RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

domingo, 2 de marzo de 2014

SE EQUIVOCÓ LA PALOMA


SE EQUIVOCÓ LA PALOMA

Ramón Llanes
Mientras la monarquía pende de un suspiro algunos de sus miembros juegan al descaro y al infortunio como ignorando que con un solo empujón más caerían al precipicio sin otro agarre que la prudencia. El tal Urdangarín no midió con acertado tacto cada una de sus fechorías o al menos nunca imaginó que pudieran tener el rechazo social y penal capaces de llevarle a la pérdida de la tanta libertad que hasta entonces había tenido. Tuvo su oportunidad de librar su honor cuando la justicia le llamara a presentar las credenciales de la verdad pero volvió a medir con error y ocultó lo inocultable.


            Con la imputación a la infanta Cristina volvió la ley a conceder el sufragio de una nueva oportunidad a esta mermada realeza y tampoco en tal ocasión se ejercitó desde el orden y la ética su deber, -como miembro de una institución privilegiada- a exponer la completa verdad y así atender más y mejor a quienes le sostienen que a quien le ama. Y prefirió la infanta colgar en sus declaraciones el sonrojo de la mentira en un último intento por liberar al esposo de las rejas antes que  poner con su verdad un salvavidas a la monarquía y evitar ser juzgada por el pueblo en tono de desprecio aunque ello conllevara el sometimiento al cauce penal en un proceso difícil de eludir sin condena.


            Pudo la infanta contar todo su patrimonio de detalles y esclarecer todo aquello que el sistema precisa para seguir siendo un perfecto estado de derecho; pudo la infanta cambiar su amor por su propio prestigio y por el de España; pudo asumir su responsabilidad y su culpa esperando unas consecuencias quizá nefastas para su equilibrio emocional pero muy importantes para la sociedad. Qué entonces podemos exigir a los miembros de esta gastada institución; qué más que el honor nuestro, que ha quedado dañado para la historia, debió haber sido protegido por encima de cualquier otro derecho. Digamos que la infanta equivocó los términos y engañó al país, sin calcular que su insolencia perjudicaba a la monarquía, a sus miembros y a todos los plebeyos que siempre la dotaron de poder para que fuera ejercitado con la más ejemplar conciencia y con la más pura ética.

Publicado en digitalextremadura.com 1.3.14.

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