ANTE NOSOTROS
Un panorama viejo, otra vez la misión de votar. Con más
resignación que ganas, con los ojos cerrados por tanta deslealtad política y
con la boca abierta y sorprendida porque se presentan los mismos. Y nosotros
tenemos la imperativa obligación de emitir nuestro voto porque asi lo mandan
las leyes. Y ahora que es momento para nuestro grito, nos callaremos y les
daremos cuatro años más de confianza para que sigan con sus enfados, sus deudas
(que son nuestras), sus prepotencias, sus enriquecimientos personales, sus
olvidos. Es común en esta tribu, todos juegan al desmarque, a la osadía, al
despiste, todos, siempre intentando hacer de la ley un abrigo solo para ellos.
Quizá ni ellos ni otros se merezcan nuestra atención ni nuestro respeto pero
henos aquí que tan tontones como de costumbre iremos a las urnas condenados a
perdonar al enemigo y volveremos a casa con un hilillo de esperanza en la
comisura de los labios sintiéndonos orgullosos por haber cumplido con nuestro
deber, a sabiendas de la impureza de nuestra voluntad, que será mal usada y maltratada;
a sabiendas de su inutilidad para cambiar esta comedia en cuatro actos donde
los únicos que ganan, se llevan los aplausos y se ríen son los que se apuntaron
a la lista y se escondieron detrás del telón. Sin más comentarios.
Ramón Llanes.
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