RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

miércoles, 11 de junio de 2025

ESTAR EN EL ROCÍO

 

ESTAR EN EL ROCÍO


 

El Rocío nunca defrauda -dicen mis hijas- siempre ofrece una distinción, un abrazo, algunas o muchas emociones, es una retahíla de vivencias amables tan unidas entre sí que parece imposible que puedan darse en otros ámbitos de similares características. El lunes nos correspondió asistir por voluntad propia y con apasionamiento a estos lugares mágicos; cada casa en el Rocío tiene sentimiento, evoca inspiración, acomodo, sociabilidad y convivencia, allí se inventan unos códigos amables que todos respetan porque están escritos y grabados en la actitud de cada miembro. La devoción y el rezo son mundos enaltecidos y muy humanizados, las penas parecen disimularse, el placer es tan infinito que hasta la arena lo posee.

Cada casa es un agasajo con hermandad y las expresiones son nuevas, allá donde estaba mi hermano nos llevó el instinto, algunos amigos ya conocidos y otros por conocer y al acabar el momento de estancia nos preguntamos si éramos todos de la misma familia y llevábamos mil años juntos. Nos fuimos con el encanto en el alma después de muchas buenas sevillanas, de conversaciones, de risas y de abundantes detalles dignos de enmarcar.

Hacia otra casa nos empujó el deseo, allá por Ajolí un grupo de jóvenes cruceños abrieron todos los resortes de la bondad para hacernos más felices; compartimos cante -allí todos saben cantar y tocar la guitarra-recordamos las más olvidadas sevillanas, hablamos del Andévalo, nos rozamos las entretelas del afecto y no quisimos terminar hasta que uno de los componentes anunció su marcha, solo una marcha temporal y solo hasta Huelva, y no supo soportar su despedida rompiendo en lágrimas como si tuviera que ausentarse para siempre.

A todos esos momentos me refiero cuando os hablo de la mágica sentimentalidad del Rocío. Es un poco tan sublime que se nos hace ¡tanto!.

 

                Ramón Llanes. 11.06.2025.

 


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