DESTINO AMOR
Ella siempre llevaba un libro de poemas en su trayecto de las 7,34 en un tren de cercanía rumbo a su facultad; yo también llevaba mi libro en el mismo tren de cercanía y por tal coincidencia nos sonreíamos sin dedicarnos una palabra, pero un catorce de febrero le pedí que compartiera conmigo los versos y la vida. El tiempo ahora nos recuerda libros, sonrisas, trenes, amor, sin importarnos en qué estación escribimos juntos el destino.
Ramón Llanes.
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