RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

domingo, 22 de diciembre de 2013

NO FUERON LO PENSADO


NO FUERON LO PENSADO


Acudirán presuntos reyes de Oriente a colmar de bienes a un llamado Mesías que el tiempo y los programas divulgativos de una recién nacida religión convirtieron en salvador de un mundo impoluto e infiel, -hasta la saciedad condenado por pecador (que desde antes de la nacencia ya lo fuera)- por la conveniencia de ensalzamiento a quien viniera como dios a un lugar de desechos también llamado tierra; sus habitantes debieron ser la más personificada maldad para que un extraño se autodesignara la solución del problema, marcando una nueva pauta de vida.
La doctrina constituía, según los textos que la anuncian, el deber de amar y ser amado. No es posible entender, dos mil trece años después, que fuere enseñanza novedosa, que nadie antes de la llegada del llamado Mesías hubiese amado y se hubiese movido por los aledaños de la bondad. O acaso solo los 12 elegidos como apóstoles sí tuviesen el logos impreso en la corriente y diaria actitud de la época.
Han sucedido muchas cosas, la humanidad ha concedido credibilidad general a lo contado, la legión de adeptos es inmensa, casi incontable, los credos siguen teniendo su vigencia, merced a la estrategia no tangible de la fe, el cosmos se ha desenvuelto como un galimatías de causas, odios, amor, luchas, venganzas, con defectuosa evolución en las actitudes hacia aquel eslogan del salvador que pronosticara un paraíso. Sencillamente, no fueron lo pensado; ni doctrinas ni credos ni consignas ni mesías prometido, ni todo el refrendado sahumerio institucional han conseguido modificar el sentido a la inercia de los códigos que establecen los mundos donde se juegan la vida en las soledades y en las indigencias millones de bocas que olvidaron masticar. La tarea se presentó más complicada y el sistema no fue el adecuado.
Con la Navidad, el recuerdo a la gloria pasada y a las caducas glosas de la verdad, son apariencias aceptadas pero nunca creídas, y el vulgo no premiado por las liturgias del agua bendita, se limita a concederse una tregua en la miseria y sonríe y ama como si así se pudiera conseguir un minuto, solo un minuto de felicidad. Es eso.

Ramón Llanes 22.12.13.
Publicado hoy en digitalextremadura.com

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