RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

martes, 6 de octubre de 2015

COSAS QUE VIERON MIS OJOS

                        
 
Utopía
 
Y yo, que estuve en amaneceres de libros buscando la primera sonrisa del día o dejando las puertas sobradas de versos para los sonámbulos artistas que se lloraban su melancolía, que peregriné a los mundos aciagos y abrí bocas dulces para besarlas, que nunca renegué de una pasión ni precio puse a una tarde de silencios, que anduve reciclado, como pródigo de sueños o loco hecho de agua y tierra, que pulsé una sola vez la piel de desterrados en campos de desengaños en un fugaz intento de saber pensar como ellos, que me sometí a ninguna crueldad por cobardía, que leí siempre a Chamizo y a León Felipe, que mantuve relaciones espirituales con diosas de utopía, que siempre fui condecorado con medallas de paz, que me corté el pelo como pude haberme cortado la imprudencia, que he sido náufrago en mi propia bañera por miedo a aprender a nadar y ahogarme por inacción, que perseguí las sombras por si acaso enseñaban algo más que la soledad, que me hice cantor de bodas y bautizos para desobligarme con allegados que desentonaban en mi farándula, que me desordené al dejar la armonía para estudiar ciencia íntima en noches de desconsuelos, que encontré más amor que el pensado, que me hice hombre creyendo que me hacía niño, que me hice niño a sabiendas del resquemor que ocasionaba a los demás, que me monté en la montura del tiempo para domarlo y fui destronado de la altura para saborear el sabor del polvo, que nunca me permití la chulería de saberme alfabetizado, que me sobraron diezmos y me faltaron trueques de complicidad, que caminé sin saber a dónde, que llegué sin saber por qué, que volví sin olvidarme de la senda, que estoy pensando desenterrar mis besos de guerra, que no he sentido en la galería del alma el soplo esplendoroso del odio, que me ha desencantado la vida más que la muerte, que nunca he pisado un enjambre de abejas por no llenarme de miel, que me encanta casi todo menos pasear para perder grasa ganada, que no me harto de mi ni de ti ni de la palabra ni me avergüenzo de sobrevivir con decencia ni me gusta la batalla, que he deseado mil veces escribir los versos de Neruda, que me inspira la vida; y yo, que he rehecho el coraje para esta ocasión, admito que recojo la herencia, la pausa, el ciprés y la delicadeza, me remito al sentimiento y cargo ahora todas mis tintas en esta emoción de saber que escribo para cuantos seres me alistan en su margen de afectos, libres.
 
Ramón Llanes. HUELVAHOY.COM

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