RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

jueves, 12 de noviembre de 2015

HUELVA, DE CINE


Huelva, de cine

» Cambiaremos la preocupación que nos insulta el alma por unos ratos de sueños delante de una pantalla donde se nos permitirá establecer lazos de sentimientos con tierras hermanas y donde haremos jerga común con cada historia.
12 noviembre 2015
Cartel de la 41 edición del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva.
Cartel de la 41 edición del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva.
Ramón Llanes. 
La estancia de este calor furtivo no ha impedido que la ciudad se esté poniendo traje de cine y es el mismísimo bochorno telón de fondo de un escenario infinito donde se nutre la vida de la otra parte de fantasía que la compone, a modo de un jardín cálido de rosas encendidas, de una risa extendida a la marisma o de una insólita vanidad en los habitantes que se verán comediados y dramatizados, según cada guión. El mundo de habla hispana resumido en la bondad de Huelva, para que después de cuarenta y un años se hayan adherido a esta farándula nuevos títeres o cómicos o genios o todas las cosas a la vez y hayan dejado su impronta artística en este medio urbano tan necesitado de todo y tan sobrado de ilusiones.
Cambiaremos la preocupación que nos insulta el alma por unos ratos de sueños delante de una pantalla donde se nos permitirá establecer lazos de sentimientos con tierras hermanas y donde haremos jerga común con cada historia. Seremos en el escenario los seres dolientes de la trama, los protagonistas, la tramoya, los efectos especiales y los créditos; seremos la única parte de producción que no sale dañada y el final más feliz de un evento de personas que entraron para deshacerse del rugido del tren de afuera.
Es el otoño el testigo que fragua la excelencia del cine, quien le pone hueco, capacidad y honor, para luego el onubensismo dedicarle tiempo y aplauso, para luego las instituciones crearle estructura, para luego la realidad administrarle un contenido menos ficticio, para luego masticar en la memoria de Huelva las vivencias que hicieron un poco mejor el aire, para luego volver a empezar a preparar la edición siguiente con el pulso sin temblar y la garantía de las cosas bien hechas como resumen a enseñar. Viene el mundo a Huelva, a encontrar o reencontrar lo distinto, aquello de la mar cercana, de los ríos protectores, de los tiempos calmos, de la luz eterna; a Huelva vendrá la vida de todas las vidas a aprenderse de cómo es posible perpetuarse en lugar tan originalmente precioso sin apenas aparecer en los letreros de la otra parte del mundo. Vendrán a sorprenderse.

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