RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

martes, 5 de mayo de 2015

TESOROS DE ALOSNO


Alosno es una inagotable fuente de recursos folclóricos enraizados en los tiempos; le dan un aire de ancestro, como un tesoro, y una sobrenaturalidad que parece imposible conservar aún después del transcurso de los siglos. Ahí está, sin embargo, erecta la efigie de la buena custodia de todo aquello que es preciso tener en el recaudo mejor para evitación de especulaciones, envites y actitudes desaprensivas externas. Los alosneros se esmeran en preservar sus costumbres y mantienen guardadas sus galas entre cielos de cortadillo y cofrecillos de orgullo, sirviendo de admiración para los demás.
Cuando llega mayo a los primeros bordones, la guitarra suena sola calle abajo buscando colá y pandereta que al ritmo siempre de su “seguiriya” y su bíblico entender en este cante, ponen a la noche abierta una música coral en tono mayor para alegrar los albores y las esperanzas y para dar su toque de reserva al mundo, anunciando que su Cruz de Mayo es uno de los ricos tesoros conservados intactos y fluidos como la propia voluntad, como el propio carácter. Las noches de Cruz son alegorías a las excelencias identitarias, a sus fandangos únicos, a la emisión de bonos de virtuosidad que un dios antiguo repartiera como don a este pueblo que se adorna y alimenta casi solo de rasgueo, de melodías eternas.
Estar, contemplar y vivir una noche en aquel rango dispone al alma a establecer para las próximas penas otras templanzas, otros acordes para constituir la existencia, acaso invite a pronosticar anhelos distintos y felicidades nuevas. ¡Cuánta emoción se inventa oyendo las guitarras acompañar fandangos en cualquier calleja de la noche!, ¡qué deleite divino es ese trance!. Quizá nada se olvide en noches de tanto ardor pero ciertamente los pensamientos se enfocan a otras apuestas y a valores más cercanos a la concordia, al buen hacer y al poco odiar.
Bajo las sombras de mayo la Cruz enciende su luz de gloria, se oye un quejío, se vuelca la mirada en un tiemplo, se ennoblecen las esquinas, se exprimen todos los halagos y surge de la nada otra contestación en voz “laína” que pone la leyenda del tesoro de Alosno en un pentagrama de aire. Debilidad afectiva de quienes lo poseen y debilidad expresiva de quienes pueden visitarla y llevarse un reflejo de cornucopias para sus nuevas retinas ya invadidas, de estos arrumacos de las noches de Cruz de Mayo en Alosno.
Ramón Llanes 5.5.2015 en DIARIODEHUELVA.ES

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