RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

lunes, 17 de marzo de 2014

LA NOCHE


LA  NOCHE.

Te diré que la noche no tiene sitio,
son bodegas de sombras
los sótanos de la noche,
humedales de rancios vinos
que se mojan en platas de tus manos
cuando tientan púrpuras
antes de los besos.
Te diré que la noche
pertenece al pensamiento,
a los ojos amargos del pensamiento,
que la noche se hace
de pulgas malabaristas
y murciélagos románticos,
que la noche soporta placeres
e inventa cloacas.
Mujer, te diré,
que los himnos de la noche
son silencios hambrientos,
tullidos espermas que perdieron su turno,
que la noche, mujer, huele a razón,
a presbiterio y a redenciones.
Que la noche, te diré,
es la última agonía de la luz,
trompeta del vicio,
sollozo de doncellas cautivas
en almenas de nata y miedos;
más allá de la noche, mujer,
no existen los pasos perdidos, ni los harapos;
la noche es el mendigo,
el neón aprendiz de blanco,
la noche aprendiza de sombras.
Te diré
que la noche no tiene nombre de orquídea,
ni los líquenes que bebe la noche
nacen del vientre de los sapos,
la noche zarandea la conciencia, mujer,
te diré, te diré versos  
matados por la noche,
palabras muertas en la noche,
poetas borrachos en los pies mojados de la noche
y un ladrón robándole metáforas sin rima
a la noche descuidada.
Ha ganado, mujer, la noche
tu hendidura de luz. Vístela
de limpio con el perfume hierba
horadado en tus nalgas
y ponle rimel de betún
y parecerá noche disfrazada de ella,
misma ella, turbada de lastre
en el espejo que se mira y la rompe.
Ha ganado la desesperanza de la noche
el premio de los bohemios sin risa,
con gabardinas blancas,
zapatos de hierro.
Y te diré
que se retira la noche
por el callejón de las ratas
solo vencida por el tiempo,
se fue, mujer, la noche, te diré
no le quedaba memoria 
de oscuridad.



                                    Ramón Llanes

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