RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

miércoles, 25 de mayo de 2011

HABLANDO DE PEPE CARRASCAL

Los amigos no se hacen grandes ni eternos cuando se van, algunos amigos, como Pepe, son grandes desde siempre y son eternos para siempre. Porque Pepe llevaba la luminosidad de lo infinito, era plácido y risueño hasta en el mal momento, caminaba con un pie en el suelo y otro pie dos metros más adelante, se superaba a sí mismo en cada menester. Pepe, lo digo con rabia porque ya no está, nunca infringió una sola regla de la amistad e inventó muchas de ellas, por ejemplo el exceso de cariño, por ejemplo el estar pendiente de todos los mundos con su particular ternura de hacer las maneras.
Ahora, me merece pensar con las ansiedad que nunca, que fue una gran aventura conocerle y un gran descubrimiento convivir con él encantos y desencantos. Me queda tanto como un alma sobrada de su adicción, no dejará de estar vivo en cada pascua, en cada fandango, en cada conversación, en cada día. Es como un fuego interno que quemó más el día que se lo llevaron los que suelen cerrar los párpados más nobles y es una sorpresa, una sorpresa determinante que se persigue sola en mi pensamiento haciendo de las suyas porque Pepe sigue animando cualquier rincón. Guardo y guardaré para mis silencios el semblante afable que le puso a la vida, el amor que inyectó a los suyos, la actitud de cercanía que mostró con allegados y con desconocidos. Podrá haberse marchado, no lo dudo, pero su voz llamadora permanece; su puro aún arde; su prisa por llegar al final continúa intacta. Pepe Carrascal, nuestro buen amigo Pepe de tantas noches, de tantos cantes, de tantos sueños, de tanta amistad, nuestro amigo Pepe se fue porque ya se había ganado la vida en demasía, porque se le ocurrió perderse un rato en cualquier ambiente, un Prado de Osma quizá aún no descubierto; o se fue de nosotros pero no de él ni de los más suyos. Mi abrazo, mi más cariñoso recuerdo.


Ramón Llanes.

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