RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

domingo, 3 de septiembre de 2023

SABER VIVIR

SABER VIVIR



El eterno dilema del saber vivir sigue centrándose en dos premisas que parecen las más identificativas con la cuestión. Aún no entendemos si vive mejor aquel que nada aprendió para nada hacer o aquel otro que mucho aprendió para hacerlo todo. La distancia exacta entre la virtud y la dejación o entre la frescura y la hiperactividad o entre la ocupación total del día y el más evidente rechazo por la tarea, el trabajo y la ocupación. Complicada elección

En un mundo de pícaros como el nuestro siempre fue aplaudida la imaginación utilizada para el engaño, -entiéndase como burla de norma convencional o ética-, y siempre se alimentó la figura del vago que a pesar de no conocérsele ocupación se codeaba con ambientes de cierto poderío social o económico y se le calificaba como buen artífice del buen vivir. Acostarse tarde o nunca y levantarse nunca o tarde, eran los requisitos necesarios para ocupar sillón de “joputa qué bien vive”.

Este modelo de tipo fue motivo de estudio y de ejemplarización ante la sociedad y sobre todo ante los niños que se ocupaban de comprender a quién deberían imitar para alcanzar una vida mejor. El espejo tiene muchas caras, dependiendo de quien se mire, y contraria a esa tipología existía y existe otra que se asienta en una responsabilidad constante, preocupación general por el saber y el hacer y una disposición a alcanzar cotas importantes en la sociedad hasta obtener beneficios que le permitan ser más y tener mucho para desarrollar su vida acorde con un bienestar para los suyos logrado a base de esfuerzo. A este ciertamente se le admira y también a veces se le tacha de “agonía”, por su exceso de interés y su tanta pérdida de tiempo recaudando comodidad sin saber disfrutarla.

Son dos caras distintas que pululan por nuestro panorama y sobre las cuales nos cuesta pronunciarnos con absoluta objetividad por miedo a desacertar. El trabajo quizá no dignifique al hombre como tanto se acuñó en el siglo pasado pero es verdad que colabora al bienestar; quizá una entrega sobrada a la tarea de alcanzar metas parezca incorrecta fórmula para vivir y quizá una pasmosa despreocupación por mejorarse y mejorar su entorno parezca también reprochable socialmente, así que la cuestión, ya expuesta, se deja en el aire libre de cada voluntad a fin de que cada una de ellas tome guarida donde sea mejor acogida sin olvidar que el afecto hacia una u otra posición determinará evolución para adelante o para atrás de la sociedad que formamos. ¿O no?.




Ramón Llanes

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