RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

lunes, 5 de septiembre de 2016

LA MOTOCICLETA


A la motocicleta le faltaba el espejo retrovisor izquierdo, el giro lo advirtió con la mano sin cerciorarse del adelantamiento de quien le seguía, en el instante mismo ambos coincidieron en un punto y los conductores besaron el suelo de un asfalto con signos de decadencia y deterioro.
Solo fue un susto. Los cascos salvaron el golpe. Era raso y extraño el lugar, arena en el arcén, árboles lejanos, ni una señal que indicara prohibiciones ni otra que permitiera la doble circulación. Se trataba de una carretera vacía, inactiva y solitaria. Acababa exactamente en aquel lugar, no existía siguiente consigna ni precipicio, se terminaba el asfalto y todo se convertía en maleza.
De aquellos lugares infinitos de donde parece que el viento da la vuelta y nada ocurre, de donde incluso el tiempo se desposesiona de la prisa, de donde se entreven luces por todas partes, de allí surgió un anhelo. La motocicleta quedó parada a distancia de civilización, los dos chicos se miraron en señal de reproche buscando en cada mirada la culpa del otro mientras el silencio ocupaba una ausencia prolongada de métodos, para hablar bastaba el gesto, para deshacerse de responsabilidad, también. Así lo hicieron, ni una palabra ni siquiera preguntarse los nombres ni siquiera emitir un sonido de dolor o desesperanza. Allí no era lunes, eran todos los días o era cualquier día inconcreto de un verano absurdo. Solo la mirada, el placer de una mirada en su sitio inhóspito, de dos seres encontrados en una caída de motocicleta al tomar una dirección inexistente, donde termina el mundo de lo realizable y comienzan los sueños.
Por la mirada se dijeron que habían llegado hasta allí, buscándose.


Ramón Llanes. SECUENCIAS DEL MÁS ADENTRO
4.8.06

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