Martagón Enrique, Carmen
Huelva.
TIERRA ETERNA
Me he sentado a mirar la tierra roja que te cubre,
esa manta que esconde la desnudez de tu hábito.
Tuve la absurda ilusión
de contar uno a uno los granos que vomitan tus salinas,
las horas de sol de tu bahía
y los ojos tan vivos de tu gente,
y sólo me sale,
contar la historia que vivieron mis ancestros,
en tu vientre occidental,
querida tierra.
Me niego a contar los años de abandono y olvido de tus calles,
la ruina de casas donde los niños soñaban ser mayores,
el cabezo que se llevó las vidas,
en el descuido sutil del vendaval
y que guarda en su entraña las tinieblas.
Intento contar las vueltas de las ruedas del tren
y apenas me llegan para una de las manos,
me he entretenido enumerando ladrillos,
reminiscencia islámica cubriente
de la antigua Estación
que acoge avergonzada pasajeros,
ésos que sólo buscan su equipaje, la salida hacia los suyos,
el abrazo y la mano que guía hacia otro destino.
Mientras, la vieja estación observa en silencio
cómo duerme su añorada Calle Odiel
y se da la mano con "el Ferroviarios".
Me he sentado a contar la métrica
que la ría le da a tu orilla, tierra eterna,
la cadencia de un fandango por derecho,
y la explosión de colores que te bañan
si atardece en el Conquero.
De la Antología HUELVA ES VERSO.
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