En
esto de cosa rara, digo que si elegimos para gobernar a cincuenta, por ejemplo,
por qué luego solo gobiernan los veintisiete que eligieron mis vecinos, que son
del partido o de la división tal. Que jueguen todos a gobernarnos, que se
impliquen tanto los más guapos como los menos traviesos, que se enrollen en
aportar tesis, ideas, soluciones y que no se dediquen solo a mirar para juzgar.
¡Qué raro!. También la intolerancia, también rara la incapacidad para
comprender que dos seres puedan amarse aunque pertenezcan al mismo club, a la
misma orquesta o al mismo sexo. ¡Uf, qué cosas más raras!.
Ramón Llanes.
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