RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

lunes, 6 de abril de 2015

ANDAR


ANDAR


Andar por todos los caminos cuando se hace solidaria la ruta y los repechos no contienen cansancio; disfrutar las cuestas porque se otea paisaje nuevo, abrir la bota del ofrecimiento, contener siempre las tristezas,-que no las lágrimas-, desposeerse de miedos del día anterior, atenta la mirada amiga, complacido el semblante, andar, andar, caminando hacia una vida soñada tiempo antes, presumir del cante, canturrear los silencios, admitir la tierna compañía de los otros, tantos como ansias, tantas como emociones, acercarse cada paso un poco más al lugar, cuesta abajo, sol arriba, lluvia atenta, de reojo observando las alegorías de los peregrinos antiguos, acá la guitarra, allá la belleza, el horizonte puesto más alto para la ocasión, los botos consentidos al asfalto, la botijilla verde, el vino de la Virgen, el trago compartido, el eco del agrado, la primera parada, aquella sonrisa que abraza a quienes no vinieron, un propósito de entrega y muchas delicadezas hechas propósitos; el germen consolidado por el tiempo, la identidad sin tacha, el camino aliado a la algarabía; el rezo del amigo, la peineta de la novia, el canasto, el carro, la impaciencia; andar.
Ya no son suposiciones, sueños o aventuras, se han convertido en realidades que se prolongan en el consentimiento; el fragor de llegar, la voluntad de quedarse, la figura del potro; nunca termina el camino que lleva a esta insinuación a la gloria, no acaba el andar ni se desmenuza el presagio, los hombres trocean las horas, culminan anhelos, se envuelven en la parsimonia del sendero, sin despegarse, sin querer adelantar, bebiéndose la ternura de la quietud como si fuera la única felicidad posible; el don esbelto y pulcro de las mujeres en su armónica complicidad con los colores del campo; ellas, asomadas siempre a su cultivo de estética, de esa cuidada forma de estar; todas las cosas bien puestas en su ejemplaridad hasta embellecer la mañana.
Se ha hecho corto el tiempo e infinito el placer, los rasgos de la ermita asoman tenues con cara de espera, el andar se hace comitiva de prisa, aprietan los deseos, la emoción va dejando huellas indelebles, suena un grito que llama, se oye una canción que sale del costal, la puerta se abre como un cielo, solo una voz, una sola mirada, un andar quedo y nunca de tránsito, arriba de todos los sueños, de todos los sentimientos y de toda la verdad, arriba está una Madre Coronada que pronuncia en silencio su eterno abrazo. Es el credo de Calañas.


Ramón Llanes. 12.1.2015.
Publicado en la Revista de Coronada 2015

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