer,

de cansarnos en el jardín

donde la escarcha ocupa el color de las rosas,

con este noviembre de plástico y tozudez

inventado once veces en la memoria

y portal de las nieves,

no es tiempo, mujer, de tirar el amor

a la deriva de noviembre.

 

 

 

 

 

 
                                             Ramón Llanes.

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