PATRIMONIO
EMOCIONAL
Siglos de atrás y presente definido contemplan la inefable
virtud que envuelve el tesoro personal que se conserva en la pulida belleza de
El Cerro, significado en detalles de tesón que han ido concediendo un valor
imprescindible a todo cuanto se hace, se transmite y se ama en esta latitud de
verdades sacadas sencillamente del alma. Mucho se habló de la grandeza de la
liturgia egregia que el tiempo dio a estas efemérides, mucho se halagó la
costumbre, se promocionó el folclore, se volcó el ánimo, mucho o casi todo se
puso de interés en mantener un inequívoco orgullo sobre la idiosincrasia y su
influencia en la historia siendo destacable para una conservación universal de
aquello que forma parte muy cercana del sentimiento.
Siendo que he convivido por todos los
credos y por las solanas plácidas de El Cerro y Los Montes, que he saltado
escorrentías y sorteado jarales por esta tierra y que sobre todo he comido y he
gastado hasta el máximo del entusiasmo, que me han crecido en muestras de querencias,
que me he bebido los mejores tragos de la palabra por estos rincones de plena
verdad, que nunca me ha faltado un calor limpio con un apretón de manos o un
abrazo, que me ha llegado hasta los zancajos la risa cantarina de cualquiera de
vosotros y la expresión comprometida de uno de vuestros sollozos, que he visto
cómo la paz se ha cuidado en vuestro cofre más identitario, cómo se mima aquí
la convivencia y cómo se respeta la devoción, viviendo todo eso no me cansaré
de escribir para pregonar que el patrimonio emocional más importante de El
Cerro y Los Montes es el ser humano aquí nacido y que lo habitara y lo habita.
Ni la música se le acerca ni el Lucimiento le alcanza ni siquiera San Benito
está a su altura. Eres tú, hombre capaz de hacerlo todo con el esmero. Eres tú,
mujer que acunas sensibilidades. Eres tú, niño que divulgas la inquietud; eres
tú, niña que sueña silletines eternos. Tú, hombre; tú, mujer; tú, anciano; tú, recién
nacida; tú, emigrante; tú, vendedor; tú,
mayordomo; tú, músico; tú, herrero; tú, alcalde; tú, costurera; tú, ama de
casa; tú, médico,; tú, sacristán; tú, frutera; tú, maestra; tú, jubilado; TÚ
eres el patrimonio emocional de esta vida cerreña-montesina, porque eres el
creador, artífice y cuidador de todos sus sentimientos y tesoros. Tú me mereces
el mayor de los cultos.
Ramón Llanes. (Revista de San Benito
2019)
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