TIEMPO DETENTE
Y el tiempo paró sus inclemencias y sus solsticios, se deshizo de su gresca, desnudó su parte íntima, gritó como un cualquiera e incluso se odió un rato mientras componía una melodía nueva que inventaba en un pentagrama donde todas las notas respondían al concepto de do-paz, re-paz, mi-paz, fa-paz, sol-paz, la-paz, si-paz y la música sonaba como el agua.
Fue una pócima, se hizo un manjar y la estulticia voló hacia donde fallaba la cobertura y los espacios cubrían su insolencia y no llegaba con el aire el hedor de su imperio. Se había detenido el tiempo al mandato o solicitud, las cosas comenzaron a moverse, pararon las máquinas, los relojes, la enemistad, la altivez, las guerras; y el tiempo boceó con la sonoridad del viento la melodía que los hombres nunca supieron tocar y la vida se descompuso hasta doler.
No había soñado, el tiempo quedó inútil por la capacidad general de los adeptos al cambio, se modificaron las asignaciones de los poderes, se culparon a los verdugos y los mismos hombres que lo detuvieron lo echaron a andar solo con la inercia de la música y comenzó a parecer otro tiempo, otra vida.
Ramón Llanes
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